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La situación será tal en el pueblo,
que unos a otros, aun entre amigos, se atacarán.
Los jóvenes la emprenderán contra los viejos,
los despreciados contra la gente importante.
Tanto que un hermano tomará a otro en la casa de su padre
y le dirá: «Tú al menos tienes ropa que ponerte;
sé, pues, nuestro jefe; gobierna este montón de ruinas.»
Y el otro le responderá:
«Yo no puedo remediar esos males,
en mi casa no tengo comida ni ropa que ponerme.
No me hagan jefe del pueblo.»

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