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El pueblo que andaba en tinieblas
vio gran luz;
a los que moraban en tierra de sombra de muerte,
luz resplandeció sobre ellos.
Multiplicaste la gente
y aumentaste la alegría.
Se alegrarán delante de ti
como se alegran en la siega,
como se gozan
al repartirse un botín.
Porque tú quebraste su pesado yugo,
la vara de su hombro
y el cetro de su opresor,
como en el día de Madián.
Porque todo calzado que lleva el guerrero
en el tumulto de la batalla
y todo manto revolcado en sangre,
serán quemados,
serán pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido,
hijo nos ha sido dado,
y el principado sobre su hombro.
Se llamará su nombre
«Admirable consejero», «Dios fuerte»,
«Padre eterno», «Príncipe de paz».
Lo dilatado de su imperio
y la paz no tendrán límite
sobre el trono de David
y sobre su reino,
disponiéndolo y confirmándolo
en juicio y en justicia
desde ahora y para siempre.

El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

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