Profecía contra Babilonia

13 Profecía contra Babilonia que recibió Isaías, hijo de Amoz:

Sobre un monte alto agiten la bandera;
    llámenlos a gritos;
háganles señales con la mano
    para que entren por las puertas de los nobles.
Ya he dado orden a mis consagrados;
    he reclutado a mis guerreros,
    a los que se alegran de mi triunfo, para que ejecuten mi ira.

¡Escuchen! Se oye tumulto en las montañas,
    como el de una gran multitud.
¡Escuchen! Se oye un estruendo de reinos,
    de naciones que se han reunido.
El Señor de los Ejércitos pasa revista
    a un ejército para la batalla.
Vienen de tierras lejanas,
    de los confines de los cielos.
Viene el Señor con las armas de su ira
    para destruir toda la tierra.

¡Giman, que el día del Señor está cerca!
    Llega de parte del Todopoderoso como una devastación.
Por eso todas las manos desfallecen,
    todo el mundo pierde el ánimo.
Quedan todos aterrados;
    dolores y angustias los atrapan:
    ¡se retuercen de dolor, como si estuvieran de parto!
Espantados, se miran unos a otros;
    ¡tienen el rostro encendido!

¡Miren! ¡Ya viene el día del Señor
    —día cruel, de furor y ardiente ira—;
dejará la tierra devastada
    y exterminará en ella a los pecadores!
10 Las estrellas y las constelaciones del cielo
    dejarán de irradiar su luz;
se oscurecerá el sol al salir
    y no brillará más la luna.
11 Castigaré por su maldad al mundo
    y por su iniquidad a los malvados.
Pondré fin a la soberbia de los arrogantes
    y humillaré el orgullo de los violentos.
12 Voy a hacer que haya menos gente que oro fino,
    menos mortales que oro de Ofir.
13 Por eso haré que tiemble el cielo
    y que la tierra se mueva de su sitio,
por el furor del Señor de los Ejércitos,
    en el día de su ardiente ira.

14 Como gacela acosada,
    como rebaño sin pastor,
cada uno se volverá a su propio pueblo,
    cada cual huirá a su propia tierra.
15 Al que atrapen lo traspasarán;
    el que caiga preso morirá a filo de espada.
16 Ante sus propios ojos estrellarán a sus pequeños,
    saquearán sus casas y violarán a sus mujeres.

17 ¡Miren! Yo incito contra ellos a los medos,
    pueblo al que no le importa la plata
    ni se deleita en el oro.
18 Con sus arcos traspasarán a los jóvenes;
    no se apiadarán del fruto del vientre
    ni tendrán compasión de los niños.
19 Babilonia, la perla de los reinos,
    la gloria y el orgullo de los babilonios,[a]
quedará como Sodoma y Gomorra
    cuando Dios las destruyó.
20 Nunca más volverá a ser habitada
    ni poblada en los tiempos venideros.
No volverá a acampar allí el beduino,
    ni hará el pastor descansar a su rebaño.
21 Allí descansarán las fieras del desierto;
    sus casas se llenarán de chacales.
Allí habitarán los avestruces
    y brincarán las cabras salvajes.
22 En sus fortalezas aullarán las hienas
    y en sus lujosos palacios, los chacales.
Su hora está por llegar
    y no se prolongarán sus días.

14 En verdad, el Señor tendrá compasión de Jacob
    y elegirá de nuevo a Israel.
    Los asentará en su propio lugar.
Los extranjeros se juntarán con ellos
    y se unirán a los descendientes de Jacob.
Los pueblos los acogerán
    y los llevarán a su lugar.
Los israelitas los tomarán
    como siervos y siervas en la tierra del Señor;
apresarán a sus captores
    y dominarán a sus opresores.

