Add parallel Print Page Options

La derrota de los dioses de Babilonia

46 Isaías dijo:

«Las estatuas de Bel y Nebo,
dioses de Babilonia,
se tambalean y caen al suelo.
Los babilonios las ponen
sobre animales de carga
que no soportan tanto peso.
Estas estatuas se caen al suelo
y son llevadas a otros países,
porque son incapaces de salvarse».

Dios dijo:

«Óiganme ustedes,
israelitas que aún quedan con vida:
Yo los he cuidado
desde antes que nacieran,
los he llevado en brazos
y seguiré haciendo lo mismo
hasta que lleguen a viejos
y peinen canas;
los sostendré y los salvaré
porque yo soy su creador.

»¿Con quién pueden compararme?
Yo no me parezco a nadie.
Hay gente que gasta mucho oro y plata
para contratar un artesano
que le fabrique un dios.
Luego se arrodilla ante él para adorarlo.
Cargan la estatua del dios
sobre sus hombros,
lo ponen en su sitio,
y de allí no se mueve.
Por más que griten
pidiéndole agua,
ese dios no les responde
ni puede librarlos de sus males.

»Recuerden esto, pecadores,
y piénsenlo bien:
recuerden todo lo que ha pasado
desde tiempos antiguos.
Yo soy Dios, y no hay otro;
soy Dios, y no hay nadie igual a mí.
10 Yo anuncio desde el principio
lo que va a pasar al final,
y doy a conocer el futuro
desde mucho tiempo antes.
Les aseguro que todos mis planes
se cumplirán tal como yo quiero.

11 »Yo he llamado de Persia
a un rey llamado Ciro;
él vendrá desde lejos,
como un ave de rapiña,
y hará lo que yo diga.
Tengo un plan, y haré que se cumpla.
Juro que así será.

12 »Escúchenme, gente terca:
ustedes no están a salvo.
13 Pero pronto vendré a salvarlos;
ya no demoraré más.
Yo le daré a Jerusalén la salvación,
y mi honor al pueblo de Israel».

La caída de Babilonia

47 Dios dijo:

«Ciudad de Babilonia,
baja ya de tu trono
y siéntate en el suelo.
Eres como una viuda joven,
y no volverán a llamarte
“hermosa” y “delicada”.

»Ya no podrás disfrutar
de lujos y privilegios;
ahora tendrás que trabajar.
Toma una piedra y muele el grano
para hacer la harina,
pues has quedado destruida
y tendrás que valerte por ti misma.

3-4 »Yo, el Dios santo de Israel,
el Dios todopoderoso,
voy a vengarme de ti.
¡Ya te ven los pueblos
como si estuvieras desnuda!

»¡Siéntate en silencio,
ciudad de Babilonia!
Siéntate en un rincón oscuro,
porque no volverán a llamarte
“Reina de las naciones”.

»Yo me enojé con mi pueblo;
me enojé con los israelitas
y los dejé caer en tu poder.
Pero tú, Babilonia,
no te compadeciste de ellos,
y maltrataste a los ancianos
con una carga muy pesada.

»Creíste que nunca dejarías de ser reina
y no te pusiste a pensar
cómo terminaría todo esto.

»Por eso, ciudad de Babilonia,
escucha bien:
tú eres como una mujer
que ama el lujo
y se sienta tranquila en su trono;
piensas que nadie es mejor que tú,
y crees que nunca serás viuda
ni te quedarás sin hijos.

»Pero de repente,
en un majestuoso día,
te sucederán dos desgracias,
y de nada te servirán
tus brujerías y tu magia:
te quedarás viuda
y perderás todos tus hijos.

10 »A pesar de tu maldad,
te sentías segura,
porque nadie te llamaba la atención.
Tu sabiduría y tus conocimientos
te hicieron perder la cabeza,
mientras te decías a ti misma:
“Yo, y nadie más que yo”.
11 Pero cuando menos lo esperes
te caerá una desgracia,
que ni con tu magia podrás evitar.

12 »Babilonia,
sigue con las brujerías y la magia
que has practicado toda tu vida,
a ver si te sirven de algo,
a ver si consigues asustar a alguien.

13 »¡Que se presenten ahora
los sabios que te han dado consejos!
¡Que traten de salvarte
los que miran a los astros
para anunciarte el futuro!
14 Pero esos adivinos son como paja:
el fuego los devorará
y no podrán salvarse de las llamas.
Ese fuego no será
como el fuego de una chimenea
que da calor al hogar.
15 Esos adivinos,
que has consultado toda tu vida,
andan perdidos, cada uno por su lado.
¡Así que nadie podrá salvarte!»

Dios cumple su palabra

48 Isaías dijo:

«Escuchen esto, israelitas,
descendientes de Jacob;
escuchen esto, ustedes,
los que pertenecen a la tribu de Judá:
Ustedes juran y oran
en el nombre del Dios de Israel,
pero no lo hacen como es debido.
Ustedes están muy orgullosos
de vivir en la santa ciudad de Jerusalén,
y de ser protegidos por el Dios de Israel,
cuyo nombre es Dios todopoderoso».

Sin embargo, Dios declara:

«Yo di a conocer los hechos del pasado
antes de que sucedieran;
y tal como lo había anunciado
estos hechos se cumplieron.
Como yo sabía que ustedes
tienen la cabeza más dura
que el hierro y el bronce,
les anuncié todo esto
desde mucho antes;
así no podrían decir
que eso lo hizo un falso dios.
Si ustedes se fijan bien,
reconocerán que todo esto es cierto.

Dios anuncia cosas nuevas

»Ahora les voy a anunciar
cosas nuevas y ocultas,
que ustedes no conocían.
Hoy voy a crear algo nuevo,
algo que antes no existía.
Ustedes, hasta hoy,
no habían oído hablar de ellas:
así que no podrán decir
que ya las sabían.
Ustedes no habían oído
ni conocido nada de esto,
porque yo bien sabía
que ustedes son infieles
y que siempre han sido rebeldes.

»Yo he tenido paciencia con ustedes.
Por respeto a mí mismo,
controlé mis deseos de destruirlos.
10 Yo los limpié de su maldad
por medio del sufrimiento,
y no lo hice por dinero.
11 Lo hice por respeto a mí mismo
y para salvar mi honor.
Porque mi nombre
debe ser siempre respetado.
Yo nunca permitiré
que adoren a otros dioses,
porque sólo a mí deben adorar».

Dios salvará a su pueblo

12 Dios dijo:

«Pueblo de Israel, yo te he llamado.
Yo soy el único Dios,
el primero y el último.
13 Con mi poder hice el cielo y la tierra:
con sólo pronunciar sus nombres,
comenzaron a existir.
14 Por lo tanto, israelitas,
reúnanse ahora todos ustedes,
y escúchenme:

»Yo elegí a Ciro, el rey de Persia,
y él hará con Babilonia
todo lo que he decidido.
Nadie antes anunció
todo esto de antemano.
15 Fui yo quien lo dijo;
fui yo quien hizo venir a Ciro,
y quien siempre le dará la victoria.

16 »Acérquense a mí y escuchen:
todo esto lo pensé de antemano
y nunca lo guardé en secreto.
Ahora yo, el único Dios,
he enviado a Ciro
y le he dado mi poder».

Dios guía a su pueblo

17 Dios, el Salvador y santo de Israel, continuó diciendo:

«Israel, yo soy tu Dios,
que te enseña lo bueno
y te dice lo que debes hacer.
18 ¡Ojalá me hubieras hecho caso!
Entonces habrías sido muy feliz
19 y ahora tus descendientes
serían tan numerosos
como las arenas del mar.
Yo nunca los habría destruido
ni los habría apartado de mi vista».

Dios da la libertad a su pueblo

20 Isaías les dijo a los israelitas:

«¡Salgan ya de Babilonia,
huyan de ese país!
¡Anuncien su liberación
con gritos de alegría!
Griten por todas partes:
“¡Dios ha puesto en libertad
a Israel, su fiel servidor!”

21 »Dios hizo que ustedes pasaran
por lugares desiertos,
pero no sufrieron de sed,
porque él partió la roca
y brotó agua en abundancia.
22 En cambio, a los malvados
nunca les va bien».

La luz de las naciones

49 Israel dijo:

«¡Ustedes,
pueblos de las costas más lejanas,
óiganme y presten atención!

»Yo soy el fiel servidor de Dios.
Él pronunció mi nombre
desde antes que yo existiera como pueblo.
Dios hizo que mis palabras
fueran poderosas como flechas,
como espadas afiladas.
Dios me protegió, me cuidó,
y me dijo:
“Tú eres mi fiel servidor;
gracias a ti daré a conocer mi poder”.

»Sin embargo, yo me dije:
“He trabajado inútilmente;
me he quedado sin fuerzas
y no he logrado nada”.
En realidad, lo que hago
es gracias al poder de Dios,
y ya él ha preparado mi recompensa.
Dios me formó
desde antes que naciera
para que fuera yo su fiel servidor,
y siempre estuviéramos unidos.
Para Dios, yo valgo mucho;
por eso él me fortalece».

Dios le dijo a su fiel servidor:

«Yo te he enviado
para que reúnas a las tribus de Israel
y las hagas volver a su patria.
Aun esto es muy poco para ti.
Por eso te pondré
como una luz para las naciones,
y haré que lleves la salvación
hasta el último rincón del mundo».

Una promesa de Dios a su pueblo

Dios, el Salvador y santo de Israel, le dijo al pueblo:

«Israel,
tú has sido despreciado
y odiado por otros pueblos,
y ahora eres esclavo de esos tiranos.
Pon atención a mis palabras:

“Yo soy tu único Dios;
cuando los reyes y los príncipes
de otras naciones te vean,
se humillarán ante ti.

”¡Yo te he elegido
y te cumpliré esta promesa!”»

Restauración de Israel

Dios les dijo a los israelitas:

«Cuando llegó el momento
de mostrarles mi bondad,
fui bondadoso con ustedes;
cuando necesitaron salvación,
yo les di libertad.
Yo los formé para que fueran
una bendición para otros pueblos.
Por eso ustedes, israelitas,
volverán a ocupar las tierras
que sus enemigos destruyeron,
y reconstruirán el país.
Ustedes les dirán a los presos:
“¡Quedan en libertad!”,
y a los que viven en la oscuridad:
“¡Salgan a la luz!”

La alegría de los que vuelven a su patria

»Ustedes encontrarán buenos pastos
junto a todos los caminos,
y en cualquier cerro desierto
tendrán alimento para el ganado.
10 No tendrán hambre ni sed,
ni los molestará el sol ni el calor,
porque yo los amo y los guío,
y los llevaré a fuentes de agua.
11 Les abriré un camino
a través de las montañas
y los haré pasar por un terreno llano.
12 Ustedes, los israelitas,
vendrán de muy lejos,
de todos los rincones del mundo.

13 »¡Cielos, griten de alegría!
¡Tierra, alégrate mucho!
¡Montañas, lancen gritos de felicidad!
Porque yo, el único Dios,
consuelo a mi pueblo
y tengo compasión de los pobres».

La reconstrucción de Jerusalén

14 El pueblo de Jerusalén decía:

«Dios me abandonó,
mi Dios se olvidó de mí».

15 Pero Dios respondió:

«Jerusalén,
¿acaso puede una madre olvidar
o dejar de amar a su hijo?
Y aunque ella lo olvidara,
yo no me olvidaré de ti.
16 Yo te llevo grabada
como un tatuaje en mis manos,
siempre tengo presentes tus murallas.

