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La implacable ira de Dios contra Judá

15 Me dijo Jehová: Si Moisés(A) y Samuel(B) se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan. Y si te preguntaren: ¿A dónde saldremos? les dirás: Así ha dicho Jehová: El que a muerte, a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre; y el que a cautiverio, a cautiverio.(C) Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice Jehová: espada para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra para devorar y destruir.(D) Y los entregaré para terror a todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.(E)

Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz? Tú me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme. Aunque los aventé con aventador hasta las puertas de la tierra, y dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté, no se volvieron de sus caminos. Sus viudas se me multiplicaron más que la arena del mar; traje contra ellos destruidor a mediodía sobre la madre y sobre los hijos; hice que de repente cayesen terrores sobre la ciudad. Languideció la que dio a luz siete; se llenó de dolor su alma, su sol se puso siendo aún de día; fue avergonzada y llena de confusión; y lo que de ella quede, lo entregaré a la espada delante de sus enemigos, dice Jehová.

10 ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en préstamo, y todos me maldicen. 11 ¡Sea así, oh Jehová, si no te he rogado por su bien, si no he suplicado ante ti en favor del enemigo en tiempo de aflicción y en época de angustia! 12 ¿Puede alguno quebrar el hierro, el hierro del norte y el bronce?

13 Tus riquezas y tus tesoros entregaré a la rapiña sin ningún precio, por todos tus pecados, y en todo tu territorio. 14 Y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conoces; porque fuego se ha encendido en mi furor, y arderá sobre vosotros.

Jehová reanima a Jeremías

15 Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y véngame de mis enemigos. No me reproches en la prolongación de tu enojo; sabes que por amor de ti sufro afrenta. 16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos. 17 No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación. 18 ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?

19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. 20 Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. 21 Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes.

Juicio de Jehová contra Judá

16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar. Porque así ha dicho Jehová acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, de sus madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra: De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; con espada y con hambre serán consumidos, y sus cuerpos servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

Porque así ha dicho Jehová: No entres en casa de luto, ni vayas a lamentar, ni los consueles; porque yo he quitado mi paz de este pueblo, dice Jehová, mi misericordia y mis piedades. Morirán en esta tierra grandes y pequeños; no se enterrarán, ni los plañirán, ni se rasgarán ni se raerán los cabellos por ellos; ni partirán pan por ellos en el luto para consolarlos de sus muertos; ni les darán a beber vaso de consolaciones por su padre o por su madre. Asimismo no entres en casa de banquete, para sentarte con ellos a comer o a beber. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo haré cesar en este lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros días, toda voz de gozo y toda voz de alegría, y toda voz de esposo y toda voz de esposa.(F)

10 Y acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, te dirán ellos: ¿Por qué anuncia Jehová contra nosotros todo este mal tan grande? ¿Qué maldad es la nuestra, o qué pecado es el nuestro, que hemos cometido contra Jehová nuestro Dios? 11 Entonces les dirás: Porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová, y anduvieron en pos de dioses ajenos, y los sirvieron, y ante ellos se postraron, y me dejaron a mí y no guardaron mi ley; 12 y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres; porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su malvado corazón, no oyéndome a mí. 13 Por tanto, yo os arrojaré de esta tierra a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres habéis conocido, y allá serviréis a dioses ajenos de día y de noche; porque no os mostraré clemencia.

14 No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; 15 sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres.

16 He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán, y después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por todo monte y por todo collado, y por las cavernas de los peñascos. 17 Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron, ni su maldad se esconde de la presencia de mis ojos. 18 Pero primero pagaré al doble su iniquidad y su pecado; porque contaminaron mi tierra con los cadáveres de sus ídolos, y de sus abominaciones llenaron mi heredad.

19 Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho. 20 ¿Hará acaso el hombre dioses para sí? Mas ellos no son dioses.

21 Por tanto, he aquí les enseñaré esta vez, les haré conocer mi mano y mi poder, y sabrán que mi nombre es Jehová.

El pecado escrito en el corazón de Judá

17 El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares, mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus imágenes de Asera, que están junto a los árboles frondosos y en los collados altos, sobre las montañas y sobre el campo. Todos tus tesoros entregaré al pillaje por el pecado de tus lugares altos en todo tu territorio. Y perderás la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis encendido en mi furor, que para siempre arderá.

Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.

Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas,(G) que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón,(H) para dar a cada uno según su camino,(I) según el fruto de sus obras.

11 Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y en su postrimería será insensato.

12 Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario. 13 ¡Oh Jehová, esperanza de Israel!, todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas.

