Isaías 14:28
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Amenaza de Dios contra los filisteos
28 El año en que murió el rey Ahaz, Dios envió este mensaje:
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Isaías 15:1-2
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Mensaje contra Moab
15 1-2 Dios dijo:
«¡El reino de Moab ha quedado en ruinas!
Todos en Moab están de luto,
se han rapado la cabeza
y se han cortado la barba.
En una sola noche fueron destruidas
las ciudades de Ar y de Quir,
de Nebo y de Medebá.
»Los habitantes de Dibón
corren al templo y a los altares
que construyeron en las colinas;
van para lamentar ante sus dioses
tanta destrucción y tanto dolor.
Isaías 47
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La caída de Babilonia
47 Dios dijo:
«Ciudad de Babilonia,
baja ya de tu trono
y siéntate en el suelo.
Eres como una viuda joven,
y no volverán a llamarte
“hermosa” y “delicada”.
2 »Ya no podrás disfrutar
de lujos y privilegios;
ahora tendrás que trabajar.
Toma una piedra y muele el grano
para hacer la harina,
pues has quedado destruida
y tendrás que valerte por ti misma.
3-4 »Yo, el Dios santo de Israel,
el Dios todopoderoso,
voy a vengarme de ti.
¡Ya te ven los pueblos
como si estuvieras desnuda!
5 »¡Siéntate en silencio,
ciudad de Babilonia!
Siéntate en un rincón oscuro,
porque no volverán a llamarte
“Reina de las naciones”.
6 »Yo me enojé con mi pueblo;
me enojé con los israelitas
y los dejé caer en tu poder.
Pero tú, Babilonia,
no te compadeciste de ellos,
y maltrataste a los ancianos
con una carga muy pesada.
7 »Creíste que nunca dejarías de ser reina
y no te pusiste a pensar
cómo terminaría todo esto.
8 »Por eso, ciudad de Babilonia,
escucha bien:
tú eres como una mujer
que ama el lujo
y se sienta tranquila en su trono;
piensas que nadie es mejor que tú,
y crees que nunca serás viuda
ni te quedarás sin hijos.
9 »Pero de repente,
en un majestuoso día,
te sucederán dos desgracias,
y de nada te servirán
tus brujerías y tu magia:
te quedarás viuda
y perderás todos tus hijos.
10 »A pesar de tu maldad,
te sentías segura,
porque nadie te llamaba la atención.
Tu sabiduría y tus conocimientos
te hicieron perder la cabeza,
mientras te decías a ti misma:
“Yo, y nadie más que yo”.
11 Pero cuando menos lo esperes
te caerá una desgracia,
que ni con tu magia podrás evitar.
12 »Babilonia,
sigue con las brujerías y la magia
que has practicado toda tu vida,
a ver si te sirven de algo,
a ver si consigues asustar a alguien.
13 »¡Que se presenten ahora
los sabios que te han dado consejos!
¡Que traten de salvarte
los que miran a los astros
para anunciarte el futuro!
14 Pero esos adivinos son como paja:
el fuego los devorará
y no podrán salvarse de las llamas.
Ese fuego no será
como el fuego de una chimenea
que da calor al hogar.
15 Esos adivinos,
que has consultado toda tu vida,
andan perdidos, cada uno por su lado.
¡Así que nadie podrá salvarte!»
Jeremías 50-51
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Advertencia contra Babilonia
50 Dios me dio este mensaje acerca de Babilonia. Me dijo:
2 «A ti, Jeremías, te encargo
que se anuncie entre las naciones mi mensaje,
para que todos se enteren.
Que se agite la señal de victoria
y se dé a conocer la noticia:
“¡Babilonia será conquistada!
¡El dios Bel quedará en ridículo!
¡El dios Marduc temblará de miedo!
¡Todos los dioses de Babilonia
se asustarán y quedarán humillados!”
3 »Del norte vendrá una nación
que atacará y destruirá a Babilonia.
Hombres y animales saldrán corriendo,
y nadie volverá a vivir allí.
4 »Cuando todo esto suceda,
la gente de Israel y de Judá
vendrá llorando a buscarme,
pues yo soy el Dios de Israel.
5 Preguntarán cómo llegar a Jerusalén,
y hacia allá se dirigirán.
Al llegar, se reunirán conmigo
para que hagamos un pacto eterno,
del cual nunca más se olvidarán.
6 »Mi pueblo ha perdido el rumbo;
ha vivido como un rebaño perdido,
pues sus jefes no supieron dirigirlo.
