El cinturón de lino

13 Así me dijo el Señor: «Ve y cómprate un cinturón de hilo de lino y póntelo en la cintura, pero no lo metas en agua».

Conforme a la instrucción del Señor, compré el cinturón y me lo puse en la cintura. Entonces la palabra del Señor vino a mí y me dijo por segunda vez: «Toma el cinturón que has comprado y que tienes puesto en la cintura; ve a Perat[a] y escóndelo allí, en la grieta de una roca». Fui entonces y lo escondí en Perat, tal como el Señor me lo había ordenado.

Al cabo de muchos días, el Señor me dijo: «Ve a Perat y busca el cinturón que te mandé a esconder allí». Fui a Perat, cavé y saqué el cinturón del lugar donde lo había escondido, pero ya estaba podrido y no servía para nada.

Entonces la palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Así dice el Señor: “De esta misma manera destruiré el orgullo de Judá y el gran orgullo de Jerusalén. 10 Este pueblo malvado, que se niega a obedecerme, que sigue la terquedad de su corazón y va tras otros dioses para servirlos y adorarlos, será como este cinturón, que no sirve para nada. 11 Porque así como el cinturón se ajusta a la cintura de una persona, así procuré que todo Israel y todo Judá se ajustaran a mí —afirma el Señor—, para que fueran mi pueblo y mi renombre, mi honor y mi gloria. ¡Pero no obedecieron!”.

Los cántaros rotos

12 »Diles también lo siguiente: “Así dice el Señor, el Dios de Israel: ‘Todo cántaro se llenará de vino’ ”. Y si ellos te dicen: “¿Acaso no sabemos bien que todo cántaro se debe llenar de vino?”, 13 entonces responderás que así dice el Señor: “Haré que queden completamente borrachos todos los habitantes de este país: a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén. 14 Haré que se despedacen unos a otros, padres e hijos por igual. No les tendré piedad ni lástima, sino que los destruiré sin compasión”», afirma el Señor.

Advertencia oportuna

15 ¡Escúchenme, préstenme atención!
    ¡No sean soberbios,
    porque el Señor mismo lo ha dicho!
16 Glorifiquen al Señor su Dios,
    antes de que haga venir la oscuridad
    y ustedes tropiecen contra los montes sombríos.
Ustedes esperan la luz,
    pero él la cambiará en sombras mortales;
    la convertirá en densa oscuridad.
17 Pero si ustedes no obedecen,
    lloraré en secreto
    por causa de su orgullo;
mis ojos llorarán amargamente
    y se desharán en lágrimas,
    porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio.

18 Di al rey y a la reina madre:
    «¡Humíllense, siéntense en el suelo,
que ya no ostentan sobre su cabeza
    la corona de gloria!».
19 Las ciudades del Néguev están cerradas
    y no hay quien abra sus puertas.
Todo Judá se ha ido al destierro,
    exiliado en su totalidad.

20 Alcen los ojos y miren
    a los que vienen del norte.
¿Dónde está el rebaño que te fue confiado,
    el rebaño que era tu orgullo?
21 ¿Qué dirás cuando el Señor te imponga como jefes
    a los que tú mismo enseñaste a ser tus aliados predilectos?
¿No tendrás dolores
    como de mujer de parto?
22 Y si preguntas:
    «¿Por qué me pasa esto?»,
¡por tus muchos pecados
    te han arrancado las faldas
    y han maltratado tu cuerpo![b]
23 ¿Puede el etíope cambiar de piel
    o el leopardo quitarse sus manchas?
¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien,
    acostumbrados como están a hacer el mal!

24 «Los dispersaré como a la paja
    que arrastra el viento del desierto.
25 Esto es lo que te ha tocado como recompensa,
    la porción que he medido para ti»,
    afirma el Señor,
«pues me has olvidado
    y has confiado en la mentira.
26 ¡Yo te alzaré las faldas hasta cubrirte el rostro
    y descubrir tu vergüenza!
27 He visto tus adulterios,
    tus relinchos,
tu prostitución desvergonzada y tus abominaciones,
    en los campos y sobre las colinas.
¡Ay de ti, Jerusalén!
    ¿Hasta cuándo seguirás en tu impureza?».

Sequía, hambre y espada

14 Esta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías con motivo de la sequía:

«Judá está de luto
    y sus ciudades desfallecen;
hay lamentos en el país,
    y sube el clamor de Jerusalén.
Los nobles mandan por agua a sus siervos
    y estos van a las cisternas,
    pero no la encuentran.
Decepcionados y confundidos,
    vuelven con sus cántaros vacíos
    y con la cabeza cubierta.
El suelo está agrietado,
    porque no llueve en la tierra.
Decepcionados están los agricultores,
    con la cabeza cubierta.
Aun las ciervas en el campo
    abandonan a sus crías
    por falta de pastos.
Parados sobre las lomas desoladas
    y con los ojos desfallecientes,
los asnos salvajes olfatean el viento como chacales
    porque ya no tienen hierba».

Aunque nuestras iniquidades nos acusan,
    actúa en razón de tu nombre, oh Señor.
Muchas son nuestras infidelidades;
    contra ti hemos pecado.
Tú, esperanza y salvación de Israel
    en momentos de angustia,
¿por qué actúas en nuestra tierra como un extraño,
    como un viajero que solo pasa la noche?
¿Por qué te comportas como un hombre tomado por sorpresa,
    como un guerrero impotente para salvar?
Señor, tú estás en medio de nosotros
    y se nos llama por tu nombre;
    ¡no nos abandones!

10 Así dice el Señor acerca de este pueblo:

«Les encanta vagabundear;
    no refrenan sus pies.
Por eso yo no los acepto,
    sino que voy a recordar sus iniquidades
    y a castigar sus pecados».

11 Entonces el Señor me dijo: «No ruegues por el bienestar de este pueblo. 12 Aunque ayunen, no escucharé sus clamores; aunque me ofrezcan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré. En verdad, voy a exterminarlos con la espada, el hambre y la plaga».

13 Pero yo respondí: «¡Ah, mi Señor y Dios! Los profetas les dicen que no se enfrentarán con la espada ni pasarán hambre, sino que tú concederás una paz duradera en este lugar».