17 »Ya se han ido tus destructores;
si con rapidez te destruyeron,
con más rapidez serás reconstruida.
18 Levanta los ojos
y mira a tu alrededor,
todos los israelitas se reúnen
y vuelven hacia ti.
Yo soy el único Dios,
y juro por mi vida
que todos tus habitantes serán
como los adornos de una novia.

19 »Tú, Jerusalén, estabas en ruinas,
pero ya se han alejado
los que te destruyeron.
Ahora tendrás tantos habitantes
que el país te resultará pequeño.
20 Los hijos que dabas por perdidos
te dirán al oído:
“Este país es demasiado pequeño
para todos nosotros”.

21 »Tú, Jerusalén,
dirás como una madre:
“¿Quién me dio tantos hijos?
Yo no tenía hijos ni podía tenerlos;
me habían dejado sola,
quedé completamente abandonada.
¿Quién crió a estos hijos míos?
¿De dónde vinieron?”

22 »Yo daré una orden a las naciones
para que traigan en brazos
a tus hijos y a tus hijas.
23 Los reyes serán tus padres adoptivos
y las princesas, tus niñeras.
Se arrodillarán ante ti
y reconocerán
que no quedan avergonzados
los que confían en mí,
y que yo soy el único Dios.

24 »A un guerrero no se le puede quitar
lo que ha ganado en el combate;
un prisionero de guerra
no se puede escapar del tirano.
25 Pero yo, el único Dios,
declaro que al guerrero y al tirano
les quitarán lo que hayan conquistado.
A ustedes los israelitas les digo
que yo salvaré a sus hijos y a sus hijas
de manos de sus enemigos.
26 Haré que sus opresores
se coman su propia carne
y se emborrachen con su sangre.
Así sabrá toda la humanidad
que yo soy el único Dios,
soy el Dios todopoderoso,
y el salvador de Israel».

50 1-3 Dios dijo:

«Israelitas,
cuando vine a buscarlos,
no los encontré;
cuando los llamé,
no me respondieron.
Yo no los abandoné,
ni los vendí como esclavos
para pagar deudas;
lo hice por causa de sus pecados.

»Pero tengo el poder
para salvarlos y rescatarlos.
Yo cubro los cielos de oscuridad
como si se vistieran de luto.
Basta una simple orden mía
para que el mar y los ríos se sequen,
para que por falta de agua
los peces se mueran y se pudran».

El fiel servidor dijo:

«Dios me enseñó a consolar
a los que están afligidos y cansados.
Me despierta todas las mañanas,
para que reciba sus enseñanzas
como todo buen discípulo.
Dios me enseñó a obedecer,
y no he sido rebelde ni desobediente.

»No quité mi espalda
a los que me golpeaban,
ni escondí mis mejillas
de los que me arrancaban la barba;
ni me cubrí la cara
cuando me escupían
y se burlaban de mí.

»Por eso, no seré humillado,
pues es Dios quien me ayuda.
Por eso me mantengo firme
como si fuera una roca,
y sé que no seré avergonzado.

»Conmigo está el que me protege.
Nadie puede acusarme de un delito.
El que quiera acusarme,
¡que venga y se me enfrente!
¡El Dios todopoderoso
es quien me ayuda!
Nadie podrá condenarme.
Mis enemigos desaparecerán
como la ropa comida por la polilla.

10 »Ninguno de ustedes teme a Dios
ni obedece la voz de su fiel servidor.
Caminan en la oscuridad,
sin un rayo de luz,
no confían en el único Dios.
11 Al contrario,
encienden fuegos y prenden antorchas;
caminan a la luz de su propio fuego.
Pero el Dios todopoderoso
los castigará y los hará sufrir».

Salvación para Jerusalén

51 Dios dijo:

«¡Escúchenme todos ustedes,
los que buscan a Dios
y aman la justicia!
Ustedes son descendientes
de Abraham y de Sara.
Miren el ejemplo
que ellos les han dejado.
Cuando yo llamé a Abraham,
él era sólo uno,
pero lo bendije
y le di muchos hijos.

»Aunque Jerusalén está en ruinas,
yo la consolaré
y la convertiré en un hermoso jardín.
Será como el jardín que planté en Edén.
Entonces Jerusalén celebrará
y cantará canciones de alegría
y de acción de gracias».

Dios continuó diciendo:

«Préstame atención, pueblo mío;
voy a dar mi enseñanza,
y mi justicia servirá de guía
para las naciones.
Ya se acerca mi justicia,
mi salvación está en camino.
¡Con mi poder juzgaré a las naciones!
Los pueblos de las costas lejanas
confían en mí.
Mi poder los llena de esperanza.

»¡Levanten los ojos al cielo!
¡Miren la tierra aquí abajo!
El cielo desaparecerá como humo,
la tierra se gastará como un vestido,
y sus habitantes morirán como moscas.
Pero mi salvación y mi justicia
permanecerán para siempre.

»Escúchenme,
ustedes que saben lo que es bueno
y que conocen mi ley.
No teman ni se desalienten
por los insultos de la gente,
porque esa gente desaparecerá
como ropa comida por la polilla,
como lana devorada por los gusanos.
Pero mi salvación y mi justicia
permanecerán para siempre».

Los israelitas clamaron:

«¡Despierta, Dios, despierta!
¡Despierta y vístete de fuerza!
Muestra tu poder
como lo hiciste en el pasado,
cuando destruiste a los egipcios.

10 »Tú secaste las aguas del mar
y allí abriste un camino
por donde marchó tu pueblo liberado.
11 Lo mismo que en el pasado,
ahora volverán los que tú rescataste
y entrarán en Jerusalén
con gritos de alegría.
Estarán llenos de alegría,
y el llanto y el dolor desaparecerán».

12 Dios dijo:

«Soy yo mismo el que los anima.
¿Por qué le tienen miedo
a simples seres humanos
que no son más que hierba?
13 No olviden que yo soy su creador,
yo soy el que extendió los cielos
y afirmó la tierra.
No teman al enemigo
que con furia quiere destruirlos.
Frente a mi poder
toda su furia desaparece.

14 »Pronto serán liberados los prisioneros;
no les faltará el pan
ni morirán en la cárcel,
15 porque yo soy el único Dios,
el Dios todopoderoso.
Yo agito el mar,
y las olas se levantan con estruendo.

16 »Yo les dije lo que deben decir,
y los protegeré con mi poder.
Yo he extendido los cielos
y afirmado la tierra,
y ahora digo:
“Habitantes de Jerusalén,
¡ustedes son mi pueblo!”»

El enojo de Dios

17 Isaías dijo:

«¡Despierta, Jerusalén, despierta!
Levántate, tú
que has sufrido el enojo de Dios.
Lo has sufrido tanto
que ya ni levantarte puedes.
18 De todos los hijos que tuviste,
no hubo ninguno que te guiara;
de todos los hijos que criaste,
ninguno te tomó de la mano.

19 »Estas dos desgracias
han venido sobre ti:
¡Has sufrido la guerra y el hambre!
¿Quién tendrá compasión de ti?
¿Quién te consolará?
20 Tus hijos están tirados por las calles,
están como venados atrapados en la red.
Toda la furia y el reproche de Dios
han caído sobre ellos.

21 »Por eso,
habitantes de Jerusalén,
ustedes que están borrachos
pero no de vino,
escuchen lo que dice su Dios,
22 el Dios que defiende a su pueblo:

“En mi enojo los castigué duramente
y los hice rodar por el suelo;
pero ya no volveré a castigarlos.
23 Más bien castigaré a sus enemigos,
esos que les dijeron:
‘¡Tírense al suelo,
para que los aplastemos!’
Ustedes obedecieron,
¡y ellos los aplastaron!”»

52 Dios dijo:

«¡Despierta, Jerusalén, despierta!
¡Levántate y sé fuerte!
Jerusalén, ciudad santa,
vístete de gala,
que los enemigos extranjeros
ya no volverán a atacarte.

»¡Jerusalén, levántate!
¡Sacúdete el polvo!
¡Quítate del cuello las cadenas,
y siéntate en el trono!

»Ustedes fueron vendidos por nada,
y ahora, sin dinero serán liberados.

»Hace mucho tiempo
mi pueblo descendió a Egipto
y vivió allí como pueblo esclavo.
Y ahora, sin motivo alguno,
Asiria ha maltratado a mi pueblo.

»Pero, ¿qué está pasando?
Sin motivo se han llevado a mi pueblo
a la nación de Babilonia;
sus gobernantes se burlan de él,
y en todo momento me ofenden.

»Pero vendrá un día
en que mi pueblo me conocerá.
En aquel día sabrán
que yo soy quien dice:
“¡Aquí estoy!”»

Isaías dijo:

«Qué hermoso es ver
al que llega por las colinas
trayendo buenas noticias:
noticias de paz,
noticias de salvación,
y le dice a Jerusalén:
“¡Tu Dios reina!”

»¡Escucha!
Tus guardias gritan de alegría,
porque ven con sus propios ojos
que Dios vuelve a Jerusalén.

»Habitantes de Jerusalén,
¡entonen canciones de alegría!
Dios ha consolado a su pueblo,
¡ha liberado a Jerusalén!
10 Dios mostrará su poder
a todas las naciones,
y todas las regiones de la tierra
verán la salvación de nuestro Dios.

11 »Ustedes,
pónganse en marcha,
¡salgan ya de Babilonia!
Ustedes que transportan
los utensilios del templo,
¡no toquen nada impuro!
12 No tendrán que apurarse
ni salir huyendo,
porque nadie los perseguirá.
¡El Dios de Israel
los protegerá de todo peligro!»

Sufrimiento y gloria del fiel servidor

13 Dios dijo:

«Mi fiel servidor triunfará;
se le pondrá en un alto trono
y recibirá los honores que merece.

14 »Muchos se asombrarán al verlo,
por tener la cara desfigurada,
y no parecer un ser humano.

15 »Muchas naciones se asombrarán,
y en la presencia de mi fiel servidor
los reyes quedarán mudos,
porque verán y entenderán
lo que jamás habían oído».

53 Isaías dijo:

«¡Nadie ha creído a nuestro mensaje!
¡Nadie ha visto el poder de Dios!
El fiel servidor creció
como raíz tierna en tierra seca.
No había en él belleza
ni majestad alguna;
su aspecto no era atractivo ni deseable.
Todos lo despreciaban y rechazaban.
Fue un hombre que sufrió el dolor
y experimentó mucho sufrimiento.
Todos evitábamos mirarlo;
lo despreciamos y no lo tuvimos en cuenta.

»A pesar de todo esto,
él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores.
Nosotros pensamos
que Dios lo había herido y humillado.
Pero él fue herido
por nuestras rebeliones,
fue golpeado por nuestras maldades;
él sufrió en nuestro lugar,
y gracias a sus heridas
recibimos la paz y fuimos sanados.

»Todos andábamos perdidos,
como suelen andar las ovejas.
Cada uno hacía lo que bien le parecía;
pero Dios hizo recaer en su fiel servidor
el castigo que nosotros merecíamos.

»Fue maltratado y humillado,
pero nunca se quejó.
Se quedó completamente callado,
como las ovejas cuando les cortan la lana;
y como cordero llevado al matadero,
ni siquiera abrió su boca.

»Cuando lo arrestaron,
no lo trataron con justicia.
Nadie lo defendió ni se preocupó por él;
y al final, por culpa de nuestros pecados,
le quitaron la vida.
El fiel servidor de Dios
murió entre criminales
y fue enterrado con los malvados,
aunque nunca cometió ningún crimen
ni jamás engañó a nadie.

10 »Dios quiso humillarlo y hacerlo sufrir,
y el fiel servidor ofreció su vida
como sacrificio por nosotros.
Por eso, él tendrá una vida muy larga,
llegará a ver a sus descendientes,
y hará todo lo que Dios desea.