Por eso anduvo por las montañas,
extraviado y sin rumbo fijo;
¡hasta olvidó su lugar de descanso!
7 Al verlos, sus enemigos se burlaban
y les decían:
“De esto no tenemos la culpa,
pues ustedes pecaron contra Dios;
contra el Dios que todo les daba,
y en quien confiaban sus antepasados”.
8 »Pueblo mío, ¡salgan ya de Babilonia!
¡Escápense de ese país!
¡Corran al frente de los que huyen!
9-10 Yo enviaré contra Babilonia
grandes naciones del norte
que la atacarán, la conquistarán
y se quedarán con todas sus riquezas.
Sus soldados son de lo mejor;
¡sus flechas siempre dan en el blanco!
11 »Y ustedes, babilonios,
que le han robado a mi pueblo,
¡ríanse si quieren, y hagan fiesta,
12 pero su patria quedará humillada
y al final morirá avergonzada
y hecha un desierto solitario!
13 »Yo haré que Babilonia
nunca más vuelva a ser habitada.
Estoy tan enojado con ella
que voy a destruirla.
Todos los que pasen por allí
se asustarán al ver sus ruinas.
14 »Y ustedes, guerreros,
¡prepárense para atacar a Babilonia!
¡Disparen contra ella sus flechas,
porque ha pecado contra mí!
15 Griten por todas partes:
“¡Babilonia se ha rendido!
¡Sus torres se derrumban!
¡Sus muros caen por los suelos!”
»¡Y ahora ustedes hagan con ella
lo mismo que ella hizo con ustedes!
¡Ésta es mi venganza contra Babilonia!
16 ¡Que no quede en ese país
nadie que siembre ni coseche!
»Cuando Babilonia sea atacada
los que fueron llevados prisioneros
huirán de allá y volverán a su país.
17 »Israel es un pueblo que ha vivido perdido como oveja, y siempre en peligro de que se lo devoren los leones. El primero en devorarlo fue el rey de Asiria, y a él le siguió el rey de Babilonia, que lo devoró hasta los huesos. 18 Pero yo soy el Dios de Israel, y así como antes castigué al rey de Asiria, castigaré al rey de Babilonia y a su nación. 19 Yo haré que Israel regrese a su propia tierra, y yo mismo le daré de comer en el monte Carmelo, en la región de Basán y en las montañas de Efraín y Galaad. 20 Cuando llegue ese día, perdonaré a los que aún queden con vida. A Israel y a Judá les perdonaré su maldad.
21 »Y a ustedes, enemigos de Babilonia,
les mando que ataquen y persigan
a estos despreciables babilonios.
22 »Ya se escuchan los gritos de guerra
y el ruido de una gran destrucción.
23 Tú, Babilonia, eras como un martillo
que golpeaba a todo el mundo,
pero ahora pareces un martillo inútil;
¡Has quedado hecha pedazos,
y todas las naciones están asombradas!
24 Al rebelarte contra mí,
tú misma te pusiste una trampa
y acabaste cayendo en ella.
25 »Yo soy el Dios de Israel;
yo soy el Dios todopoderoso.
Tengo algo pendiente con Babilonia.
Ya he abierto mi depósito de armas,
y sacaré las más destructivas.
Estoy muy enojado,
y haré pedazos a los babilonios.
26 »¡Vengan de todas partes
y ataquen a Babilonia!
¡Abran sus depósitos de trigo
y llévense todo ese grano!
¡Amontonen lo que encuentren
y destrúyanlo todo!
¡Que no le quede nada!
27 ¡Llegó la hora del castigo!
¡Maten a todos sus soldados!
¡Maten a toda su gente!
28 »Ahora escuchen a la gente
que ha escapado de Babilonia;
óiganlos hablar de mi venganza:
“¡Dios acabó con los babilonios
porque ellos destruyeron su templo!”
29 »¡Que vengan los guerreros,
y ataquen a Babilonia!
¡Que la rodeen
para que nadie se escape!
Babilonia se rebeló contra mí.
Por eso, ¡denle su merecido!
¡Trátenla como ella trató a otros!
Yo soy el Dios de Israel,
yo soy un Dios diferente.
30 »Yo les juro que en ese día
sus jóvenes y sus mejores soldados
caerán muertos por las calles.
31-32 »Babilonia, nación orgullosa,
cuando llegue el día de tu castigo,
vendré y te daré tu merecido.
Les prenderé fuego a tus ciudades
y a todos sus alrededores.
Tus habitantes tropezarán y caerán,
y nadie los ayudará a levantarse.
Yo soy el Dios todopoderoso,
yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así lo haré.
