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Culpa y castigo de Israel

59 El poder del Señor no ha disminuido
como para no poder salvar,
ni él se ha vuelto tan sordo
como para no poder oír.
Pero las maldades cometidas por ustedes
han levantado una barrera entre ustedes y Dios;
sus pecados han hecho que él se cubra la cara
y que no los quiera oír.
Ustedes tienen las manos manchadas de sangre
y los dedos manchados de crímenes;
sus labios dicen mentiras,
su lengua emite maldad.
Nadie hace denuncias justas,
ni va a juicio con honradez.
Confían más bien en la mentira
y en palabras falsas;
están preñados de maldad
y dan a luz el crimen.
Incuban huevos de víbora
y tejen telarañas;
el que come esos huevos, se muere,
y si uno los aplasta, salen serpientes venenosas.
Con esas telarañas no se hacen vestidos;
nadie puede vestirse con lo que ellos tejen.
Sus acciones son todas criminales:
sus manos trabajan para hacer violencia,
sus pies les sirven para correr al mal,
para darse prisa a derramar sangre inocente.
Sus pensamientos se dirigen al crimen,
y a su paso sólo dejan destrucción y ruina.
No conocen el camino de la paz,
no hay rectitud en sus acciones.
Los caminos que siguen son torcidos;
los que andan por ellos no encuentran la paz.

Por eso la salvación se ha alejado de nosotros
y la liberación no se nos acerca;
esperábamos la luz, y no hay más que oscuridad;
esperábamos la claridad, y andamos en tinieblas.
10 Andamos a tientas, como ciegos junto a una pared,
como si no tuviéramos ojos;
en pleno mediodía tropezamos como si fuera de noche;
teniendo salud, estamos como muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos,
gemimos como palomas;
esperamos la salvación, pero no llega;
esperamos la liberación, pero está lejos.
12 Nosotros te hemos ofendido mucho,
y nuestros propios pecados nos acusan;
tenemos presentes nuestras culpas
y conocemos nuestras maldades.
13 Hemos sido rebeldes e infieles al Señor,
no quisimos seguir a nuestro Dios,
hemos hablado de violencia y de traición,
hemos hecho planes para engañar a los demás.
14 La justicia ha sido despreciada,
la rectitud se mantiene a distancia,
la sinceridad tropieza en la plaza pública
y la honradez no puede presentarse.
15 La sinceridad ha desaparecido,
y al que se aparta del mal le roban lo que tiene.

El Señor se ha disgustado
al ver que no hay justicia.

16 El Señor quedó asombrado
al ver que nadie ponía remedio a esto;
entonces actuó con su propio poder,
y él mismo obtuvo la victoria.
17 Se cubrió de triunfo como con una coraza,
se puso la salvación como un casco en la cabeza,
se vistió de venganza como con una túnica
y se envolvió de ira como con un manto.
18 El Señor dará a cada cual su merecido;
castigará a sus enemigos.
A quienes lo odian, les dará lo que se merecen;
aun a los que viven en los países del mar.
19 Todo el mundo, desde oriente hasta occidente,
respetará al Señor, al ver su majestad,
porque él vendrá como un río crecido
movido por un viento poderoso.
20 Vendrá como redentor de Sión
y de todos los descendientes de Jacob
que se arrepientan de sus culpas.
El Señor lo afirma.

21 El Señor dice:
«Yo hago una alianza con ustedes y les prometo
que mi poder y las enseñanzas que les he dado
no se apartarán jamás de ustedes
ni de sus descendientes
por toda la eternidad.»

La maldad de Israel

59 Isaías dijo:

«Dios tiene poder para salvar
y tiene buenos oídos para oír.
Pero la maldad de ustedes
los ha separado de Dios.
Sus pecados han hecho
que Dios se tape los oídos
y no quiera escucharlos.

»Ustedes tienen las manos
llenas de sangre
por los crímenes que han cometido.
Ustedes mienten y maldicen.
Nadie se presenta ante el juez
con buenas intenciones,
y en los juicios falta la honradez.
Confían en la mentira
y nadie dice la verdad.
Están llenos de maldad
y no lo disimulan.

5-6 »Ustedes sólo planean maldades,
y traen la muerte a todos.
Viven haciendo el mal,
y están enredados en la violencia.
Se apresuran a cometer crímenes
y corren a derramar sangre inocente;
a su paso quedan sólo ruinas.

»No son gente de paz
ni hay rectitud en sus acciones.
Su conducta está torcida,
y los que andan con ellos
tampoco vivirán en paz».

Confesión de pecados

El pueblo de Israel dijo:

«Por causa de nuestra maldad
la justicia no se cumple entre nosotros:
esperábamos vivir en la luz,
pero nos hemos quedado en tinieblas.
10 Caminamos como ciegos,
tocando la pared;
tropezamos en pleno mediodía
como si fuera de noche;
aunque parezcamos tener vida,
en realidad estamos muertos.
11 Nos pasamos la vida llorando,
y esperando que se nos haga justicia,
pero Dios no viene en nuestra ayuda.