Cuando el Señor te haga descansar de tu sufrimiento, de tu tormento y de la cruel esclavitud a la que fuiste sometido, pronunciarás esta sátira contra el rey de Babilonia:

¡Hay que ver cómo terminó el opresor,
    y cómo acabó su arrogancia![b]
Quebró el Señor la vara de los malvados;
    rompió el bastón de los gobernantes
que con furia y continuos golpes
    castigaba a los pueblos,
que con implacable enojo
    dominaba y perseguía a las naciones.
Toda la tierra descansa tranquila
    y prorrumpe en gritos de alegría.
Hasta los cipreses y cedros del Líbano
    se burlan de ti y te dicen:
«Desde que yaces tendido,
    nadie viene a derribarnos».

En lo profundo de los dominios de la muerte[c]
    todo se estremece al salir a tu encuentro;
por causa tuya se despierta a los muertos,
    a los que fueron jefes de la tierra.
A los reyes de todas las naciones
    se les hace levantar de sus tronos.
10 Todos ellos responden y te dicen:
    «¡También tú te has debilitado!
    ¡Ya eres uno más de los nuestros!».
11 Tu majestad ha sido arrojada a los dominios de la muerte,[d]
    junto con el sonido de tus liras.
¡Duermes entre gusanos
    y te cubren las lombrices!

12 ¡Cómo has caído del cielo,
    lucero, hijo de la mañana!
Tú, que sometías a las naciones,
    has caído por tierra.
13 Decías en tu corazón:
    «Subiré hasta los cielos.
¡Levantaré mi trono
    por encima de las estrellas de Dios!
Gobernaré desde el extremo norte,
    en el monte de la reunión.[e]
14 Subiré a la cresta de las más altas nubes,
    seré semejante al Altísimo».
15 ¡Pero has sido arrojado a los dominios de la muerte,[f]
    a las profundidades del abismo!

16 Los que te ven, clavan la mirada en ti
    y reflexionan en cuanto a tu destino:
«¿Y este es el que sacudía a la tierra
    y hacía temblar a los reinos,
17 el que dejaba el mundo hecho un desierto,
    el que arrasaba sus ciudades
    y nunca dejaba libres a los presos?».

18 Todos los reyes de las naciones reposan con honor,
    cada uno en su tumba.
19 Pero a ti, el sepulcro te ha vomitado
    como a un vástago repugnante.
Los que murieron a filo de espada,
    los que bajaron al fondo de la fosa,
    te han cubierto por completo.
¡Pareces un cadáver pisoteado!
20     No tendrás sepultura con ellos,
porque destruiste tu tierra
    y asesinaste a tu pueblo.

¡Jamás volverá a mencionarse
    la descendencia de los malhechores!
21 Por causa de la maldad de los antepasados,
    preparen un matadero para los hijos.
¡Que no se levanten para heredar la tierra
    ni cubran con ciudades la faz del mundo!

22 «Yo me levantaré contra ellos»,
    afirma el Señor de los Ejércitos.
«Yo eliminaré de Babilonia
    nombre y descendencia,
    vástago y posteridad»,
    afirma el Señor.
23 «La convertiré en lugar de lechuzas,
    en charco de agua estancada;
la barreré con la escoba de la destrucción»,
    afirma el Señor de los Ejércitos.

Profecía contra Asiria

24 El Señor de los Ejércitos ha jurado:

«Tal como lo he planeado, se cumplirá;
    tal como lo he decidido, se realizará.
25 Destrozaré a Asiria en mi tierra;
    la pisotearé sobre mis montes.
Mi pueblo dejará de llevar su yugo;
    ya no pesará esa carga sobre sus hombros.

26 »Esto es lo que he determinado para toda la tierra;
    esta es la mano que he extendido sobre todas las naciones».
27 Si lo ha determinado el Señor de los Ejércitos,
    ¿quién podrá impedirlo?
Si él ha extendido su mano,
    ¿quién podrá detenerla?

Profecía contra los filisteos

28 El año en que murió el rey Acaz, tuvo lugar esta profecía:

29 Todos ustedes, filisteos,
    no se alegren de que se haya roto el bastón que los golpeaba;
porque una víbora saldrá de la raíz de la serpiente;
    su fruto será una serpiente veloz y venenosa.
30 Los más desvalidos pacerán como ovejas,
    los necesitados descansarán seguros.
Pero mataré de hambre a su raíz;
    destruiré a sus sobrevivientes.

