El monte del Señor(A)

Palabra que Isaías, hijo de Amoz, recibió en visión acerca de Judá y Jerusalén:

En los últimos días,

    el monte del Templo del Señor será establecido
    como el más alto de los montes;
se alzará por encima de las colinas
    y hacia él correrán todas las naciones.

Muchos pueblos vendrán y dirán:

«¡Vengan, subamos al monte del Señor,
    al Templo del Dios de Jacob!
Dios mismo nos instruirá en sus caminos
    y así andaremos por sus sendas».
Porque de Sión saldrá la Ley,
    de Jerusalén, la palabra del Señor.
Dios mismo juzgará entre las naciones
    y administrará justicia a muchos pueblos.
Convertirán sus espadas en arados
    y en hoces sus lanzas.
Ya no levantará su espada nación contra nación
    y nunca más se adiestrarán para la guerra.

¡Ven, pueblo de Jacob,
    y caminemos a la luz del Señor!

El día del Señor

Has abandonado a tu pueblo,
    a los descendientes de Jacob,
porque están llenos de costumbres de Oriente,
    de adivinos como los filisteos
    y hacen tratos con extranjeros.
Su tierra está llena de plata y oro,
    y sus tesoros son incalculables.
En su tierra abundan los caballos
    y sus carros de guerra son incontables.
Su país está lleno de ídolos;
    el pueblo adora la obra de sus manos,
    lo que han hecho con sus propios dedos.
A la humanidad se le humilla;
    al ser humano se le degrada.
    ¡Imposible que los perdones!

10 ¡Métete en la roca
    y escóndete en el polvo
    ante la temible presencia del Señor
    y el esplendor de su majestad!
11 Los ojos del altivo serán humillados
    y la arrogancia humana será doblegada.
En aquel día solo el Señor será exaltado.

12 El día del Señor de los Ejércitos vendrá
    contra todos los orgullosos y arrogantes,
contra todos los altaneros,
    para humillarlos;
13 contra todos los cedros del Líbano, arrogantes y erguidos,
    contra todas las encinas de Basán,
14 contra todas las montañas altivas,
    contra todas las colinas erguidas,
15 contra todas las torres altas,
    contra todo muro fortificado,
16 contra todas las naves de Tarsis,
    contra todos los barcos lujosos.
17 La altivez de la humanidad será abatida
    y la arrogancia humana será humillada.
En aquel día solo el Señor será exaltado
18     y los ídolos desaparecerán por completo.

19 La gente se meterá en las cuevas de las rocas
    y en las grietas del suelo,
ante la temible presencia del Señor
    y el esplendor de su majestad,
    cuando él se levante para hacer temblar la tierra.
20 En aquel día la gente
    arrojará a los topos y murciélagos
los ídolos de plata y oro
    que había fabricado para adorarlos.
21 Se meterá en las grutas de las rocas
    y en las hendiduras de los peñascos,
ante la temible presencia del Señor
    y el esplendor de su majestad,
    cuando él se levante para hacer temblar la tierra.

22 ¡Dejen de confiar en simples humanos,
    que es muy poco lo que valen!
    ¡Sus vidas son un soplo nada más!

Reinado universal de Jehová

(Mi. 4.1-3)

Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén.

Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces;(A) no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.

Juicio de Jehová contra los soberbios

Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová. Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables. Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos. Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones. 10 Métete en la peña,(B) escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad. 11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.

12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido; 13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán; 14 sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados; 15 sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; 16 sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas. 17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día. 18 Y quitará totalmente los ídolos. 19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.

20 Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase, 21 y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra. 22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Visión que recibió Isaías, hijo de Amoz, acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.

Judá, nación rebelde

¡Oigan, cielos! ¡Escucha, tierra!
    Porque el Señor ha hablado:
«Yo crie hijos y los hice crecer,
    pero ellos se rebelaron contra mí.
El buey conoce a su dueño
    y el asno el pesebre de su amo;
¡pero Israel no conoce,
    mi pueblo no comprende!».

