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»¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvese quien pueda!
¡No mueran por causa del pecado de ella!
Ésta es la hora de mi venganza,
y le pagaré como merece.
Babilonia era en mi mano una copa de oro
que embriagaba a todo el mundo.
Las naciones bebían de ese vino
y perdían el sentido.
Pero de pronto Babilonia cayó hecha pedazos.
¡Pónganse a llorar por ella!
Traigan remedios para sus heridas,
a ver si se cura.»

Ya le pusimos remedios a Babilonia,
pero no se curó.
¡Déjenla! Vámonos de aquí,
cada uno a su patria,
pues su crimen llega hasta el cielo,
se levanta hasta las nubes.

10 El Señor hizo triunfar nuestro derecho.
Vengan, vamos a contar en Sión
lo que ha hecho el Señor nuestro Dios.

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Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su vida, para que no perezcáis a causa de su maldad; porque el tiempo es de venganza de Jehová; le dará su pago. Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos;(A) se aturdieron, por tanto, las naciones. En un momento cayó Babilonia, y se despedazó; gemid sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, quizá sane. Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vámonos cada uno a su tierra; porque ha llegado hasta el cielo su juicio,(B) y se ha alzado hasta las nubes. 10 Jehová sacó a luz nuestras justicias; venid, y contemos en Sion la obra de Jehová nuestro Dios.

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45 Pueblo mío, sal de ahí,
¡y que cada cual salve su vida
de mi ardiente ira!
46 No se asusten, no tengan miedo
por los rumores que corren en el país.
Cada año correrán rumores diferentes,
rumores de violencia en el país
y de luchas entre gobernantes.
47 Así pues, vendrá el día
en que castigaré a los ídolos de Babilonia.
Todo el país quedará humillado
y cubierto de cadáveres.
48 El cielo y la tierra y todo lo que existe
se alegrarán cuando caiga Babilonia,
cuando vengan del norte sus destructores.
Yo, el Señor, lo afirmo.
49 Sí, Babilonia ha de caer
por los muertos que le causó a Israel
y por los muertos que causó en todo el mundo.»

Mensaje a los judíos que están en Babilonia

50 Ustedes, los que escaparon de la matanza,
huyan sin parar,
y aun cuando estén lejos, piensen en el Señor
y acuérdense de Jerusalén.
51 Ustedes dicen: «Sentimos vergüenza
al oír cómo nos insultan.
La deshonra cubre nuestros rostros,
porque gente extranjera ha entrado
hasta los sitios más santos del templo.»
52 Pero el Señor afirma:
«Viene el día
en que castigaré a los ídolos de Babilonia,
y en todo su territorio gemirán los heridos.
53 Y aunque Babilonia suba hasta el cielo
para poner bien alta su fortaleza,
aun allí le enviaré enemigos que la destruyan.
Yo, el Señor, lo afirmo.»

Destrucción de Babilonia

54 Desde Babilonia llegan gritos de dolor,
desde el país de los caldeos llega un gran ruido.
55 Es el Señor, que destruye a Babilonia
y pone fin a su bullicio.
Los enemigos, como olas rugientes,
caerán sobre ella con gran estruendo.
56 Vinieron a destruir Babilonia;
ya capturaron a sus guerreros
y les hicieron pedazos sus arcos.
Porque el Señor es un Dios
que a cada cual le da lo que merece.
57 El Rey, el Señor todopoderoso, afirma:
«Emborracharé a los jefes de Babilonia,
a sus sabios y gobernadores,
y a sus funcionarios y soldados,
y caerán en un sueño eterno
del que no despertarán.
58 Yo, el Señor todopoderoso, digo:
Las anchas murallas de Babilonia
serán derribadas por completo,
y sus enormes puertas serán incendiadas.
Inútilmente habrán trabajado las naciones,
pues sus fatigas terminarán en el fuego.»

Llevan a Babilonia el mensaje de Jeremías

59 En el año cuarto del gobierno de Sedequías, rey de Judá, el profeta Jeremías dio un encargo a Seraías, hijo de Nerías y nieto de Maaseías. Seraías acompañaba al rey Sedequías en su viaje a Babilonia, como encargado de arreglar el hospedaje del rey. 60 Jeremías había escrito en un libro su mensaje acerca de todas las calamidades que habrían de venir sobre Babilonia, es decir, todo lo escrito acerca de ella, 61 y le dijo a Seraías: «Cuando llegues a Babilonia, ten cuidado de leer todo este mensaje. 62 Luego dirás: “Señor, tú has dicho que destruirás este lugar, de manera que nadie vuelva a vivir aquí, ni hombres ni animales, porque lo vas a convertir en un desierto para siempre.” 63 Y luego que termines de leer este libro, átale una piedra y échalo al río Éufrates, 64 y di: “Así se hundirá Babilonia, y no se volverá a levantar del desastre que el Señor le va a enviar.”»

Aquí terminan las palabras de Jeremías.

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45 Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada uno su vida del ardor de la ira de Jehová. 46 Y no desmaye vuestro corazón, ni temáis a causa del rumor que se oirá por la tierra; en un año vendrá el rumor, y después en otro año rumor, y habrá violencia en la tierra, dominador contra dominador.

47 Por tanto, he aquí vienen días en que yo destruiré los ídolos de Babilonia, y toda su tierra será avergonzada, y todos sus muertos caerán en medio de ella. 48 Los cielos y la tierra y todo lo que está en ellos cantarán de gozo sobre Babilonia;(A) porque del norte vendrán contra ella destruidores, dice Jehová. 49 Por los muertos de Israel caerá Babilonia, como por Babilonia cayeron los muertos de toda la tierra.(B)

50 Los que escapasteis de la espada, andad, no os detengáis; acordaos por muchos días de Jehová, y acordaos de Jerusalén. 51 Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta; la confusión cubrió nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los santuarios de la casa de Jehová.

52 Por tanto, vienen días, dice Jehová, en que yo destruiré sus ídolos, y en toda su tierra gemirán los heridos. 53 Aunque suba Babilonia hasta el cielo, y se fortifique en las alturas, de mí vendrán a ella destruidores, dice Jehová.

54 ¡Óyese el clamor de Babilonia, y el gran quebrantamiento de la tierra de los caldeos! 55 Porque Jehová destruirá a Babilonia, y quitará de ella la mucha jactancia; y bramarán sus olas, y como sonido de muchas aguas será la voz de ellos. 56 Porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y sus valientes fueron apresados; el arco de ellos fue quebrado; porque Jehová, Dios de retribuciones, dará la paga. 57 Y embriagaré a sus príncipes y a sus sabios, a sus capitanes, a sus nobles y a sus fuertes; y dormirán sueño eterno y no despertarán, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos.

58 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El muro ancho de Babilonia será derribado enteramente, y sus altas puertas serán quemadas a fuego; en vano trabajaron los pueblos, y las naciones se cansaron solo para el fuego.

59 Palabra que envió el profeta Jeremías a Seraías hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando iba con Sedequías rey de Judá a Babilonia, en el cuarto año de su reinado. Y era Seraías el principal camarero. 60 Escribió, pues, Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas las palabras que están escritas contra Babilonia. 61 Y dijo Jeremías a Seraías: Cuando llegues a Babilonia, y veas y leas todas estas cosas, 62 dirás: Oh Jehová, tú has dicho contra este lugar que lo habías de destruir, hasta no quedar en él morador, ni hombre ni animal, sino que para siempre ha de ser asolado. 63 Y cuando acabes de leer este libro, le atarás una piedra, y lo echarás en medio del Éufrates, 64 y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará(C) del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos.

Hasta aquí son las palabras de Jeremías.

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