Isaías 41-45
Nueva Versión Internacional
El amparo de Israel
41 «¡Callen en mi presencia, costas lejanas!
¡Naciones, renueven sus fuerzas!
Acérquense y hablen;
reunámonos para juicio.
2 »¿Quién despertó al que viene del oriente
y lo llamó en justicia a su servicio?
Pone a las naciones en sus manos;
ante él los reyes se rinden.
Con su espada los vuelve polvo,
con su arco los dispersa como paja.
3 Con paso firme los persigue
por una senda que nunca antes pisó.
4 ¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible?
¿Quién llamó a las generaciones desde el principio?
Yo, el Señor, estoy con los primeros
y estaré con los últimos».
5 Lo han visto las costas lejanas y temen;
tiemblan los confines de la tierra.
¡Ya se acercan, ya vienen!
6 Cada uno ayuda a su compañero
y dice a su hermano: ¡Sé fuerte!
7 El artesano anima al joyero
y el que aplana con el martillo
dice al que golpea el yunque:
«¡Es buena la soldadura!»;
luego asegura el ídolo con clavos
para que no se tambalee.
8 «Pero tú, Israel, mi siervo,
tú, Jacob, a quien he escogido,
descendiente de Abraham, mi amigo:
9 Te tomé de los confines de la tierra,
te llamé de los rincones más remotos
y te dije: “Tú eres mi siervo”.
Yo te escogí; no te rechacé.
10 Así que no temas, porque yo estoy contigo;
no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
te sostendré con la diestra de mi justicia.
11 »Todos los que se enfurecen contra ti
sin duda serán avergonzados y humillados;
los que se te oponen serán como nada,
como si no existieran.
12 Aunque busques a tus enemigos,
no los encontrarás.
Los que te hacen la guerra serán como nada,
como si no existieran.
13 Porque yo soy el Señor tu Dios,
que sostiene tu mano derecha;
yo soy quien te dice:
“No temas, yo te ayudaré”.
14 No temas, gusano Jacob,
pequeño Israel,
porque yo mismo te ayudaré», afirma el Señor,
¡el Santo de Israel, tu Redentor!
15 «Te convertiré en una trilladora
nueva y afilada, de doble filo.
Trillarás las montañas y las harás polvo;
convertirás en paja las colinas.
16 Las lanzarás al aire y se las llevará el viento;
un vendaval las dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
te gloriarás en el Santo de Israel.
17 »Los pobres y los necesitados buscan agua,
pero no la encuentran;
la sed les ha resecado la lengua.
Pero yo, el Señor, les responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
18 Haré brotar ríos en las cumbres áridas
y manantiales entre los valles.
Transformaré el desierto en estanques de agua
y el sequedal en manantiales.
19 Plantaré en el desierto
cedros, acacias, mirtos y olivos;
en áridas tierras plantaré cipreses,
junto con pinos y abetos,
20 para que la gente vea y sepa,
considere y entienda,
que la mano del Señor ha hecho esto,
que el Santo de Israel lo ha creado».
21 «Expongan su caso»,
dice el Señor.
«Presenten sus pruebas»,
demanda el Rey de Jacob.
22 «Preséntense[a] y anuncien
lo que ha de suceder
y cómo fueron las cosas del pasado,
para que las consideremos
y conozcamos su desenlace.
¡Cuéntennos lo que está por venir!
23 Digan qué nos depara el futuro;
así sabremos que ustedes son dioses.
Hagan algo, bueno o malo,
para verlo y llenarnos de terror.
24 ¡La verdad es que ustedes no son nada
y aun menos que nada son sus obras!
¡Abominable es quien los escoge!
25 »Del norte hice venir a uno y acudió a mi llamado;
desde el oriente invoca mi nombre.
Como alfarero que amasa arcilla con los pies,
aplasta gobernantes como si fueran barro.
26 ¿Quién lo anunció desde el principio
para que lo supiéramos?
¿Quién lo anunció de antemano,
para que dijéramos: “Tenía razón”?
Nadie lo anunció ni lo proclamó;
nadie los oyó proclamar mensaje alguno.
27 Yo fui el primero en decirle a Sión:
“¡Mira, ya están aquí!”.
Yo fui quien envió a Jerusalén un mensajero de buenas noticias.
28 Miro entre ellos y no hay nadie;
no hay entre ellos quien aconseje,
no hay quien me responda cuando pregunto.
29 ¡Todos ellos son falsos!
Sus obras no son nada;
sus ídolos no son más que viento y confusión.