¡Ay, nación pecadora,
    pueblo cargado de culpa,
generación de malhechores,
    hijos corruptos!
¡Han abandonado al Señor!
    ¡Han despreciado al Santo de Israel!
    ¡Le han dado la espalda!

¿Por qué recibir más golpes?
    ¿Por qué insistir en la rebelión?
Toda su cabeza está herida,
    todo su corazón está enfermo.
Desde la planta del pie hasta la coronilla
    no les queda nada sano:
todo en ellos es heridas, moretones
    y llagas abiertas,
que no les han sido curadas, ni vendadas,
    ni aliviadas con aceite.

Su país está desolado,
    sus ciudades son presa del fuego;
ante sus propios ojos
    los extraños devoran sus campos;
    su país está desolado, como si hubiera sido destruido por extranjeros.
La hija Sión ha quedado
    como cobertizo en un viñedo,
como choza en un huerto de pepinos,
    como ciudad sitiada.
Si el Señor de los Ejércitos
    no nos hubiera dejado un remanente de sobrevivientes,
seríamos ya como Sodoma,
    nos pareceríamos a Gomorra.

10 ¡Oigan la palabra del Señor,
    gobernantes de Sodoma!
¡Escuchen la instrucción de nuestro Dios,
    pueblo de Gomorra!
11 «¿De qué me sirven sus muchos sacrificios?»,
    dice el Señor.
«Harto estoy de holocaustos de carneros
    y de la grasa de animales engordados;
la sangre de novillos, corderos y machos cabríos
    no me complace.
12 ¿Por qué vienen a presentarse ante mí?
    ¿Quién les mandó traer animales
    para que pisotearan mis atrios?
13 No me sigan trayendo vanas ofrendas;
    el incienso es para mí una abominación.
Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas;
    ¡no soporto sus asambleas que me ofenden!
14 Yo aborrezco sus lunas nuevas y festividades;
    se me han vuelto una carga
    que estoy cansado de soportar.
15 Cuando levantan sus manos,
    yo aparto de ustedes mis ojos;
aunque multipliquen sus oraciones,
    no las escucharé.

»¡Tienen las manos llenas de sangre!

16 »¡Lávense, límpiense!
    ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas!
    ¡Dejen de hacer el mal!
17 ¡Aprendan a hacer el bien!
    ¡Busquen la justicia y restituyan al oprimido!
¡Aboguen por el huérfano
    y defiendan a la viuda!».

18 «Vengan, pongamos las cosas en claro»,
    dice el Señor.
«Aunque sus pecados sean como escarlata,
    quedarán blancos como la nieve.
Aunque sean rojos como la púrpura,
    quedarán como la lana.
19 ¿Están ustedes dispuestos a obedecer?
    ¡Comerán lo bueno de la tierra!
20 ¿Se niegan y se rebelan?
    ¡Serán devorados por la espada!».
    El Señor mismo lo ha dicho.

21 ¡Cómo se ha prostituido la ciudad fiel!
    Antes estaba llena de justicia.
La rectitud moraba en ella,
    pero ahora solo quedan asesinos.
22 Tu plata se ha convertido en escoria;
    tu buen vino está mezclado con agua.
23 Tus gobernantes son rebeldes,
    cómplices de ladrones;
todos aman el soborno
    y van detrás de las recompensas.
No abogan por el huérfano
    ni se ocupan de la causa de la viuda.

24 Por eso, afirma el Señor,
    el Señor de los Ejércitos, el Poderoso de Israel:
«Me desquitaré de mis adversarios,
    me vengaré de mis enemigos.
25 Volveré mi mano contra ti,
    limpiaré tus escorias con lejía
    y quitaré todas tus impurezas.
26 Restauraré a tus líderes como al principio
    y a tus consejeros como al comienzo.
Entonces serás llamada
    “Ciudad de justicia”,
    “Ciudad fiel”».

