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Cuando alguno eche mano de su hermano en la casa de su padre y le diga: “Tú que tienes ropa, sé nuestro jefe y toma en tus manos esta ruina”, él alzará la voz en aquel día diciendo: “Yo no seré sanador[a], pues en mi casa no hay comida ni vestido. No me pongan por jefe del pueblo”. Porque Jerusalén ha tropezado, y Judá ha caído; pues la lengua de ellos y sus obras son contrarias al SEÑOR y desafían la presencia de su majestad.

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Footnotes

  1. Isaías 3:7 Cf. 29:13, 14; Juan 4:23.