31 ¡Gime y grita, puerta de la ciudad!
    ¡Ponte a temblar de miedo, Filistea entera!
Porque viene del norte una nube de humo
    y nadie rompe la formación.
32 ¿Qué respuesta se dará a los mensajeros de esa nación?
    Pues que el Señor ha afirmado a Sión
y que allí se refugiarán
    los afligidos de su pueblo.

Profecía contra Moab(A)

15 Profecía contra Moab:

La ciudad moabita de Ar está arruinada,
    ¡destruida en una noche!
La ciudad moabita de Quir está arruinada,
    ¡destruida en una noche!
Acuden los de Dibón al templo,
    a sus altares paganos para llorar.
    Moab está gimiendo por Nebo y por Medeba.
Rapadas están todas las cabezas
    y afeitadas todas las barbas.
Todos, deshechos en llanto,
    van por las calles, vestidos de luto;
    ¡gimen en los techos y en las plazas!
Hesbón y Elalé claman a gritos,
    hasta Yahaza se escuchan sus clamores.
Por eso gritan los valientes de Moab
    y se quedan sin aliento.

Mi corazón grita por Moab;
    sus fugitivos huyen hasta Zoar,
    hasta Eglat Selisiyá.
Suben llorando por la cuesta de Luhit;
    ante el desastre, gritan desesperados
    por el camino de Joronayin.
Se han secado las aguas de Nimrín;
    se ha marchitado la hierba.
Ya no hay vegetación,
    no ha quedado nada verde.
Por eso se llevaron, más allá del arroyo de los Sauces,
    las muchas riquezas que adquirieron y almacenaron.
Su grito desesperado va recorriendo la frontera de Moab.
    Llega su gemido hasta Eglayin,
    y aun llega hasta Ber Elín.
Llenas están de sangre las aguas de Dimón,
    y aún más plagas añadiré:
enviaré un león contra los moabitas fugitivos
    y contra los que permanezcan en la tierra.

16 Envíen corderos al gobernante del país,
    desde Selá, por el desierto,
    y hasta el monte de la hija de Sión.
Las mujeres de Moab,
    en los cruces del Arnón,
parecen aves que, espantadas,
    huyen de su nido.

«Danos un consejo;
    toma una decisión.
A plena luz del día,
    extiende tu sombra como la noche.
Esconde a los fugitivos;
    no traiciones a los refugiados.
Deja que los fugitivos de Moab
    encuentren en ti un refugio;
    ¡protégelos del destructor!».

Cuando la opresión llegue a su fin
    y la destrucción se acabe,
    el agresor desaparecerá de la tierra.
El trono se fundará en el amor
    y uno de la casa de David
    reinará sobre él con fidelidad:
será un juez celoso del derecho
    y experto en hacer justicia.

Hemos sabido que Moab
    es extremadamente orgulloso;
hemos sabido de su soberbia, de su orgullo y arrogancia,
    de su charlatanería sin sentido.
Por eso gimen los moabitas;
    todos ellos gimen por Moab.
Laméntense, aflíjanse,
    por las tortas de pasas de Quir Jaréset.
Se han marchitado los campos de Hesbón,
    lo mismo que la viña de Sibmá.
Los gobernantes de las naciones
    han pisoteado los viñedos más selectos,
los que llegaban hasta Jazer
    y se extendían hacia el desierto.
Sus retoños se extendían
    y cruzaban el mar.
Por eso lloro, como llora Jazer,
    por la viña de Sibmá.
¡Y a ustedes, ciudades de Hesbón y de Elalé,
    las empapo con mis lágrimas!
Se han acallado los gritos de alegría
    por tu fruto maduro y tus cosechas.
10 Ya no hay en los huertos alegría ni regocijo.
    Nadie canta ni grita en los viñedos,
nadie pisa la uva en los lagares;
    yo puse fin al clamor en la vendimia.
11 Por eso vibran mis entrañas por Moab
    como las cuerdas de un arpa;
    vibra todo mi ser por Quir Jares.
12 Por más que acuda Moab a sus altares paganos
    no logrará sino fatigarse;
cuando vaya a orar a su santuario,
    todo lo que haga será en vano.