11-12 »Después de tanto sufrimiento,
comprenderá el valor de obedecer a Dios.
El fiel servidor, aunque inocente,
fue considerado un criminal,
pues cargó con los pecados de muchos
para que ellos fueran perdonados.
Él dio su vida por los demás;
por eso Dios lo premiará
con poder y con honor».

Dios es el esposo de su pueblo

54 Isaías dijo:

«Jerusalén,
tú que nunca has sido madre
ni has podido tener hijos,
lanza gritos de alegría,
entona alegres canciones,
porque Dios dice:
“Jerusalén, mujer abandonada,
tendrás más hijos que la mujer casada”.

2-3 »Nación de Israel,
agranda tu tienda de campaña,
extiende las cuerdas
y clava bien las estacas,
porque te vas a extender
de un extremo al otro.
Tus hijos conquistarán muchas naciones
y ocuparán las ciudades
que ahora están deshabitadas.

»No tengas miedo,
pues no te insultarán
ni pasarás vergüenza.
Cuando eras joven
pasaste la vergüenza
de no tener hijos.
Después te quedaste sola
como una viuda.
Pero no volverás a acordarte
de tu vergüenza,
porque Dios es tu creador
y te tomará por esposa.

»El Dios santo de Israel
es tu salvador;
es el Dios todopoderoso
y reina en toda la tierra.

»Pueblo de Israel,
tú eras como una esposa joven,
que quedó abandonada y afligida,
pero tu Dios vuelve a llamarte
y te dice:

“Sólo por un momento
te dejé abandonada,
pero con gran ternura
te aceptaré de nuevo.

”Cuando me enojé contigo,
me alejé de ti por un poco de tiempo,
pero muy pronto tuve compasión de ti
y te manifesté mi amor eterno”».

El amor de Dios es eterno

Dios le dijo al pueblo de Israel:

«Después que cubrí toda la tierra
con las aguas del diluvio,
yo le juré a Noé:
“Nunca más habrá otro diluvio”.
Del mismo modo, ahora te juro
que nunca más me enojaré contigo
ni volveré a amenazarte.
10 Las montañas podrán cambiar de lugar,
los cerros podrán venirse abajo,
pero mi amor por ti no cambiará.
Siempre estaré a tu lado
y juntos viviremos en paz.
Te juro que tendré compasión de ti.

La nueva Jerusalén

11-12 »Ciudad de Jerusalén,
ahora estás oprimida y atormentada,
y no hay nadie que te consuele.
Pero yo construiré con piedras preciosas
tus cimientos y tus muros,
tus torres y tus puertas.
13 Yo instruiré a tus habitantes,
y todos vivirán en paz.
14 La justicia te hará fuerte,
y no volverás a sentir miedo.
15 Si una nación te ataca,
tú la vencerás
porque no cuenta con mi apoyo.

16 »Mira, yo he creado al herrero
que fabrica herramientas.
Pero también he creado ejércitos
que todo lo arruinan y destruyen.
17 Sin embargo,
nadie ha hecho un arma
capaz de destruirte.

»Israel, tú harás callar
a todo el que te acuse,
porque yo, el único Dios,
hago triunfar a los que me adoran.
Te juro que así será».

Dios se unirá a su pueblo

55 Dios dijo:

«Todos los que tengan sed
vengan a beber agua;
y los que no tengan dinero
vengan y lleven trigo, vino y leche
sin pagar nada.
¡Óiganme bien,
y comerán una comida
buena y deliciosa!
No vale la pena ganar dinero
y gastarlo en comidas
que no quitan el hambre.

»¡Vengan a mí
y presten atención;
obedézcanme y vivirán!
Yo me uniré a ustedes para siempre,
y así cumpliré las promesas
que hice a mi amado rey David.
Yo lo puse a él por testigo,
para que guiara y enseñara
a todas las naciones.

»Pueblo de Israel,
llamarás a pueblos que no conocías,
y ellos irán corriendo hacia ti,
porque yo, tu Dios,
te pondré sobre todas las naciones».

Isaías dijo:

«Ahora es el momento oportuno:
¡busquen a Dios!;
¡llámenlo ahora que está cerca!
Arrepiéntanse,
porque Dios está siempre
dispuesto a perdonar;
él tiene compasión de ustedes.

»Que cambien los malvados
su manera de pensar,
y que dejen su mala conducta».

8-9 Dios dijo:

«Yo no pienso
como piensan ustedes
ni actúo como ustedes actúan.
Mis pensamientos y mis acciones
están muy por encima
de lo que ustedes piensan y hacen:
¡están más altos que los cielos!
Les juro que así es».

El poder de la palabra de Dios

10 Dios dijo:

«La lluvia y la nieve bajan del cielo,
y no vuelven a subir
sin antes mojar y alimentar la tierra.
Así es como brotan las semillas
y el trigo que comemos.
11 Lo mismo pasa con mi palabra
cuando sale de mis labios:
no vuelve a mí
sin antes cumplir mis órdenes,
sin antes hacer lo que yo quiero.

Últimas palabras de consuelo

12 »Ustedes, los israelitas,
saldrán de Babilonia con alegría
y volverán con bien a su propio país.
Cuando los montes y los cerros los vean,
cantarán canciones muy alegres,
y los árboles del campo aplaudirán.
13 Crecerán pinos en lugar de espinos
y arrayanes en lugar de ortigas.

»El mundo entero alabará a Dios,
y eso será muestra
de su maravilloso poder».

Dios premia a los que son fieles

56 Dios dijo:

«Hagan lo que es justo y bueno
porque pronto voy a mostrar
mi poder salvador.
Dichoso el que obedece
mis mandamientos
y los cumple con fidelidad.
Dichoso el que respeta
el día de descanso
y nunca hace nada malo.

»Si un extranjero me adora,
no tiene por qué decir:
“Dios me apartará de su pueblo”.
El hombre que no puede tener hijos
tampoco debe decir:
“Yo parezco un árbol seco”.
Porque si estos hombres
respetan el día de descanso,
si me obedecen y son fieles a mi pacto,
yo les daré algo mejor
que tener hijos e hijas:
haré que el nombre de ellos
quede grabado para siempre
en los muros de mi templo.
Les daré un nombre eterno
que nunca será borrado.

6-7 »A los extranjeros que me adoran,
que respetan el día de descanso,
y son fieles a mi pacto,
yo los traeré a mi monte santo
y los haré dichosos
en mi casa de oración.
Si esos extranjeros me adoran,
me sirven y me aman,
yo aceptaré los sacrificios
que ofrecen sobre mi altar,
porque mi casa será llamada:
“Casa de oración
para todos los pueblos”.

»Yo haré que los israelitas
que aún están fuera de su tierra
vuelvan a reunirse en su país.
Les juro que así será».

Dios reprende a los jefes malos

Dios dijo:

«Naciones enemigas,
vengan y ataquen a mi pueblo;
devórenlo como animales salvajes.

10 »Ustedes, jefes de mi pueblo,
deberían protegerlo
como perros guardianes;
pero parecen estar ciegos,
no se dan cuenta de nada;
parecen estar mudos,
no hacen ni dicen nada;
les gusta mucho dormir,
se pasan la vida durmiendo y soñando.

11 »Ustedes, jefes de mi pueblo,
son como perros hambrientos
que nunca se llenan.
Son gente que no entiende nada,
cada uno va por su camino,
siempre detrás de sus ganancias.

12 »Ustedes, jefes de mi pueblo,
dicen:

“¡Vengan!
Vamos a emborracharnos.
Y mañana haremos lo mismo,
o beberemos mucho más”».

La muerte de la gente buena

57 Isaías dijo:

«Muere la gente honrada
y a nadie le llama la atención;
desaparece la gente buena
y nadie entiende que la muerte
los libra de sus males.
Ellos me obedecieron en todo
y ahora descansan en paz».

Contra el culto de los ídolos

Dios dijo:

«Y ustedes, gente infiel,
que adora a los ídolos,
acérquense y presten atención.
¿De quién se burlan ustedes?
¿A quién le sacan la lengua?
Ustedes son hijos del pecado;
son gente mentirosa.
Debajo de los robles
y de todo árbol verde
tienen relaciones sexuales
para adorar a dioses falsos;
junto a los arroyos
y en las cuevas de las rocas
sacrifican niños en su honor.

»Ustedes, los israelitas,
prefieren adorar
las piedras lisas del arroyo;
a ellas les han llevado
ofrendas de vino y de cereales.
Y después de todo esto,
¿esperan verme contento?

»Sobre un monte alto y empinado
tendieron sus camas,
y allí subieron a ofrecer sacrificios.
Detrás de las puertas de sus casas
colocaron sus dioses falsos,
se olvidaron de mí, y los adoraron;
hicieron pactos con otras naciones
mientras adoraban a esos ídolos.

»Van corriendo hacia el dios Mélec,
llevando aceite y muchos perfumes;
hasta buscan consejo
de los espíritus de los muertos.
10 Caminan y caminan
para adorar a sus dioses,
y parecen no cansarse.
¿Para qué tantas peregrinaciones,
si todo eso es inútil?
11 ¿Quiénes son esos dioses
que tanto los asustan,
para que me sean infieles
y me olviden por completo?

»Cuando ustedes no me adoraban,
yo me quedaba callado
y cerraba los ojos.
12 Pero ahora voy a denunciar
todo lo que están haciendo.
Todas sus obras
no les servirán de nada.
13 Cuando griten pidiendo auxilio,
esos ídolos no los ayudarán
ni los librarán.
El viento se los llevará;
de un soplo desaparecerán.
En cambio, el que se refugia en mí,
heredará la tierra y vivirá en Jerusalén.
Yo soy el Dios todopoderoso».

Castigo y curación de Israel

14 Entonces Dios dijo:

«¡Abran paso, abran paso,
preparen un camino llano,
para que pase mi pueblo!
15 Porque yo soy el Dios eterno
y mi nombre es santo.
Yo vivo en un lugar alto y sagrado,
pero también estoy con los pobres
y animo a los afligidos.

16 »Pueblo mío,
no siempre voy a acusarte,
ni estaré enojado todo el tiempo.
Yo mismo te hice,
y no quiero que
te desanimes.

17 »Israel, a causa de tu pecado
por un tiempo estuve enojado contigo;
entonces te castigué y me alejé de ti.
Pero ustedes los israelitas
se pusieron muy caprichosos
y se rebelaron contra mí.
18 Yo he visto su desobediencia,
pero les quitaré su rebeldía
y les daré descanso.
A todos los que están tristes
19 los haré entonar
este canto de acción de gracias:

“¡Paz al que está lejos,
paz al que está cerca!
¡Yo perdonaré a mi pueblo!
20 Pero los malvados
son como un mar agitado
que no se puede calmar;
sus olas arrastran barro y suciedad.
21 ¡No pueden vivir en paz!”

»Les juro que así es».

El ayuno que no agrada a Dios

58 Dios le dijo a Isaías:

«¡Grita bien fuerte,
grita sin miedo,
alza la voz como una trompeta!
¡Reprende a mi pueblo,
el pueblo de Israel,
a causa de sus culpas
y de todos sus pecados!

»Ellos me consultan todos los días
y dicen que quieren obedecerme,
como si fueran gente de bien
que no se aparta de mis leyes.
Ellos me piden leyes justas
y quieren estar cerca de mí.
Sin embargo, andan diciendo:
“¿Para qué ayunar,
si Dios no nos ve?
¿Para qué sacrificarnos,
si a él no le importa?”

