Print Page Options Listen to Hechos 23

23 Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio[a](A), dijo: Hermanos[b](B), hasta este día yo he vivido delante de Dios con una conciencia perfectamente limpia[c](C). Y el sumo sacerdote Ananías(D) ordenó a los que estaban junto a él, que lo golpearan(E) en la boca. Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada(F)! ¿Te sientas tú para juzgarme conforme a la ley, y violas la ley ordenando que me golpeen(G)? Los que estaban allí observando, dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que él era el sumo sacerdote; porque escrito está: No hablaras mal de una de las autoridades de tu pueblo(H). Entonces Pablo, dándose cuenta de que una parte eran saduceos y otra fariseos(I), alzó la voz en el concilio(J): Hermanos[d](K), yo soy fariseo(L), hijo de fariseos; se me juzga a causa de la esperanza de[e] la resurrección de los muertos(M). Cuando dijo esto, se produjo un altercado entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. Porque los saduceos dicen que no hay resurrección(N), ni ángel, ni espíritu, mas los fariseos creen todo esto. Se produjo entonces un gran alboroto; y levantándose algunos de los escribas del grupo de los fariseos(O), discutían acaloradamente, diciendo: No encontramos nada malo en este hombre(P); pero ¿y si un espíritu o un ángel le ha hablado(Q)? 10 Y al surgir un gran altercado, el comandante[f] tuvo temor de que Pablo fuera despedazado por ellos, y ordenó que las tropas descendieran, lo sacaran de entre ellos a la fuerza y lo llevaran al cuartel(R).

11 A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo(S): Ten ánimo(T), porque como has testificado fielmente(U) de mi causa en Jerusalén(V), así has de testificar también en Roma.

Conspiración de los judíos contra Pablo

12 Cuando se hizo de día, los judíos tramaron una conspiración[g](W) y se comprometieron bajo juramento[h], diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubieran matado a Pablo(X). 13 Y los que tramaron esta conjura eran más de cuarenta, 14 los cuales fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos y dijeron: Nos hemos comprometido bajo solemne juramento[i] a no probar nada hasta que hayamos matado a Pablo(Y). 15 Ahora pues, vosotros y[j] el concilio(Z), avisad al comandante para que lo haga comparecer[k] ante vosotros, como si quisierais hacer una investigación más minuciosa para resolver su caso; nosotros por nuestra parte estamos listos para matarlo antes de que llegue. 16 Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró de la emboscada, y fue y entró[l] al cuartel(AA), y dio aviso a Pablo. 17 Y Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven al comandante, porque tiene algo que informarle. 18 El entonces, tomándolo consigo, lo condujo al comandante, y le dijo*: Pablo, el preso(AB), me llamó y me pidió que te trajera a este joven, pues tiene algo que decirte. 19 Y el comandante, tomándolo de la mano, y llevándolo aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que me tienes que informar? 20 Y él respondió: Los judíos se han puesto de acuerdo en pedirte que mañana lleves a Pablo al concilio(AC) con el pretexto de hacer una indagación más a fondo sobre él(AD). 21 Pero no les prestes atención[m], porque más de cuarenta hombres de ellos, que se han comprometido bajo juramento[n] a no comer ni beber hasta que lo hayan matado(AE), esperan emboscados(AF); ya están listos esperando promesa de parte tuya[o]. 22 Entonces el comandante dejó ir al joven, encomendándole: No digas a nadie que me has informado de estas cosas. 23 Y llamando a dos de los centuriones, dijo: Preparad doscientos soldados para la hora tercera de la noche[p], con[q] setenta jinetes y doscientos lanceros[r], para que vayan a Cesarea(AG). 24 Debían preparar también cabalgaduras para Pablo, y llevarlo a salvo al gobernador Félix(AH).

Carta de Claudio Lisias a Félix

25 Y el comandante escribió una carta en estos términos:

26 Claudio Lisias, al excelentísimo(AI) gobernador Félix: Salud(AJ).

27 Cuando este hombre fue arrestado por los judíos, y estaba a punto de ser muerto por ellos, al saber que era romano(AK), fui con las tropas y lo rescaté(AL). 28 Y queriendo cerciorarme de la causa por la cual lo acusaban, lo llevé a su concilio(AM) 29 y hallé que lo acusaban sobre cuestiones de su ley(AN), pero no de ningún[s] cargo que mereciera muerte o prisión[t](AO).