13 Esta es la palabra que el Señor pronunció en el pasado contra Moab. 14 Pero ahora el Señor dice: «Dentro de tres años, contados como los cuenta un jornalero, el esplendor de Moab y de toda su inmensa multitud será despreciado, y pocos y débiles serán sus sobrevivientes».

Profecía contra Damasco

17 Profecía contra Damasco:

«¡Miren a Damasco!
    ¡Ya no será una ciudad!
    ¡Será convertida en un montón de escombros!
Abandonadas quedarán las ciudades de Aroer;
    serán pastizales donde los rebaños
    comerán sin que nadie los asuste.
Efraín perderá la ciudad fortificada;
    Damasco se quedará sin realeza.
El remanente de Aram
    será como la gloria de los israelitas»,
    afirma el Señor de los Ejércitos.

«En aquel día se debilitará la gloria de Jacob
    y se consumirá la gordura de su cuerpo.
Será como el segador que recoge la mies
    y cosecha el grano con su brazo;
será como cuando se recoge el grano
    en el valle de Refayin.
Pero quedarán algunas uvas,
    como cuando se golpea el olivo
y dos o tres aceitunas se quedan en las ramas más altas,
    y tal vez cuatro o cinco en todas las ramas del árbol»,
    afirma el Señor, el Dios de Israel.

En aquel día buscará el pueblo a su Hacedor;
    fijará la mirada en el Santo de Israel.
Ya no se fijará en los altares,
    que son obra de sus manos.
Tampoco volverá la mirada a las imágenes de Aserá
    ni a los altares de incienso que sus dedos fabricaron.

En aquel día las ciudades fortificadas, que fueron abandonadas por causa de los israelitas, serán como lugares abandonados que se convierten en bosques y matorrales. Todo será devastado.

10 Porque te olvidaste del Dios de tu salvación;
    no te acordaste de la Roca de tu fortaleza.
Por eso, aunque siembres las plantas más selectas
    y plantes vides importadas;
11 aunque las hagas crecer el día que las plantes
    y las hagas florecer al día siguiente,
en el día del dolor y de la enfermedad incurable
    la cosecha se malogrará.

12 ¡Ay del rugido de muchas naciones!
    ¡Braman como brama el mar!
¡Ay del clamor de los pueblos!
    ¡Su estruendo es como el de aguas caudalosas!
13 Aunque esos pueblos braman como aguas encrespadas;
    huyen lejos cuando él los reprende,
arrastrados por el viento como la paja de los cerros,
    como el polvo con el vendaval.
14 Al atardecer vendrá el terror repentino
    y antes del amanecer dejarán de existir.
Tal es el destino de quienes nos despojan;
    eso les espera a quienes nos saquean.

Profecía contra Etiopía

18 ¡Ay de la tierra de zumbantes langostas[g]
    más allá de los ríos de Cus,
que por las aguas del río Nilo
    envía emisarios en barcas de juncos!

Vayan, veloces mensajeros,
a una nación de gente alta y de piel brillante,
    a un pueblo temido por doquier,
a una nación agresiva y dominante,
    cuya tierra está surcada por ríos.

Cuando sobre las montañas
    se alce la bandera y suene la trompeta,
¡fíjense, habitantes del mundo!
    ¡Escuchen, pobladores de la tierra!
Así me dijo el Señor:
    «Desde mi morada miraré tranquilo,
como los candentes rayos del sol,
    como las nubes de rocío en el calor de la vendimia».
Porque antes de la vendimia,
    cuando la flor se cae y madura la uva,
se podarán los retoños
    y se arrancarán de raíz las ramas.
Todos ellos quedarán abandonados
    a las aves de rapiña
    y a los animales salvajes;
durante el verano
    serán el alimento de las aves de rapiña;
durante el invierno,
    de todos los animales salvajes.

