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19 Los vivientes, sólo ellos, pueden alabarte como lo hago yo este día. Una generación da a conocer tu fidelidad a la siguiente. 20 ¡Quién lo dijera! ¡El Señor me sanó! De hoy en adelante entonaré en el templo cánticos de alabanza cada día, con acompañamiento de orquesta».

21 Porque Isaías les había dicho a los siervos de Ezequías:

―Preparen un ungüento de higos, úntenselo en el divieso, y sanará.

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