Isaías 6:1-7:6
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La misión de Isaías
6 El año de la muerte del rey Uzías vi al Señor sentado en un trono alto y excelso; las orlas de su manto llenaban el Templo. 2 Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies y con dos volaban. 3 Y se decían el uno al otro:
«Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos;
toda la tierra está llena de su gloria».
4 Al sonido de sus voces se estremecieron los umbrales de las puertas y el Templo se llenó de humo.
5 Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos».
6 En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar. 7 Con ella me tocó los labios y me dijo:
«Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada y tu pecado, perdonado».
8 Entonces oí la voz del Señor que decía:
—¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?
Y respondí:
—Aquí estoy. ¡Envíame a mí!
9 Él dijo:
—Ve y dile a este pueblo:
»“Oigan bien, pero no entiendan;
miren bien, pero no perciban”.
10 Haz insensible el corazón de este pueblo;
endurece sus oídos
y cierra sus ojos,
no sea que vea con sus ojos,
oiga con sus oídos
y entienda con su corazón,
se convierta y sea sanado».
11 Entonces exclamé:
—¿Hasta cuándo, Señor?
Y él respondió:
—Hasta que las ciudades queden destruidas
y sin habitante alguno;
hasta que las casas queden deshabitadas
y los campos asolados y en ruinas;
12 hasta que el Señor haya enviado lejos a la gente
y sean muchos los lugares abandonados en el país.
13 Y, si aún queda en la tierra una décima parte,
esta volverá a ser devastada.
Pero así como al talar la encina y el roble
queda parte del tronco,
esa parte es el linaje santo.
La señal de Emanuel
7 Acaz, hijo de Jotán y nieto de Uzías, reinaba en Judá. En el tiempo de Rezín, rey de Aram y de Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no pudieron conquistarla.
2 En el palacio de David se recibió la noticia de que Aram se había aliado con Efraín. Entonces se estremeció el corazón de Acaz y el de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles del bosque.
3 El Señor dijo a Isaías: «Ve con tu hijo Sear Yasub[a] a encontrarte con Acaz donde termina el acueducto del estanque superior, en el camino que conduce al Campo del Lavandero. 4 Dile que tenga cuidado y no pierda la calma; que no desfallezca su corazón[b] ante el enojo ardiente de Rezín y Aram ni ante el hijo de Remalías; que no se descorazone a causa de esos dos tizones humeantes. 5 Dile también que Aram y Efraín, junto con el hijo de Remalías, han tramado hacerle mal, pues piensan 6 subir contra Judá, provocar el pánico, conquistarla y poner allí como rey al hijo de Tabel.
Isaías 9:5-6
Nueva Versión Internacional
5 Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla
y toda la ropa teñida en sangre
serán arrojadas al fuego,
serán consumidas por las llamas.
6 Porque nos ha nacido un niño,
se nos ha concedido un hijo;
la soberanía reposará sobre sus hombros
y se le darán estos nombres:
Consejero Admirable, Dios Fuerte,
Padre Eterno, Príncipe de Paz.
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