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Después oí que el Señor preguntaba: «¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?».

—Aquí estoy yo—le dije—. Envíame a mí.

Y él me dijo:

—Bien, ve y dile a este pueblo:

“Escuchen con atención, pero no entiendan;
    miren bien, pero no aprendan nada”.
10 Endurece el corazón de este pueblo;
    tápales los oídos y ciérrales los ojos.
De esa forma, no verán con sus ojos,
    ni oirán con sus oídos,
ni comprenderán con su corazón
    para que no se vuelvan a mí en busca de sanidad.[a]

11 Entonces yo dije:

—Señor, ¿cuánto tiempo durará esto?

Y él contestó:

—Hasta que sus ciudades queden vacías,
    sus casas queden desiertas
    y la tierra entera quede seca y baldía;
12 hasta que el Señor haya mandado a todos lejos
    y toda la tierra de Israel quede desierta.
13 Si aún sobrevive una décima parte, un remanente,
    volverá a ser invadida y quemada.
Pero así como el terebinto o el roble dejan un tocón cuando se cortan,
    también el tocón de Israel será una semilla santa.

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Footnotes

  1. 6:9-10 La versión griega dice Y él me dijo:—Ve y dile a este pueblo: / “Cuando ustedes oigan lo que digo, no entenderán. / Cuando vean lo que hago, no comprenderán”. / Pues el corazón de este pueblo está endurecido, / y sus oídos no pueden oír, y han cerrado los ojos, / así que sus ojos no pueden ver, / y sus oídos no pueden oír, / y su corazón no puede entender, / y no pueden volver a mí para que yo los sane. Comparar Mt 13:14-15; Mc 4:12; Lc 8:10; Hch 28:26-27.

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