14 El Señor me contestó: «Esos profetas están profetizando mentiras en mi nombre. Yo no los he enviado, ni he dado ninguna orden, ni siquiera les he hablado. Lo que están profetizando son visiones engañosas, adivinaciones vanas y delirios de su propia imaginación. 15 Por eso, así dice el Señor: “En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que además dicen que no habrá espada ni hambre en este país, ellos mismos morirán de hambre y a filo de espada. 16 Y el pueblo al que profetizan será arrojado a las calles de Jerusalén a causa del hambre y de la espada. No habrá quien los entierre, ni a ellos ni a sus esposas, ni a sus hijos ni a sus hijas. Y derramaré sobre ellos la calamidad que se merecen”.

17 »Tú les dirás lo siguiente:

»“Que mis ojos derramen lágrimas
    día y noche, sin cesar,
porque la virginal hija de mi pueblo
    ha sufrido una herida terrible,
    un golpe muy duro.
18 Si salgo al campo,
    veo los cuerpos de los muertos a filo de espada;
si entro en la ciudad,
    veo los estragos que el hambre ha producido.
Tanto el profeta como el sacerdote
    andan errantes en la tierra sin comprender nada”».

19 ¿Has rechazado por completo a Judá?
    ¿Detestas a Sión?
¿Por qué nos has herido de tal modo
    que ya no tenemos remedio?
Esperábamos tiempos de paz,
    pero nada bueno recibimos.
Esperábamos tiempos de salud,
    pero solo nos llegó el terror.
20 Reconocemos, Señor, nuestra maldad
    y la iniquidad de nuestros antepasados.
    ¡Hemos pecado contra ti!
21 En honor a tu nombre, no nos desprecies;
    no deshonres tu trono glorioso.
¡Acuérdate de tu pacto con nosotros!
    ¡No lo quebrantes!
22 ¿Acaso hay entre los ídolos falsos
    alguno que pueda hacer llover?
¿Pueden los cielos solos dar lluvia?
    Solo tú, Señor y Dios nuestro,
puedes hacer todas estas cosas;
    por eso nuestra esperanza está en ti.

15 El Señor me dijo: «Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, no tendría compasión de este pueblo. ¡Échalos de mi presencia! ¡Que se vayan! Y si te preguntan: “¿A dónde iremos?”, entonces responderás que así dice el Señor:

»“Los destinados a la muerte, a la muerte;
los destinados a la espada, a la espada;
los destinados al hambre, al hambre;
los destinados al cautiverio, al cautiverio”.

»Enviaré contra ellos cuatro clases de calamidades —afirma el Señor—, la espada para matar, los perros para destrozar, las aves del cielo para devorar y las bestias de la tierra para destruir. Los haré motivo de terror para todos los reinos de la tierra, por causa de lo que Manasés, hijo de Ezequías y rey de Judá, hizo en Jerusalén.

»¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén?
    ¿Quién llorará por ti?
    ¿Quién se detendrá a preguntar por tu bienestar?
Tú me has rechazado,
    te has vuelto atrás»,
    afirma el Señor.
«Extenderé mi mano contra ti y te destruiré;
    estoy cansado de tenerte compasión.
Te arrojaré al viento con el rastrillo
    en las puertas de la ciudad.
A ti te dejaré sin hijos y a mi pueblo lo destruiré,
    porque no cambió su conducta.
Haré que sus viudas sean más numerosas
    que la arena de los mares;
en pleno día enviaré destrucción
    contra las madres de los jóvenes.
De repente haré que caigan sobre ellas
    la angustia y el pavor.
Se desmaya la que tuvo siete hijos;
    se queda sin aliento.
Su sol se pone en pleno día;
    ¡se queda avergonzada y humillada!
A sus sobrevivientes los entregaré a la espada
    delante de sus enemigos»,
    afirma el Señor.

10 ¡Ay de mí, madre mía, que me diste a luz
    como hombre de contiendas y disputas contra toda la nación!
No he prestado ni me han prestado,
    pero todos me maldicen.

11 El Señor dijo:

«Ciertamente te libraré para bien;
    haré que el enemigo te suplique
    en tiempos de calamidad y de angustia.

12 »¿Puede el hombre romper el hierro,
    el hierro del norte o el bronce?

13 »Por causa de todos tus pecados
    entregaré como botín, sin costo alguno,
tu riqueza y tus tesoros,
    por todo tu territorio.
14 Haré que sirvas[c] a tus enemigos
    en una tierra que no conoces,
porque mi ira encenderá un fuego
    que arderá contra ustedes».

15 Tú comprendes, Señor;
    ¡acuérdate de mí y cuídame!
    ¡Toma venganza de los que me persiguen!
Tú eres lento para la ira,
    no permitas que sea yo arrebatado;
    sabes que por ti sufro injurias.
16 Al encontrarme con tus palabras,
    yo las devoraba;
ellas eran mi gozo
    y la alegría de mi corazón,
porque yo llevo tu nombre,
    Señor Dios de los Ejércitos.
17 No me he sentado en compañía de libertinos
    ni me he divertido con ellos;
he vivido solo, porque tu mano estaba sobre mí
    y me has llenado de indignación.
18 ¿Por qué no cesa mi dolor?
    ¿Por qué es incurable mi herida?
    ¿Por qué se resiste a sanar?
¿Serás para mí un arroyo engañoso,
    de aguas no confiables?

19 Por eso, así dice el Señor:

«Si te arrepientes, yo te restauraré
    y podrás servirme.
Si evitas hablar en vano,
    y dices palabras valiosas,
    tú serás mi portavoz.
Que ellos se vuelvan hacia ti,
    pero tú no te vuelvas hacia ellos.
20 Haré que seas para este pueblo
    como invencible muro de bronce;
pelearán contra ti,
    pero no te podrán vencer,
porque yo estoy contigo
    para salvarte y librarte»,
    afirma el Señor.
21 «Te libraré del poder de los malvados;
    te rescataré de las garras de los violentos».

Mensaje de juicio

16 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «No te cases ni tengas hijos ni hijas en este lugar». Porque así dice el Señor en cuanto a los hijos y las hijas que han nacido en este lugar, y en cuanto a las madres que los dieron a luz y los padres que los engendraron en esta tierra: «Morirán de enfermedades horribles. Nadie llorará por ellos ni los sepultará; se quedarán sobre la faz de la tierra, como el estiércol. La espada y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres servirán de alimento para las aves del cielo y para las bestias de la tierra».

