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Ananías y Safira

Pero se dio el caso de un hombre llamado Ananías, esposo de Safira, que vendió cierta propiedad, pero entregó sólo una parte del dinero a los apóstoles y se quedó con el resto. Su esposa, desde luego, estaba enterada de todo.

―Ananías —lo reprendió Pedro—, ¿por qué has permitido que Satanás te llene el corazón? ¿Por qué dices que este es el importe total de la venta? Le estás mintiendo al Espíritu Santo. ¿Acaso no era tuya esa propiedad antes de venderla? Y una vez vendida, ¿no era tuyo el dinero? ¿Por qué has hecho esto? No nos has mentido a nosotros, sino a Dios.

Al escuchar estas palabras, Ananías cayó al suelo y murió, y un gran temor se apoderó de los que escucharon esto. Los jóvenes cubrieron entonces el cadáver con una sábana y salieron a enterrarlo.

Como tres horas más tarde, llegó la esposa, sin saber lo ocurrido.

―¿Vendiste el terreno en tal precio? —le preguntó Pedro.

―Sí —respondió.

Le dijo Pedro: —¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Detrás de esa puerta están los jóvenes que acaban de enterrar a tu esposo y ahora te sacarán también a ti.

10 Instantáneamente cayó al suelo muerta. Los jóvenes entraron y, al verla muerta, la sacaron y la enterraron junto a su esposo. 11 Un gran terror se apoderó de toda la iglesia y de todas las personas que se enteraron de lo que había pasado.

Los apóstoles sanan a muchas personas

12 Los apóstoles siguieron reuniéndose regularmente en el portal de Salomón, y por medio de ellos Dios siguió realizando milagros extraordinarios entre el pueblo. 13 Aunque ninguno de los otros se atrevía a unírseles, a pesar del alto aprecio que les tenían, 14 el número de hombres y mujeres que creían en el Señor aumentaba más y más. 15 La gente colocaba a los enfermos en las calles en colchonetas y camillas para que al menos la sombra de Pedro los tocara. 16 Grandes multitudes acudían de los suburbios de Jerusalén trayendo enfermos y endemoniados, y todos eran sanados.

Persiguen a los apóstoles

17 El sumo sacerdote y sus colegas de la secta de los saduceos reaccionaron con envidia, 18 y arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel. 19 Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y los sacó de allí.

20 ―Vayan al templo y prediquen acerca de la Vida —les ordenó el ángel.

21 Llegaron, pues, al templo al rayar el día, e inmediatamente se pusieron a enseñar.

Aquella misma mañana el sumo sacerdote llegó con los que estaban con él y, tras reunir al concilio y a todos los ancianos de Israel, ordenó que trajeran de la cárcel a los apóstoles. 22 Pero cuando los guardias llegaron a la cárcel no los encontraron allí, y regresaron a notificarlo.

23 ―Las puertas de la cárcel estaban cerradas —dijeron— y los guardias estaban fuera, pero al abrir la puerta no encontramos a nadie.

24 Después de escuchar esto, el jefe de la guardia y los principales sacerdotes estaban confundidos y se preguntaban a dónde iría a parar todo aquello. 25 En ese preciso instante, llegó uno con la noticia de que los prisioneros estaban en el templo enseñándole al pueblo. 26 El jefe de la guardia corrió con los alguaciles a arrestarlos, sin hacer uso de la fuerza, por temor a que el pueblo los apedreara. 27 Los condujeron ante el concilio, y el sumo sacerdote los reconvino:

28 ―¿No les habíamos prohibido que volvieran a enseñar acerca de Jesús? Ustedes han llenado a Jerusalén de sus enseñanzas y tratan de descargar en nosotros la culpa de la muerte de ese hombre.

29 ―Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres —respondieron Pedro y los apóstoles—. 30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, al que ustedes mataron colgándolo en una cruz. 31 Luego, con su gran poder, lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que el pueblo de Israel se vuelva a Dios y alcance el perdón de sus pecados. 32 Nosotros somos testigos de esas cosas, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha concedido a los que lo obedecen.