El siervo del Señor
42 »Este es mi siervo, a quien sostengo,
mi escogido, en quien me deleito;
sobre él he puesto mi Espíritu
y llevará justicia a las naciones.
2 No clamará, ni gritará,
ni alzará su voz en las calles.
3 No acabará de romper la caña quebrada
ni apagará la mecha que apenas arde.
Con fidelidad hará justicia;
4 no vacilará ni se desanimará
hasta implantar la justicia en la tierra.
En su enseñanza las costas lejanas pondrán su esperanza».
5 Así dice Dios el Señor,
el que creó y desplegó los cielos;
el que expandió la tierra
y todo lo que ella produce;
el que da aliento al pueblo que la habita
y vida a los que en ella se mueven:
6 «Yo, el Señor, te he llamado en justicia;
te tomaré de la mano.
Yo te preservaré, yo te constituiré
como pacto para el pueblo,
como luz para las naciones,
7 para abrir los ojos de los ciegos,
para librar de la cárcel a los presos
y del calabozo a los que habitan en tinieblas.
8 »Yo soy el Señor; ¡ese es mi nombre!
No entrego a otros mi gloria
ni mi alabanza a los ídolos.
9 Las cosas pasadas se han cumplido
y ahora anuncio cosas nuevas;
las anuncio antes que sucedan».
Canción de alabanza al Señor
10 Canten al Señor un cántico nuevo,
ustedes, que descienden al mar
y todo lo que hay en él;
canten su alabanza desde los confines de la tierra,
ustedes, costas lejanas y sus habitantes.
11 Que alcen la voz el desierto, sus ciudades,
y los poblados donde Cedar habita.
Que canten de alegría los habitantes de Selá
y griten desde las cimas de las montañas.
12 Den gloria al Señor
y proclamen su alabanza en las costas lejanas.
13 El Señor marchará como un campeón;
como hombre de guerra despertará su celo.
Con gritos y alaridos se lanzará al combate
y triunfará sobre sus enemigos.
14 «Por mucho tiempo he guardado silencio,
he estado callado y me he contenido.
Pero ahora voy a gritar como parturienta,
voy a resollar y jadear al mismo tiempo.
15 Devastaré montañas y colinas
y consumiré toda su vegetación;
convertiré los ríos en islas
y secaré los estanques.
16 Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos,
los guiaré por senderos inexplorados;
ante ellos convertiré en luz las tinieblas,
y allanaré los lugares escabrosos.
Esto haré
y no los abandonaré.
17 Pero retrocederán llenos de vergüenza
los que confían en las imágenes,
los que dicen a las imágenes:
“Ustedes son nuestros dioses”.
Israel ciego y sordo
18 »Sordos, ¡escuchen!
Ciegos, ¡fíjense bien!
19 ¿Quién es más ciego que mi siervo
y más sordo que mi mensajero?
¿Quién es más ciego que mi enviado
y más ciego que el siervo del Señor?
20 Tú has visto muchas cosas, pero no las has captado;
tienes abiertos los oídos, pero no oyes nada».
21 Agradó al Señor,
por amor a su justicia,
hacer su ley grande y gloriosa.
22 Pero este es un pueblo saqueado y despojado,
todos atrapados en cuevas
o encerrados en cárceles.
Son saqueados
y nadie los libra;
son despojados
sin que nadie reclame: ¡Devuélvanlos!
23 ¿Quién de ustedes escuchará esto
y prestará atención en el futuro?
24 ¿Quién entregó a Jacob para el despojo,
a Israel para el saqueo?
¿No es acaso el Señor
contra quien su pueblo ha pecado?
No siguieron sus caminos
ni obedecieron su Ley.
25 Por eso él derramó sobre ellos
su ardiente ira y el furor de la guerra.
Los envolvió en llamas, pero no comprendieron;
los consumió, pero no lo tomaron en serio.
El único Salvador de Israel
43 Pero ahora, así dice el Señor,
el que te creó, Jacob,
el que te formó, Israel:
«No temas, que yo te he redimido;
te he llamado por tu nombre; tú eres mío.
2 Cuando cruces las aguas,
yo estaré contigo;
cuando cruces los ríos,
no te cubrirán sus aguas;
cuando camines por el fuego,
no te quemarás
ni te abrasarán las llamas.
3 Yo soy el Señor tu Dios,
el Santo de Israel, tu Salvador;
yo he entregado a Egipto como precio por tu rescate,
a Cus y a Seba en tu lugar.
4 Porque eres precioso a mis ojos
y digno de honra, yo te amo.