14 Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza. 15 He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora! 16 Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia. 17 No me seas tú por espanto, pues mi refugio eres tú en el día malo. 18 Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo; asómbrense ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos día malo, y quebrántalos con doble quebrantamiento.

Observancia del día de reposo

19 Así me ha dicho Jehová: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y ponte en todas las puertas de Jerusalén, 20 y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas. 21 Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo,[a] y de meterla por las puertas de Jerusalén.(J) 22 Ni saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo,[b] ni hagáis trabajo alguno, sino santificad el día de reposo,[c] como mandé a vuestros padres.(K) 23 Pero ellos no oyeron, ni inclinaron su oído, sino endurecieron su cerviz para no oír, ni recibir corrección.

24 No obstante, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el día de reposo,[d] sino que santificareis el día de reposo,[e] no haciendo en él ningún trabajo, 25 entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los moradores de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre. 26 Y vendrán de las ciudades de Judá, de los alrededores de Jerusalén, de tierra de Benjamín, de la Sefela, de los montes y del Neguev, trayendo holocausto y sacrificio, y ofrenda e incienso, y trayendo sacrificio de alabanza a la casa de Jehová. 27 Pero si no me oyereis para santificar el día de reposo,[f] y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de reposo,[g] yo haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.

Footnotes

  1. Jeremías 17:21 Aquí equivale a sábado.
  2. Jeremías 17:22 Aquí equivale a sábado.
  3. Jeremías 17:22 Aquí equivale a sábado.
  4. Jeremías 17:24 Aquí equivale a sábado.
  5. Jeremías 17:24 Aquí equivale a sábado.
  6. Jeremías 17:27 Aquí equivale a sábado.
  7. Jeremías 17:27 Aquí equivale a sábado.

15 El Señor me dijo: «Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, no tendría compasión de este pueblo. ¡Échalos de mi presencia! ¡Que se vayan! Y si te preguntan: “¿A dónde iremos?”, entonces responderás que así dice el Señor:

»“Los destinados a la muerte, a la muerte;
los destinados a la espada, a la espada;
los destinados al hambre, al hambre;
los destinados al cautiverio, al cautiverio”.

»Enviaré contra ellos cuatro clases de calamidades —afirma el Señor—, la espada para matar, los perros para destrozar, las aves del cielo para devorar y las bestias de la tierra para destruir. Los haré motivo de terror para todos los reinos de la tierra, por causa de lo que Manasés, hijo de Ezequías y rey de Judá, hizo en Jerusalén.

»¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén?
    ¿Quién llorará por ti?
    ¿Quién se detendrá a preguntar por tu bienestar?
Tú me has rechazado,
    te has vuelto atrás»,
    afirma el Señor.
«Extenderé mi mano contra ti y te destruiré;
    estoy cansado de tenerte compasión.
Te arrojaré al viento con el rastrillo
    en las puertas de la ciudad.
A ti te dejaré sin hijos y a mi pueblo lo destruiré,
    porque no cambió su conducta.
Haré que sus viudas sean más numerosas
    que la arena de los mares;
en pleno día enviaré destrucción
    contra las madres de los jóvenes.
De repente haré que caigan sobre ellas
    la angustia y el pavor.
Se desmaya la que tuvo siete hijos;
    se queda sin aliento.
Su sol se pone en pleno día;
    ¡se queda avergonzada y humillada!
A sus sobrevivientes los entregaré a la espada
    delante de sus enemigos»,
    afirma el Señor.

10 ¡Ay de mí, madre mía, que me diste a luz
    como hombre de contiendas y disputas contra toda la nación!
No he prestado ni me han prestado,
    pero todos me maldicen.

11 El Señor dijo:

«Ciertamente te libraré para bien;
    haré que el enemigo te suplique
    en tiempos de calamidad y de angustia.

12 »¿Puede el hombre romper el hierro,
    el hierro del norte o el bronce?

13 »Por causa de todos tus pecados
    entregaré como botín, sin costo alguno,
tu riqueza y tus tesoros,
    por todo tu territorio.
14 Haré que sirvas[a] a tus enemigos
    en una tierra que no conoces,
porque mi ira encenderá un fuego
    que arderá contra ustedes».

15 Tú comprendes, Señor;
    ¡acuérdate de mí y cuídame!
    ¡Toma venganza de los que me persiguen!
Tú eres lento para la ira,
    no permitas que sea yo arrebatado;
    sabes que por ti sufro injurias.
16 Al encontrarme con tus palabras,
    yo las devoraba;
ellas eran mi gozo
    y la alegría de mi corazón,
porque yo llevo tu nombre,
    Señor Dios de los Ejércitos.
17 No me he sentado en compañía de libertinos
    ni me he divertido con ellos;
he vivido solo, porque tu mano estaba sobre mí
    y me has llenado de indignación.
18 ¿Por qué no cesa mi dolor?
    ¿Por qué es incurable mi herida?
    ¿Por qué se resiste a sanar?
¿Serás para mí un arroyo engañoso,
    de aguas no confiables?