33 Al oírlos, los miembros del concilio, rabiando de furia, querían matarlos. 34 Pero uno de ellos, un fariseo llamado Gamaliel, experto en cuestiones de la ley y muy respetado entre el pueblo, pidió la palabra y solicitó que sacaran a los apóstoles del salón. 35 Entonces se dirigió a ellos con las siguientes palabras:

―Varones de Israel, mediten bien lo que van a hacer con estos hombres. 36 Hace algún tiempo se levantó con sueños de grandeza un tal Teudas, al que se le unieron unas cuatrocientas personas; pero murió asesinado y los seguidores se dispersaron sin provocar mayores dolores de cabeza. 37 Después de este, durante los días del censo, surgió Judas de Galilea, quien logró que muchas personas se hicieran discípulos suyos; pero también lo mataron y sus seguidores se dispersaron. 38 Por lo tanto, recomiendo que dejen tranquilos a estos hombres. Si lo que enseñan y hacen obedece a impulsos personales, pronto se desvanecerá. 39 Mas si es de Dios, ustedes no podrán detenerlos. ¡No sea que descubran que han estado peleando contra Dios!

40 El concilio aceptó la recomendación, llamó a los apóstoles y, después de azotarlos, les exigieron que no volvieran a hablar en el nombre de Jesús. Finalmente, los pusieron en libertad.

41 Al salir del concilio, los discípulos iban gozosos de haber sido tenidos por dignos de sufrir ultrajes por la causa del Nombre. 42 Y siguieron enseñando y predicando todos los días en el templo y de casa en casa, que Jesús era el Mesías.

El pecado de Ananías y Safira

Pero hubo uno, llamado Ananías, que junto con Safira, su esposa, vendió un terreno. Este hombre, de común acuerdo con su esposa, se quedó con una parte del dinero y puso la otra parte a disposición de los apóstoles. Pedro le dijo:

—Ananías, ¿por qué dejaste que Satanás te dominara y te hiciera mentir al Espíritu Santo quedándote con parte del dinero que te pagaron por el terreno? ¿Acaso no era tuyo el terreno? Y puesto que lo vendiste, ¿no era tuyo el dinero? ¿Por qué se te ocurrió hacer esto? No has mentido a los hombres, sino a Dios.

Al oír esto, Ananías cayó muerto. Y todos los que lo supieron se llenaron de miedo. Entonces vinieron unos jóvenes, envolvieron el cuerpo y se lo llevaron a enterrar.

Unas tres horas después entró la esposa de Ananías, sin saber lo que había pasado. Pedro le preguntó:

—Dime, ¿vendieron ustedes el terreno en el precio que han dicho?

Ella contestó:

—Sí, en ese precio.

Pedro le dijo:

—¿Por qué se pusieron ustedes de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Ahí vienen los que se llevaron a enterrar a tu esposo, y ahora te van a llevar también a ti.

10 En ese mismo instante Safira cayó muerta a los pies de Pedro. Cuando entraron los jóvenes, la encontraron muerta, y se la llevaron a enterrar al lado de su esposo. 11 Y todos los de la iglesia, y todos los que supieron estas cosas, se llenaron de miedo.

Muchos milagros y señales

12 Por medio de los apóstoles se hacían muchas señales y milagros entre la gente; y todos se reunían en el Pórtico de Salomón. 13 Ninguno de los otros se atrevía a juntarse con ellos, pero la gente los tenía en alta estima. 14 Y aumentó el número de personas, tanto hombres como mujeres, que creyeron en el Señor. 15 Y sacaban los enfermos a las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudía mucha gente trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros; y todos eran sanados.

Persecución de los apóstoles

17 El sumo sacerdote y los del partido de los saduceos que estaban con él, se llenaron de envidia, 18 y arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. 19 Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y los sacó, diciéndoles: 20 «Vayan y, de pie en el templo, cuenten al pueblo todo este mensaje de vida.» 21 Conforme a esto que habían oído, al día siguiente entraron temprano en el templo y comenzaron a enseñar.

Entonces, el sumo sacerdote y los que estaban con él llamaron a todos los ancianos israelitas a una reunión de la Junta Suprema, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles. 22 Pero cuando los guardias llegaron a la cárcel, no los encontraron. Así que volvieron con la noticia, 23 diciendo:

—Encontramos la cárcel perfectamente cerrada, y a los soldados vigilando delante de las puertas; pero cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro.

24 Al oírlo, el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes se preguntaban en qué iría a parar todo aquello. 25 En aquel momento llegó uno, que les dijo:

—Los que ustedes metieron en la cárcel, están en el templo enseñando al pueblo.