27 Con justicia Sión será redimida
    y con rectitud, los que se arrepientan.
28 Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados
    y perecerán los que abandonan al Señor.

29 «Se avergonzarán de las encinas
    que ustedes tanto aman;
los jardines que eligieron
    les serán una afrenta,
30 como una encina con hojas marchitas,
    como un jardín sin agua.
31 El hombre fuerte se convertirá en estopa
    y su trabajo, en chispa;
arderán los dos juntos
    y no habrá quien los apague».

El monte del Señor(A)

Palabra que Isaías, hijo de Amoz, recibió en visión acerca de Judá y Jerusalén:

En los últimos días,

    el monte del Templo del Señor será establecido
    como el más alto de los montes;
se alzará por encima de las colinas
    y hacia él correrán todas las naciones.

Muchos pueblos vendrán y dirán:

«¡Vengan, subamos al monte del Señor,
    al Templo del Dios de Jacob!
Dios mismo nos instruirá en sus caminos
    y así andaremos por sus sendas».
Porque de Sión saldrá la Ley,
    de Jerusalén, la palabra del Señor.
Dios mismo juzgará entre las naciones
    y administrará justicia a muchos pueblos.
Convertirán sus espadas en arados
    y en hoces sus lanzas.
Ya no levantará su espada nación contra nación
    y nunca más se adiestrarán para la guerra.

¡Ven, pueblo de Jacob,
    y caminemos a la luz del Señor!

El día del Señor

Has abandonado a tu pueblo,
    a los descendientes de Jacob,
porque están llenos de costumbres de Oriente,
    de adivinos como los filisteos
    y hacen tratos con extranjeros.
Su tierra está llena de plata y oro,
    y sus tesoros son incalculables.
En su tierra abundan los caballos
    y sus carros de guerra son incontables.
Su país está lleno de ídolos;
    el pueblo adora la obra de sus manos,
    lo que han hecho con sus propios dedos.
A la humanidad se le humilla;
    al ser humano se le degrada.
    ¡Imposible que los perdones!

10 ¡Métete en la roca
    y escóndete en el polvo
    ante la temible presencia del Señor
    y el esplendor de su majestad!
11 Los ojos del altivo serán humillados
    y la arrogancia humana será doblegada.
En aquel día solo el Señor será exaltado.

12 El día del Señor de los Ejércitos vendrá
    contra todos los orgullosos y arrogantes,
contra todos los altaneros,
    para humillarlos;
13 contra todos los cedros del Líbano, arrogantes y erguidos,
    contra todas las encinas de Basán,
14 contra todas las montañas altivas,
    contra todas las colinas erguidas,
15 contra todas las torres altas,
    contra todo muro fortificado,
16 contra todas las naves de Tarsis,
    contra todos los barcos lujosos.
17 La altivez de la humanidad será abatida
    y la arrogancia humana será humillada.
En aquel día solo el Señor será exaltado
18     y los ídolos desaparecerán por completo.

19 La gente se meterá en las cuevas de las rocas
    y en las grietas del suelo,
ante la temible presencia del Señor
    y el esplendor de su majestad,
    cuando él se levante para hacer temblar la tierra.
20 En aquel día la gente
    arrojará a los topos y murciélagos
los ídolos de plata y oro
    que había fabricado para adorarlos.
21 Se meterá en las grutas de las rocas
    y en las hendiduras de los peñascos,
ante la temible presencia del Señor
    y el esplendor de su majestad,
    cuando él se levante para hacer temblar la tierra.

22 ¡Dejen de confiar en simples humanos,
    que es muy poco lo que valen!
    ¡Sus vidas son un soplo nada más!

Juicio sobre Jerusalén y Judá

¡Presten atención!
    El Señor, el Señor de los Ejércitos,
retira de Jerusalén y de Judá
    todo apoyo y sustento:
toda provisión de pan, toda provisión de agua.
    Él retira al valiente y al guerrero,
al juez y al profeta,
    al adivino y al anciano,
al capitán de cincuenta y al dignatario,
    al consejero, al artesano experto y al hábil encantador.

