Add parallel Print Page Options

»Cuando veo lo que Dios
hace con Babilonia,
me tiembla todo el cuerpo;
me causa un terrible dolor,
como el que siente una mujer
cuando va a tener un hijo.
El miedo y la angustia
no me dejan ver ni oír nada.
Tengo la mente confundida,
estoy temblando de miedo.
La frescura del atardecer,
que tanto me gustaba,
ahora se me ha vuelto insoportable.

»En Babilonia,
los generales están de fiesta,
disfrutando de un gran banquete.
Vamos, capitanes,
¡basta ya de fiestas!;
¡preparen sus escudos!»

Read full chapter