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Den alaridos, porque el día del Señor está cerca,
llega como un golpe del Todopoderoso.
Entonces todo el mundo dejará caer los brazos,
todos perderán el valor
y quedarán aterrados.
Les vendrá una angustia y un dolor tan grandes
que se retorcerán como mujer de parto.
Unos a otros se mirarán asombrados
y les arderá la cara de vergüenza.

Ya llega el día del Señor,
día terrible, de ira y furor ardiente,
que convertirá la tierra en desierto
y acabará con los pecadores que hay en ella.
10 Las estrellas y constelaciones del cielo
dejarán de dar su luz;
el sol se oscurecerá apenas salga,
y la luna no brillará.

11 El Señor dice:
«Voy a castigar al mundo por su maldad,
a los malvados por sus crímenes.
Voy a terminar con la altanería de los orgullosos,
voy a humillar a los soberbios e insolentes.
12 Voy a hacer que los hombres sean
más escasos que el oro fino de Ofir.
13 Entonces el cielo se estremecerá
y la tierra se moverá de su sitio
por la ira que tendré en ese día,
por mi ardiente furor.

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Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.(A) Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre, y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas.

He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. 10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.(B) 11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. 12 Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre. 13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira.

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