Les pondré como oficiales a muchachos
    y los gobernarán niños caprichosos.

El pueblo se oprimirá a sí mismo:
    hombre contra hombre, vecino contra vecino,
joven contra anciano,
    plebeyo contra noble.

Entonces un hombre tomará a su hermano
    en la casa de su padre y dirá:
«Sé nuestro líder, pues tienes un manto;
    ¡hazte cargo de este montón de ruinas!».
Pero entonces el otro protestará:
    «Yo no soy médico
y en mi casa no hay pan ni manto;
    ¡no me hagas líder del pueblo!».

Jerusalén se tambalea,
    Judá se derrumba,
porque su hablar y su actuar son contrarios al Señor:
    ¡desafían su gloriosa presencia!
Su propio descaro los acusa
    y, como Sodoma, se jactan de su pecado;
    ¡ni siquiera lo disimulan!
¡Ay de ellos,
    porque causan su propia desgracia!

10 Díganle al justo que le irá bien,
    pues gozará del fruto de sus acciones.
11 ¡Ay del malvado,
    pues le irá mal!
    ¡Según la obra de sus manos
    se le pagará!

12 ¡Pobre pueblo mío, oprimido por niños
    y gobernado por mujeres!
¡Pobre pueblo mío, extraviado por tus guías,
    que tuercen el curso de tu senda!

13 El Señor toma su lugar en la corte;
    se levanta para enjuiciar al pueblo.
14 El Señor entra en juicio
    contra los jefes y líderes de su pueblo:
«¡Ustedes han arruinado la viña
    y el despojo del pobre está en sus casas!
15 ¿Con qué derecho aplastan a mi pueblo
    y trituran el rostro de los pobres?»,
    afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos.

16 El Señor dice:
    «Las hijas de Sión son tan orgullosas
que caminan con el cuello estirado,
    con ojos seductores y pasitos cortos,
    haciendo sonar los adornos de sus pies.
17 Por eso el Señor cubrirá de sarna la cabeza de las hijas de Sión;
    el Señor las dejará completamente calvas».

18 En aquel día, el Señor arrancará todo adorno: hebillas, diademas, collares, 19 pendientes, pulseras, velos, 20 adornos de la cabeza, cadenillas de los pies, cinturones, frasquitos de perfume, amuletos, 21 anillos, argollas para la nariz, 22 ropas de gala, mantos, capas, bolsos, 23 espejos, telas finas, turbantes y mantillas.

24 Habrá pestilencia en vez de perfume,
    soga en vez de cinturón,
calvicie en vez de peinado elegante,
    ropa de luto en vez de trajes lujosos,
    vergüenza[a] en vez de belleza.
25 Tus hombres caerán a filo de espada,
    y tus valientes, en el campo de batalla.
26 Las puertas de la ciudad gemirán y se vestirán de luto;
    desolada, la ciudad se sentará en el suelo.

En aquel día, siete mujeres se aferrarán
    a un solo hombre y dirán:
«De alimentarnos y de vestirnos
    nosotras nos ocuparemos;
tan solo déjanos llevar tu nombre:
    ¡Líbranos de nuestra vergüenza!».

El renuevo del Señor

En aquel día, el renuevo del Señor será bello y glorioso, y el fruto de la tierra será el orgullo y el honor de los sobrevivientes de Israel. Entonces tanto el que quede en Sión como el que sobreviva en Jerusalén serán llamados santos; todos los inscritos para vivir en Jerusalén. Con espíritu de juicio y espíritu[b] abrasador, el Señor lavará la inmundicia de las hijas de Sión y limpiará la sangre que haya en Jerusalén. Entonces el Señor creará una nube de humo durante el día y un resplandor de fuego llameante durante la noche, sobre toda la extensión del monte Sión y sobre los que allí se reúnan. Por sobre toda la gloria habrá un toldo que servirá de cobertizo, para dar sombra contra el calor del día, y de refugio y protección contra la tormenta y la lluvia.

