Jeremías 8:18-9:11
Dios Habla Hoy
Dolor de Jeremías por su pueblo
18 Mi dolor no tiene remedio,
mi corazón desfallece.
19 Los ayes de mi pueblo
se oyen por todo el país:
«¿Ya no está el Señor en Sión?
¿Ya no está allí su rey?»
Y el Señor responde:
«¿Por qué me ofendieron adorando a los ídolos,
a dioses inútiles y extraños?»
20 Pasó el verano, se acabó la cosecha
y no ha habido salvación para nosotros.
21 Sufro con el sufrimiento de mi pueblo;
la tristeza y el terror se han apoderado de mí.
22 ¿No habrá algún remedio en Galaad?
¿No habrá allí nadie que lo cure?
¿Por qué no puede sanar mi pueblo?
9 (8.23) ¡Ojalá fueran mis ojos como un manantial,
como un torrente de lágrimas,
para llorar día y noche
por los muertos de mi pueblo!
2 (1) ¡Ojalá tuviera yo en el desierto
un lugar donde vivir,
para irme lejos de mi pueblo!
Porque todos han sido infieles;
son una partida de traidores.
3 (2) Siempre están listos a decir mentiras
como si dispararan flechas con un arco.
En el país reina la mentira, no la verdad;
han ido de mal en peor,
y el Señor mismo afirma:
«No han querido reconocerme.»
4 (3) Hay que desconfiar hasta del amigo;
ni siquiera en el hermano se puede confiar,
pues los hermanos se engañan entre sí
y los amigos se calumnian unos a otros.
5 (4) Cada uno se burla del otro,
y no hay quien diga la verdad.
Se han acostumbrado a mentir;
son perversos, incapaces 6 (5) de cambiar.
El Señor afirma:
«¡Atropello tras atropello,
falsedad tras falsedad!
Mi pueblo no quiere reconocerme.
7 (6) Por eso yo, el Señor todopoderoso, digo:
¿Qué otra cosa puedo hacer con mi pueblo,
sino ponerlo al fuego para refinarlo?
8 (7) Sus lenguas son flechas mortales;
andan diciendo falsedades.
Saludan cordialmente a sus amigos,
pero en realidad les están poniendo trampas.
9 (8) ¿Y no los he de castigar por estas cosas?
¿No he de darle su merecido a un pueblo así?
Yo, el Señor, lo afirmo.
10 (9) »Lloren y giman por las montañas,
entonen un lamento por las praderas,
porque están quemadas y ya nadie pasa por ellas;
ya no se oye el mugir del ganado,
y hasta las aves y las fieras se fueron huyendo.
11 (10) »Voy a convertir a Jerusalén en un montón de piedras,
en una guarida de chacales;
convertiré en un desierto las ciudades de Judá,
y quedarán sin habitantes.»
Jeremías 8:18-9:11
Reina-Valera 1960
Lamento sobre Judá y Jerusalén
18 A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí. 19 He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas? 20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. 21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.
22 ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?
9 ¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo! 2 ¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores. 3 Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.
4 Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando. 5 Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente. 6 Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová.
7 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo? 8 Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas. 9 ¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?
10 Por los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron. 11 Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Si desea más información visite americanbible.org, unitedbiblesocieties.org, vivelabiblia.com, unitedbiblesocieties.org/es/casa/, www.rvr60.bible