»En el día de ayuno
ustedes hacen negocios
y maltratan a sus trabajadores.
Ese día discuten, se pelean,
y se agarran a golpes.
¡Si quieren que escuche sus oraciones
no ayunen de esa manera!
Ese tipo de ayuno
no me agrada para nada.

»Ustedes agachan la cabeza
como una caña del río,
y vestidos de luto
se acuestan sobre la ceniza.
Y a eso le llaman “ayuno”
y “día agradable para Dios”.
¡Pero en realidad no es así!

El ayuno que a Dios le agrada

»El ayuno que a mí me agrada
es que liberen a los presos
encadenados injustamente,
es que liberen a los esclavos,
es que dejen en libertad a los maltratados
y que acaben con toda injusticia;
es que compartan el pan
con los que tienen hambre,
es que den refugio a los pobres,
vistan a los que no tienen ropa,
y ayuden a los demás.

»Los que ayunan así
brillarán como la luz de la aurora,
y sus heridas sanarán muy pronto.
Delante de ellos irá la justicia
y detrás de ellos,
la protección de Dios.

»Si me llaman,
yo les responderé;
si gritan pidiendo ayuda,
yo les diré: “Aquí estoy”.
Si dejan de maltratar a los demás,
y no los insultan ni los maldicen;
10 si ofrecen su pan al hambriento
y ayudan a los que sufren,
brillarán como luz en la oscuridad,
como la luz del mediodía.

11 »Yo los guiaré constantemente,
les daré agua en el calor del desierto,
daré fuerzas a su cuerpo,
y serán como un jardín bien regado,
como una corriente de agua.
12 Reconstruirán las ruinas antiguas,
reforzarán los cimientos antiguos,
y los llamarán:
“Reparadores de muros caídos”,
“Reconstructores de casas en ruinas”.

Instrucciones sobre el día de descanso

13 »Respeten el día de descanso,
y no se ocupen de sus negocios.
Que ese día sea santo para ustedes,
y un motivo de alegría.
Que sea un día dedicado sólo a mí.

»Si respetan ese día,
dejando de hacer negocios
y de hablar inútilmente,
14 entonces yo, su Dios,
seré su alegría.
Los haré gobernantes del país
y les entregaré la tierra
que prometí a su antepasado Jacob.
Les juro que así será».

La maldad de Israel

59 Isaías dijo:

«Dios tiene poder para salvar
y tiene buenos oídos para oír.
Pero la maldad de ustedes
los ha separado de Dios.
Sus pecados han hecho
que Dios se tape los oídos
y no quiera escucharlos.

»Ustedes tienen las manos
llenas de sangre
por los crímenes que han cometido.
Ustedes mienten y maldicen.
Nadie se presenta ante el juez
con buenas intenciones,
y en los juicios falta la honradez.
Confían en la mentira
y nadie dice la verdad.
Están llenos de maldad
y no lo disimulan.

5-6 »Ustedes sólo planean maldades,
y traen la muerte a todos.
Viven haciendo el mal,
y están enredados en la violencia.
Se apresuran a cometer crímenes
y corren a derramar sangre inocente;
a su paso quedan sólo ruinas.

»No son gente de paz
ni hay rectitud en sus acciones.
Su conducta está torcida,
y los que andan con ellos
tampoco vivirán en paz».

Confesión de pecados

El pueblo de Israel dijo:

«Por causa de nuestra maldad
la justicia no se cumple entre nosotros:
esperábamos vivir en la luz,
pero nos hemos quedado en tinieblas.
10 Caminamos como ciegos,
tocando la pared;
tropezamos en pleno mediodía
como si fuera de noche;
aunque parezcamos tener vida,
en realidad estamos muertos.
11 Nos pasamos la vida llorando,
y esperando que se nos haga justicia,
pero Dios no viene en nuestra ayuda.

12 »Hemos ofendido a Dios,
y nuestros pecados nos acusan;
nuestras maldades nos acompañan,
y reconocemos nuestras culpas.
13 Hemos sido infieles a Dios,
no lo hemos obedecido;
somos violentos y traicioneros,
y engañamos a la gente.
14-15 Nos hemos burlado de la justicia
y Dios no viene a salvarnos.
La sinceridad está por los suelos;
ya no hay honradez,
y al que hace el bien
se le quita lo que tiene».

Dios hace justicia

Isaías dijo:

«Dios se mostró muy disgustado
al ver la falta de justicia.
16 Vio con sorpresa
que esto a nadie le importaba.
Entonces decidió usar su propio poder
y así nos dio la salvación.
17 Tomó la justicia como escudo
y se puso la salvación como casco;
la venganza lo cubrió como una capa
y el enojo lo envolvió como un manto,
18 para castigar a sus enemigos
y darle a cada cual su merecido.

19 »Al ver el poder de Dios,
todo el mundo temblará de miedo,
porque Dios vendrá
con la furia de un río desbordado,
y empujado por un fuerte viento.
20 Dios vendrá a salvar
a los que viven en Jerusalén,
y a todos los israelitas
que se arrepientan de sus pecados.
Dios ha jurado que así será».

Anuncio de la salvación

21 Dios dijo:

«Yo hago un pacto con ustedes:
les prometo que mi poder,
y las enseñanzas que les he dado,
nunca se apartarán de ustedes
ni de sus descendientes».

La nueva Jerusalén

60 1-3 Isaías dijo:

«Habitantes de Jerusalén,
ustedes están llenos de esplendor
porque la gloria de Dios
brilla sobre ustedes.
Una noche oscura
envuelve a las naciones,
pero Dios hará brillar su luz,
y así los reyes del mundo
verán la gloria futura de Israel».

Dios dijo:

«Habitantes de Jerusalén,
levanten los ojos y miren a su alrededor:
todo el mundo se reúne en Jerusalén.
De muy lejos vienen familias enteras,
con sus niños en brazos.
Al verlos llegar,
con los tesoros del mar
y las riquezas de las naciones,
se llenarán de gozo y alegría.

»A Jerusalén vendrá mucha gente
de las regiones del desierto.
Vendrán montados
sobre muchos camellos.
También vendrá gente
del reino de Sabá.
Vendrá con incienso y oro,
y alabará mis grandes hechos.
Las ovejas del país de Quedar
serán para ustedes;
sobre mi altar me podrán presentar
los carneros de Nebaiot
como ofrendas agradables,
y yo haré que mi templo
se vea aun más hermoso.

8-9 »Llegan barcos de alta mar
trayendo a los habitantes de Jerusalén
con su oro y su plata.
Vienen para adorarme,
pues soy el Dios santo de Israel
que los llena de poder.

10 »Habitantes de Jerusalén,
yo estuve muy enojado con ustedes
y por eso los castigué;
pero ahora les mostraré
lo mucho que los amo.
Gente extranjera reconstruirá
las murallas de la ciudad,
y los reyes de otras naciones
se pondrán a su servicio.

11 »Los portones de Jerusalén
no se cerrarán ni de día ni de noche;
así las naciones,
bajo la guía de sus reyes,
podrán traerles sus riquezas.
12 Todas las naciones
que no estén al servicio de ustedes
serán destruidas por completo».

13 Dios continuó diciendo a los habitantes de Jerusalén:

«Todas las riquezas del Líbano
y todas sus finas maderas
vendrán a dar hermosura a mi templo,
donde he puesto mi trono.

14 »Los descendientes
de sus antiguos enemigos
vendrán y se humillarán ante ustedes;
quienes antes los despreciaban,
se arrodillarán ante ustedes
y llamarán a Jerusalén:
“Ciudad del Dios santo de Israel”.

15 »Jerusalén se ha quedado
abandonada, odiada y muy sola,
pero yo haré que llegue a ser
motivo de orgullo y alegría.
16 Las naciones traerán
sus mejores alimentos
y los reyes le entregarán sus regalos.
Así los habitantes de Jerusalén
reconocerán que yo soy
el poderoso Salvador de Israel.

17 »Yo, el Dios de Israel,
haré que gobierne la paz
y que haya justicia.
Les daré oro en vez de bronce,
plata en vez de hierro,
bronce en vez de madera,
y hierro en vez de piedras.

18 »Nunca más se oirá en Israel
el ruido de la violencia,
ni habrá destrucción ni ruina:
a las murallas de Jerusalén
las llamarán “Salvación”,
y a sus portones “Alabanza”.
19 Ya no será necesario
que el sol alumbre de día
y que la luna brille de noche,
porque para siempre
yo seré su luz y resplandor.

20 »El sol jamás se ocultará
y la luna nunca perderá su luz,
porque yo soy el Dios de Israel,
y seré para ustedes
una luz que brillará para siempre.
Así pondré fin a su tristeza.

21 »En Jerusalén sólo vivirá gente honrada
que será la dueña del país.
Será como los brotes de una planta
que yo mismo plantaré;
será la obra de mis manos
que manifestará mi poder.
22 Hasta la familia más pequeña
se convertirá en una gran nación.
Yo soy el único Dios,
y cuando llegue el momento,
haré que todo esto suceda pronto».

Anuncio de la salvación a Israel

61 El fiel servidor de Dios dijo:

«El espíritu de Dios está sobre mí,
porque Dios me eligió y me envió
para dar buenas noticias a los pobres,
para consolar a los afligidos,
y para anunciarles a los prisioneros
que pronto van a quedar en libertad.

»Dios también me envió para anunciar:
“Éste es el tiempo que Dios eligió
para darnos salvación,
y para vengarse de nuestros enemigos”.

»Dios también me envió
para consolar a los tristes,
para cambiar su derrota en victoria,
y su tristeza en un canto de alabanza.

»Entonces los llamarán:
“Robles victoriosos,
plantados por Dios
para manifestar su poder”.

»Ustedes, habitantes de Jerusalén,
reconstruirán las ciudades antiguas
que quedaron en ruinas.
Gente de otras naciones
vendrá a cuidar los rebaños,
los campos y las viñas de ustedes.

»Ustedes serán llamados
“Sacerdotes de Dios”,
“Fieles servidores de Dios”.
Disfrutarán de las riquezas de las naciones
y se adornarán con sus magníficas joyas.
Porque ustedes han tenido que sufrir
el doble de lo que se merecían,
y los han llenado de vergüenza y de insultos.
Por eso recibirán doble porción de riquezas
y para siempre vivirán felices».

Dios dijo:

«Yo, el único Dios, amo la justicia,
pero odio el robo y el crimen.
Por eso les daré una gran recompensa
y haré con ustedes un pacto
que nunca tendrá fin.
Sus descendientes serán famosos
entre todas las naciones;
cuando la gente los vea, dirá:
“Son un pueblo bendecido por Dios”».

La alegría de los que habitan en Jerusalén

10 Isaías dijo:

«¡Mi Dios me llena de alegría;
su presencia me llena de gozo!
Él me dio salvación
y me trató con justicia.

11 »Así como de la tierra
brotan las semillas,
y en el jardín nacen las plantas,
así Dios hará brotar
la justicia y la alabanza
entre todas las naciones».

La nueva Jerusalén

62 Isaías dijo:

«Por amor a ustedes,
habitantes de Jerusalén,
no me callaré.
Por amor a ustedes,
no descansaré
hasta que Dios les dé la victoria.
Cuando Dios los salve,
ustedes brillarán
como el sol al amanecer.

»Israelitas, las naciones verán
cuando Dios los salve,
y todos los reyes de la tierra
reconocerán su grandeza.
Entonces Dios les dará
un nombre nuevo,
y serán en la mano de Dios
como la hermosa corona de un rey.

»Ya no le dirán a Jerusalén:
“Ciudad abandonada”,
sino: “La favorita de Dios”,
ni a la tierra de Israel:
“País en ruinas”,
sino: “La esposa de Dios”.
Porque Dios se casará con ella,
como se casa un joven con su novia;
Dios la reconstruirá y vivirá feliz con ella,
como vive feliz el marido con su esposa.