El canto a la viña

Cantaré en nombre de mi querido amigo
    una canción dedicada a su viña.
Mi querido amigo tenía una viña
    en una ladera fértil.
La cavó, la limpió de piedras
    y la plantó con las mejores cepas.
Edificó una torre en medio de ella
    y además preparó un lagar.
Él esperaba que diera buenas uvas,
    pero acabó dando uvas agrias.

«Y ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá,
    juzguen entre mi viña y yo.
¿Qué más se podría hacer por mi viña
    que yo no lo haya hecho?
Yo esperaba que diera buenas uvas;
    ¿por qué dio uvas agrias?
Voy a decirles
    lo que haré con mi viña:
Le quitaré su cerco
    para que sirva de pasto;
derribaré su muro
    para que sea pisoteada.
La dejaré desolada
    y no será podada ni cultivada;
    le crecerán espinos y cardos.
Mandaré que las nubes
    no derramen lluvia sobre ella».

La viña del Señor de los Ejércitos
    es la nación de Israel;
el pueblo de Judá
    es su huerto preferido.
Él esperaba justicia, pero encontró ríos de sangre;
    esperaba rectitud, pero encontró gritos de angustia.

Maldiciones contra los explotadores

¡Ay de aquellos que acaparan casa tras casa
    y se apropian de campo tras campo
hasta que no dejan lugar para nadie más,
    y terminan viviendo solos en la tierra!

El Señor de los Ejércitos me ha dicho al oído:

«Ciertamente muchas casas quedarán devastadas
    y no habrá quien habite las grandes mansiones.
10 Tres hectáreas[c] de viña solo producirán un bato[d] de vino
    y un jómer[e] de semilla dará tan solo un efa[f] de grano».

11 ¡Ay de los que madrugan
    para ir tras bebidas embriagantes,
que se quedan hasta muy tarde
    para encenderse con vino!
12 En sus banquetes hay arpas,
    liras, panderos, flautas y vino;
pero no se fijan en los hechos del Señor
    ni tienen en cuenta las obras de sus manos.
13 Por eso mi pueblo será exiliado
    por falta de conocimiento;
sus nobles perecerán de hambre
    y la gente común morirá de sed.
14 Por eso la muerte[g] ensancha su garganta,
    y desmesuradamente abre su boca.
Allí bajan nobles y plebeyos
    con sus juergas y diversiones.
15 El pueblo será humillado,
    la humanidad, doblegada
    y abatidos los ojos altivos.
16 Pero el Señor de los Ejércitos será exaltado en justicia,
    el Dios santo se mostrará santo en rectitud.
17 Los corderos pastarán como en praderas propias
    y las cabras[h] comerán entre las ruinas de los ricos.

18 ¡Ay de los que arrastran iniquidad con cuerdas de mentira
    y el pecado con sogas de carreta!
19 Dicen: «¡Que Dios se apure,
    que apresure su obra
    para que la veamos;
que se acerque y se cumpla
    el plan del Santo de Israel,
    para que lo conozcamos!».

20 ¡Ay de los que llaman a lo malo bueno
    y a lo bueno malo,
que tienen las tinieblas por luz
    y la luz por tinieblas,
que tienen lo amargo por dulce
    y lo dulce por amargo!

21 ¡Ay de los que se consideran sabios,
    de los que se creen inteligentes!

22 ¡Ay de los valientes para beber vino,
    de los campeones que mezclan bebidas embriagantes,
23 de los que por soborno absuelven al culpable
    y niegan sus derechos al inocente!
24 Por eso, así como las lenguas de fuego devoran la paja
    y el pasto seco se consume en las llamas,
su raíz se pudrirá
    y, como el polvo, se disipará su flor.
Porque han rechazado la Ley del Señor de los Ejércitos
    y han desdeñado la palabra del Santo de Israel.
25 Por eso se enciende la ira del Señor contra su pueblo,
    levanta la mano contra él y lo golpea;
las montañas se estremecen,
    los cadáveres quedan como basura en medio de las calles.