33 »Ustedes los babilonios
han tratado muy mal
al pueblo de Israel y de Judá.
Los han hecho prisioneros
y no quieren dejarlos libres.
34 Yo soy el Dios todopoderoso,
y con mi poder les daré libertad
y los haré vivir en paz.
Pero a ustedes, los babilonios,
les voy a enviar un gran castigo.
35 »¡Que mueran los babilonios!
¡Que mueran sus jefes y sus sabios!
36 ¡Que todos sus profetas mentirosos
se vuelvan locos y pierdan la vida!
¡Que tiemblen de miedo sus soldados!
37 ¡Que se mueran sus caballos,
y sean destrozados sus carros de guerra!
¡Que todos sus soldados extranjeros
se acobarden y se mueran!
¡Que les roben todos sus tesoros!
¡Que se sequen sus ríos!
38 »Tantos ídolos hay en Babilonia
que la gente ha perdido la razón.
39-40 »Nunca más Babilonia
volverá a ser habitada.
Será como cuando destruí
a Sodoma y a Gomorra,
y las ciudades vecinas:
allí sólo vivirán chacales,
lechuzas y perros salvajes.
Les juró que así será.
41 »¡Miren lo que viene del norte!
¡Es el ejército de una gran nación!
¡Viene desde muy lejos,
y se le han unido muchos reyes!
42 Son gente cruel y sanguinaria,
armada con arcos y lanzas;
vienen a todo galope
y dispuestos a atacarte,
bella ciudad de Babilonia.
El estruendo de sus gritos
resuena como las olas del mar.
43 El rey de Babilonia lo sabe,
y se muere de miedo;
se retuerce de angustia.
44 »¡No hay otro Dios como yo!
¡No hay quien me pueda desafiar!
¡No hay jefe que se me oponga!
Yo atacaré a Babilonia de repente,
como ataca el león a su presa.
Yo elegiré a su destructor.
45 »Presten atención al plan que tengo;
escuchen lo que voy a hacer
con Babilonia y sus habitantes:
hasta los niños más pequeños
serán llevados a rastras,
y la nación entera será destruida.
46 Babilonia caerá con tanta violencia
que la tierra misma se sacudirá,
y por todas las naciones
se escucharán sus gritos».
51 Dios también me dijo:
«Voy a enviar una tormenta destructora
contra Babilonia, ese pueblo rebelde.
2 Mandaré contra ella naciones enteras
para que la lancen al viento,
la destruyan y la dejen vacía.
El día que sea destruida,
la atacarán por todos lados.
3 »Los soldados babilonios
ya están preparando sus armas,
pero ustedes ni siquiera deben dejar
que se pongan la armadura.
Al contrario, ¡maten a sus jóvenes!,
¡quítenles la vida a sus soldados!
4 ¡Que sus cadáveres queden tendidos
por las calles de Babilonia!
5 »Todos en Israel y en Judá
son culpables delante de mí,
pero nunca los he abandonado.
Yo soy el Dios todopoderoso;
¡soy el único Dios de Israel!
6 »¡Salgan ya de Babilonia!
¡Sálvese quien pueda!
¡No tienen por qué morir
por culpa de los babilonios!
Finalmente ha llegado la hora
en que voy a vengarme de ellos.
¡Voy a darles su merecido!
7 Babilonia fue en mis manos
como una fina copa de oro;
todo el mundo bebió de esa copa
y con el vino se emborrachó.
8 Pero, cuando menos lo esperaba,
fue derrotada y quedó destruida.
¡Lloren por ella!
¡Busquen algún remedio para su pena,
a ver si recobra la salud!
9 »Algunas naciones quisieron sanarla,
pero no lo consiguieron.
Eran tantos sus pecados
que llegaban hasta el cielo,
¡más allá de las nubes!
10 »Los israelitas dicen:
“¡Nuestro Dios nos ha hecho justicia!
¡Vayamos y contemos en Jerusalén
lo que Dios ha hecho por nosotros!”
11 »Y yo digo:
“Ustedes, reyes del país de Media,
sáquenle punta a sus flechas
y tengan listos sus escudos,
pues quiero que destruyan a Babilonia.
Los babilonios destruyeron mi templo;
por eso quiero vengarme de ellos.
12 ”¡Den la señal de ataque
y derriben los muros de Babilonia!
¡Vigilen de cerca a los babilonios
y háganlos caer en la trampa!
Yo soy el Dios de Israel
y cumpliré mis planes contra ellos”.