En aquel tiempo

ese pueblo de alta estatura y de piel brillante,
    ese pueblo temido por doquier,
esa nación agresiva y dominante,
    cuya tierra está surcada por ríos,
    llevará ofrendas al Señor de los Ejércitos.

Se las llevará al monte Sión, al lugar donde habita el nombre del Señor de los Ejércitos.

Profecía contra Egipto

19 Profecía contra Egipto:

¡Miren al Señor!
    Llega a Egipto montado sobre una nube veloz.
Los ídolos de Egipto tiemblan en su presencia;
    el corazón de los egipcios desfallece en su interior.

«Incitaré a egipcio contra egipcio;
    luchará hermano contra hermano,
    amigo contra amigo,
    ciudad contra ciudad,
    reino contra reino.
Los egipcios quedarán desanimados
    y consultarán a los ídolos,
a los espíritus de los muertos,
    a las médiums y a los espiritistas,
    ¡pero yo frustraré sus planes!
Entregaré a los egipcios
    en manos de un amo cruel;
un rey de mano dura los gobernará»,
    afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos.

Se agotarán las aguas del Nilo;
    árido y reseco quedará el lecho del río.
Apestarán los canales
    y bajará el nivel de los arroyos de Egipto hasta dejarlos completamente secos.
    ¡Las cañas y los juncos quedarán marchitos!
A orillas del Nilo,
    en la desembocadura del río,
    la vegetación perderá su verdor.
Todos los sembrados junto al Nilo
    quedarán asolados, dejarán de existir.
Gemirán y se lamentarán todos los pescadores,
    los que lanzan anzuelos en el Nilo;
    desfallecerán los que echan redes en el agua.
Quedarán frustrados los que trabajan el hilo de lino peinado;
    perderán la esperanza los tejedores de lino fino.
10 Quedarán desalentados los fabricantes de telas;
    todos los asalariados se llenarán de angustia.

11 Los oficiales de Zoán no son más que unos necios;
    los consejeros más sabios dan a Faraón consejos insensatos.
¿Cómo se les ocurre decirle:
    «Yo soy uno de los sabios,
    discípulo de los antiguos reyes»?

12 ¿Dónde quedaron tus sabios?
    Que te muestren y te hagan saber
lo que el Señor de los Ejércitos
    ha planeado contra Egipto.
13 Los oficiales de Zoán se han vuelto necios;
    los líderes de Menfis se dejaron engañar.
Las piedras angulares de sus pueblos
    han hecho que Egipto pierda el rumbo.
14 El Señor ha infundido en ellos
    un espíritu de desconcierto.
En todo lo que hace Egipto le han hecho perder el rumbo.
    Como un borracho en su vómito, Egipto se tambalea.
15 Nada puede hacerse por Egipto,
    sea cabeza o cola, palmera o junco.

16 En aquel día los egipcios se volverán cobardes. Se estremecerán de terror ante la mano amenazante que el Señor de los Ejércitos agita contra ellos. 17 La tierra de Judá será un espanto para los egipcios. Por causa de lo que el Señor de los Ejércitos está planeando contra ellos, la sola mención de Judá llenará de espanto a los que oigan este nombre.

18 En aquel día habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán el idioma de Canaán y que jurarán lealtad al Señor de los Ejércitos. Una de ellas se llamará Ciudad del Sol.[h]

19 En aquel día habrá un altar para el Señor en el corazón mismo de Egipto y en su frontera un monumento al Señor. 20 Esto servirá en Egipto de señal y testimonio del Señor de los Ejércitos. Cuando ellos clamen al Señor por causa de sus opresores, él les enviará un salvador y defensor que los librará. 21 De modo que el Señor se dará a conocer a los egipcios y en aquel día ellos reconocerán al Señor: lo servirán con sacrificios y ofrendas de grano. Harán promesas al Señor y se las cumplirán. 22 El Señor herirá a los egipcios con una plaga y, aun hiriéndolos, los sanará. Ellos se volverán al Señor, y él responderá a sus ruegos y los sanará.