»Jerusalén, en tus murallas
yo he puesto guardias
que día y noche dirán:

“Ustedes, los que adoran a Dios,
no se queden callados.
No le den a Dios
ni un minuto de descanso,
hasta que reconstruya Jerusalén
y la haga una ciudad famosa”.

»Dios ha jurado por sí mismo:

“Nunca más permitiré
que los enemigos de Israel
se coman su trigo,
o que los extranjeros les quiten el vino
que con tanto trabajo hicieron.
Israel comerá lo que coseche,
recogerá las uvas y beberá el vino nuevo,
cantando alabanzas a mi nombre
en los patios de mi santo templo”».

10 Isaías continuó diciendo:

«¡Habitantes de Jerusalén,
salgan por los portones de la ciudad,
preparen un camino para el pueblo!
Háganlo con cuidado,
quítenle las piedras
y pongan señales
que sirvan de guía a las naciones.

11 »Dios ha dado este mensaje
a todos los habitantes de la tierra:

“Digan a la ciudad de Jerusalén
que ha llegado su salvador;
díganle que Dios ha liberado a su pueblo.
12 Los israelitas serán llamados:
‘Pueblo santo, salvado por su Dios’,
y a Jerusalén la llamarán:
‘Ciudad deseada’,
‘Ciudad llena de vida’.”»

La victoria de Dios sobre Edom

Isaías

63 ¿Quién es ése
que llega desde Bosrá,
la capital del reino de Edom,
con las ropas teñidas de rojo?
¿Quién es ése
que está tan bien vestido
y avanza con una fuerza terrible?

Dios

Soy yo, el Dios de Israel,
el que anuncia la victoria
y tiene poder para salvar.

Isaías

¿Y por qué están rojas tus ropas,
como si hubieras pisado uvas?

Dios

Yo he destruido a mis enemigos;
los he aplastado como a la uvas
cuando se hace el vino;
Con furia los he pisoteado,
y su sangre me manchó la ropa.

Consideré que ya era tiempo
de hacer justicia
y de salvar a mi pueblo.
Miré, y vi con sorpresa
que nadie estaba dispuesto a ayudarme.
Fue mi poder el que me dio la victoria;
lleno de furia aplasté a las naciones,
y su sangre corrió por el suelo.

Dios es bondadoso con su pueblo

Isaías dijo:

«Quiero hablar del amor de Dios,
y cantar sus alabanzas
por todos sus favores.

»Dios ha sido muy bondadoso
con el pueblo de Israel,
le ha mostrado su bondad
y su gran amor.

»Dios había dicho:

“Ellos son mi pueblo,
son mis hijos fieles”.

»Por eso Dios los salvó
de todos sus males.
No fue un enviado suyo
el que los salvó,
sino Dios en persona.
Él los libró por su amor
y su misericordia;
los levantó en sus brazos,
como siempre lo había hecho.

10 »Pero los israelitas desobedecieron
y ofendieron al Dios santo;
por eso, él los trató
como si fueran enemigos
y les declaró la guerra.

11 »Entonces ellos se acordaron
de lo que Dios había hecho
en los tiempos pasados;
se acordaron de cómo Moisés
había liberado a su pueblo,
y por eso se preguntaban:

“¿Dónde está ahora
el Dios que sacó del río Nilo a Moisés,
el líder de los israelitas?”

»También se preguntaban:

“¿Dónde está ahora
el Dios que puso en Moisés
su santo espíritu?
12-13 ¿Dónde está ahora
el Dios que con su gran poder
acompañó a Moisés;
el Dios que se hizo famoso
cuando dividió el mar
para que su pueblo cruzara
librándolo de todo peligro?
14 ¿Dónde está el Dios
que le dio descanso a su pueblo,
como cuando el ganado
baja a pastar a la llanura?”»

Isaías terminó diciendo:

«¡Dios nuestro,
así guiaste a tu pueblo,
y te cubriste de gloria!»

Israel pide ayuda a Dios

15 Israel oró a Dios y le dijo:

«Dios nuestro,
tú tienes en el cielo
tu santo y grandioso trono.
Muéstranos tu amor y tu poder;
déjanos ver tu ternura y compasión.
No seas indiferente a nuestro dolor.

16 »¡Tú eres nuestro padre!
Aunque Abraham no nos reconozca,
ni Jacob se acuerde de nosotros,
tú eres nuestro Dios y nuestro padre;
¡siempre has sido nuestro salvador!

17 »No permitas que nos alejemos de ti
ni que seamos desobedientes.
¡Por amor a nosotros,
tus fieles servidores,
y a las tribus que te pertenecen,
vuelve a mostrarnos tu bondad!
18 No permitas que los malvados
sigan pisoteando tu santo templo.
19 Desde hace mucho tiempo
nos hemos alejado de tus mandamientos;
¡vuelve a mostrarnos tu bondad!»

64 1-2 El pueblo de Israel continuó su oración:

«¡Dios nuestro,
cómo quisiéramos
que abrieras el cielo y bajaras,
haciendo temblar las montañas
con tu presencia!
Así tus enemigos te reconocerían
como el único Dios.

»¡Cómo quisiéramos
que bajaras como el fuego
que hace hervir el agua
y quema la paja!
Así las naciones temblarían ante ti.

»Tus terribles hechos
nos dejaron sorprendidos;
por eso hasta las montañas
temblaron ante ti.

»Jamás se ha escuchado
ni se ha visto que otro dios
haya hecho grandes milagros
a favor de los que en él confían.
A ti te agradan
los que hacen el bien con alegría
y se acuerdan de obedecerte.

»Tú estás enojado
porque desde hace tiempo
hemos pecado y te hemos ofendido.
Aun nuestras mejores obras
son como un trapo sucio;
hemos caído como hojas secas,
y nuestros pecados
nos arrastran como el viento.
No hay nadie que te adore
ni haga nada para apoyarse en ti.
Somos unos malvados;
por eso te has escondido
y nos has abandonado.

»Dios, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro
y tú eres el alfarero:
¡tú eres nuestro creador!

»Dios, no te enojes demasiado
ni te acuerdes todo el tiempo
de nuestros pecados:
¡mira que somos tu pueblo!
10 Las ciudades de tu pueblo elegido
son ahora un desierto;
Jerusalén está en ruinas,
completamente destruida.

11 »Nuestro grandioso santuario,
donde nuestros padres te alababan,
ha sido destruido por el fuego.
¡Todo lo que tanto queríamos
ha quedado en ruinas!

12 »Y ahora, Dios nuestro,
no te quedes sin hacer nada;
no te quedes callado
ni nos humilles más».

Dios condena la idolatría

65 Dios dijo:

«Yo he salido al encuentro
de gente que no me buscaba;
a un pueblo que no me había llamado,
yo le dije: “Aquí estoy”.
Siempre he estado dispuesto
a recibir a ese pueblo rebelde,
que va por malos caminos
y sigue sus propios caprichos.
Ese pueblo siempre me ofende:
ofrece sacrificios a los ídolos
y quema incienso sobre unos ladrillos.

»Este pueblo se sienta en los sepulcros
y pasa la noche en las cuevas
para rendirles culto a sus muertos;
hasta come carne de cerdo
y llena sus ollas con el caldo
que ha ofrecido a los ídolos.

»Este pueblo anda diciendo:

“No se metan con nosotros;
somos un pueblo elegido por Dios”.

»Pero son un pueblo tan molesto
como el humo en las narices,
como un fuego que arde todo el día.
Por eso llevo la cuenta
de todo lo que hace,
y no me quedaré callado,
sino que le daré su merecido.

»Castigaré a este pueblo
por todos los crímenes que ha cometido.
Me ofendió grandemente
al quemar incienso a los ídolos
sobre los montes y las colinas.
Por eso, ajustaremos cuentas,
y le daré su merecido.
Les juro que así será».

Dios da a cada uno su merecido

Dios también dijo:

«Cuando las uvas están jugosas,
la gente no las desecha,
porque puede sacar mucho vino.
Por eso yo,
por amor a mis servidores,
no destruiré a toda la nación.
Haré que Israel y Judá
tengan muchos descendientes,
y que habiten esta tierra
llena de colinas y montañas.
Mis elegidos poseerán la tierra,
mis servidores habitarán allí.
10 En la llanura de Sarón
habrá muchas ovejas,
y en el valle de Acor
pastará el ganado
que tendrá mi pueblo fiel.

11 »Pero a ustedes,
que se apartan de mí,
que se olvidan de mi templo,
y ofrecen comida y vino
a los dioses de la buena fortuna
y del destino,
12 no les espera nada bueno.
Porque yo los llamé
y ustedes no me respondieron,
les hablé y no me obedecieron;
hicieron lo que no me gusta,
y eligieron lo que no me agrada».

13 Dios también dijo:

«Mis fieles seguidores tendrán comida,
pero ustedes,
los que se apartan de mí,
sentirán hambre;
mis seguidores tendrán agua,
pero ustedes tendrán sed.

»Mis seguidores se alegrarán,
pero ustedes quedarán avergonzados.
14 Ellos cantarán con el corazón alegre,
mientras que ustedes gritarán y llorarán
con el corazón hecho pedazos.

15 »A mis seguidores les daré
un nombre hermoso;
en cambio, el nombre de ustedes
se usará para maldecir a otros.

16 »Yo soy un Dios fiel,
y prometo que mis fieles seguidores
dejarán de sufrir.
Todo el que pida
una bendición en el país,
la pedirá en mi nombre,
porque yo cumplo lo que prometo;
y todo el que haga un juramento
jurará en mi nombre,
porque yo cumplo mis juramentos».

El cielo nuevo y la tierra nueva

17-18 Dios dijo:

«Llénense de alegría,
porque voy a crear algo nuevo.
Voy a crear un cielo nuevo
y una tierra nueva.
Todo lo del pasado será olvidado,
y nadie lo recordará más.

»Voy a crear una nueva Jerusalén;
será una ciudad feliz
y en ella vivirá un pueblo alegre.
19 Yo mismo me alegraré con Jerusalén
y haré fiesta con mi pueblo.
En Jerusalén no habrá más llanto
ni se oirán gritos de angustia.

20 »No habrá niños
que mueran al nacer,
ni ancianos que mueran
antes de tiempo.
Morir a los cien años
será morir joven;
no llegar a esa edad
será una maldición.

21-22 »Mi pueblo construirá casas,
y vivirá en ellas;
sembrará viñedos y campos de trigo,
y comerá pan y beberá vino.
Mi pueblo tendrá una larga vida,
y podrá disfrutar del trabajo de sus manos.

23 »Mi pueblo no trabajará en vano,
ni sus hijos morirán antes de tiempo.
Porque yo los bendeciré
a ellos, a sus hijos y a sus nietos.
24 Antes de que me llamen,
yo les responderé;
antes de que terminen de hablar,
ya los habré escuchado.

25 »El lobo y el cordero comerán juntos,
el león comerá pasto como el buey,
y la serpiente sólo comerá tierra.
No habrá en toda Jerusalén
nadie que haga daño a los demás.
Les juro que así será».

Dios es el creador

66 Dios dijo:

«El cielo es mi trono;
sobre la tierra apoyo mis pies.
Nadie puede hacerme una casa
donde pueda descansar.
Yo hice todo lo que existe,
y todo me pertenece».

El culto que desagrada a Dios

Dios continuó diciendo:

«Yo miro con bondad
a los pobres y afligidos
que respetan mi palabra.
Pero hay gente que me adora
ofreciendo un toro en sacrificio,
y después sale y mata a una persona.