A cambio de ti entregaré pueblos;
a cambio de tu vida entregaré naciones.
5 No temas, porque yo estoy contigo;
desde el oriente traeré a tu descendencia,
desde el occidente te reuniré.
6 Al norte diré: “¡Entrégalos!”.
Y al sur: “¡No los retengas!
Trae a mis hijos desde lejos
y a mis hijas desde los confines de la tierra.
7 Trae a todo el que sea llamado por mi nombre,
al que yo he creado para mi gloria,
al que yo hice y formé”».
8 Saquen al pueblo ciego, aunque tiene ojos,
al pueblo sordo, aunque tiene oídos.
9 Que se reúnan todas las naciones
y se congreguen los pueblos.
¿Quién de sus dioses profetizó estas cosas
y nos anunció lo ocurrido en el pasado?
Que presenten a sus testigos y demuestren tener razón,
para que otros oigan y digan:
«Es verdad».
10 «Ustedes son mis testigos», afirma el Señor,
«y mi siervo a quien he escogido,
para que me conozcan y crean en mí,
y entiendan que yo soy.
Antes de mí no hubo ningún otro dios
ni habrá ninguno después de mí.
11 Yo, yo soy el Señor,
fuera de mí no hay ningún otro salvador.
12 Yo he anunciado, salvado y proclamado;
yo entre ustedes y no un dios extraño.
Ustedes son mis testigos de que yo soy Dios»,
afirma el Señor.
13 «Desde los tiempos antiguos, yo soy.
No hay quien pueda librar de mi mano.
Lo que yo hago, nadie puede desbaratarlo».
La misericordia de Dios y la infidelidad de Israel
14 Así dice el Señor,
su Redentor, el Santo de Israel:
«Por ustedes enviaré gente a Babilonia;
abatiré a todos como fugitivos.
En los barcos que eran su orgullo,
abatiré a los babilonios.[b]
15 Yo soy el Señor, su Santo;
soy su Rey, el Creador de Israel».
16 Así dice el Señor,
el que abrió un camino en el mar,
una senda a través de las aguas caudalosas;
17 el que hizo salir carros de combate y caballos,
ejército y guerrero al mismo tiempo,
los cuales quedaron tendidos para nunca más levantarse,
extinguidos como mecha que se apaga:
18 «Olviden las cosas de antaño;
ya no vivan en el pasado.
19 ¡Voy a hacer algo nuevo!
Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta?
Estoy abriendo un camino en el desierto
y ríos en lugares desolados.
20 Me honran los animales salvajes,
los chacales y los avestruces;
yo hago brotar agua en el desierto,
ríos en lugares desolados,
para dar de beber a mi pueblo escogido,
21 al pueblo que formé para mí mismo,
para que proclame mi alabanza.
22 »Pero tú, Jacob, no me has invocado;
tú, Israel, te has cansado de mí.
23 No me has traído el cordero de tus holocaustos
ni me has honrado con tus sacrificios.
No te he abrumado exigiendo ofrendas de grano
ni te he agobiado reclamando incienso.
24 No me has comprado caña aromática
ni me has saciado con el sebo de tus sacrificios.
¡En cambio, tú me has abrumado con tus pecados
y me has agobiado con tus iniquidades!
25 »Soy yo, solo yo, el que por amor a mí mismo
borra tus transgresiones
y no se acuerda más de tus pecados.
26 ¡Hazme recordar!
Presentémonos a juicio;
plantea el argumento de tu inocencia.
27 Tu primer antepasado pecó;
tus voceros se rebelaron contra mí.
28 Por eso humillé a las autoridades del templo;
entregué a Jacob a la destrucción total,
entregué a Israel al menosprecio.
Israel, el escogido
44 »Pero ahora escucha, Jacob, mi siervo,
Israel, a quien he escogido.
2 Así dice el Señor, el que te hizo,
el que te formó en el seno materno
y te brinda su ayuda:
“No temas, Jacob, mi siervo,
Jesurún, a quien he escogido,
3 que regaré con agua la tierra sedienta
y con arroyos el suelo seco;
derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia
y mi bendición sobre tus vástagos,
4 y brotarán como hierba en un prado,
como sauces junto a arroyos.
5 Uno dirá: ‘Pertenezco al Señor’;
otro llevará el nombre de Jacob
y otro escribirá en su mano: ‘Yo soy del Señor’
y tomará para sí el nombre de Israel”.
El Señor y los ídolos
6 »Así dice el Señor, el Señor de los Ejércitos,
Rey y Redentor de Israel:
“Yo soy el Primero y el Último;
fuera de mí no hay otro dios.