Así dice el Señor: «No entres en una casa donde estén de luto, ni vayas a llorar, ni los consueles, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi gran amor y mi compasión», afirma el Señor. «En esta tierra morirán grandes y pequeños; nadie llorará por ellos ni los sepultará; nadie se hará heridas en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos. Nadie ofrecerá un banquete fúnebre a los que estén de duelo para consolarlos por el muerto. Tampoco a nadie se le dará a beber la copa del consuelo, aun cuando quien haya muerto sea su padre o su madre.

»No entres en una casa donde haya una celebración ni te sientes con ellos a comer y beber. Porque así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: Voy a poner fin en este lugar a toda expresión de alegría y de regocijo; así como al cántico del novio y de la novia. Esto sucederá en sus propios días y ustedes lo verán.

10 »Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, ellos te preguntarán: “¿Por qué ha decretado el Señor contra nosotros esta calamidad tan grande? ¿Cuál es nuestra iniquidad? ¿Qué pecado hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?”. 11 Entonces responderás: “Esto es porque sus antepasados me abandonaron y se fueron tras otros dioses, les sirvieron y los adoraron. Pero a mí me abandonaron y no cumplieron mi Ley”, afirma el Señor. 12 “Pero ustedes se han comportado peor que sus antepasados. Cada uno sigue la terquedad de su corazón malvado, en vez de obedecerme. 13 Por eso los voy a arrojar de esta tierra a una tierra que ni ustedes ni sus antepasados conocieron, y allí servirán a otros dioses día y noche. No les tendré compasión”.

14 »Por eso —afirma el Señor—, vienen días en que ya no se dirá: “Tan cierto como que vive el Señor, quien hizo salir a los israelitas de la tierra de Egipto”; 15 sino: “Tan cierto como que vive el Señor, quien hizo salir a los israelitas de la tierra del norte y de todos los países adonde los había expulsado”. Yo los haré volver a su tierra, la que antes di a sus antepasados.

16 »Voy a enviar a muchos pescadores —afirma el Señor—, ellos los pescarán a ustedes. Después enviaré a muchos cazadores; ellos los cazarán por todas las montañas, colinas y por las grietas de las rocas. 17 Porque mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista. 18 Primero les pagaré el doble por su iniquidad y su pecado, porque con los cadáveres de sus ídolos detestables han profanado mi tierra y han llenado mi herencia con sus abominaciones».

19 Señor, fuerza y fortaleza mía,
    mi refugio en el día de la angustia;
desde los confines de la tierra
    vendrán a ti las naciones y dirán:
«Solo mentira heredaron nuestros antepasados;
    ídolos inútiles que no sirven para nada.
20 ¿Acaso puede el hombre hacer sus propios dioses?
    ¡Pero si no son dioses!».

21 «Por eso, esta vez les daré una lección;
    les daré a conocer mi mano poderosa.
¡Así sabrán
    que mi nombre es el Señor!

Footnotes

  1. 13:4 Perat. Posiblemente el río Éufrates; también en vv. 5-7.
  2. 13:22 han maltratado tu cuerpo. Lit. tus talones han sufrido violencia.
  3. 15:14 Haré que sirvas (mss. hebreos, LXX y Siríaca); Haré pasar (TM).

El cinturón de lino podrido

13 Así me dijo el Señor: Ve y cómprate un cinturón(A) de lino y póntelo en la cintura, pero no lo metas en agua. Compré, pues, el cinturón conforme a la palabra del Señor(B), y me lo puse en la cintura. Entonces vino a mí la palabra del Señor por segunda vez, diciendo: Toma el cinturón que has comprado, que llevas a la cintura, y levántate, vete al Eufrates[a](C) y escóndelo allá en una hendidura de la peña. Fui, pues, y lo escondí junto al Eufrates como el Señor me había mandado(D). Y sucedió que después de muchos días el Señor me dijo: Levántate, vete al Eufrates y toma de allí el cinturón que te mandé que escondieras allá. Fui, pues, al Eufrates y cavé, tomé el cinturón del lugar donde lo había escondido, y he aquí, el cinturón estaba podrido; no servía para nada.

Entonces vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Así dice el Señor: «De la misma manera haré que se pudra la soberbia(E) de Judá y la gran soberbia de Jerusalén. 10 Este pueblo malvado, que rehúsa escuchar mis palabras(F), que anda en la terquedad de su corazón y se ha ido tras otros dioses(G) a servirles y a postrarse ante ellos, ha de ser como este cinturón que no sirve para nada. 11 Porque como el cinturón se adhiere a la cintura del hombre, así hice adherirse a mí a toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá» —declara el Señor— «a fin de que fueran para mí por pueblo(H), por renombre[b](I), por alabanza y por gloria(J), pero no escucharon(K)».

Los cántaros estrellados

12 También les dirás esta palabra: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Todo cántaro se llenará de vino”». Y cuando ellos te digan: «¿Acaso no sabemos bien que todo cántaro ha de llenarse de vino?», 13 entonces les dirás: «Así dice el Señor: “He aquí, voy a llenar de embriaguez a todos los habitantes de esta tierra: a los reyes sucesores de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén(L); 14 y los estrellaré unos contra otros(M), los padres con los hijos por igual(N)” —declara el Señor. “No tendré piedad, ni lástima, ni compasión(O), para dejar de destruirlos”».

15 Escuchad y prestad atención, no seáis altaneros(P),
porque el Señor ha hablado.
16 Dad gloria al Señor vuestro Dios(Q)
antes que haga venir las tinieblas,
y antes que vuestros pies tropiecen(R)
sobre los montes oscuros,
y estéis esperando la luz,
y Él la transforme en profundas tinieblas,
la torne en lobreguez(S).
17 Pero si no escucháis esto(T),
mi alma sollozará en secreto por tal orgullo;
mis ojos llorarán amargamente
y se anegarán en lágrimas(U),
porque ha sido hecho cautivo el rebaño del Señor(V).
18 Di al rey y a la reina madre(W):
Humillaos, sentaos en el suelo(X),
porque ha caído de vuestras cabezas
vuestra hermosa corona(Y).
19 Las ciudades del Neguev[c](Z) han sido cerradas,
y no hay quien las abra:
todo Judá ha sido llevado al destierro,
llevado al cautiverio en su totalidad(AA).