12 »Hemos ofendido a Dios,
y nuestros pecados nos acusan;
nuestras maldades nos acompañan,
y reconocemos nuestras culpas.
13 Hemos sido infieles a Dios,
no lo hemos obedecido;
somos violentos y traicioneros,
y engañamos a la gente.
14-15 Nos hemos burlado de la justicia
y Dios no viene a salvarnos.
La sinceridad está por los suelos;
ya no hay honradez,
y al que hace el bien
se le quita lo que tiene».

Dios hace justicia

Isaías dijo:

«Dios se mostró muy disgustado
al ver la falta de justicia.
16 Vio con sorpresa
que esto a nadie le importaba.
Entonces decidió usar su propio poder
y así nos dio la salvación.
17 Tomó la justicia como escudo
y se puso la salvación como casco;
la venganza lo cubrió como una capa
y el enojo lo envolvió como un manto,
18 para castigar a sus enemigos
y darle a cada cual su merecido.

19 »Al ver el poder de Dios,
todo el mundo temblará de miedo,
porque Dios vendrá
con la furia de un río desbordado,
y empujado por un fuerte viento.
20 Dios vendrá a salvar
a los que viven en Jerusalén,
y a todos los israelitas
que se arrepientan de sus pecados.
Dios ha jurado que así será».

Anuncio de la salvación

21 Dios dijo:

«Yo hago un pacto con ustedes:
les prometo que mi poder,
y las enseñanzas que les he dado,
nunca se apartarán de ustedes
ni de sus descendientes».

We Long for Light but Sink into Darkness

59 1-8 Look! Listen!
    God’s arm is not amputated—he can still save.
    God’s ears are not stopped up—he can still hear.
There’s nothing wrong with God; the wrong is in you.
    Your wrongheaded lives caused the split between you and God.
    Your sins got between you so that he doesn’t hear.
Your hands are drenched in blood,
    your fingers dripping with guilt,
Your lips smeared with lies,
    your tongue swollen from muttering obscenities.
No one speaks up for the right,
    no one deals fairly.
They trust in illusion, they tell lies,
    they get pregnant with mischief and have sin-babies.
They hatch snake eggs and weave spider webs.
    Eat an egg and die; break an egg and get a snake!
The spider webs are no good for shirts or shawls.
    No one can wear these weavings!
They weave wickedness,
    they hatch violence.
They compete in the race to do evil
    and run to be the first to murder.
They plan and plot evil, think and breathe evil,
    and leave a trail of wrecked lives behind them.
They know nothing about peace
    and less than nothing about justice.
They make tortuously twisted roads.
    No peace for the wretch who walks down those roads!

9-11 Which means that we’re a far cry from fair dealing,
    and we’re not even close to right living.
We long for light but sink into darkness,
    long for brightness but stumble through the night.
Like the blind, we inch along a wall,
    groping eyeless in the dark.
We shuffle our way in broad daylight,
    like the dead, but somehow walking.
We’re no better off than bears, groaning,
    and no worse off than doves, moaning.
We look for justice—not a sign of it;
    for salvation—not so much as a hint.

12-15 Our wrongdoings pile up before you, God,
    our sins stand up and accuse us.
Our wrongdoings stare us down;
    we know in detail what we’ve done:
Mocking and denying God,
    not following our God,
Spreading false rumors, whipping up revolt,
    pregnant with lies, muttering malice.
Justice is beaten back,
    Righteousness is banished to the sidelines,
Truth staggers down the street,
    Honesty is nowhere to be found,
Good is missing in action.
    Anyone renouncing evil is beaten and robbed.

15-19 God looked and saw evil looming on the horizon—
    so much evil and no sign of Justice.
He couldn’t believe what he saw:
    not a soul around to correct this awful situation.
So he did it himself, took on the work of Salvation,
    fueled by his own Righteousness.
He dressed in Righteousness, put it on like a suit of armor,
    with Salvation on his head like a helmet,
Put on Judgment like an overcoat,
    and threw a cloak of Passion across his shoulders.
He’ll make everyone pay for what they’ve done:
    fury for his foes, just deserts for his enemies.
    Even the far-off islands will get paid off in full.
In the west they’ll fear the name of God,
    in the east they’ll fear the glory of God,
For he’ll arrive like a river in flood stage,
    whipped to a torrent by the wind of God.

20 “I’ll arrive in Zion as Redeemer,
    to those in Jacob who leave their sins.”
        God’s Decree.

21 “As for me,” God says, “this is my covenant with them: My Spirit that I’ve placed upon you and the words that I’ve given you to speak, they’re not going to leave your mouths nor the mouths of your children nor the mouths of your grandchildren. You will keep repeating these words and won’t ever stop.” God’s orders.