23 Lo que sí ordené fue lo siguiente: ‘Obedézcanme. Así yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Condúzcanse conforme a todo lo que yo ordene, a fin de que les vaya bien’.

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23 Al contrario, esto fue lo que les ordené: “Escuchen mi voz, y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. Vayan siempre por el camino que yo les mande seguir, para que les vaya bien.”

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34 Dichosos los que me escuchan
    y a mis puertas están atentos cada día,
    esperando a la entrada de mi casa.

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34 Dichoso el hombre que me escucha
y todo el tiempo se mantiene vigilante
a las puertas de mi casa.

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Presten atención y vengan a mí,
    escúchenme y vivirán.
Haré con ustedes un pacto eterno,
    conforme a mi inquebrantable amor por David.

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Inclinen su oído, y vengan a mí; escuchen y vivirán. Yo haré con ustedes un pacto eterno, que es el de mi invariable misericordia por David.(A)

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Las mujeres de Jerusalén

Mujeres indolentes,
    ¡levántense y escúchenme!
Hijas que se sienten tan confiadas,
    ¡presten atención a lo que voy a decirles!

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Advertencia a las mujeres de Jerusalén

¡Levántense, mujeres indolentes! ¡Escuchen mi voz y mis razones, mujeres confiadas!

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23 Escuchen, oigan mi voz;
    presten atención, oigan mi palabra:

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23 Presten atención, y escuchen mi voz; atiéndanme, y escuchen mis palabras.

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27 Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.

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27 Las que son mis ovejas, oyen mi voz; y yo las conozco, y ellas me siguen.

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37 —¡Así que eres rey! —le dijo Pilato.

Jesús contestó:

—Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.

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37 Le dijo entonces Pilato: «¿Así que tú eres rey?» Respondió Jesús: «Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.»

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63 El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.

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63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida.

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47 Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, oye mis palabras y las pone en práctica: 48 Se parece a un hombre que al construir una casa cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida. 49 Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos. Tan pronto como la azotó el torrente, la casa se derrumbó y el desastre fue terrible».

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47 Les voy a decir como quién es el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica: 48 Es como quien, al construir una casa, cava hondo y pone los cimientos sobre la roca. En caso de una inundación, si el río golpea con ímpetu la casa, no logra sacudirla porque está asentada sobre la roca. 49 Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica, es como quien construye su casa sobre el suelo y no le pone cimientos. Si el río golpea con ímpetu la casa, la derrumba y la deja completamente en ruinas.»

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39 Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía.

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39 Marta tenía una hermana que se llamaba María,(A) la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía.

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28 —Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

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28 Jesús respondió: «Más bien, dichosos los que escuchan la palabra de Dios, y la obedecen.»

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35 Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Este es mi Hijo, mi escogido. ¡Escúchenlo!».

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35 Entonces, desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado.(A) ¡Escúchenlo!»

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15 Como se acaba de decir:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
    no endurezcan sus corazones
como sucedió en la rebelión».[a]

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Footnotes

  1. 3:15 Sal 95:7,8.

15 Como ya se ha dicho:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
No endurezcan su corazón,
como cuando me provocaron.»(A)

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