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Entonces por fin se abrirán los ojos de Israel para ver a Dios, el pueblo escuchará la voz de su Dios. Hasta los alborotadores estarán llenos de sensatez y comprensión, y los que tartamudean inseguros, hablarán con toda claridad.

En aquellos días no serán admirados los descreídos, los charlatanes. Los ricos estafadores no serán tenidos por hombres generosos y sobresalientes.

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