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53 ¿Quién ha creído nuestro mensaje?
    ¿A quién ha revelado el Señor su brazo poderoso?

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53 ¿Quién realmente creyó lo que oímos?
    ¿Quién vio en ello el gran poder del SEÑOR?

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53 ¡Nadie cree lo que hemos proclamado! ¡Nadie ha sido testigo del poder de Dios!

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53 ¿Quién va a creer lo que hemos oído?
¿A quién ha revelado el Señor su poder?

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53 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio?(A)
¿En quién se ha manifestado el brazo del Señor?(B)

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Fue despreciado y rechazado:
    hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo.
Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada;
    fue despreciado, y no nos importó.

Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó;
    fueron nuestros dolores los que lo agobiaron.[a]
Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios,
    ¡un castigo por sus propios pecados!
Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones
    y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz;
    fue azotado para que pudiéramos ser sanados.

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Footnotes

  1. 53:4 O Sin embargo, fueron nuestras enfermedades las que él cargó; / fueron nuestras dolencias las que lo agobiaron.

La gente lo despreció y hasta sus amigos lo abandonaron;
    era un hombre lleno de dolores y conocedor del sufrimiento.
Y como alguien a quien otros evitan,
    lo despreciamos y no pensamos que fuera alguien importante.

Verdaderamente él soportó todos nuestros sufrimientos
    y cargó con nuestros dolores.
Aunque nosotros pensamos que Dios lo había castigado,
    golpeado y afligido,
en realidad él fue traspasado debido a nuestra rebeldía.
    Fue magullado por las maldades que nosotros hicimos.
El castigo que él recibió hizo posible nuestro bienestar.
    Sus heridas nos hicieron sanar a nosotros.

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Todos lo despreciaron y lo rechazaron. Fue un hombre marcado por el dolor y habituado al más amargo sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo, lo ignorábamos y lo considerábamos como harapo pisoteado en el camino.

Y sin embargo, el sufrimiento que él padeció es el que a nosotros nos correspondía, nuestras penas eran las que lo agobiaron. Y nosotros pensábamos que sus tribulaciones eran castigo de Dios por sus propios pecados, ¡pero él fue herido y maltratado por los pecados nuestros! ¡Se le castigó para que nosotros tuviéramos paz, lo azotaron y nosotros fuimos sanados por su sufrimiento!

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los hombres lo despreciaban y lo rechazaban.
Era un hombre lleno de dolor,
acostumbrado al sufrimiento.
Como a alguien que no merece ser visto,
lo despreciamos, no lo tuvimos en cuenta.
Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimientos,
estaba soportando nuestros propios dolores.
Nosotros pensamos que Dios lo había herido,
que lo había castigado y humillado.
Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía,
fue atormentado a causa de nuestras maldades;
el castigo que sufrió nos trajo la paz,
por sus heridas alcanzamos la salud.

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Será despreciado y desechado
por la humanidad entera.
Será el hombre más sufrido,
el más experimentado en el sufrimiento.
¡Y nosotros no le daremos la cara!
¡Será menospreciado! ¡No lo apreciaremos!

Con todo, él llevará sobre sí nuestros males,
y sufrirá nuestros dolores,(A)
mientras nosotros creeremos que Dios
lo ha azotado, lo ha herido y humillado.
Pero él será herido por nuestros pecados;
¡molido por nuestras rebeliones!
Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz,
y por su llaga seremos sanados.(B)

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