20 Alzad vuestros ojos, y ved
a los que vienen del norte(AB).
¿Dónde está el rebaño que te fue confiado,
tus hermosas ovejas(AC)?
21 ¿Qué dirás cuando Él ponga sobre ti
(a los que tú mismo habías enseñado)
a antiguos compañeros[d] para ser cabeza tuya(AD)?
¿No te vendrán dolores
como de mujer de parto(AE)?
22 Y si dices en tu corazón(AF):
«¿Por qué me han sucedido estas cosas(AG)?».
Por la magnitud de tu iniquidad(AH)
te han quitado las faldas
y descubierto[e] tus calcañares(AI).
23 ¿Puede el etíope mudar su piel,
o el leopardo sus manchas(AJ)?
Así vosotros, ¿podréis hacer el bien
estando acostumbrados a hacer el mal(AK)?
24 Por tanto, os[f] esparciré(AL) como paja arrastrada
por el viento del desierto(AM).
25 Esta es tu suerte, la porción que ya he medido para ti(AN)
—declara el Señor
porque me has olvidado(AO),
y has confiado en la mentira.
26 Por lo cual yo también te levantaré[g] las faldas sobre tu rostro,
para que se vea tu vergüenza(AP).
27 En tus adulterios y en tus relinchos(AQ),
en la bajeza de tu prostitución(AR)
sobre las colinas del campo,
he visto tus abominaciones(AS).
¡Ay de ti, Jerusalén!
¿Hasta cuándo seguirás sin purificarte(AT)?

La gran sequía

14 Lo que vino como palabra del Señor a Jeremías respecto a la sequía(AU):

De luto está Judá,
y sus puertas languidecen(AV),
están por tierra enlutadas(AW),
y sube el clamor de Jerusalén(AX).
Sus nobles enviaban a sus siervos[h] por agua(AY);
iban a las cisternas y no hallaban agua(AZ);
volvían con sus vasijas vacías.
Quedaron avergonzados y humillados(BA),
y se cubrieron la cabeza(BB).
El suelo está agrietado[i](BC),
pues no ha habido lluvia(BD) sobre la tierra;
los labradores, avergonzados(BE),
se han cubierto la cabeza.
Porque aun la cierva en el campo ha parido, pero abandona su cría
porque no hay hierba(BF).
Y los asnos monteses se paran en las alturas desoladas(BG),
jadeando por aire como chacales;
desfallecen sus ojos
porque no hay vegetación(BH).
Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros(BI),
oh Señor, obra por amor de tu nombre(BJ).
En verdad han sido muchas nuestras apostasías(BK),
contra ti hemos pecado(BL).
, esperanza de Israel(BM),
Salvador suyo(BN) en tiempo de angustia(BO),
¿por qué has de ser como forastero en la tierra,
o como caminante que ha plantado su tienda para pasar la noche?
¿Por qué has de ser como hombre desalentado,
como guerrero incapaz de salvar(BP)?
Sin embargo tú estás en medio nuestro(BQ), oh Señor,
y por tu nombre somos llamados(BR);
¡no nos abandones!

10 Así dice el Señor de este pueblo: ¡Cómo les ha gustado vagar(BS)! No han refrenado sus pies(BT). El Señor, pues, no los acepta[j](BU); ahora se acordará Él de su iniquidad y castigará sus pecados(BV). 11 Y el Señor me dijo: No ruegues por el bienestar de este pueblo(BW). 12 Cuando ayunen, no escucharé su clamor(BX); cuando ofrezcan holocausto y ofrenda de cereal, no los aceptaré(BY); sino que con espada, con hambre y con pestilencia(BZ) los destruiré(CA).

13 Y yo dije: ¡Ah, Señor Dios[k]! He aquí, los profetas les dicen: «No veréis espada ni tendréis hambre(CB), sino que os daré paz(CC) verdadera en este lugar». 14 Entonces el Señor me dijo: Mentira profetizan los profetas en mi nombre(CD). Yo no los he enviado, ni les he dado órdenes, ni les he hablado(CE); visión falsa, adivinación, vanidad y engaño de sus corazones ellos os profetizan(CF). 15 Por tanto, así dice el Señor: En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que dicen: «No habrá espada ni hambre en esta tierra», a espada y de hambre esos profetas perecerán[l](CG). 16 También el pueblo a quien profetizan estará tirado por las calles de Jerusalén a causa del hambre y de la espada; no habrá quien los entierre a ellos(CH), ni a sus mujeres, ni a sus hijos, ni a sus hijas, pues derramaré sobre ellos su maldad(CI). 17 Y les dirás esta palabra:

«Viertan lágrimas mis ojos noche y día(CJ),
y no cesen,
porque de gran quebranto ha sido quebrantada la virgen hija de mi pueblo(CK),
de una dolorosa herida(CL) muy grave.
18 Si salgo al campo,
he aquí, muertos a[m] espada;
y si entro en la ciudad,
he aquí, enfermedades por el hambre(CM).
Porque tanto el profeta como el sacerdote(CN)
andan errantes[n] en una tierra que no conocen».

19 ¿Has desechado(CO) por completo a Judá,
o ha aborrecido tu alma a Sión?
¿Por qué nos has herido sin que haya curación para nosotros(CP)?
Esperábamos[o] paz, y no hubo bien alguno;
tiempo de curación, y he aquí, terror(CQ).
20 Reconocemos, oh Señor, nuestra impiedad,
la iniquidad de nuestros padres, pues hemos pecado contra ti(CR).
21 No nos desprecies, por amor a tu nombre(CS),
no deshonres el trono de tu gloria(CT);
acuérdate, no anules tu pacto con nosotros.
22 ¿Hay entre los ídolos[p](CU) de las naciones alguno que haga llover?
¿O pueden los cielos solos dar lluvia?
¿No eres tú, oh Señor, nuestro Dios(CV)?
En ti, pues, esperamos(CW),
porque tú has hecho todas estas cosas.

Dios rechaza a su pueblo

15 Entonces el Señor me dijo(CX): Aunque Moisés(CY) y Samuel(CZ) se presentaran ante mí(DA), mi corazón[q] no estaría con[r] este pueblo; échalos de mi presencia(DB), y que se vayan. Y será que cuando te digan: «¿Adónde iremos?», les responderás: «Así dice el Señor:

“Los destinados para la muerte, a la muerte;
los destinados para la espada, a la espada;
los destinados para el hambre, al hambre,
y los destinados para el cautiverio, al cautiverio(DC)”».