»Hay gente que me sacrifica una oveja
y ofrece a los ídolos un perro.
Hay gente que me presenta
ofrendas de cereales
y luego me ofende
ofreciendo a los ídolos sangre de cerdos.
Hay gente que me honra con incienso
y luego bendice a un ídolo.

»Esa gente hace lo que quiere,
porque así lo ha decidido;
pero también yo decidiré
con qué desgracias castigarlos.

»Llamé, y nadie me respondió;
hablé, y nadie me obedeció;
hicieron lo que no me gusta
y eligieron lo que no me agrada».

La nueva Jerusalén

Isaías dijo:

«Ustedes que adoran a Dios,
escuchen su mensaje:

“Algunos de sus compatriotas,
que les tienen mucho odio
porque me adoran,
dicen burlonamente:
‘Que Dios muestre su poder,
a ver si se ponen contentos’.
¡Pero esos que los odian
serán avergonzados!

”Una voz resuena en la ciudad,
una voz se oye desde el templo:
es mi voz,
que reprende a sus enemigos.

”Jerusalén ha dado a luz
antes de sentir dolores de parto.
¿Quién ha oído algo parecido?
¿Quién ha visto algo semejante?
Una nación no nace en un solo día.
Un pueblo no surge de repente.
En cambio la ciudad de Jerusalén,
sí nació en un día.
Yo no iba a impedirlo,
porque soy el Dios de la vida.
Les juro que así es”».

La felicidad de Israel

10 Dios dijo:

«Ustedes, los que aman a Jerusalén,
y han llorado con ella,
alégrense ahora y únanse a su alegría.

11 »Así Jerusalén, como una madre,
les dará un alimento delicioso,
y los dejará satisfechos.
12 Yo soy el único Dios;
yo haré que la paz
y las riquezas de las naciones
lleguen hasta Jerusalén
como un río desbordado.

»Jerusalén los llevará en sus brazos,
los alimentará y les mostrará su cariño.

13 »Yo, por mi parte,
los consolaré a ustedes,
como una madre consuela a su hijo.
Así ustedes recibirán consuelo
en la ciudad de Jerusalén».

14 Isaías dijo:

«Cuando vean todo esto,
el corazón se les llenará de alegría
y tendrán nuevas fuerzas.
Porque Dios mostrará
su poder entre sus seguidores
y su enojo entre sus enemigos.
15 Dios llegará en medio del fuego;
sus carros son como un torbellino.
Dios descargará su enojo;
su castigo será como fuego ardiente.
16 Dios juzgará al mundo entero
con el fuego y con la espada,
y serán muchos los muertos».

17-19 Dios dijo:

«Hay gente que entra en los jardines,
y allí adora a los ídolos.
Otros comen carne de cerdo, de ratas
y de otros animales impuros.
Pero yo sé bien
lo que esa gente hace y piensa;
por eso, de un solo golpe,
los castigaré.

»Yo mismo vendré,
y les daré una señal
a los que aún queden vivos.
Los enviaré a los pueblos y naciones
para que hablen de mi poder.
Los enviaré a Tarsis,
a Libia y a Lidia,
a Tubal y a Grecia,
y a los más lejanos países del mar.

20 »Ellos harán venir de las naciones
a todos los sobrevivientes de mi pueblo.
A unos los traerán a caballo,
a otros en carruajes,
a lomo de mulas o en camellos.
Serán una ofrenda especial para mí.
Los traerán hasta Jerusalén
como los israelitas
traen sus ofrendas a mi templo.
Les juro que así será».

21 Dios siguió diciendo:

«A algunos de ellos los elegiré
para que sean sacerdotes
y ayudantes en el templo.

22 »La descendencia y el nombre de ustedes
permanecerán para siempre,
así como permanecerán
el cielo nuevo y la tierra nueva
que yo voy a crear.

23-24 »El primer día de cada mes,
y el día sábado, de cada semana,
todos vendrán a adorarme.

»Cuando mi pueblo salga,
verá en el suelo los cadáveres
de los que se rebelaron contra mí.
Allí los gusanos nunca mueren,
y el fuego nunca se apaga.

»¡El mundo entero lo verá
y se llenará de espanto!
Les juro que así será».

Introducción

1-3 Yo soy el profeta Jeremías hijo de Hilcías. Soy del pueblo de Anatot, y vengo de una familia de sacerdotes. Anatot está en el territorio de la tribu de Benjamín. Dios me dio el siguiente mensaje, cuando Josías hijo de Amón llevaba trece años como rey de Judá. También me dio otros mensajes durante los reinados de Joacín y de Sedequías, hijos del rey Josías. Sedequías reinó durante once años y cinco meses, pero dejó de ser rey cuando los babilonios lo derrotaron y se llevaron prisioneros a los que vivían en Jerusalén.

Dios llama a Jeremías

Dios me dijo:

«Yo te elegí antes de que nacieras;
te aparté para que hablaras en mi nombre
a todas las naciones del mundo».

Le contesté:

—Dios todopoderoso, yo no sé hablar en público, y todavía soy muy joven.

7-9 Pero Dios me tocó los labios y me dijo:

—No digas que eres muy joven. A partir de este momento tú hablarás por mí. Irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga. No tengas miedo, que yo estaré a tu lado para cuidarte. 10 Desde hoy tendrás poder sobre reinos y naciones, para destruir o derribar, pero también para levantar y reconstruir.

11-13 Luego Dios me hizo dos preguntas:

—Jeremías, dime, ¿qué ves?

Yo le respondí:

—Veo la rama de un almendro. Sus frutos son los primeros en madurar.

Entonces me dijo:

—Tienes razón. Yo soy el primero en hacer cumplir mis palabras. Pero, ¿qué más ves?

Le respondí:

—Veo en el norte una olla hirviendo, que está por volcarse hacia el sur.

14 Entonces Dios me explicó:

«Desde el norte voy a enviar un terrible castigo sobre todos los que viven en este país. 15 Ya lo he decidido. Estoy reuniendo a todos los reinos del norte, y vendrán y pondrán sus tronos a la entrada misma de Jerusalén. Atacarán a sus habitantes y a todos los que viven en Judá, y se los llevarán presos. 16 Voy a castigar a mi pueblo, porque todos ellos han sido muy malos. Adoraron ídolos que ellos mismos hicieron, y les ofrecieron incienso, pero a mí me abandonaron.

17 »Así que, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te mando. No les tengas miedo, pues de lo contrario te haré temblar de miedo cuando te enfrentes a ellos. 18 Yo te haré tan fuerte como un poste de hierro, como un portón de bronce, como una ciudad amurallada. Vas a enfrentarte a todas las autoridades de Judá. 19 Esa gente peleará contra ti, pero te aseguro que no te podrán vencer, porque yo estaré a tu lado para cuidarte».

Israel se rebela contra su Dios

Dios me dijo:

2-3 «Jeremías, ve y diles de mi parte a todos los habitantes de Jerusalén:

“Yo recuerdo, pueblo de Israel,
que en tus primeros años
me amabas sólo a mí.
Parecías una novia enamorada
y me seguiste por el desierto,
por tierras donde nada crece.
Tú eras sólo mía;
¡fuiste mi primer amor!
Si alguien te hacía algún daño,
sufría las consecuencias.
Te juro que así fue”.

4-5 »Escúchenme, israelitas:

“Yo no traté mal a sus antepasados,
sin embargo, ellos se alejaron de mí.
Adoraron a ídolos inútiles,
y ellos mismos se volvieron inútiles.
Jamás preguntaron por mí,
a pesar de que fui yo
quien los liberó de Egipto,
quien los llevó por el desierto,
por un terreno seco y peligroso,
donde nadie pasa y donde nadie vive.
Fui yo quien los trajo a esta buena tierra,
donde hay comida en abundancia.
Pero llegaron ustedes y todo lo ensuciaron;
¡convirtieron mi tierra en un lugar asqueroso!

”Los sacerdotes nunca preguntaron por mí,
los maestros de Biblia jamás me conocieron,
los dirigentes pecaron contra mí,
y los profetas no hablaron en mi nombre.
Todos ellos siguieron a otros dioses
que no sirven para nada,
y en nombre de ellos hablaron.

”Por eso, a ustedes,
a sus hijos y a sus nietos,
los voy a llevar ante los jueces.
Les juro que así lo haré.

10 ”Envíen mensajeros
al desierto de Arabia,
o a las islas del Mediterráneo,
para que se fijen y averigüen
si alguna vez pasó algo parecido.
11 Jamás he conocido a una nación
que haya abandonado a sus dioses,
aun cuando sus dioses sean falsos.
Pero ustedes me cambiaron a mí,
que soy el Dios verdadero y glorioso,
por dioses que no sirven para nada.
12 El universo entero se sorprende
y tiembla de espanto.
Les juro que esto es así.

13-18 ”Ustedes, pueblo mío,
cometieron dos pecados:
me abandonaron a mí,
que soy para ustedes una fuente
de agua que les da vida,
y se hicieron sus propios estanques,
que no retienen el agua.
Yo era su guía,
pero ustedes me rechazaron.

”Israelitas,
¿qué ganan ahora con confiar
en el poder de Egipto
y en el poder de Asiria?
Ustedes son libres;
¡no nacieron siendo esclavos!
¿Por qué ahora los tratan así?

”¡Los soldados de Menfis y Tafnes
han acabado con sus gobernantes!
¡Lanzan rugidos, como leones,
y destruyen el país!
¡Han quemado las ciudades,
y ya nadie vive en ellas!

19 ”Sus propias rebeliones y maldades
demuestran que ustedes son culpables.
Pónganse a pensar, y reconozcan
lo malo y triste que es abandonarme
y no obedecerme.
Les juro que esto es así.

20 ”Hace ya mucho tiempo
que ustedes me abandonaron;
rompieron los lazos que nos unían,
y se negaron a adorarme.
Me traicionaron,
pues en lo alto de las colinas
y bajo todo árbol frondoso,
se entregaron a otros dioses.
21-22 Tan grande es la mancha de su pecado
que ni el mejor jabón del mundo
podrá quitarles esa mancha.

”Yo los he cuidado
como se cuida al mejor viñedo.
Sus antepasados me obedecieron,
pero ustedes son tan rebeldes,
que son como un viñedo
que sólo produce uvas podridas.
Les aseguro que esto es así.

23-24 ”¿Cómo se atreven a decir
que no han pecado
ni han adorado a dioses falsos?
¡Miren cómo se portaron
en el valle de Ben-hinom!
¡Admitan todo lo que han hecho!
Son como una burra en celo
cuando anda en busca del macho:
se pone a olfatear el viento,
y en cuanto corre al monte
nadie la puede frenar.
Si el macho la busca,
fácilmente la encuentra.

25-26 ”Ustedes están empeñados
en seguir adorando a dioses extraños,
pero su terquedad los hará sufrir.
Por eso andan descalzos
y muriéndose de sed.
Ustedes y sus autoridades
quedarán avergonzados,
como el ladrón cuando es sorprendido.

27 ”Ustedes, israelitas,
llaman ‘padre’ a un pedazo de madera;
¡llaman ‘madre’ a una piedra!
Me dan la espalda
y no me miran a la cara,
pero en cuanto están en peligro
gritan pidiéndome ayuda.

28 ”¿Y dónde están esos dioses
que ustedes mismos se fabricaron?
¡Que vengan ellos a salvarlos
cuando se encuentren en peligro!
¡Al fin y al cabo,
ustedes tienen más dioses que ciudades!
29 ¡Por qué me acusan,
si todos ustedes me rechazan!
Les juro que es así.

