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Nuestro Redentor, el Señor de los ejércitos es Su nombre,
El Santo de Israel(A).
«Siéntate en silencio(B) y entra en las tinieblas(C),
Hija de los caldeos(D),
Porque nunca más te llamarán
Soberana de reinos(E).
Estaba enojado contra Mi pueblo,
Profané Mi heredad
Y en tu mano los entregué.
No les mostraste compasión,
Sobre el anciano(F) hiciste muy pesado tu yugo,

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