Y pondré sobre ellos cuatro géneros de males —declara el Señor—: la espada para matar(DD), los perros para despedazar, y las aves del cielo(DE) y las bestias de la tierra(DF) para devorar y destruir. Y los haré motivo de espanto para todos los reinos de la tierra(DG), a causa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén(DH).

Porque, ¿quién se compadecerá de ti, oh Jerusalén?
¿Quién llorará por ti(DI),
o quién se apartará de su camino para preguntar por tu bienestar(DJ)?
Tú me has dejado(DK) —declara el Señor—,
sigues retrocediendo(DL).
Extenderé, pues, mi mano(DM) contra ti y te destruiré;
estoy cansado de compadecerme(DN).
Los aventaré con el bieldo
en las puertas del país(DO);
los privaré de hijos(DP), destruiré a mi pueblo,
pues no se arrepintieron[s] de sus caminos(DQ).
Por mí sus viudas serán más numerosas(DR)
que la arena de los mares.
Traeré[t] contra la madre de sus jóvenes[u],
al destructor(DS) en pleno mediodía;
de repente traeré sobre ella
angustia y pavor.
Languidece la que dio a luz siete hijos(DT);
exhala su alma.
Se puso su sol siendo aún de día(DU),
ha sido avergonzada(DV) y humillada;
a sus sobrevivientes los entregaré a la espada
delante de sus enemigos(DW) —declara el Señor.

Lamento de Jeremías y respuesta de Dios

10 ¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz(DX)
como hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra(DY)!
No he prestado ni me han prestado(DZ),
y todos me maldicen.

11 El Señor dijo:

Ciertamente te libraré para bien(EA);
ciertamente haré que el enemigo te haga súplica(EB)
en tiempo de calamidad y en tiempo de angustia.

12 ¿Puede alguno destrozar el hierro(EC),
el hierro del norte, y el bronce?
13 Tus riquezas y tus tesoros
entregaré al saqueo, sin costo alguno(ED),
por todos tus pecados
en todas tus fronteras(EE).
14 Y haré que tus enemigos te lleven
a una tierra que no conoces(EF);
porque un fuego se ha encendido en mi ira
que sobre vosotros arderá(EG).

15 Tú que lo sabes, oh Señor,
acuérdate de mí, atiéndeme,
y véngame de mis perseguidores(EH).
Conforme a tu paciencia[v], no dejes que sea yo arrebatado;
sabes que por ti sufro oprobio(EI).
16 Cuando se presentaban tus palabras(EJ), yo las comía(EK);
tus palabras(EL) eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón,
porque se me llamaba por tu nombre[w](EM),
oh Señor, Dios de los ejércitos.
17 No me senté en la asamblea de los que se divierten(EN), ni me regocijé.
A causa de tu mano, solitario me senté(EO),
porque de indignación me llenaste(EP).
18 ¿Por qué es mi dolor perpetuo
y mi herida incurable, que rehúsa sanar(EQ)?
¿Serás en verdad para mí como corriente engañosa,
como aguas en las que no se puede confiar(ER)?

19 Entonces[x] dijo así el Señor:

Si vuelves, yo te restauraré(ES),
en mi presencia estarás(ET);
si apartas lo precioso de lo vil(EU),
serás mi portavoz[y].
Que se vuelvan ellos a ti,
pero tú no te vuelvas a ellos.
20 Y te pondré para este pueblo
por muralla de bronce inexpugnable;
lucharán contra ti,
pero no te vencerán(EV),
porque contigo estoy yo para salvarte
y librarte(EW) —declara el Señor.
21 Te libraré de la mano de los malos(EX),
y te redimiré de la garra[z] de los violentos(EY).

Calamidades venideras

16 Entonces la palabra del Señor vino a mí, diciendo: No tomes para ti mujer ni tengas hijos ni hijas en este lugar. Porque así dice el Señor acerca de los hijos e hijas nacidos en este lugar, y acerca de las madres(EZ) que los dieron a luz, y de los padres(FA) que los engendraron en esta tierra: De muertes crueles morirán; no serán llorados ni sepultados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra(FB); a espada y por hambre serán acabados(FC), y sus cadáveres servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra(FD).

Porque así dice el Señor: No entres en casa de duelo[aa], ni vayas a lamentar, ni los consueles(FE); pues he retirado mi paz de este pueblo(FF) —declara el Señor—, la misericordia y la compasión(FG). Morirán grandes y pequeños en esta tierra(FH); no serán enterrados, ni llorados, y nadie se sajará ni se rapará por ellos(FI); no partirán el pan en el duelo para ellos(FJ), a fin de consolarlos[ab] por el muerto, ni les darán a beber la copa de consolación por su padre o por su madre. Tampoco entres en casa de banquete para sentarte con ellos a comer y beber(FK). Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí, voy a hacer que desaparezca de este lugar, ante vuestros ojos y en vuestros días, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia(FL).

10 Y sucederá que cuando anuncies a este pueblo todas estas palabras, ellos te dirán: «¿Por qué el Señor ha pronunciado toda esta gran calamidad contra nosotros(FM)? ¿Cuál es nuestra iniquidad y cuál es nuestro pecado que hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?». 11 Entonces les dirás: «Es porque vuestros padres me abandonaron» —declara el Señor— «y siguieron a otros dioses y los sirvieron y se postraron ante ellos(FN), pero a mí me abandonaron y no guardaron mi ley(FO). 12 Y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres, porque he aquí, cada uno de vosotros anda tras la terquedad de su malvado corazón(FP), sin escucharme(FQ). 13 Por tanto, yo os arrojaré de esta tierra(FR) a una tierra que no habéis conocido(FS), ni vosotros ni vuestros padres; y allí serviréis a otros dioses(FT) día y noche, pues no os mostraré clemencia».

La restauración prometida

14 Por tanto, he aquí, vienen días —declara el Señor— cuando ya no se dirá: «Vive el Señor, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto(FU)», 15 sino: «Vive el Señor, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todos los países adonde los había desterrado». Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres(FV).