26 El jefe de la guardia, junto con los guardias, fue a buscarlos; pero no los maltrataron, porque tenían miedo de ser apedreados por la gente. 27 Al llegar, los llevaron ante la Junta Suprema, y el sumo sacerdote les dijo:

28 —Nosotros les habíamos prohibido terminantemente que enseñaran nada relacionado con ese hombre. ¿Y qué han hecho ustedes? Han llenado toda Jerusalén con esas enseñanzas, y encima quieren echarnos la culpa de la muerte de ese hombre.

29 Pedro y los demás apóstoles contestaron:

—Es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo a quien ustedes mataron colgándolo en una cruz. 31 Dios lo ha levantado y lo ha puesto a su derecha, y lo ha hecho Guía y Salvador, para que la nación de Israel se vuelva a Dios y reciba el perdón de sus pecados. 32 De esto somos testigos nosotros, y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que le obedecen.

33 Cuando oyeron esto, se enfurecieron y quisieron matarlos. 34 Pero entre aquellas autoridades había un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la ley muy respetado por el pueblo. Éste se puso de pie y mandó que por un momento sacaran de allí a los apóstoles. 35 Luego dijo a las demás autoridades:

—Israelitas, tengan cuidado con lo que van a hacer con estos hombres. 36 Recuerden que hace algún tiempo se levantó Teudas, alegando ser un hombre importante, y unos cuatrocientos hombres lo siguieron. Pero a éste lo mataron, y sus seguidores se dispersaron, y allí se acabó todo. 37 Más tarde, en los días del censo, se levantó Judas, el de Galilea, y logró que algunos lo siguieran; pero también lo mataron, y todos sus seguidores se dispersaron. 38 En este caso, yo les aconsejo que dejen a estos hombres y que no se metan con ellos. Porque si este asunto es cosa de los hombres, pasará; 39 pero si es cosa de Dios, no podrán ustedes vencerlos. Tengan cuidado, no se vayan a encontrar luchando contra Dios.

Ellos le hicieron caso. 40 Así que llamaron a los apóstoles, los azotaron y les prohibieron seguir hablando en el nombre de Jesús; después los soltaron. 41 Los apóstoles salieron de la presencia de las autoridades muy contentos, porque Dios les había concedido el honor de sufrir injurias por causa del nombre de Jesús. 42 Todos los días enseñaban y anunciaban la buena noticia de Jesús el Mesías, tanto en el templo como por las casas.

Ananías y Safira

Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.

Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. 11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.

Muchas señales y maravillas

12 Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13 De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. 14 Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; 15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. 16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

Pedro y Juan son perseguidos

17 Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. 19 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. 21 Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban.

Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. 22 Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, 23 diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. 24 Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. 25 Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. 26 Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

27 Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, 28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.(A) 29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. 31 A este, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. 32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.

33 Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. 34 Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, 35 y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres. 36 Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A este se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. 37 Después de este, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados. 38 Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 39 mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.

40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. 41 Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

हनन्याह अउर सफीरा

हनन्याह नाउँ क एक मनई अउर ओकर पतनी सफीरा मिलिके आपन दौलत क एक हींसा बेंच दिहेन। अउ आपन पतनी क जानकारी मँ एहमाँ स कछू धन जुरय लिहेन। अउर कछू धन प्रेरितन क गोड़वा प धइ दिहेन।

ऍह पइ पतरस कहेस, “अरे हनन्याह, सइतान क तू आपन मन मँ इ बात नाइ देइ दिहा कि तू पवित्तर आतिमा स झूठ बोल्या अउर धरती क बेंच स मिला धन मँ स तनिक बचाइके धइ लिहा? ओका बेंचइ स पहिले का उ तोहार ही नाहीं रही? अउर जब तू ओका बेंच दिहा तउ उ धन का तोहरे कब्जा मँ नाहीं रहा? तू इ बात क काहे सोच्या? तू मनइयन स नाहीं, परमेस्सर स झूठ बोल्या ह।”

5-6 हनन्याह जबहिं इ सब्दन क सुनेस तउ उ चकराइके गिरि गवा अउर दम तोड़ दिहस। जउन कउनो भी इ बारे मँ सुनेस, सबन प गहिर भय छाइ गवा। फिन जवान पुरूसन उठिके ओका कफन मँ लपेटेन अउर बाहेर लइ जाइके गाड़ दिहेन।

कउनो तीन घण्टा पाछे, जउन कछू भवा रहा, ओका न जानत भइ ओकर पतनी भितरे आइ पतरस ओसे कहेस, “बतावा, तू आपन खेत क ऍतने मँ ही बेच्या ह?”