19 Por eso, así dice el Señor:

«Si te arrepientes, yo te restauraré
    y podrás servirme.
Si evitas hablar en vano,
    y dices palabras valiosas,
    tú serás mi portavoz.
Que ellos se vuelvan hacia ti,
    pero tú no te vuelvas hacia ellos.
20 Haré que seas para este pueblo
    como invencible muro de bronce;
pelearán contra ti,
    pero no te podrán vencer,
porque yo estoy contigo
    para salvarte y librarte»,
    afirma el Señor.
21 «Te libraré del poder de los malvados;
    te rescataré de las garras de los violentos».

Mensaje de juicio

16 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «No te cases ni tengas hijos ni hijas en este lugar». Porque así dice el Señor en cuanto a los hijos y las hijas que han nacido en este lugar, y en cuanto a las madres que los dieron a luz y los padres que los engendraron en esta tierra: «Morirán de enfermedades horribles. Nadie llorará por ellos ni los sepultará; se quedarán sobre la faz de la tierra, como el estiércol. La espada y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres servirán de alimento para las aves del cielo y para las bestias de la tierra».

Así dice el Señor: «No entres en una casa donde estén de luto, ni vayas a llorar, ni los consueles, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi gran amor y mi compasión», afirma el Señor. «En esta tierra morirán grandes y pequeños; nadie llorará por ellos ni los sepultará; nadie se hará heridas en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos. Nadie ofrecerá un banquete fúnebre a los que estén de duelo para consolarlos por el muerto. Tampoco a nadie se le dará a beber la copa del consuelo, aun cuando quien haya muerto sea su padre o su madre.

»No entres en una casa donde haya una celebración ni te sientes con ellos a comer y beber. Porque así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: Voy a poner fin en este lugar a toda expresión de alegría y de regocijo; así como al cántico del novio y de la novia. Esto sucederá en sus propios días y ustedes lo verán.

10 »Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, ellos te preguntarán: “¿Por qué ha decretado el Señor contra nosotros esta calamidad tan grande? ¿Cuál es nuestra iniquidad? ¿Qué pecado hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?”. 11 Entonces responderás: “Esto es porque sus antepasados me abandonaron y se fueron tras otros dioses, les sirvieron y los adoraron. Pero a mí me abandonaron y no cumplieron mi Ley”, afirma el Señor. 12 “Pero ustedes se han comportado peor que sus antepasados. Cada uno sigue la terquedad de su corazón malvado, en vez de obedecerme. 13 Por eso los voy a arrojar de esta tierra a una tierra que ni ustedes ni sus antepasados conocieron, y allí servirán a otros dioses día y noche. No les tendré compasión”.

14 »Por eso —afirma el Señor—, vienen días en que ya no se dirá: “Tan cierto como que vive el Señor, quien hizo salir a los israelitas de la tierra de Egipto”; 15 sino: “Tan cierto como que vive el Señor, quien hizo salir a los israelitas de la tierra del norte y de todos los países adonde los había expulsado”. Yo los haré volver a su tierra, la que antes di a sus antepasados.

16 »Voy a enviar a muchos pescadores —afirma el Señor—, ellos los pescarán a ustedes. Después enviaré a muchos cazadores; ellos los cazarán por todas las montañas, colinas y por las grietas de las rocas. 17 Porque mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista. 18 Primero les pagaré el doble por su iniquidad y su pecado, porque con los cadáveres de sus ídolos detestables han profanado mi tierra y han llenado mi herencia con sus abominaciones».

19 Señor, fuerza y fortaleza mía,
    mi refugio en el día de la angustia;
desde los confines de la tierra
    vendrán a ti las naciones y dirán:
«Solo mentira heredaron nuestros antepasados;
    ídolos inútiles que no sirven para nada.
20 ¿Acaso puede el hombre hacer sus propios dioses?
    ¡Pero si no son dioses!».

21 «Por eso, esta vez les daré una lección;
    les daré a conocer mi mano poderosa.
¡Así sabrán
    que mi nombre es el Señor!