23 En aquel día habrá un camino desde Egipto hasta Asiria. Los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria, y unos y otros adorarán juntos. 24 En aquel día Israel será, junto con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra. 25 El Señor de los Ejércitos los bendecirá, diciendo: «Bendito sea Egipto, mi pueblo, y Asiria, obra de mis manos, e Israel, mi heredad».

Profecía contra Egipto y Cus

20 El año en que un alto oficial enviado por Sargón, rey de Asiria, fue a Asdod, atacó esa ciudad y la conquistó. En aquel tiempo el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amoz. Le dijo: «Anda, quítate la ropa de luto y las sandalias». Así lo hizo Isaías; anduvo desnudo y descalzo.

Entonces el Señor dijo: «Así como durante tres años mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo, como señal y presagio contra Egipto y Cus; así también, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos a los egipcios y a los desterrados de Cus, los llevará desnudos de la cintura hacia abajo, tanto a jóvenes como a viejos para vergüenza de Egipto. Y los que confían en Cus y se enorgullecen de Egipto quedarán desanimados y avergonzados. En aquel día los habitantes de esta costa dirán: “Fíjense, ahí tienen a los que eran nuestra esperanza, ¡aquellos a quienes acudíamos en busca de ayuda, para que nos libraran del rey de Asiria! Y ahora, ¿cómo podremos escapar?”».

Profecía contra Babilonia

21 Profecía contra el desierto junto al mar:[i]

Como torbellinos que pasan por el Néguev,
    se acercan invasores
    de una temible tierra del desierto.

Una visión terrible me ha sido revelada:
    el traidor traiciona, el destructor destruye.
¡Al ataque, Elam! ¡Al asedio, Media!
    Pondré fin a todo su gemido.

Por eso mi cuerpo se estremece de angustia,
    sufro de agudos dolores, como los de una parturienta;
lo que oigo, me aturde;
    lo que veo, me desconcierta.
Se estremece mi corazón,
    me hace temblar el terror;
el crepúsculo tan anhelado
    se me ha vuelto un espanto.

¡Ellos tienden las mesas,
    extienden los tapices,
    y comen y beben!
¡Oficiales, pónganse de pie!
    ¡Levántense y brillen los escudos!

Porque así me ha dicho el Señor:

«Ve y pon un centinela,
    que informe de todo lo que vea.
Cuando vea carros de combate
    tirados por parejas de caballos,
o gente montada en asnos
    o en camellos,
que preste atención,
    mucha atención».

Y el centinela[j] gritó:

«¡Día tras día, Señor,
    estoy de pie en la torre;
cada noche permanezco
    en mi puesto de guardia!
¡Ahí viene un hombre
    en un carro de combate tirado por un par de caballos!
Y este es su mensaje:
    “¡Ha caído, ha caído Babilonia!
¡Todas las imágenes de sus dioses
    han rodado por el suelo!”».

10 Pueblo mío, trillado y aventado como el trigo,
    yo te he anunciado lo que he oído
de parte del Señor de los Ejércitos,
    del Dios de Israel.

Profecía contra Edom

11 Profecía contra Dumá:[k]

Alguien me grita desde Seír:
    «Centinela, ¿cuánto queda de la noche?
    Centinela, ¿cuánto falta para que amanezca?».
12 El centinela responde:
    «Ya viene la mañana, pero también la noche.
Si quieren preguntar, pregunten;
    si quieren volver, vuelvan».

Profecía contra Arabia

13 Profecía contra Arabia:

Caravanas de Dedán,
    acampadas en los bosques de Arabia:
14 salgan al encuentro del sediento
    y ofrézcanle agua.
Habitantes de la tierra de Temá,
    ofrezcan alimento a los fugitivos,
15 porque huyen de la espada,
    de la espada desenvainada,
del arco tenso
    y del fragor de la batalla.