तउ उ कहेस, “हाँ, ऍतना मँ ही।”

तबहिं पतरस ओसे कहेस, “तू पचे दुइनउँ पर्भू क आतिमा क परीच्छा बरे काहे मान लिहा? लखा तोहरे भतारे क दफनावइवालन क गोड़ दुआरे ताई आइ ग अहइ अउर उ पचे तोहका भी ढोइ लइ जइहीं।” 10 तब उ ओकरे गोड़े प गिरि पड़ी अउर मरि गइ। फिन जवान परूसन भितरे आएन अउर ओका मरा पाएन। तउ उ पचे ओका ढोइके ओकरे पति क लगे ओका गाड़ दिहन। 11 तउ समूचइ कलीसिया अउर जउन कउनो इ बात क सुनेस, ओन सब प गहिरा भय छाइ गवा।

प्रमाण

12 प्रेरितन क जरिये मनइयन क बीच बहोत स अद्भुत कारजन परगट होत रहेन अउर अचरज कारजन कीन्ह जात रहेन। उ पचे सबहिं सुलैमान क ओसारे मँ बटुरा रहेन। 13 मुला ओनमाँ स कउनो क हिम्मत प्रेरितन मँ मिलइ बरे नाहीं होत रही। मुला मनइयन ओनकइ गुन खूब गावत रहेन। 14 ओहर पर्भू प बिसवास करइवालन स्त्रियन अउर पुरूसन जिआदा स जिआदा बाढ़त जात रहेन। 15 ऍकरे कारण मनइयन आपन कछू बीमार लोगन क लइके खटिया अउर बिछौना प गलियन मँ ओलारइ लागेन काहेकि तबहिं पतरस ओहर स निकरा तउ ओनमाँ स कछू प कमती स कमती छाया पड़ि सकइ। 16 यरूसलेम क आसपास क नगर स लोग आपन बेरमियन अउर दुस्ट आतिमा स सतावा गएन मनइयन क लइके आवइ लागेन। अउर सबहिं चंगा होइ जात रहेन।

यहूदियन क प्रेरितन क रोकइ क जतन

17 फिन महा याजक अउर ओकर संगी यानी सदूकियन क दल, ओनकइ खिलाफ खड़ा होइ गएन। उ पचे मने मँ कुढ़त रहेन। 18 एह बरे उ पचे प्रेरितन क बंदी बनाइ लिहन अउर ओनका कैदखाना मँ बन्द कइ दिहेन। 19 मुला राति क समइ पर्भू क एक दूत कैद क फाटक खोल दिहस। उ ओनका बाहेर लइ जाइके कहेस, 20 “जा, मन्दिर मँ ठाड़ होइ जा अउर इ नई जिन्नगी क बारे मँ मनइयन क सब कछू बतावा।” 21 जबहिं उ पचे इ सुनेन तउ भोरहिं तड़के मन्दिर मँ घुसि गएन अउर उपदेस देइ लागेन।

फिन जब महायाजक अउर ओकर संगी हुवाँ पहोंचेन तउ उ पचे यहूदी संघ अउर इस्राएल क बुजुर्ग क पूरी सभा न्योतेन। उ पचे कैदखाना स प्रेरितन क बोलवावइ पठएन। 22 किन्तु जब अधिकारी कैदखाना मँ पहुँचेन तउ उ पचे प्रेरितन क हुवाँ नाहीं पाएन। उ पचे लौटिके ऍका बताएन अउर 23 कहेन, “हम पचे कैदखाना मँ सुरच्छा क लगा भवा ताला अउर दुआरे प तैनात सुरच्छाकारियन क पावा। मुला जब हम दरवाजा खोला तउ हमका भितरे कउनो नाहीं मिला।” 24 जइसेन मन्दिर क सुरच्छाकारी अउर मुख्य़याजकन इ सब्दन क सुनेन तउ उ पचे चकराइ गएन अउ सोचइ लागेन, “अब का होई।”

25 ऍतने मँ कउनो दूसर मनई आवा अउर ओनका बताएस, “जेनका तू पचे जेल मँ धाँध दिहा ह, उ पचे मन्दिर मँ खड़ा होइके उपदेस देत बाटेन।” 26 तउ सुरच्छाकारी आपन अधिकारी संग हुवाँ गवा अउर बिना ताकत क प्रयोग किए ओनका वापस धइ लिआवा काहेकि उ पचे डेरात रहेन कि कहूँ मनई ओनका (मन्दिर क सुरच्छा कर्मी) पाथर स न मारइँ।