7 ¿Quién es como yo?
Que lo diga.
Que declare lo que ha ocurrido
desde que establecí a mi antiguo pueblo;
que exponga ante mí lo que está por venir,
que anuncie lo que va a suceder.
8 No tiemblen ni se asusten.
¿Acaso no lo anuncié y predije hace tiempo?
Ustedes son mis testigos.
¿Hay algún Dios fuera de mí?
No, no hay otra Roca;
no conozco ninguna”».
9 Los que fabrican imágenes no son nada;
inútiles son sus obras más preciadas.
Para su propia vergüenza,
sus propios testigos no ven ni conocen.
10 ¿Quién modela una imagen o funde un ídolo,
que no sirve para nada?
11 Todos sus devotos quedarán avergonzados;
¡simples mortales son los artesanos!
Que todos se reúnan y comparezcan;
¡aterrados y avergonzados quedarán todos ellos!
12 El herrero toma una herramienta
y con ella trabaja sobre las brasas;
con martillo modela un ídolo,
con la fuerza de su brazo lo forja.
Siente hambre y pierde las fuerzas;
no bebe agua y desfallece.
13 El carpintero mide con un cordel,
hace un boceto con un estilete,
lo trabaja con el escoplo
y lo traza con el compás.
Le da forma humana;
le imprime la belleza de un ser humano,
para que habite en un santuario.
14 Derriba los cedros,
escoge un ciprés o un roble
y lo deja crecer entre los árboles del bosque;
o planta un pino, que la lluvia hace crecer.
15 A la gente le sirve de combustible,
toma una parte para calentarse;
enciende un fuego y hornea pan.
Pero también labra un dios y lo adora;
hace una imagen y se postra ante ella.
16 La mitad de la madera la quema en el fuego,
sobre esa mitad prepara su comida;
asa la carne y se sacia.
También se calienta y dice:
«¡Ah! Ya voy entrando en calor, mientras contemplo las llamas».
17 Con el resto hace un dios, su ídolo;
se postra ante él y la adora.
Y suplicante dice:
«Sálvame, pues tú eres mi dios».
18 No saben nada, no entienden nada;
sus ojos están velados y no ven;
su corazón está cerrado y no entienden.
19 Ninguno se detiene a pensar,
les falta conocimiento y entendimiento para decir:
«Usé la mitad para combustible;
incluso horneé pan sobre las brasas,
asé carne y la comí.
¿Y haré algo abominable con lo que queda?
¿Me postraré ante un pedazo de madera?».
20 Se alimentan de cenizas, se dejan engañar por sus ilusos corazones,
no pueden salvarse a sí mismos ni decir:
«¡Lo que tengo en mi diestra es una mentira!».
21 «Recuerda estas cosas, Jacob,
porque tú eres mi siervo, Israel.
Yo te formé, tú eres mi siervo;
Israel, yo no te olvidaré.
22 Como si fuera una nube he borrado tus transgresiones
y tus pecados, como la bruma de la mañana.
Vuelve a mí,
que te he redimido».
23 ¡Canten de alegría, cielos, que esto lo ha hecho el Señor!
¡Griten con fuerte voz, profundidades de la tierra!
¡Prorrumpan en canciones, montañas
y bosques, con todos sus árboles!
Porque el Señor ha redimido a Jacob,
Dios ha manifestado su gloria en Israel.
Jerusalén vuelve a ser habitada
24 «Así dice el Señor, tu Redentor,
quien te formó en el seno materno:
»Yo soy el Señor, que ha hecho todas las cosas,
yo solo desplegué los cielos
y expandí la tierra.
¿Quién estaba conmigo?
25 Yo frustro las señales de los falsos profetas
y ridiculizo a los adivinos;
yo hago retroceder a los sabios
y convierto su sabiduría en necedad.
26 Yo confirmo la palabra de mi siervo
y cumplo el consejo de mis mensajeros.
»Yo digo que Jerusalén será habitada,
que los pueblos de Judá serán reconstruidos
y que restauraré sus ruinas.
27 Yo digo a las aguas profundas: “¡Séquense!”.
Y ordeno que se sequen sus corrientes.
28 Yo digo de Ciro: “Él es mi pastor;
él cumplirá todos mis deseos;
dispondrá que Jerusalén sea reconstruida
y que se pongan los cimientos del Templo”».