16 Porque así me dijo el Señor: «Dentro de un año, contado como lo cuenta un jornalero, toda la magnificencia de Cedar llegará a su fin. 17 Pocos serán los arqueros, los guerreros de Cedar, que sobrevivan». Lo ha dicho el Señor, el Dios de Israel.

Profecía contra Jerusalén

22 Profecía contra el valle de la visión:

¿Qué te pasa ahora,
    que has subido a las azoteas,
ciudad llena de disturbios,
    de tumultos y parrandas?
Tus muertos no cayeron a filo de espada
    ni murieron en batalla.
Todos tus jefes huyeron juntos,
    pero fueron capturados sin haber disparado una flecha.
Todos tus líderes fueron capturados
    mientras trataban de huir lejos.
Por eso dije: «Aparten su mirada de mí;
    voy a llorar amargamente.
No insistan en consolarme:
    ¡mi pueblo ha sido destruido!».

El Señor, el Señor de los Ejércitos,
    ha decretado un día de pánico,
un día de humillación y desconcierto
    en el valle de la visión,
un día para derribar muros
    y para levantar gritos de socorro a la montaña.
Montado en sus carros de combate y en caballos,
    Elam toma la aljaba;
    Quir saca el escudo a relucir.
Llenos de carros de combate están tus valles preferidos;
    apostados a la puerta están los jinetes.

¡Judá se ha quedado sin defensa!
    Aquel día ustedes se fijaron
    en el arsenal del Palacio del Bosque.
Vieron que en la Ciudad de David
    había muchas brechas;
en el estanque inferior
    guardaron agua.
10 Contaron las casas de Jerusalén
    y derribaron algunas para reforzar el muro.
11 Entre los dos muros construyeron un depósito
    para las aguas del estanque antiguo
pero no se fijaron en quien lo hizo
    ni consideraron al que hace tiempo lo planeó.

12 En aquel día el Señor,
    el Señor de los Ejércitos,
los llamó a llorar y a lamentarse,
    a raparse la cabeza y a usar ropa de luto.
13 ¡Pero miren, hay gozo y alegría!
    ¡Se sacrifican vacas, se matan ovejas,
    se come carne y se bebe vino!
«¡Comamos y bebamos,
    que mañana moriremos!».

14 El Señor de los Ejércitos me reveló al oído: «No se te perdonará este pecado hasta el día de tu muerte. Lo digo yo, el Señor, el Señor de los Ejércitos».

15 Así dice el Señor, el Señor de los Ejércitos:

«Ve a encontrarte con Sebna,
    el mayordomo, que está a cargo del palacio y dile:
16 ¿Qué haces aquí?
    ¿Quién te dio permiso para cavarte aquí un sepulcro?
¿Por qué tallas en lo alto tu lugar de reposo
    y lo esculpes en la roca?

17 »Mira, hombre poderoso, el Señor está a punto de agarrarte
    y arrojarte con violencia.
18 Te hará rodar como pelota
    y te lanzará a una tierra inmensa.
Allí morirás; allí quedarán
    tus gloriosos carros de combate.
    ¡Serás la vergüenza de la casa de tu señor!
19 Te destituiré de tu cargo
    y serás expulsado de tu puesto.

20 »En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquín, hijo de Jilquías. 21 Le pondré tu túnica, le colocaré tu faja y le daré tu autoridad. Será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la tribu de Judá. 22 Sobre sus hombros pondré la llave de la casa de David; lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo. 23 Como a una estaca, lo clavaré en un lugar firme y será como un trono de honor para la descendencia de su padre. 24 De él dependerá toda la gloria de su familia: sus descendientes, sus vástagos y toda la vajilla pequeña, desde los cántaros hasta las tazas.

25 »En aquel día —afirma el Señor de los Ejércitos—, cederá la estaca clavada en el lugar firme; será arrancada de raíz y se vendrá abajo con la carga que colgaba de ella». El Señor mismo lo ha dicho.