30 Cuando se me informó de que había una conjura(AP) en contra del hombre, te lo envié enseguida, instruyendo también a sus acusadores(AQ) que presenten los cargos[u] contra él delante de ti[v].

31 Así que los soldados, de acuerdo con las órdenes que tenían, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche a Antípatris. 32 Y al día siguiente regresaron al cuartel(AR) dejando que los de a caballo(AS) siguieran con él, 33 los cuales, después de llegar a Cesarea(AT) y de entregar la carta al gobernador(AU), le presentaron también a Pablo. 34 Cuando el gobernador la leyó, preguntó de qué provincia(AV) era; y al enterarse de que era de Cilicia(AW), 35 dijo: Te oiré cuando estén presentes también tus acusadores(AX). Y mandó que lo guardaran(AY) en el Pretorio[w] de Herodes.

Footnotes

  1. Hechos 23:1 O, Sanedrín, y así en el resto del cap.
  2. Hechos 23:1 Lit., Varones hermanos
  3. Hechos 23:1 O, me he conducido como un buen ciudadano
  4. Hechos 23:6 Lit., Varones hermanos
  5. Hechos 23:6 Lit., y
  6. Hechos 23:10 Gr., quiliarca; i.e., oficial militar romano al mando de mil soldados, y así en el resto del cap.
  7. Hechos 23:12 O, formaron un tumulto
  8. Hechos 23:12 O, maldición
  9. Hechos 23:14 O, maldición
  10. Hechos 23:15 Lit., con
  11. Hechos 23:15 Lit., bajar
  12. Hechos 23:16 O, habiendo estado presente con ellos, y entró
  13. Hechos 23:21 Lit., no te dejes persuadir por ellos
  14. Hechos 23:21 O, maldición
  15. Hechos 23:21 I.e., de mandar a Pablo
  16. Hechos 23:23 I.e., las nueve de la noche
  17. Hechos 23:23 Lit., y
  18. Hechos 23:23 O, arqueros, u, honderos
  19. Hechos 23:29 Lit., no teniendo
  20. Hechos 23:29 Lit., cadenas
  21. Hechos 23:30 Lit., que hablen
  22. Hechos 23:30 Algunos mss. agregan: Que lo pases bien
  23. Hechos 23:35 I.e., la residencia oficial del gobernador

23 Pablo miró a los de la Junta Suprema y les dijo:

—Hermanos, yo he vivido hasta hoy con la conciencia tranquila delante de Dios.

Entonces Ananías, que era sumo sacerdote, mandó a los que estaban cerca de Pablo que le pegaran en la boca. Pero Pablo le contestó:

—¡Dios le va a pegar a usted, hipócrita! Si usted está sentado ahí para juzgarme según la ley, ¿por qué contra la ley manda que me peguen?

Los que estaban presentes le dijeron:

—¿Así insultas al sumo sacerdote de Dios?

Pablo dijo:

—Hermanos, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote; pues en la Escritura dice: “No maldigas al que gobierna a tu pueblo.”

Luego, dándose cuenta de que algunos de la Junta eran del partido saduceo y otros del partido fariseo, dijo Pablo en voz alta:

—Hermanos, yo soy fariseo, de familia de fariseos; y se me está juzgando porque espero la resurrección de los muertos.

En cuanto Pablo dijo esto, los fariseos y los saduceos comenzaron a discutir entre sí, y se dividió la reunión. Porque los saduceos dicen que los muertos no resucitan, y que no hay ángeles ni espíritus; en cambio, los fariseos creen en todas estas cosas. Todos gritaban; y algunos maestros de la ley, que eran del partido fariseo, se levantaron y dijeron:

—Este hombre no ha hecho nada malo; tal vez le ha hablado un espíritu o un ángel.

10 Como el alboroto era cada vez mayor, el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo, por lo cual mandó llamar a unos soldados para sacarlo de allí y llevarlo otra vez al cuartel.