16 He aquí, enviaré a muchos pescadores —declara el Señor— que los pescarán(FW); y después enviaré a muchos cazadores, que los cazarán(FX) por todo monte y por todo collado y por las hendiduras de las peñas(FY). 17 Porque mis ojos están puestos sobre todos sus caminos(FZ), que no se me ocultan, ni su iniquidad está encubierta a mis ojos(GA). 18 Pero primero, pagaré al doble su iniquidad y su pecado(GB), porque ellos han contaminado mi tierra(GC) con los cadáveres de sus ídolos abominables y han llenado mi heredad con sus abominaciones(GD).

19 ¡Oh Señor, fuerza mía y fortaleza mía,
refugio mío(GE) en el día de angustia(GF)!
A ti vendrán las naciones
desde los términos de la tierra(GG) y dirán:
Nuestros padres heredaron solo mentira(GH),
vanidad y cosas sin provecho[ac](GI).
20 ¿Puede hacer el hombre dioses para sí?
¡Pero no son dioses(GJ)!
21 Por tanto, he aquí, voy a darles a conocer,
esta vez les haré conocer(GK)
mi mano y mi poder;
y sabrán que mi nombre es el Señor(GL).

Footnotes

  1. Jeremías 13:4 Heb., Perat, y así hasta el vers. 7
  2. Jeremías 13:11 Lit., nombre
  3. Jeremías 13:19 I.e., región del sur
  4. Jeremías 13:21 O, jefes
  5. Jeremías 13:22 O, han sufrido violencia
  6. Jeremías 13:24 Lit., los
  7. Jeremías 13:26 Lit., te despojaré de
  8. Jeremías 14:3 Lit., pequeños
  9. Jeremías 14:4 Lit., despedazado
  10. Jeremías 14:10 O, no se complace en ellos
  11. Jeremías 14:13 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  12. Jeremías 14:15 Lit., serán acabados
  13. Jeremías 14:18 Lit., atravesados con la
  14. Jeremías 14:18 Lit., han estado negociando
  15. Jeremías 14:19 Lit., Se espera
  16. Jeremías 14:22 Lit., las vanidades
  17. Jeremías 15:1 Lit., alma
  18. Jeremías 15:1 Lit., hacia
  19. Jeremías 15:7 Lit., se volvieron
  20. Jeremías 15:8 Lit., Traeré contra ellos
  21. Jeremías 15:8 Lit., del joven
  22. Jeremías 15:15 Lit., a lo lento de tu ira
  23. Jeremías 15:16 Lit., tu nombre era invocado sobre mí
  24. Jeremías 15:19 Lit., Por tanto
  25. Jeremías 15:19 Lit., como mi boca
  26. Jeremías 15:21 Lit., palma
  27. Jeremías 16:5 O, banquete
  28. Jeremías 16:7 Lit., consolarle
  29. Jeremías 16:19 Lit., y no hay nada provechoso en ellas

La señal del cinturón podrido

13 Así me dijo el Señor:

«Ve y cómprate un cinturón de lino, y cíñetelo, pero no lo remojes en agua.»

En obediencia a la palabra del Señor, fui y compré el cinturón, y me lo ceñí. Por segunda vez vino a mí la palabra del Señor, y me dijo:

«Toma el cinturón que compraste, y que te has ceñido a la cintura, y disponte a ir al río Éufrates para esconder el cinturón en la hendidura de una peña.»

Yo fui y escondí el cinturón junto al Éufrates, tal y como el Señor me lo ordenó. Después de un largo tiempo el Señor me dijo:

«Levántate y vete al Éufrates, y saca de allí el cinturón que te mandé esconder allá.»

Entonces fui al Éufrates, y cavé y saqué el cinturón de donde lo había escondido, ¡y resultó que el cinturón se había podrido! ¡Ya no servía para nada!

La palabra del Señor vino entonces a mí, y me dijo:

«Así dice el Señor: Del mismo modo haré que se pudran la soberbia de Judá y la mucha soberbia de Jerusalén. 10 Este pueblo malvado no quiere oír mis palabras. Anda divagando en su corazón y va en pos de dioses ajenos para servirles y adorarlos, pero vendrá a ser como este cinturón, que no sirve para nada. 11 Yo quería que toda la casa de Israel y toda la casa de Judá se juntaran conmigo, así como el cinturón se junta a la cintura. Quería que fueran un pueblo que me diera renombre, y que me alabara y honrara. ¡Pero no me hicieron caso!

—Palabra del Señor.

La señal de las tinajas llenas

12 »Diles también que yo, el Señor y Dios de Israel, he dicho: “Todos los odres se llenan de vino.” Ellos te responderán: “¿Y acaso no sabemos que todos los odres se llenan de vino?” 13 Entonces les dirás: “Así ha dicho el Señor: Voy a llenar de vino a todos los habitantes de esta tierra, lo mismo a los reyes de la estirpe de David, que ocupan su trono, que a los sacerdotes y profetas y a todos los habitantes de Jerusalén. 14 Los voy a estrellar unos contra otros, lo mismo a los padres que a los hijos. No los perdonaré, ni les tendré piedad ni compasión para no destruirlos.”»

—Palabra del Señor.

Judá será llevada en cautiverio

15 ¡Escuchen! ¡Presten atención! No sean arrogantes, que quien habla es el Señor. 16 Denle gloria al Señor su Dios antes de que él haga venir las tinieblas; antes de que ustedes tropiecen en montes sombríos, y ustedes esperen la luz, y él la convierta en las más densas sombras y tinieblas. 17 Pero si no me hacen caso, mi alma llorará en secreto por culpa de la soberbia de ustedes; mis ojos se anegarán en lágrimas y llorarán amargamente, porque el rebaño del Señor será llevado cautivo.

18 «Diles al rey y a la reina que se humillen y se sienten en el suelo. Ha caído de su cabeza la corona que les daba potestad. 19 Las ciudades del Néguev han sido clausuradas, y no hay quien abra sus puertas; todo el pueblo de Judá ha sido llevado en cautiverio. 20 Levanten los ojos, y vean a los que vienen del norte. ¿Dónde está ese hermoso rebaño que les fue confiado? 21 ¿Qué dirán cuando el Señor ponga al frente de ustedes a quienes ustedes creían que eran sus amigos? ¿No se retorcerán de dolor, como cuando una mujer está a punto de dar a luz? 22 Si acaso se preguntan por qué les sobrevino esto, sepan que fue por causa de su gran maldad. ¡Por eso fueron desgarrados sus vestidos! ¡Por eso quedó al descubierto su desnudez! 23 ¿Acaso pueden los etíopes cambiar de piel, o los leopardos cambiar sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien, ya que están habituados a hacer el mal! 24 Por lo tanto, yo los lanzaré al viento del desierto, para que desaparezcan como el tamo. 25 ¡Ésa es la suerte de ustedes! ¡Ésa es la parte que les he asignado, por haberse olvidado de mí y por confiar en dioses falsos!

