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Cesó el ritmo de los tambores,
    se aplacó el bullicio de los que se divierten,
    se apagó el júbilo del arpa.
Ya no beben vino mientras cantan;
    a los borrachos, el licor les sabe amargo.
10 La ciudad del caos yace desolada;
    cerrado está el acceso a toda casa.

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