30 ”No tiene caso castigar a sus hijos,
pues no aceptan mis correcciones.
¡Todos ustedes, como leones feroces,
mataron a mis profetas!
31 Pero escúchenme bien
todos los que están presentes:
¡yo no he sido cruel con ustedes
como el ardiente desierto,
ni como la terrible oscuridad de una cueva!
¿Entonces, por qué me dicen
que van a hacer lo que quieran,
y que no volverán a adorarme?
32 No hay novia que se olvide
de su vestido ni de sus joyas,
¡pero ustedes, que son mi pueblo,
hace mucho que se olvidaron de mí!

33 ”Y tú, Judá, eres muy hábil
para conseguirte amantes.
¡De ti aprenden hasta las prostitutas!
34 Tus vestidos están manchados
con la sangre de pobres e inocentes.
Y a pesar de que nunca los viste
cometer ningún delito,
35 todavía te atreves a decir
que no has pecado,
y que yo no estoy enojado contigo.
¡Pues voy a llevarte ante los jueces
por insistir en que eres inocente!
36 Tú cambias de opinión
con mucha facilidad;
pero Egipto te abandonará
como antes te abandonó Asiria.
37 Yo mismo he rechazado
a esos que llamas tus amigos.
Así que volverás de Egipto
derrotada y llena de vergüenza,
¡y de nada te servirá su ayuda!”»

Dios le dijo al pueblo de Judá:

«Supongamos que un hombre se divorcia, y que luego la que era su esposa se casa con otro hombre; ¿tú crees que el primer esposo volvería a casarse con esa mujer? ¡Claro que no! ¡Eso sería una vergüenza para el país! Entonces, ¿cómo es que tú pretendes volver conmigo? ¡Si tienes más dioses que los amantes que tiene una prostituta! Y ésta es la pura verdad.

»Mira hacia las colinas desiertas,
y dime dónde no has adorado dioses extraños.
Te sientas junto a los caminos,
y te ofreces como prostituta
a todos los que pasan.
Con tu infidelidad
has llenado de maldad el país.
Por eso no llegan las lluvias,
ni caen aguaceros en la primavera.
No tienes vergüenza;
eres peor que una prostituta.
Hasta hace poco me decías
que me querías como a un esposo,
que yo era el novio de tu juventud.
También me pediste calmar mi enojo,
pero no hablabas en serio,
pues seguiste haciendo lo malo».

Israel es como una esposa infiel

Cuando Josías era rey, Dios me dijo:

«Jeremías, ¿te has fijado en lo que ha hecho mi pueblo Israel? Se ha comportado como una esposa infiel. En los cerros altos y bajo la sombra de cualquier árbol adora a dioses extraños. Después de todo lo malo que había hecho, pensé que se arrepentiría y volvería conmigo; pero no lo hizo. Y el pueblo de Judá se ha comportado igual. Aunque supo que yo rechacé a Israel, me fue infiel y me puso en vergüenza al adorar a otros dioses.

»A Israel no le importó traicionarme; al contrario, contaminó el país y me ofendió al adorar ídolos hechos de piedra y de madera. 10 Para colmo de males, Judá quiso engañarme diciendo que se había arrepentido. Pero no era verdad. Yo les juro que así fue».

11 Dios también me dijo:

«Jeremías, aunque Israel me fue infiel, al fin de cuentas resultó ser mejor que Judá. 12-13 Así que dirígete al norte y anuncia este mensaje:

“Israel, pueblo infiel, ¡vuélvete a mí!
Me olvidaré por completo de mi enojo,
y te recibiré con los brazos abiertos,
porque soy un Dios bondadoso.
Tan sólo te pido que reconozcas tu culpa,
que admitas que te rebelaste contra mí,
que no has querido obedecerme,
y que bajo la sombra de cualquier árbol
has adorado a otros dioses.
Te juro que así es”.

Israel es como un hijo rebelde

14 »¡Vuelvan a mí, israelitas rebeldes! ¡Ustedes son mis hijos! De cada ciudad tomaré a uno de ustedes, y de cada familia tomaré a dos, y los traeré a Jerusalén. 15 Yo les daré gobernantes que actúen como a mí me gusta, para que los guíen con sabiduría y con inteligencia.

16 »En el futuro, cuando ustedes hayan poblado el país, no se hablará más del cofre del pacto, ni nadie volverá a acordarse de él. Tampoco volverá a fabricarse uno nuevo, porque ya no será necesario. Les juro que así será.

17 »Cuando llegue ese día, la ciudad de Jerusalén será conocida como “el trono de Dios”. Todas las naciones vendrán a Jerusalén para adorarme, y ya no se dejarán llevar por los malos deseos de su necio corazón. 18 Entonces los reinos de Israel y de Judá volverán a unirse, y desde el norte volverán a la tierra que les di como herencia a los antepasados de ustedes.

19 »Pueblo de Israel,
yo quise tratarte como a un hijo.
Pensé en regalarte la mejor tierra,
¡el país más hermoso del mundo!
Creí que me llamarías “Padre”,
y que siempre estarías a mi lado.
20 Pero me fuiste infiel,
pues adoraste a otros dioses.
Te juro que así fue.

21 »Puede oírse por las montañas desiertas,
el llanto angustiado de los israelitas.
Eligieron el camino equivocado,
y a mí, que soy su Dios, me abandonaron.

22 »¡Vuelvan conmigo, hijos rebeldes!
¡Yo los convertiré en hijos obedientes!»

Los israelitas respondieron:

«Dios nuestro, aquí nos tienes.
A ti volvemos, porque eres nuestro Dios.
23 De nada nos sirve ir a las colinas,
ni lanzar nuestros gritos en las montañas.
Solamente en ti, Dios nuestro,
hallaremos nuestra salvación.
24 Desde que éramos jóvenes,
nuestra vergonzosa idolatría
echó a perder a nuestros hijos e hijas,
y perdimos nuestras ovejas y ganados,
y todo lo que consiguieron
nuestros antepasados.
25 Nosotros y nuestros antepasados
hemos pecado contra ti.
Desde que éramos jóvenes,
y hasta el día de hoy,
jamás te hemos obedecido.
Por eso, debemos avergonzarnos
y humillarnos por completo».

La derrota de los dioses de Babilonia

46 Isaías dijo:

«Las estatuas de Bel y Nebo,
dioses de Babilonia,
se tambalean y caen al suelo.
Los babilonios las ponen
sobre animales de carga
que no soportan tanto peso.
Estas estatuas se caen al suelo
y son llevadas a otros países,
porque son incapaces de salvarse».

Dios dijo:

«Óiganme ustedes,
israelitas que aún quedan con vida:
Yo los he cuidado
desde antes que nacieran,
los he llevado en brazos
y seguiré haciendo lo mismo
hasta que lleguen a viejos
y peinen canas;
los sostendré y los salvaré
porque yo soy su creador.

»¿Con quién pueden compararme?
Yo no me parezco a nadie.
Hay gente que gasta mucho oro y plata
para contratar un artesano
que le fabrique un dios.
Luego se arrodilla ante él para adorarlo.
Cargan la estatua del dios
sobre sus hombros,
lo ponen en su sitio,
y de allí no se mueve.
Por más que griten
pidiéndole agua,
ese dios no les responde
ni puede librarlos de sus males.

»Recuerden esto, pecadores,
y piénsenlo bien:
recuerden todo lo que ha pasado
desde tiempos antiguos.
Yo soy Dios, y no hay otro;
soy Dios, y no hay nadie igual a mí.
10 Yo anuncio desde el principio
lo que va a pasar al final,
y doy a conocer el futuro
desde mucho tiempo antes.
Les aseguro que todos mis planes
se cumplirán tal como yo quiero.

11 »Yo he llamado de Persia
a un rey llamado Ciro;
él vendrá desde lejos,
como un ave de rapiña,
y hará lo que yo diga.
Tengo un plan, y haré que se cumpla.
Juro que así será.

12 »Escúchenme, gente terca:
ustedes no están a salvo.
13 Pero pronto vendré a salvarlos;
ya no demoraré más.
Yo le daré a Jerusalén la salvación,
y mi honor al pueblo de Israel».

La caída de Babilonia

47 Dios dijo:

«Ciudad de Babilonia,
baja ya de tu trono
y siéntate en el suelo.
Eres como una viuda joven,
y no volverán a llamarte
“hermosa” y “delicada”.

»Ya no podrás disfrutar
de lujos y privilegios;
ahora tendrás que trabajar.
Toma una piedra y muele el grano
para hacer la harina,
pues has quedado destruida
y tendrás que valerte por ti misma.

3-4 »Yo, el Dios santo de Israel,
el Dios todopoderoso,
voy a vengarme de ti.
¡Ya te ven los pueblos
como si estuvieras desnuda!

»¡Siéntate en silencio,
ciudad de Babilonia!
Siéntate en un rincón oscuro,
porque no volverán a llamarte
“Reina de las naciones”.

»Yo me enojé con mi pueblo;
me enojé con los israelitas
y los dejé caer en tu poder.
Pero tú, Babilonia,
no te compadeciste de ellos,
y maltrataste a los ancianos
con una carga muy pesada.

»Creíste que nunca dejarías de ser reina
y no te pusiste a pensar
cómo terminaría todo esto.

»Por eso, ciudad de Babilonia,
escucha bien:
tú eres como una mujer
que ama el lujo
y se sienta tranquila en su trono;
piensas que nadie es mejor que tú,
y crees que nunca serás viuda
ni te quedarás sin hijos.

»Pero de repente,
en un majestuoso día,
te sucederán dos desgracias,
y de nada te servirán
tus brujerías y tu magia:
te quedarás viuda
y perderás todos tus hijos.

10 »A pesar de tu maldad,
te sentías segura,
porque nadie te llamaba la atención.
Tu sabiduría y tus conocimientos
te hicieron perder la cabeza,
mientras te decías a ti misma:
“Yo, y nadie más que yo”.
11 Pero cuando menos lo esperes
te caerá una desgracia,
que ni con tu magia podrás evitar.

12 »Babilonia,
sigue con las brujerías y la magia
que has practicado toda tu vida,
a ver si te sirven de algo,
a ver si consigues asustar a alguien.

13 »¡Que se presenten ahora
los sabios que te han dado consejos!
¡Que traten de salvarte
los que miran a los astros
para anunciarte el futuro!
14 Pero esos adivinos son como paja:
el fuego los devorará
y no podrán salvarse de las llamas.
Ese fuego no será
como el fuego de una chimenea
que da calor al hogar.
15 Esos adivinos,
que has consultado toda tu vida,
andan perdidos, cada uno por su lado.
¡Así que nadie podrá salvarte!»

Dios cumple su palabra

48 Isaías dijo:

«Escuchen esto, israelitas,
descendientes de Jacob;
escuchen esto, ustedes,
los que pertenecen a la tribu de Judá:
Ustedes juran y oran
en el nombre del Dios de Israel,
pero no lo hacen como es debido.
Ustedes están muy orgullosos
de vivir en la santa ciudad de Jerusalén,
y de ser protegidos por el Dios de Israel,
cuyo nombre es Dios todopoderoso».

Sin embargo, Dios declara:

«Yo di a conocer los hechos del pasado
antes de que sucedieran;
y tal como lo había anunciado
estos hechos se cumplieron.
Como yo sabía que ustedes
tienen la cabeza más dura
que el hierro y el bronce,
les anuncié todo esto
desde mucho antes;
así no podrían decir
que eso lo hizo un falso dios.
Si ustedes se fijan bien,
reconocerán que todo esto es cierto.

