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»No temas, pues no serás avergonzada,
Ni te sientas humillada(A), pues no serás agraviada;
Sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud(B),
Y del oprobio(C) de tu viudez no te acordarás más.
Porque tu esposo es tu Hacedor(D),
El Señor de los ejércitos es Su nombre;
Y tu Redentor es el Santo de Israel(E),
Que se llama Dios de toda la tierra(F).
Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu,
Te ha llamado el Señor,
Y como a esposa de la juventud que es repudiada(G)»,
Dice tu Dios.

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»No temas; ya no vivirás avergonzada.
    No tengas temor; no habrá más deshonra para ti.
Ya no recordarás la vergüenza de tu juventud
    ni las tristezas de tu viudez.
Pues tu Creador será tu marido;
    ¡el Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre!
Él es tu Redentor, el Santo de Israel,
    el Dios de toda la tierra.
Pues el Señor te llamó para que te libres de tu dolor,
    como si fueras una esposa joven abandonada por su marido
    —dice tu Dios—.

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