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¿Por qué no había nadie cuando yo llegué?
    ¿Por qué nadie contestó a mi llamado?
¿Es mi brazo tan corto que no es capaz de salvarlos?
    ¿Es que no tengo fuerzas para rescatarlos?
Yo sequé el mar con una orden,
    y convertí los ríos en desiertos.
Los peces se asfixiaron por falta de agua,
    y murieron de sed.
Yo vestí los cielos de oscuridad
    e hice un vestido de luto para que se cubrieran».

El Señor DIOS me enseñó lo que tengo que decir.
    Así que sé qué decir para darle ánimo al débil.
Cada mañana él me despierta,
    afina mi oído para escuchar como los que estudian.

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¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed. Visto de oscuridad los cielos, y hago como cilicio su cubierta.

Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios.

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