13 »Ustedes los babilonios
viven junto a los ríos
y gozan de grandes riquezas;
¡pero ya les llegó la hora de morir!
14 Voy a enviarles muchos enemigos
que cantarán victoria sobre ustedes.
Yo soy el Dios todopoderoso
y les juro que así lo haré».
Canción de alabanza a Dios
15 «Con su poder y sabiduría,
y con mucha inteligencia,
Dios hizo la tierra, afirmó el mundo
y extendió los cielos.
16 »Basta con que Dios hable
para que rujan los cielos
y aparezcan las nubes en el horizonte.
En medio de fuertes relámpagos
y de vientos huracanados
Dios hace que llueva.
17 »La gente es estúpida, no sabe nada;
los ídolos son una vergüenza
para quienes los fabrican.
Esas imágenes son un engaño;
por supuesto, no tienen vida.
18 No valen nada, son pura fantasía;
cuando Dios las juzgue, serán destruidas.
19 Pero nuestro Dios no es así;
¡él hizo todo lo que existe!
Nuestro Dios nos eligió
y nos hizo su pueblo.
¡Su nombre es el Dios todopoderoso!»
Mi arma de guerra
20 Dios también me dijo:
«Babilonia, tú eres mi arma de guerra.
Contigo destruyo naciones y reinos,
21 contigo destruyo jinetes y caballos,
contigo destruyo carros de guerra.
22 Contigo destruyo hombres y mujeres,
contigo destruyo jóvenes y ancianos,
contigo destruyo muchachos y muchachas.
23 Contigo destruyo ejércitos y generales,
contigo destruyo campesinos y bueyes,
contigo destruyo jefes y gobernantes.
Castigo final de Babilonia
24 »Ustedes, gente de Judá, verán con sus propios ojos cómo voy a castigar a Babilonia y a todos los que viven allí. Los castigaré por todo el daño que le hicieron a Jerusalén. Les juro que así lo haré.
25 »A ti, Babilonia, te dicen “máquina de la destrucción” porque con tu poder destruyes la tierra. Pero yo voy a lanzarme contra ti. Te agarraré entre mis manos y te haré rodar por el precipicio; ¡te convertiré en una máquina inservible! 26 Nunca más tus piedras se usarán para construir, ni para poner los cimientos de casas y edificios. Tu territorio quedará vacío para siempre. Te juro que así será».
Destrucción de Babilonia
27 Dios también me dijo:
«¡Que agiten las naciones su bandera
contra la tierra de Babilonia!
¡Que suene el toque de trompeta,
y que ataquen a Babilonia
los reinos de Ararat, Miní y Askenaz!
¡Que nombren a un general,
y que ataque la caballería!
28 ¡Llamen a los reyes del país de Media,
y a sus gobernadores y oficiales!
¡Llamen a todo el imperio de Media!
¡Llamen a todas las naciones!
¡Que vengan y ataquen a Babilonia!
29 »Los babilonios se retuercen de dolor
porque he decidido llevar a cabo
mis planes contra su país.
¡Voy a destruirlos por completo,
y nadie quedará con vida!
30 »Los soldados de Babilonia
ya no tienen valor para luchar.
Débiles y llenos de miedo,
se han refugiado en sus torres;
mientras tanto, el enemigo
quema casas y derriba puertas.
31-32 Un mensajero tras otro
llega y da al rey la noticia:
“¡Ha caído la ciudad de Babilonia!
El enemigo controla los puentes,
los cañaverales están en llamas,
y todos los soldados babilonios
están temblando de miedo”.
33 »La ciudad de Babilonia
va a quedar tan desierta
como un campo arrasado por el fuego.
¡Llegó la hora de su destrucción!
34 »La gente de Jerusalén se queja
de que el rey de Babilonia
los dejó como un plato vacío.
Dicen que les causó mucho miedo,
que se llevó todas sus riquezas,
que se los tragó como un monstruo
y luego los arrojó a la basura.
35 Ahora me piden que los castigue
por las humillaciones que sufrieron;
¡me piden que paguen con sangre
toda la sangre israelita que derramaron!»
36 Dios le dijo al pueblo de Judá:
«Por todo eso que los babilonios
han hecho con ustedes,
yo los voy a defender,
voy a vengarme de ellos.
Dejaré secos todos sus pozos,
37 y Babilonia quedará en ruinas;
allí vivirán sólo perros salvajes.
Babilonia será un país sin gente,
del que todo el mundo se burlará.
38 »Los babilonios rugen y gruñen
como cachorros de león.
39-40 Cuando tengan hambre,
yo les daré de comer y beber
para que se diviertan y se emborrachen.
