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Serás en la mano del Señor como una corona esplendorosa,
    ¡como una diadema real en la palma de tu Dios!
Ya no te llamarán «Abandonada»,
    ni a tu tierra la llamarán «Desolada»,
sino que serás llamada «Mi deleite»;
    tu tierra se llamará «Mi esposa»;
porque el Señor se deleitará en ti,
    y tu tierra tendrá esposo.
Como un joven que se casa con una doncella,
    así el que te edifica se casará contigo;
como un novio que se regocija por su novia,
    así tu Dios se regocijará por ti.

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