Isaías 49:1-9
La Palabra (España)
Segundo canto del Siervo.
49 Escuchadme, costas remotas,
atended, pueblos lejanos.
Ya en el vientre me llamó el Señor,
en el seno materno pronunció mi nombre.
2 Hizo de mi boca espada afilada,
me ocultó al amparo de su mano;
hizo de mí una flecha puntiaguda,
me puso dentro de su aljaba.
3 Me dijo: Tú eres mi siervo, Israel,
en ti va a resplandecer mi gloria.
4 Pero yo pensaba: “En vano he trabajado,
en viento y por nada
he malgastado mis fuerzas”;
sin embargo, mi causa la llevaba el Señor,
mi recompensa dependía de mi Dios.
5 Y ahora así dice el Señor,
que me hizo su siervo ya en el vientre,
para que le trajese a Jacob,
para que le reuniese a Israel
(fui valioso a los ojos del Señor,
mi Dios fue mi fuerza):
6 Es muy poco que seas mi siervo
para restaurar a las tribus de Jacob
y reconducir al resto de Israel.
Voy a hacerte luz de las naciones
para que llegue mi salvación
hasta el confín de la tierra.
Maravillosa vuelta de los deportados
7 Así dice el Señor,
redentor y Santo de Israel,
al que ha sido despreciado
y aborrecido de las naciones,
al esclavo de los opresores:
Los reyes lo verán y se pondrán de pie,
los príncipes se postrarán humillados,
a causa del Señor, que es fiel,
del Santo de Israel, que te ha elegido.
8 Así dice el Señor:
Te he respondido en el momento adecuado,
te he auxiliado el día de la victoria;
te formo, te convierto
en alianza del pueblo,
para que restaures el país
y repartas heredades devastadas;
9 para que digas a los prisioneros: “Salid”,
y a los que están en tinieblas: “Apareced”.
Pastarán por todos los caminos,
tendrán pasto en todas las dunas.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España