A pesar de todo esto, la ira de Dios no se ha aplacado;
    su mano aún sigue extendida.

26 Con una bandera hará señas a una nación lejana,
    con un silbido la llamará desde el extremo de la tierra,
y esta nación llegará
    presta y veloz.
27 Ninguno de ellos se cansa ni tropieza,
    ni dormita ni se duerme;
a ninguno se le afloja el cinturón
    ni se le rompe la correa de las sandalias.
28 Sus flechas son puntiagudas,
    tensos todos sus arcos;
parecen dura piedra los cascos de sus caballos
    y torbellino las ruedas de sus carros.
29 Su rugido es el de una leona,
    como el de los leoncillos:
gruñe y atrapa la presa,
    y se la lleva sin que nadie se la arrebate.
30 En aquel día bramará contra ella
    como brama el mar.
Si alguien contempla la tierra,
    la verá sombría y angustiada;
    entonces la luz se ocultará tras negros nubarrones.

Footnotes

  1. 3:24 vergüenza (Qumrán); TM no incluye esta palabra.
  2. 4:4 espíritu … espíritu. Alt. el Espíritu de juicio y el Espíritu.
  3. 5:10 tres hectáreas. El hebreo dice tres yugadas. Es decir, la cantidad de terreno que diez yuntas de bueyes podían arar en un día.
  4. 5:10 Es decir, aprox. 22 l.
  5. 5:10 Es decir, aprox. 160 kg.
  6. 5:10 Es decir, aprox. 16 kg.
  7. 5:14 la muerte. Lit. Seol.
  8. 5:17 las cabras (LXX); los forasteros (TM).

Una nación pecadora

Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías,(A) Jotam,(B) Acaz(C) y Ezequías,(D) reyes de Judá.

Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crie hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.

¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.

¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.

Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.

Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra.(E)

Llamamiento al arrepentimiento verdadero

10 Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. 11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.

12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? 13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo,[a] el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas.(F) 15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. 16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. 19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.

Juicio y redención de Jerusalén

21 ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. 22 Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. 23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.

24 Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios; 25 y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. 26 Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.

27 Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia. 28 Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos. 29 Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis. 30 Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. 31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

Reinado universal de Jehová

(Mi. 4.1-3)

Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén.

Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces;(G) no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.

Juicio de Jehová contra los soberbios

Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová. Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables. Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos. Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones. 10 Métete en la peña,(H) escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad. 11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.

12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido; 13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán; 14 sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados; 15 sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; 16 sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas. 17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día. 18 Y quitará totalmente los ídolos. 19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.

20 Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase, 21 y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra. 22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Juicio de Jehová contra Judá y Jerusalén

Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua; el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano; el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador. Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores. Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble.

Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes vestido, tú serás nuestro príncipe, y toma en tus manos esta ruina; él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo. Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová para irritar los ojos de su majestad.

La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí. 10 Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. 11 ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado. 12 Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos.

13 Jehová está en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos. 14 Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas. 15 ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

Juicio contra las hijas de Sion

16 Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; 17 por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas.

18 Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas, 19 los collares, los pendientes y los brazaletes, 20 las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, 21 los anillos, y los joyeles de las narices, 22 las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, 23 los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados. 24 Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura. 25 Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra. 26 Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.

Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.

Futuro glorioso de Jerusalén

En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel. Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes, cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.

Parábola de la viña

Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña.(I) Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.

Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?

Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.

Ayes sobre los malvados

¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra? Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas. 10 Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa.

11 ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! 12 Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos. 13 Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed. 14 Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba. 15 Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos. 16 Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia. 17 Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos.

18 ¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, 19 los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos! 20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 21 ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! 22 ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; 23 los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!

24 Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel. 25 Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.

26 Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente. 27 No habrá entre ellos cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus sandalias. 28 Sus saetas estarán afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino. 29 Su rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará. 30 Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.

Footnotes

  1. Isaías 1:13 Aquí equivale a sábado.