Profecía contra Tiro

23 Profecía contra Tiro:

¡Giman, barcos de Tarsis!,
    porque fueron destruidas su casa y su puerto.
Desde la tierra de Chipre
    les ha llegado la noticia.

¡Callen, habitantes de la costa,
    comerciantes de Sidón,
    ciudad que han enriquecido los marinos!
Sobre las grandes aguas
    llegó el grano de Sijor;
Tiro se volvió el centro comercial de las naciones;
    la cosecha del Nilo le aportaba ganancias.

Avergüénzate, Sidón, fortaleza del mar,
    porque el mar ha dicho:
«No he estado con dolores de parto ni he dado a luz;
    no he criado hijos ni educado hijas».
Cuando la noticia llegue a Egipto,
    lo que se diga de Tiro los angustiará.

Pasen a Tarsis;
    giman, habitantes de la costa.
¿Es esta su ciudad alegre,
    la ciudad tan antigua,
cuyos pies la han llevado
    a establecerse en tierras lejanas?
¿Quién planeó esto contra Tiro,
    la ciudad que confiere coronas,
cuyos comerciantes son príncipes,
    y sus negociantes reconocidos en la tierra?
Lo planeó el Señor de los Ejércitos
    para abatir la altivez de toda gloria
    y humillar a toda la gente importante de la tierra.

10 Hija de Tarsis,
    cultiva[l] tu tierra como en el Nilo,
    porque tu puerto ya no existe.
11 El Señor ha extendido su mano sobre el mar
    y ha puesto a temblar a los reinos;
ha ordenado destruir las fortalezas de Canaán.
12 Él dijo:
    «¡Virgen oprimida, hija de Sidón:
    no volverás a alegrarte!

»Levántate y cruza hasta Chipre;
    ¡ni siquiera allí encontrarás descanso!».
13 ¡Mira la tierra de los babilonios![m]
    ¡Ese pueblo ya no existe!
Asiria la ha convertido
    en refugio de las fieras del desierto;
levantaron torres de asedio,
    demolieron sus fortalezas
    y las convirtieron en ruinas.

14 ¡Giman, barcos de Tarsis,
    porque destruida está su fortaleza!

15 En aquel tiempo Tiro será olvidada durante setenta años, que es lo que vive un rey. Pero al cabo de esos setenta años sucederá a Tiro lo que dice la canción de la prostituta:

16 «Tú, prostituta olvidada,
    toma un arpa y recorre la ciudad;
toca lo mejor que puedas y canta muchas canciones,
    para que te recuerden».

17 Al cabo de setenta años, el Señor se ocupará de Tiro, la cual volverá a venderse y prostituirse con todos los reinos de la tierra. 18 Pero sus ingresos y ganancias se consagrarán al Señor; no serán almacenados ni atesorados. Sus ganancias serán para los que habitan en presencia del Señor, para que se alimenten en abundancia y se vistan con ropas finas.

Footnotes

  1. 13:19 Lit. caldeos.
  2. 14:4 arrogancia (LXX, Qumrán y Siríaca); en TM, palabra de difícil traducción.
  3. 14:9 los dominios de la muerte. Lit. el Seol.
  4. 14:11 a los dominios de la muerte. Lit. al Seol.
  5. 14:13 monte de la reunión. Lit. monte de la asamblea.
  6. 14:15 a los dominios de la muerte. Lit. al Seol.
  7. 18:1 langostas. Lit. alas.
  8. 19:18 del Sol (mss. hebreos, Qumrán y Vulgata); de la destrucción (TM).
  9. 21:1 el desierto junto al mar. Probable referencia al golfo Pérsico o a la llanura al sur de Babilonia.
  10. 21:8 el centinela (Qumrán y Siríaca); un león (TM).
  11. 21:11 En hebreo, Dumá significa silencio o quietud; juego de palabras con Edom.
  12. 23:10 cultiva (Qumrán y LXX); atraviesa (TM).
  13. 23:13 Lit. caldeos.

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