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«Yo, el Señor, te llamé
y te tomé por la mano,
para que seas instrumento de salvación;
yo te formé, pues quiero que seas
señal de mi alianza con el pueblo,
luz de las naciones.
Quiero que des vista a los ciegos
y saques a los presos de la cárcel,
del calabozo donde viven en la oscuridad.
Yo soy el Señor, ése es mi nombre,
y no permitiré que den mi gloria a ningún otro
ni que honren a los ídolos en vez de a mí.

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