Dios anuncia cosas nuevas

»Ahora les voy a anunciar
cosas nuevas y ocultas,
que ustedes no conocían.
Hoy voy a crear algo nuevo,
algo que antes no existía.
Ustedes, hasta hoy,
no habían oído hablar de ellas:
así que no podrán decir
que ya las sabían.
Ustedes no habían oído
ni conocido nada de esto,
porque yo bien sabía
que ustedes son infieles
y que siempre han sido rebeldes.

»Yo he tenido paciencia con ustedes.
Por respeto a mí mismo,
controlé mis deseos de destruirlos.
10 Yo los limpié de su maldad
por medio del sufrimiento,
y no lo hice por dinero.
11 Lo hice por respeto a mí mismo
y para salvar mi honor.
Porque mi nombre
debe ser siempre respetado.
Yo nunca permitiré
que adoren a otros dioses,
porque sólo a mí deben adorar».

Dios salvará a su pueblo

12 Dios dijo:

«Pueblo de Israel, yo te he llamado.
Yo soy el único Dios,
el primero y el último.
13 Con mi poder hice el cielo y la tierra:
con sólo pronunciar sus nombres,
comenzaron a existir.
14 Por lo tanto, israelitas,
reúnanse ahora todos ustedes,
y escúchenme:

»Yo elegí a Ciro, el rey de Persia,
y él hará con Babilonia
todo lo que he decidido.
Nadie antes anunció
todo esto de antemano.
15 Fui yo quien lo dijo;
fui yo quien hizo venir a Ciro,
y quien siempre le dará la victoria.

16 »Acérquense a mí y escuchen:
todo esto lo pensé de antemano
y nunca lo guardé en secreto.
Ahora yo, el único Dios,
he enviado a Ciro
y le he dado mi poder».

Dios guía a su pueblo

17 Dios, el Salvador y santo de Israel, continuó diciendo:

«Israel, yo soy tu Dios,
que te enseña lo bueno
y te dice lo que debes hacer.
18 ¡Ojalá me hubieras hecho caso!
Entonces habrías sido muy feliz
19 y ahora tus descendientes
serían tan numerosos
como las arenas del mar.
Yo nunca los habría destruido
ni los habría apartado de mi vista».

Dios da la libertad a su pueblo

20 Isaías les dijo a los israelitas:

«¡Salgan ya de Babilonia,
huyan de ese país!
¡Anuncien su liberación
con gritos de alegría!
Griten por todas partes:
“¡Dios ha puesto en libertad
a Israel, su fiel servidor!”

21 »Dios hizo que ustedes pasaran
por lugares desiertos,
pero no sufrieron de sed,
porque él partió la roca
y brotó agua en abundancia.
22 En cambio, a los malvados
nunca les va bien».

La luz de las naciones

49 Israel dijo:

«¡Ustedes,
pueblos de las costas más lejanas,
óiganme y presten atención!

»Yo soy el fiel servidor de Dios.
Él pronunció mi nombre
desde antes que yo existiera como pueblo.
Dios hizo que mis palabras
fueran poderosas como flechas,
como espadas afiladas.
Dios me protegió, me cuidó,
y me dijo:
“Tú eres mi fiel servidor;
gracias a ti daré a conocer mi poder”.

»Sin embargo, yo me dije:
“He trabajado inútilmente;
me he quedado sin fuerzas
y no he logrado nada”.
En realidad, lo que hago
es gracias al poder de Dios,
y ya él ha preparado mi recompensa.
Dios me formó
desde antes que naciera
para que fuera yo su fiel servidor,
y siempre estuviéramos unidos.
Para Dios, yo valgo mucho;
por eso él me fortalece».

Dios le dijo a su fiel servidor:

«Yo te he enviado
para que reúnas a las tribus de Israel
y las hagas volver a su patria.
Aun esto es muy poco para ti.
Por eso te pondré
como una luz para las naciones,
y haré que lleves la salvación
hasta el último rincón del mundo».

Una promesa de Dios a su pueblo

Dios, el Salvador y santo de Israel, le dijo al pueblo:

«Israel,
tú has sido despreciado
y odiado por otros pueblos,
y ahora eres esclavo de esos tiranos.
Pon atención a mis palabras:

“Yo soy tu único Dios;
cuando los reyes y los príncipes
de otras naciones te vean,
se humillarán ante ti.

”¡Yo te he elegido
y te cumpliré esta promesa!”»

Restauración de Israel

Dios les dijo a los israelitas:

«Cuando llegó el momento
de mostrarles mi bondad,
fui bondadoso con ustedes;
cuando necesitaron salvación,
yo les di libertad.
Yo los formé para que fueran
una bendición para otros pueblos.
Por eso ustedes, israelitas,
volverán a ocupar las tierras
que sus enemigos destruyeron,
y reconstruirán el país.
Ustedes les dirán a los presos:
“¡Quedan en libertad!”,
y a los que viven en la oscuridad:
“¡Salgan a la luz!”

La alegría de los que vuelven a su patria

»Ustedes encontrarán buenos pastos
junto a todos los caminos,
y en cualquier cerro desierto
tendrán alimento para el ganado.
10 No tendrán hambre ni sed,
ni los molestará el sol ni el calor,
porque yo los amo y los guío,
y los llevaré a fuentes de agua.
11 Les abriré un camino
a través de las montañas
y los haré pasar por un terreno llano.
12 Ustedes, los israelitas,
vendrán de muy lejos,
de todos los rincones del mundo.

13 »¡Cielos, griten de alegría!
¡Tierra, alégrate mucho!
¡Montañas, lancen gritos de felicidad!
Porque yo, el único Dios,
consuelo a mi pueblo
y tengo compasión de los pobres».

La reconstrucción de Jerusalén

14 El pueblo de Jerusalén decía:

«Dios me abandonó,
mi Dios se olvidó de mí».

15 Pero Dios respondió:

«Jerusalén,
¿acaso puede una madre olvidar
o dejar de amar a su hijo?
Y aunque ella lo olvidara,
yo no me olvidaré de ti.
16 Yo te llevo grabada
como un tatuaje en mis manos,
siempre tengo presentes tus murallas.

17 »Ya se han ido tus destructores;
si con rapidez te destruyeron,
con más rapidez serás reconstruida.
18 Levanta los ojos
y mira a tu alrededor,
todos los israelitas se reúnen
y vuelven hacia ti.
Yo soy el único Dios,
y juro por mi vida
que todos tus habitantes serán
como los adornos de una novia.

19 »Tú, Jerusalén, estabas en ruinas,
pero ya se han alejado
los que te destruyeron.
Ahora tendrás tantos habitantes
que el país te resultará pequeño.
20 Los hijos que dabas por perdidos
te dirán al oído:
“Este país es demasiado pequeño
para todos nosotros”.

21 »Tú, Jerusalén,
dirás como una madre:
“¿Quién me dio tantos hijos?
Yo no tenía hijos ni podía tenerlos;
me habían dejado sola,
quedé completamente abandonada.
¿Quién crió a estos hijos míos?
¿De dónde vinieron?”

22 »Yo daré una orden a las naciones
para que traigan en brazos
a tus hijos y a tus hijas.
23 Los reyes serán tus padres adoptivos
y las princesas, tus niñeras.
Se arrodillarán ante ti
y reconocerán
que no quedan avergonzados
los que confían en mí,
y que yo soy el único Dios.

24 »A un guerrero no se le puede quitar
lo que ha ganado en el combate;
un prisionero de guerra
no se puede escapar del tirano.
25 Pero yo, el único Dios,
declaro que al guerrero y al tirano
les quitarán lo que hayan conquistado.
A ustedes los israelitas les digo
que yo salvaré a sus hijos y a sus hijas
de manos de sus enemigos.
26 Haré que sus opresores
se coman su propia carne
y se emborrachen con su sangre.
Así sabrá toda la humanidad
que yo soy el único Dios,
soy el Dios todopoderoso,
y el salvador de Israel».

50 1-3 Dios dijo:

«Israelitas,
cuando vine a buscarlos,
no los encontré;
cuando los llamé,
no me respondieron.
Yo no los abandoné,
ni los vendí como esclavos
para pagar deudas;
lo hice por causa de sus pecados.

»Pero tengo el poder
para salvarlos y rescatarlos.
Yo cubro los cielos de oscuridad
como si se vistieran de luto.
Basta una simple orden mía
para que el mar y los ríos se sequen,
para que por falta de agua
los peces se mueran y se pudran».

El fiel servidor dijo:

«Dios me enseñó a consolar
a los que están afligidos y cansados.
Me despierta todas las mañanas,
para que reciba sus enseñanzas
como todo buen discípulo.
Dios me enseñó a obedecer,
y no he sido rebelde ni desobediente.

»No quité mi espalda
a los que me golpeaban,
ni escondí mis mejillas
de los que me arrancaban la barba;
ni me cubrí la cara
cuando me escupían
y se burlaban de mí.

»Por eso, no seré humillado,
pues es Dios quien me ayuda.
Por eso me mantengo firme
como si fuera una roca,
y sé que no seré avergonzado.

»Conmigo está el que me protege.
Nadie puede acusarme de un delito.
El que quiera acusarme,
¡que venga y se me enfrente!
¡El Dios todopoderoso
es quien me ayuda!
Nadie podrá condenarme.
Mis enemigos desaparecerán
como la ropa comida por la polilla.

10 »Ninguno de ustedes teme a Dios
ni obedece la voz de su fiel servidor.
Caminan en la oscuridad,
sin un rayo de luz,
no confían en el único Dios.
11 Al contrario,
encienden fuegos y prenden antorchas;
caminan a la luz de su propio fuego.
Pero el Dios todopoderoso
los castigará y los hará sufrir».

Salvación para Jerusalén

51 Dios dijo:

«¡Escúchenme todos ustedes,
los que buscan a Dios
y aman la justicia!
Ustedes son descendientes
de Abraham y de Sara.
Miren el ejemplo
que ellos les han dejado.
Cuando yo llamé a Abraham,
él era sólo uno,
pero lo bendije
y le di muchos hijos.

»Aunque Jerusalén está en ruinas,
yo la consolaré
y la convertiré en un hermoso jardín.
Será como el jardín que planté en Edén.
Entonces Jerusalén celebrará
y cantará canciones de alegría
y de acción de gracias».

Dios continuó diciendo:

«Préstame atención, pueblo mío;
voy a dar mi enseñanza,
y mi justicia servirá de guía
para las naciones.
Ya se acerca mi justicia,
mi salvación está en camino.
¡Con mi poder juzgaré a las naciones!
Los pueblos de las costas lejanas
confían en mí.
Mi poder los llena de esperanza.

»¡Levanten los ojos al cielo!
¡Miren la tierra aquí abajo!
El cielo desaparecerá como humo,
la tierra se gastará como un vestido,
y sus habitantes morirán como moscas.
Pero mi salvación y mi justicia
permanecerán para siempre.

»Escúchenme,
ustedes que saben lo que es bueno
y que conocen mi ley.
No teman ni se desalienten
por los insultos de la gente,
porque esa gente desaparecerá
como ropa comida por la polilla,
como lana devorada por los gusanos.
Pero mi salvación y mi justicia
permanecerán para siempre».

Los israelitas clamaron:

«¡Despierta, Dios, despierta!
¡Despierta y vístete de fuerza!
Muestra tu poder
como lo hiciste en el pasado,
cuando destruiste a los egipcios.

10 »Tú secaste las aguas del mar
y allí abriste un camino
por donde marchó tu pueblo liberado.
11 Lo mismo que en el pasado,
ahora volverán los que tú rescataste
y entrarán en Jerusalén
con gritos de alegría.
Estarán llenos de alegría,
y el llanto y el dolor desaparecerán».

12 Dios dijo:

«Soy yo mismo el que los anima.
¿Por qué le tienen miedo
a simples seres humanos
que no son más que hierba?