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Que todo valle sea enaltecido;
que se hunda todo monte y collado;
que se enderece lo torcido
y que lo áspero se allane.
Se manifestará la gloria del Señor,
y la humanidad entera la verá.
La boca del Señor ha hablado.»(A)

Una voz decía: «¡Grita!»

Y yo respondí: «¿Y qué debo de gritar?»

«Grita que toda carne es como la hierba,
y que su belleza es como la flor del campo.

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