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Hasta los animales —el burro y el buey— conocen a su amo y agradecen sus cuidados, ¡pero no así mi pueblo Israel! Haga lo que haga por ellos, les tiene sin cuidado. ¡Qué nación tan pecadora! Andan encorvados bajo la carga de su culpa. También sus padres fueron malvados. Nacidos para el mal, le volvieron las espaldas al Señor y menospreciaron al Santo de Israel. Ellos mismos se han alejado de mi auxilio.

5-6 Oh pueblo mío, ¿no han recibido suficiente castigo? ¿Por qué obligarme a azotarlos una y otra vez? ¿Es su intención ser rebeldes toda la vida? De la cabeza a los pies están enfermos, débiles y desfallecidos, cubiertos de magulladuras, verdugones y heridas infectadas, sin ungir ni vendar.

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