Así caerán en un sueño profundo
del que nunca más despertarán;
yo los llevaré al matadero,
como se lleva a los carneros,
a los corderos y a los chivos.
Les juro que así lo haré.
41 »¡La gran ciudad de Babilonia,
a la que todo el mundo admiraba,
ha caído en poder de sus enemigos!
¡Todas las naciones se espantan
al ver cómo ha quedado destruida!
42 »Sus enemigos se levantaron,
como las agitadas olas del mar,
y la inundaron por completo.
43 Sus ciudades han quedado vacías;
nadie vive en ellas,
nadie pasa por allí.
¡Hasta parecen un desierto!
44 »Bel es el dios de Babilonia,
pero yo lo voy a castigar:
¡haré que vomite lo que se comió!
Las naciones ya no vendrán a adorarlo,
y los muros de Babilonia serán derribados.
45-46 »Ustedes, pueblo mío,
no tengan miedo ni se desanimen
por los rumores que se escuchan;
todos los años hay nuevos rumores,
abunda la violencia en el país,
y todos los gobernantes se pelean.
¡Salgan ya de Babilonia,
y pónganse a salvo de mi enojo!
47 »Viene el día en que castigaré
a los dioses de Babilonia.
Todo el país quedará humillado,
y por todas partes habrá cadáveres.
48 Del norte llegarán los ejércitos
que destruirán a Babilonia.
El cielo y la tierra, y todo lo que existe,
entonarán cantos de alegría.
49 Babilonia merece la muerte
por haber matado a tantos israelitas
y a tanta gente de otras naciones.
50 »Ustedes, los de Judá,
que escaparon con vida
cuando Jerusalén fue conquistada,
y ahora viven en lejanas tierras,
¡salgan ya de Babilonia!
Aunque vivan lejos, recuérdenme,
y no se olviden nunca de Jerusalén.
51 »Los extranjeros no respetaron mi santuario.
Por eso ustedes sienten vergüenza,
pues oyen que la gente
los insulta y se burla de ustedes.
52 Pero en un día ya muy cercano
castigaré a los dioses de Babilonia;
¡por todo ese país habrá gritos de dolor!
53 Aunque Babilonia tenga murallas
tan altas como los cielos,
yo voy a enviar un ejército
que derribará esas altas murallas.
Les juro que así lo haré».
54 Dios continuó diciendo:
«¡Escuchen los gritos de terror
que nos llegan desde Babilonia!
¡Babilonia será destruida!
55-57 Se acerca ya un ejército
dispuesto a destruirla.
Sus enemigos rugen como las olas;
por todas partes se escuchan sus gritos.
Los soldados babilonios serán capturados,
y sus armas serán despedazadas.
Haré que se emborrachen
sus jefes y sus sabios,
sus gobernadores y sus oficiales,
y todos sus soldados.
¡Se dormirán, y nunca más despertarán!
Yo dejaré a Babilonia en ruinas,
y pondré fin a sus fiestas.
»Yo soy rey de Israel;
soy el Dios todopoderoso,
y a cada quien le doy su merecido.
Les juro que así lo haré».
58 El Dios de Israel también me dijo:
«Los anchos muros de Babilonia
serán derribados por completo,
y sus majestuosos portones serán quemados.
¡De nada habrá servido tanto esfuerzo
de las naciones y de los pueblos,
pues todo eso acabará en el fuego!»
El rollo de cuero
59-60 Cuando Sedequías tenía cuatro años de reinar en Judá, fue a Babilonia. Con él fue también Seraías, que estaba a cargo de ese viaje. Antes del viaje, yo, Jeremías, le di a Seraías un mensaje. Escribí en un rollo de cuero todas las desgracias que iban a venir sobre Babilonia, 61 luego se lo entregué a Seraías, y le dije:
«En cuanto llegues a Babilonia, deberás leer en voz alta todo lo que aquí dice. 62 Cuando hayas terminado, orarás así a nuestro Dios: “Tú has prometido que vas a destruir este lugar. Has dicho que vas a dejarlo hecho un desierto, y que aquí no podrá vivir ninguna persona ni ningún animal”. 63 Entonces atarás una piedra al rollo, y lo arrojarás al río Éufrates. 64 Luego dirás: “Así como este rollo de cuero se hundió en el río, también Babilonia se hundirá, y nunca más volverá a levantarse. Todos los que viven en Babilonia morirán. Esta ciudad nunca podrá recuperarse del castigo que Dios le va a mandar”».
Aquí termina todo lo que yo, Jeremías, dije y escribí.
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