Print Page Options

30 El Dios de nuestros antepasados levantó a Jesús de los muertos después de que ustedes lo mataron colgándolo en una cruz.[a] 31 Luego Dios lo puso en el lugar de honor, a su derecha, como Príncipe y Salvador. Lo hizo para que el pueblo de Israel se arrepintiera de sus pecados y fuera perdonado. 32 Nosotros somos testigos de estas cosas y también lo es el Espíritu Santo, dado por Dios a todos los que lo obedecen.

Read full chapter

Footnotes

  1. 5:30 En griego en un madero.

30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, al que ustedes mataron colgándolo en una cruz. 31 Luego, con su gran poder, lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que el pueblo de Israel se vuelva a Dios y alcance el perdón de sus pecados. 32 Nosotros somos testigos de esas cosas, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha concedido a los que lo obedecen.

Read full chapter

30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, pero ustedes lo trataron como a un criminal: lo mataron con violencia colgándolo en un madero.[a] 31 Dios le dio el gran honor de sentarse a su derecha, porque ha decidido que Jesús sea nuestro Líder, para hacer cambiar la manera de pensar y de vivir de Israel; y Salvador, para obtener el perdón sus pecados. 32 Nosotros somos testigos de esto, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a todos los que lo obedecen.

Read full chapter

Footnotes

  1. 5:30 colgándolo en un madero o crucificándolo. La expresión «colgar en un madero» es una forma de referirse a la crucifixión. Aquí se muestra que los líderes judíos acusaban a Jesús de rebelión. Comparar con Dt 21:23 y Gá 3:13. También en 10:30.

30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo a quien ustedes mataron colgándolo en una cruz. 31 Dios lo ha levantado y lo ha puesto a su derecha, y lo ha hecho Guía y Salvador, para que la nación de Israel se vuelva a Dios y reciba el perdón de sus pecados. 32 De esto somos testigos nosotros, y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que le obedecen.

Read full chapter

30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo al que ustedes mataron y colgaron de un madero. 31 Pero Dios, por su poder, lo ha exaltado y sentado a su derecha como Príncipe y Salvador, dando a Israel la oportunidad de arrepentirse y de que sean perdonados sus pecados. 32 De esto somos testigos nosotros, y también el Espíritu Santo, que Dios ha dado a quienes lo obedecen.»

Read full chapter