27 उ पचे ओनका भितरे लइ आएन अउर सबन त ऊँचकी यहूदी सभा क समन्वा खड़ा कइ दिहन। फिन महायाजक ओनसे फरियावत भवा पूछेस, 28 “हम इ नाउँ स उपदेस न देइ बरे तोहका कर्रा हुकुम दिहे रहे। अउर तू पचे फिन भी समूचइ यरूसलेम क आपन उपदेस स भरि दिहा ह। अउर तू पचे इ मनई क मउत क अपराध हम पचे लइ लादइ चाहत बाट्या।”

29 पतरस अउर दूसर प्रेरितन जवाब दिहेन, “हमका मनइयन क बनिस्बद परमेस्सर क आग्या मानइ चाही। 30 उ ईसू क हमरे पूर्वन क परमेस्सर मउत स फिन जीवित कइके खड़ा कइ दिहेस ह जेका एक सूली प टाँगिके तू पचे मार डाया। 31 ओका ही प्रमुख अउर उद्धारकर्त्ता क रूप मँ बड़कइ देत भवा परमेस्सर आपन दाहिन हाथे कइँती बइठाएस काहेकि इस्राएलियन क मनफिराव अउर पाप क छमा दीन्ह जाइ सकइ। 32 ऍन सबन बातन क हम साच्छी अही अउर वइसे ही पवित्तर आतिमा भी बा उहइ परमेस्सर ओनका दिहेस ह जउन ओकरे आज्ञा क मानत हीं।”

33 जब उ पचे इ सुनेन तउ उ पचे कोहाइ गएन अउर ओनका मारि डावइ चाहेन। 34 मुला महासभा मँ स एक गमलिएल नाउँ क फरीसियन जउन धरमसास्तिरी अध्यापक रहा अउर जेकर सब लोग मान सम्मान करत रहेन, ठाड़ भवा अउर हुकुम दिहेस कि ऍनका तनिक देरी बरे बाहेर कइ दीन्ह जाइ। 35 फिन उ ओनसे कहेस, “इस्राएल क पुरूसो, तू पचे इ मनइयन क संग जउन कछू करइ प उतारू अहा, ओका सोच बिचारिके किहा। 36 कछू समइ पहिले आपन क बड़कवा एलान करत भवा थियूदास परगट भवा। ओर कउनो चार सौ मनई ओकरे पाछे भी होइ गएन, मुला उ मार डावा गवा अउर ओकर सबहिं मनइयन एहर ओहर छिटक गएन। ओकरे फल कछू नाहीं निकरा। 37 ओकरे पाछे जनगणना क समइ गलीली क बसइया यहूदा परगट भवा। उ भी कछू मनइयन क आपन पाछे कइँती हैच लिहेस। उ भी मारि डावा गवा। ओकर भी सबहिं एहर ओहर होइ गएन। 38 यह बरे अबहिं मइँ तू पचन्स कहत हउँ, इ मनइयन स अलग रहा, ऍनका अइसे ही अकेल्ँले छोरि द्या काहेकि ऍनकइ इ चाल या काम मनई कइँती स अहइ तउ खुद नास होइ जाइ। 39 मुला जदि उ परमेस्सर स अहइ तउ तू पचे ओनका रोक न पउब्या। अउर तब होइ सकत ह तू आपन खुद क ही परमेस्सर क खिलाफ लड़त भिड़त पउब्या!”

उ पचे जइसा गेमलिएल कहेस मान लिहेन। 40 अउर प्रेरितन क भितरे बोलाइके उ पचे कोड़ा लगवाएन अउर इ आज्ञा दइके कि उ पचे ईसू क नाउँ क कउनो चर्चा न करइँ, ओनका जाइ दिहेन। 41 तउ उ पचे प्रेरितन इ बात क मजा मारत भए कि ओनका ओकरे नाउँ बरे बेज्जत रहइ क जोग्ग गना गवा ह, यहूदी महासभा स बाहिर चला गएन। 42 फिन मन्दिर अउर घर-घर मँ हर रोज इ सुसमाचार कि ईसू मसीह अहइ उपदेस देब अउर प्रचार करब उ पचे कबहुँ नाहीं तजेन।