45 Así dice el Señor a Ciro, su ungido,
a quien tomó de la mano derecha
para someter a su dominio las naciones
y despojar de su armadura a los reyes,
para abrir a su paso las puertas
y dejar abiertas las entradas:
2 «Marcharé al frente de ti
y allanaré las montañas;[c]
haré pedazos las puertas de bronce
y cortaré los cerrojos de hierro.
3 Te daré los tesoros de las tinieblas
y las riquezas guardadas en lugares secretos,
para que sepas que yo soy el Señor,
el Dios de Israel, que te llama por tu nombre.
4 Por causa de Jacob mi siervo,
de Israel mi escogido,
te llamo por tu nombre
y te confiero un título de honor,
aunque tú no me conoces.
5 Yo soy el Señor y no hay otro;
fuera de mí no hay ningún Dios.
Aunque tú no me conoces,
te fortaleceré,
6 para que sepan de oriente a occidente
que no hay ningún otro fuera de mí.
Yo soy el Señor
y no hay ningún otro.
7 Yo formo la luz y creo las tinieblas,
traigo bienestar y creo calamidad;
Yo, el Señor, hago todas estas cosas.
8 »¡Destilen, cielos, desde lo alto!
¡Nubes, hagan llover justicia!
¡Que se abra la tierra de par en par!
¡Que brote la salvación!
¡Que crezca con ella la justicia!
Yo, el Señor, lo he creado».
9 ¡Ay del que contiende con su Hacedor!
¡Ay del que no es más que un tiesto
entre los tiestos de la tierra!
¿Acaso el barro reclama al alfarero:
«¡Fíjate en lo que haces!
¡Tu vasija no tiene agarraderas!»?
10 ¡Ay!, del que reprocha a su padre:
«¡Mira lo que has engendrado!».
¡Ay!, del que reclama a su madre:
«¡Mira lo que has dado a luz!».
11 Así dice el Señor,
el Santo de Israel, su Hacedor:
«¿Van acaso a pedirme cuentas del futuro de mis hijos
o a darme órdenes sobre la obra de mis manos?
12 Yo hice la tierra
y sobre ella creé a la humanidad.
Mis propias manos extendieron los cielos
y di órdenes a todo su ejército.
13 Levantaré a Ciro en justicia;
allanaré todos sus caminos.
Él reconstruirá mi ciudad
y pondrá en libertad a mis cautivos,
pero no por precio ni soborno.
Lo digo yo, el Señor de los Ejércitos».
14 Así dice el Señor:
«Los productos de Egipto y la mercancía de Cus
pasarán a ser de tu propiedad;
los sabeos, hombres de elevada estatura,
marcharán detrás de ti en cadenas.
Se postrarán en tu presencia
y suplicantes te dirán:
“Hay un solo Dios, no hay ningún otro,
y ese Dios está contigo”».
15 Tú, Dios y Salvador de Israel,
eres un Dios que se oculta.
16 Todos los que hacen ídolos serán avergonzados y humillados
y, juntos, marcharán con su humillación.
17 Pero Israel será salvado por el Señor
con salvación eterna.
Nunca más ustedes volverán a ser
avergonzados ni humillados.
18 Porque así dice el Señor,
el que creó los cielos;
el Dios que formó la tierra,
que la hizo y la estableció;
que no la creó para dejarla vacía,
sino que la formó para ser habitada:
«Yo soy el Señor
y no hay ningún otro.
19 Desde ningún lugar de esta tierra tenebrosa
les he hablado en secreto.
Ni he dicho a los descendientes de Jacob:
“Búsquenme en vano”.
Yo, el Señor, digo lo que es justo
y declaro lo que es recto.
20 »Reúnanse, fugitivos de las naciones;
congréguense y vengan.
Ignorantes son los que cargan imágenes de madera
y oran a dioses que no pueden salvar.
21 Declaren y presenten sus pruebas,
deliberen juntos.
¿Quién predijo esto hace tiempo,
quién lo declaró desde tiempos antiguos?
¿Acaso no lo hice yo, el Señor?
Fuera de mí no hay otro dios;
Dios justo y salvador,
no hay ningún otro fuera de mí.
22 »Vuelvan a mí y sean salvos,
todos los confines de la tierra,
porque yo soy Dios y no hay ningún otro.
23 He jurado por mí mismo,
con justicia he pronunciado
una palabra irrevocable:
Ante mí se doblará toda rodilla
y por mí jurará toda lengua.
24 Ellos dirán de mí: “Solo en el Señor
están la justicia y el poder”».
Todos los que contra él se enfurecieron
ante él comparecerán y quedarán avergonzados.
25 Pero toda la descendencia de Israel
será justificada y exaltada en el Señor.
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