17 »El pecado de Judá está escrito con cincel de hierro;
    grabado está con punta de diamante
sobre la tabla de su corazón
    y sobre los cuernos de sus altares.
Aún sus hijos recuerdan sus altares
    y las imágenes de Aserá
junto a los árboles frondosos
    sobre las altas colinas,
y sobre mi montaña a campo abierto.
Así que entregaré como botín tu riqueza,
    tus tesoros y tus altares paganos,
por todos tus pecados
    en todo tu territorio.
Por tu culpa perderás la herencia
    que yo te había dado.
Te haré esclava de tus enemigos,
    en un país para ti desconocido,
porque has encendido mi ira,
    la cual se mantendrá ardiendo para siempre».

Así dice el Señor:

«¡Maldito aquel que confía en los hombres,
    que se apoya en fuerzas humanas
    y aparta su corazón del Señor!
Será como una zarza en el desierto:
    no se dará cuenta cuando llegue el bien.
Morará en la sequedad del desierto,
    en tierras de sal, donde nadie habita.

»Bendito el hombre que confía en el Señor
    y pone su confianza en él.
Será como un árbol plantado junto al agua
    que extiende sus raíces hacia la corriente;
no teme que llegue el calor
    y sus hojas están siempre verdes.
En época de sequía no se angustia
    y nunca deja de dar fruto».

Nada hay tan engañoso como el corazón.
    No tiene remedio.
    ¿Quién puede comprenderlo?

10 «Yo, el Señor, sondeo el corazón
    y examino los pensamientos,
para darle a cada uno según sus acciones
    y según el fruto de sus obras».

11 El que acapara riquezas injustas
    es como una perdiz que empolla huevos que no puso.
En la mitad de la vida las perderá
    y al final se mostrará como un insensato.

12 Trono glorioso, exaltado desde el principio
    es el lugar de nuestro santuario.
13 Señor, tú eres la esperanza de Israel,
    todo el que te abandona quedará avergonzado.
El que se aparta de ti quedará como algo escrito en el polvo,
    porque abandonó al Señor,
    fuente de aguas vivas.

14 Sáname, Señor, y seré sanado;
    sálvame y seré salvo,
    porque tú eres mi alabanza.
15 No falta quien me pregunte:
    «¿Dónde está la palabra del Señor?
    ¡Que se cumpla ya!».
16 Pero yo no me he apresurado a abandonarte y dejar de ser tu pastor;
    tampoco he deseado que venga el día de la calamidad.
Tú bien sabes lo que he dicho,
    pues lo dije en tu presencia.
17 No seas para mí un motivo de terror;
    tú eres mi refugio en tiempos de calamidad.
18 ¡No me pongas a mí en vergüenza;
    avergüénzalos a ellos!
¡No me llenes de terror a mí;
    aterrorízalos a ellos!
Envíales tiempos de calamidad;
    ¡destrózalos y vuelve a destrozarlos!

La observancia del sábado

19 Así me dijo el Señor: «Ve y párate en la puerta del Pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá; luego, en todas las puertas de Jerusalén. 20 Diles: “¡Escuchen la palabra del Señor, reyes de Judá, toda la gente de Judá y todos los habitantes de Jerusalén que entran por estas puertas! 21 Así dice el Señor: ‘Cuídense bien de no llevar ninguna carga en día sábado y de no meterla por las puertas de Jerusalén. 22 Tampoco saquen ninguna carga de sus casas en día sábado ni hagan ningún tipo de trabajo. Consagren el día sábado, tal como se lo ordené a sus antepasados. 23 Pero ellos no me prestaron atención ni me obedecieron, sino que se obstinaron y no quisieron escuchar ni recibir corrección.

24 »” ’Si de veras me obedecen —afirma el Señor—, y no meten ninguna carga por las puertas de esta ciudad en día sábado, sino que consagren este día no haciendo ningún trabajo, 25 entonces reyes entrarán por las puertas de esta ciudad con sus oficiales y se sentarán en el trono de David. Ellos y sus oficiales entrarán montados en carros y caballos, acompañados por la gente de Judá y por los habitantes de Jerusalén, y esta ciudad será habitada para siempre. 26 Vendrá gente de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, del territorio de Benjamín y de la Sefelá, de la región montañosa y del Néguev. Traerán al Templo del Señor holocaustos y sacrificios, ofrendas de cereal, incienso y ofrendas de acción de gracias. 27 Pero si no obedecen en consagrar el día sábado y permiten que entren cargas por las puertas de Jerusalén en sábado, entonces prenderé fuego a sus puertas que no podrá ser apagado y que consumirá los palacios de Jerusalén’ ”».

Footnotes

  1. 15:14 Haré que sirvas (mss. hebreos, LXX y Siríaca); Haré pasar (TM).