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Sus carros de guerra llenaron
los hermosos valles de Jerusalén.
Los soldados y sus caballos
rodearon la ciudad.
¡Judá quedó indefensa!»

Ese día nuestra gente se dio cuenta de que había armas en el Palacio del Bosque. 9-10 También se dieron cuenta de que los muros de Jerusalén estaban dañados; entonces revisaron las casas de la ciudad y derribaron algunas de ellas. Así tuvieron suficientes piedras para reparar los muros. Luego tomaron el agua del tanque viejo,

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