Isaías 24-26
Traducción en lenguaje actual
Dios castiga la tierra
24 Isaías dijo:
«¡Dios va a convertir la tierra en un desierto!
¡Todos sus habitantes se dispersarán!
2 A todos les pasará lo mismo:
al sacerdote y al pueblo,
a los amos y a los esclavos,
al que compra y al que vende,
al que presta y al que pide prestado,
al rico y al pobre.
3 ¡La tierra quedará totalmente arruinada!
El Dios de Israel ha jurado que así lo hará.
4 »La tierra se ha secado y marchitado;
la gente más poderosa
se ha quedado sin fuerzas.
5 La tierra se ha llenado de maldad,
porque sus habitantes
no han cumplido las leyes de Dios.
Se habían comprometido
a obedecerlo por siempre,
pero ninguno cumplió con ese pacto.
6 Todos han pecado;
por eso la tierra está bajo maldición
y muy pocos han quedado con vida.
La ciudad está desierta.
7 »Los viñedos se han secado;
ya casi no hay vino.
Los que antes cantaban de alegría
ahora mueren de tristeza.
8 Ya no suenan los alegres tambores
y el arpa ha quedado en silencio;
¡se acabó la fiesta!
9 »El vino se ha vuelto vinagre
y nadie entona una canción.
10 La ciudad está en ruinas,
todo es un desorden,
y las casas se han cerrado.
11 Por las calles la gente
pide a gritos un poco de vino.
»¡La alegría abandonó la tierra!
12 La ciudad quedó destruida,
y sus portones, hechos pedazos.
13 Las naciones quedaron vacías,
como un árbol de olivo
después de la cosecha.
Algunos se salvarán
14-16 »Los pocos que se salven
gritarán y saltarán de alegría.
¡Por todos los rincones del mundo
se oirán cantos de alabanza
para el Dios que ama la justicia!»
El triunfo de Dios
Isaías continuó diciendo:
«Mi ánimo está por los suelos;
¡siento que me muero de tristeza!
»No se puede confiar en los traidores,
porque engañan y no tienen compasión.
17 Y a ti, habitante de la tierra,
te esperan el terror y las trampas:
18 si te libras del terror,
te hundirás en una trampa,
y si sales de ella con vida,
caerás en otra trampa.
»Lloverá muy fuerte;
un diluvio hará temblar
los cimientos de la tierra.
19 Un gran terremoto sacudirá la tierra
hasta dejarla hecha pedazos.
20 La tierra temblará como un borracho,
y se vendrá abajo como frágil choza.
¡Pesa tanto el pecado de la gente
que la tierra caerá
y no volverá a levantarse!
21 »Ese día, Dios castigará
a los que gobiernan con maldad
en el cielo y en la tierra.
22 Los meterá en un calabozo,
los tendrá encarcelados,
y al final los castigará.
23 El sol y la luna se oscurecerán,
porque el Dios todopoderoso
reinará desde Jerusalén,
y los jefes de su pueblo
serán testigos del poder de Dios».
Canto de acción de gracias
25 Isaías dijo:
«Tú eres mi Dios.
Yo alabo y bendigo tu nombre,
porque has realizado planes admirables
que prometiste desde tiempos antiguos.
2 Has destruido las fortalezas
de nuestros enemigos,
has dejado las ciudades
hechas un montón de ruinas.
¡Nunca más serán reconstruidas!
3 Ahora los pueblos fuertes y tiranos
te obedecen y te adoran.
4 »Has sido un refugio para el débil
y has protegido al pobre en su aflicción.
Tú eres un refugio en la tormenta,
una sombra que protege del calor.
»El soplo de los tiranos
es como una tormenta de invierno;
5 es como el calor del desierto.
Tú frenaste el ataque de los enemigos,
y así pusiste fin
al canto de victoria de los tiranos.
El banquete de Dios
6 »El Dios todopoderoso
prepara en Jerusalén
un banquete para todas las naciones.
Allí hay ricos manjares,
comidas deliciosas,
y los mejores vinos.
7 »Dios acabará
con la tristeza de las naciones.
8-9 Dios destruirá para siempre
el poder de la muerte.
Dios secará las lágrimas de todos
y borrará la vergüenza de su pueblo
en toda la tierra.
»Ese día se dirá:
“Ahí está nuestro Dios.
En él confiamos, y nos salvó.
¡Gritemos de alegría
porque Dios nos ha salvado!”
»Dios ha jurado que así será».
La derrota del pueblo de Moab
10 Isaías continuó diciendo:
«Dios protegerá a Jerusalén,
pero Moab será pisoteado
como se pisotea la basura.
11 Moab intentará surgir de nuevo,
pero por más que se esfuerce,
Dios aplastará su orgullo.
12 Dios hará caer sus altas murallas
y las dejará tendidas por el suelo».
Canto de victoria del pueblo de Dios
26 Cuando Dios castigue a nuestros enemigos, la gente de Judá entonará esta canción:
«Tenemos una ciudad muy fuerte;
Dios levantó murallas y fortalezas
para protegernos.
2 Abran los portones de Jerusalén,
pues por ellos entrará
un pueblo justo y fiel.
3 Dios hará vivir en paz
a quienes le son fieles
y confían en él.
4 »Dios es nuestro refugio eterno;
¡confiemos siempre en él!
5 Dios castiga a los creídos
y derrota a la ciudad orgullosa,
6 para que la pisoteen
los humildes y los pobres.
7 »Dios nuestro,
tú cuidas a la gente buena
para que cumpla tus mandamientos.
8 Por tus enseñanzas aprendemos a vivir;
ellas nos hacen sentirnos seguros.
Lo que más deseamos
es obedecerte y adorarte.
9 De día y de noche
mi corazón te busca;
cuando tú das una orden,
todos aprenden a hacer lo bueno.
10 »Dios nuestro,
los malvados no aprenden a ser buenos
aunque se les tenga compasión.
Aunque estén entre gente buena,
siguen actuando con maldad
y no les importa
que seas el Dios todopoderoso.
11 Tú les tienes preparado su castigo,
pero ellos ni siquiera se dan cuenta.
¡Demuéstrales cuánto nos amas,
para que sientan vergüenza!
¡Destrúyelos con tu enojo!
12 »Dios nuestro,
tú nos aseguras la paz,
y todo lo que hemos logrado
ha sido por tu gran poder.
13 »Dios nuestro,
aunque otros dioses nos han dominado,
tú eres nuestro único Dios.
14 Esos dioses no tienen vida;
son dioses muertos y no se pueden mover.
Tú les diste su merecido,
y ahora nadie los recuerda.
15 »Tú has engrandecido nuestra nación.
Has extendido nuestras fronteras
para dar a conocer
tu fama y tu poder.
16 Cuando nos castigaste,
nos volvimos a ti
a pesar de nuestro dolor.
17 Tu castigo nos hizo sufrir mucho;
nuestro dolor fue muy grande.
18 Pero ese dolor no produjo nada.
No le dimos a nuestro país
la alegría de la victoria
ni tampoco la alegría
de tener muchos hijos.
19 Pero somos tu pueblo,
y aunque estemos destruidos,
volveremos a vivir.
Tú llenarás de vida y alegría
a esta nación sin vida.
20 »¡Vamos, pueblo mío,
entra ya en tu ciudad!
Cierra los portones y espera
a que Dios calme su enojo.
21 Dios saldrá de su palacio
y castigará por su maldad
a los que habitan la tierra.
Los crímenes de los violentos
no quedarán sin castigo».
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