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Ay de la Ciudad de David

29 ¡Ay de Jerusalén, la ciudad de David! Año tras año presentan múltiples ofrendas, pero yo enviaré un gran castigo sobre ustedes que les causará llanto y dolor. Porque Jerusalén será como indica su nombre, «Ariel», que significa «altar cubierto de sangre». Yo seré su enemigo, yo rodearé a Jerusalén y la sitiaré, y luego construiré fuertes en torno a ella para destruirla. Su voz será como un susurro de fantasma desde el sitio en donde yacerán enterrados sus habitantes.

Pero súbitamente sus implacables enemigos serán rechazados como si fueran paja barrida por el viento. En un instante yo, el Señor Todopoderoso, me arrojaré sobre ellos con trueno, terremoto, torbellino y fuego. Y todas las naciones que combaten contra Jerusalén se desvanecerán como una quimera. Como el hambriento sueña con comer pero queda hambriento, y como el sediento sueña con beber pero queda atormentado por la sed al despertar, así sus enemigos soñarán victoriosas conquistas pero en vano.

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