—Palabra del Señor.

26 »Pero yo también te desgarraré los vestidos y pondré al descubierto tu desnudez 27 y tus adulterios, tus jadeos e infidelidades en las colinas y en los campos, donde vi tu abominable conducta.

»¡Ay de ti, Jerusalén! ¿Hasta cuándo seguirás sin purificarte?»

Mensaje acerca de la sequía

14 La palabra del Señor vino a Jeremías por causa de la sequía. Judá está de luto. Ya nadie frecuenta sus puertas. Todos se sientan en el suelo, y el clamor de Jerusalén va en aumento. Los ricos mandan a sus criados por agua, y ellos van a las cisternas; pero vuelven con las vasijas vacías porque agua no hay, y avergonzados se sonrojan y no dan la cara. La tierra se resquebraja porque no ha llovido en el país. Los labradores están confundidos, y esconden el rostro. Aun las ciervas paren a sus crías y las abandonan en los campos, porque ya no hay hierba. Los asnos salvajes se paran en lo alto de los cerros, con la mirada perdida, y aspiran el viento, como chacales, porque ya no hay hierba.

Señor, aunque nuestras iniquidades nos acusan, y aunque nuestras rebeliones se han multiplicado y hemos pecado contra ti, haz honor a tu nombre y actúa en nuestro favor. ¡Tú eres la esperanza de Israel! ¡Tú eres su protector en momentos de angustia! ¿Por qué actúas como si fueras un extraño en la tierra, como un caminante que se retira para pasar la noche? ¿Por qué te quedas atónito, como un guerrero incapaz de salvarnos? ¡Tú estás en medio de nosotros, Señor, y tu nombre es invocado sobre nosotros! ¡No nos desampares!

10 Así ha dicho el Señor acerca de este pueblo:

«A ellos les encanta ir de un lado a otro, sin descanso. Por eso no son de mi agrado. Así que voy a tomar en cuenta su maldad, y castigaré sus pecados.»

11 El Señor me dijo:

«No me pidas que trate bien a este pueblo. 12 Cuando ayunen, no voy a atender su clamor; cuando me ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré. Al contrario, voy a exterminarlos con la espada, el hambre y la peste.»

13 Yo le contesté:

«¡Ay, Señor, Señor! Toma en cuenta que los profetas les dicen que no van a enfrentar la espada, y que tampoco sufrirán de hambre, sino que en este lugar les darás una paz duradera.»

14 Y el Señor me dijo:

«Eso que los profetas anuncian en mi nombre es una mentira. Yo no los envié, ni los mandé, ni les hablé. Lo que ellos anuncian es una visión falsa, una adivinanza. De su mente sacan palabras huecas y engañosas.»

15 Por lo tanto, así ha dicho el Señor:

«En cuanto a los profetas que hablan en mi nombre, y que dicen que no habrá espada ni hambre en esta tierra, aclaro que yo no los envié a profetizar, y que con espada y con hambre serán consumidos. 16 El pueblo al cual le profetizan será lanzado a las calles de Jerusalén a punta de espada y por causa del hambre. No habrá quien los entierre a ellos, ni a sus mujeres, ni a sus hijos e hijas. Sobre ellos derramaré su propia maldad.

17 »Tú les dirás lo siguiente: “Que mis ojos derramen sin cesar lágrimas noche y día, porque la virginal hija de mi pueblo sufre de un gran quebrantamiento: sufre de una plaga muy dolorosa. 18 Si salgo al campo, veo a los que han muerto a filo de espada; si entro en la ciudad, veo a los que se están muriendo de hambre. Y es que tanto los profetas como los sacerdotes recorrieron el país, sin saber lo que hacían.”»

19 ¿Acaso has desechado por completo a Judá?
¿En verdad aborreces a Sión?
¿Por qué nos has herido sin darnos el remedio?
Esperábamos tener paz, y no recibimos ningún bien;
esperábamos ser sanados, y sólo estamos confundidos.
20 Reconocemos, Señor, nuestra impiedad
y la iniquidad de nuestros padres,
pues contra ti hemos pecado.
21 ¡Pero no nos deseches!
¡No deshonres tu trono glorioso!
¡Haz honor a tu nombre!
¡Acuérdate de tu pacto con nosotros!
¡No lo invalides!
22 No hay entre los ídolos de las naciones
uno solo que haga llover.
¡Pero tú, Señor, eres nuestro Dios!
¡Tú eres quien nos manda del cielo las lluvias!
Por eso esperamos en ti,
pues tú haces todas estas cosas.

La implacable ira de Dios contra Judá

15 El Señor me dijo:

«Aun si Moisés(A) y Samuel(B) me rogaran en favor de este pueblo, no me moverían a compasión. ¡Aléjalos de mi vista! ¡Que se vayan de aquí! Y si acaso te preguntan: “¿Y a dónde iremos?”, diles esto de mi parte: “El que tenga que morir, marchará a la muerte; el que tenga que morir por la espada, por la espada morirá; el que deba morir de hambre, de hambre morirá; y el que deba marchar al cautiverio, al cautiverio marchará.”(C)

»Voy a enviar sobre ellos cuatro clases de castigo: espadas que los maten, perros que los despedacen, aves de rapiña que los devoren, y fieras salvajes que los hagan pedazos.(D)

—Palabra del Señor.

»Por culpa de Manasés, rey de Judá e hijo de Ezequías, y por lo que hizo en Jerusalén,(E) yo haré que todos los reinos de la tierra se horroricen al verlos.

»¿Quién va a compadecerse de ti, Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por causa tuya? ¿Quién se preocupará por tu bienestar? Tú me dejaste, te volviste atrás. Por eso yo extenderé mi mano contra ti, y te destruiré. ¡Ya estoy cansado de cambiar de parecer!

—Palabra del Señor.

