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Ezequías y los enviados de Babilonia

(2 R 20:12-19; 2 Cr 32:27-31)

39 En esos días, el rey Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, había oído que Ezequías estaba enfermo y se había recuperado. Entonces, envió mensajeros con cartas y regalos a Ezequías, quien los recibió gustoso y les mostró sus tesoros: el oro y la plata, las especias, el aceite fino, su arsenal y todo lo que había en la tesorería real. No hubo nada que no les mostrara en su palacio y en todo el reino. Entonces vino el profeta Isaías a Ezequías y le dijo:

—¿Qué dijeron estos hombres y de dónde vinieron?

Ezequías le respondió:

—Ellos vinieron de muy lejos, de Babilonia.

Luego Isaías le dijo:

—¿Qué vieron ellos del palacio?

Ezequías le dijo:

—Ellos vieron todo lo que hay en el palacio y en los depósitos. No dejé nada sin mostrarles.

Entonces Isaías le dijo a Ezequías:

—Oye el mensaje del SEÑOR Todopoderoso: “Llegará el día en que se llevarán a Babilonia todo lo que hay en tu palacio y todo lo que tus antepasados guardaron hasta el día de hoy. No dejarán nada, dice el SEÑOR. Se llevarán incluso hasta a algunos de tus descendientes los castrarán y los pondrán de funcionarios[a] en el palacio del rey de Babilonia”.

Ezequías le dijo a Isaías:

—El mensaje que me trajiste de parte del SEÑOR es bueno.

Dijo esto porque pensó: «Por lo menos en mis días habrá paz y seguridad».

Footnotes

  1. 39:7 funcionarios Textualmente eunucos. Ver vocabulario.