»Yo los lancé por los aires, hasta las puertas de la tierra. Dejé sin hijos a mi pueblo; ¡lo desbaraté! Pero ellos no se volvieron de sus caminos. Sus viudas se multiplicaron más que la arena del mar; a plena luz del día lancé un destructor contra ellos, contra las madres y contra los hijos; de repente hice que el terror cayera sobre la ciudad. La que dio a luz siete hijos fue muriendo poco a poco; su ánimo fue llenándose de dolor y, aunque aún era de día, para ella el sol ya se había puesto. Quedó avergonzada y llena de confusión, y a sus sobrevivientes los entregué a la espada de sus enemigos.»

—Palabra del Señor.

10 ¡Ay de mí, madre mía! ¡Me engendraste como un hombre de contienda y de discordia para toda la tierra! ¡Nunca he pedido ningún préstamo, ni tampoco me lo han dado, y sin embargo todos me maldicen! 11 ¡Dime, Señor, si no te he rogado por su bien, si en tiempos de aflicción y de angustia no he suplicado ante ti en favor del enemigo!

12 «¿Puede alguien quebrar el hierro del norte y el bronce? 13 Por causa de todos tus pecados, voy a entregar a la rapiña, sin recibir nada a cambio, todas las riquezas y los tesoros que hay en tu territorio. 14 Mi furor se ha encendido como un fuego, y arderá sobre ustedes. Voy a hacer que ustedes sirvan a sus enemigos en una tierra que no conocen.»

Queja de Jeremías

15 Señor, tú lo sabes. Tú bien sabes que por amor a ti soporto que me insulten. Acuérdate de mí, y ven a visitarme. ¡Véngame de mis enemigos! ¡No demores más tu enojo!

16 Señor, Dios de los ejércitos, cuando hallé tus palabras, literalmente las devoré; tus palabras son el gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre ha sido invocado sobre mí. 17 Jamás me he sentado en compañía de gente burlona, ni me he sentido importante por causa de tu profecía; al contrario, me siento aparte, porque tú me has llenado de indignación.

18 ¿Por qué mi dolor no tiene fin, ni mi desahuciada herida admite ser sanada? ¿Seguirás siendo para mí tan ilusorio como las aguas de un espejismo?

Respuesta del Señor

19 Por eso, así ha dicho el Señor:

«Si te vuelves a mí, yo te restauraré, y tú estarás delante de mí. Si entresacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. ¡Haz que ellos se vuelvan a ti, pero tú no te vuelvas a ellos! 20 Entonces yo te pondré en este pueblo como un fuerte muro de bronce. Ellos pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo estoy contigo. Yo te protegeré y te defenderé.

—Palabra del Señor.

21 »Yo te libraré del poder de los malvados. ¡Yo te libraré del poder de los violentos!»

Sentencia del Señor contra Judá

16 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«En este lugar no te casarás con ninguna mujer, ni tendrás hijos ni hijas. Yo, el Señor, declaro acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, y de las madres que los den a luz, y de los padres que los engendren en esta tierra: Morirán de dolorosas enfermedades. No se llorara su muerte, ni serán enterrados. Más bien, serán como estiércol en el suelo; serán consumidos por la espada y por el hambre, y sus cadáveres les servirán de alimento a las aves de rapiña y a los animales feroces.

»Yo, el Señor, te ordeno que no vayas a ninguna casa donde haya un muerto, ni lamentes su muerte ni consueles a los deudos, porque mi paz, mi compasión y mi misericordia ya no están con este pueblo.

—Palabra del Señor.

»Grandes y pequeños morirán en esta tierra sin que nadie los entierre ni los llore, ni se haga heridas ni se rape en señal de duelo. Nadie compartirá el pan por los difuntos para consolar a los deudos, ni se brindará para consolar al padre o a la madre. Pero tampoco vayas a ninguna casa donde haya una fiesta, ni te sientes a comer y beber con los invitados. Yo soy el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, y te hago saber que voy a acallar en este lugar toda voz de gozo y de alegría; ¡voy a silenciar la voz del novio y de la novia,(F), y ustedes mismos lo verán con sus propios ojos!

10 »Cuando anuncies a este pueblo todo esto, seguramente ellos te dirán: “¿Por qué nos anuncia el Señor tan grande mal contra nosotros? ¿Qué maldad hemos cometido? ¿Cuál es nuestro pecado contra el Señor nuestro Dios?” 11 Entonces les dirás de mi parte: “Los padres de ustedes me dejaron por ir en pos de dioses ajenos, y los sirvieron y se arrodillaron ante ellos; en cambio, a mí me abandonaron y no cumplieron mi ley.

—Palabra del Señor.

12 ”Y los hechos de ustedes son peores que los de sus padres, porque cada uno sigue los dictados de su malvado corazón, y a mí no me obedecen. 13 Por eso voy a expulsarlos de esta tierra. Voy a lanzarlos a un país que ni ustedes ni sus padres conocieron. Allí servirán a dioses ajenos de día y de noche, porque yo no voy a tenerles compasión.”

14 »Sin embargo, vienen días en que ya no se dirá: “¡Viva el Señor, que sacó de Egipto a los hijos de Israel!”

—Palabra del Señor

15 »sino que se dirá: “¡Viva el Señor, que sacó a los hijos de Israel del país del norte, y de todos los países por donde los había dispersado!” Porque yo los haré volver a la tierra que antes di a sus padres.

16 »Tomen en cuenta que yo envío contra ustedes gente que los atrapará como pescados, y que los cazará por los montes y las colinas, y por las cuevas en los peñascos.

—Palabra del Señor.

17 »Ninguno de sus caminos me es oculto, como tampoco me es oculta su maldad. Mis ojos los están vigilando. 18 Pero antes les daré un doble castigo por su iniquidad y su pecado, porque contaminaron mi tierra con los cadáveres de sus ídolos; ¡llenaron mi heredad con sus dioses repugnantes!»

19 Señor, tu eres mi fuerza y mi fortaleza; ¡tú eres mi refugio en momentos de angustia! Las naciones vendrán a ti desde los extremos de la tierra, y dirán: «Nuestros padres no tuvieron otra cosa que dioses falsos, que no sirven para nada.»

20 «¿Acaso puede el ser humano hacer sus propios dioses? ¡Esos que hace no son dioses! 21 Por eso, esta vez voy a enseñarles algo: Voy a revelarles mi mano y mi poder. Así sabrán que mi nombre es el Señor.»