11 A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma.»

Planes para matar a Pablo

12 Al día siguiente, algunos de los judíos se pusieron de acuerdo para matar a Pablo, y juraron bajo maldición que no comerían ni beberían hasta que lograran matarlo. 13 Eran más de cuarenta hombres los que así se habían comprometido. 14 Fueron, pues, a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos de los judíos, y les dijeron:

—Nosotros hemos jurado bajo maldición que no comeremos nada mientras no matemos a Pablo. 15 Ahora, ustedes y los demás miembros de la Junta Suprema pidan al comandante que lo traiga mañana ante ustedes, con el pretexto de investigar su caso con más cuidado; y nosotros estaremos listos para matarlo antes que llegue.

16 Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró del asunto, y fue al cuartel a avisarle. 17 Pablo llamó a uno de los capitanes, y le dijo:

—Lleve a este muchacho al comandante, porque tiene algo que comunicarle.

18 El capitán lo llevó al comandante, y le dijo:

—El preso Pablo me llamó y me pidió que trajera aquí a este muchacho, que tiene algo que comunicarle a usted.

19 El comandante tomó de la mano al muchacho, y llevándolo aparte le preguntó:

—¿Qué quieres decirme?

20 El muchacho le dijo:

—Los judíos se han puesto de acuerdo para pedirle a usted que mañana lleve a Pablo ante la Junta Suprema, con el pretexto de que quieren investigar su caso con más cuidado. 21 Pero no les crea, porque más de cuarenta de sus hombres lo esperan escondidos, y han jurado bajo maldición que no comerán ni beberán hasta que maten a Pablo; y ahora están listos, esperando solamente que usted les dé una respuesta.

22 Entonces el comandante despidió al muchacho, mandándole que no dijera a nadie que le había contado eso.

Pablo es enviado ante Félix

23 El comandante llamó a dos de sus capitanes, y les dio orden de preparar doscientos soldados de a pie, setenta de a caballo y doscientos con lanzas, para ir a Cesarea a las nueve de la noche. 24 Además mandó preparar caballos para que Pablo montara, y dio orden de llevarlo sano y salvo al gobernador Félix. 25 Con ellos envió una carta que decía lo siguiente:

26 «De Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: saludos. 27 Los judíos habían arrestado a este hombre y lo iban a matar, pero cuando yo supe que se trataba de un ciudadano romano, fui con mis soldados y lo libré. 28 Como quise saber de qué lo acusaban, lo llevé ante la Junta de los judíos, 29 y resultó que lo acusaban de asuntos de la ley de ellos; pero no había razón para matarlo, y ni siquiera para tenerlo en la cárcel. 30 Pero como me he enterado de que los judíos tienen planes para matarlo, ahí se lo envío a usted; y he pedido también a los que lo acusan que traten delante de usted lo que tengan contra él.»

31 Los soldados, conforme a las órdenes que tenían, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche a Antípatris. 32 Al día siguiente, los soldados de a pie volvieron al cuartel, y los de a caballo siguieron el viaje con Pablo. 33 Al llegar a Cesarea, dieron la carta al gobernador y le entregaron también a Pablo. 34 Después de leer la carta, el gobernador preguntó de dónde era Pablo; y al saber que era de Cilicia, 35 le dijo:

—Te oiré cuando vengan los que te acusan.

Luego dio orden de ponerlo bajo vigilancia en el palacio de Herodes.

23 Pablo miró a todos los de la Junta Suprema, y les dijo:

—Amigos israelitas, yo tengo la conciencia tranquila, porque hasta ahora he obedecido a Dios en todo.

Entonces Ananías, el jefe de los sacerdotes, ordenó que golpearan a Pablo en la boca. Pero Pablo le dijo:

—Es Dios quien lo va a golpear a usted, ¡hipócrita! Usted tiene que juzgarme de acuerdo con la Ley;[a] entonces, ¿por qué la desobedece ordenando que me golpeen?

Los demás judíos de la Junta le dijeron:

—¿Por qué insultas al jefe de los sacerdotes de Dios?

Pablo contestó:

—Amigos, yo no sabía que él era el jefe de los sacerdotes. La Biblia dice que no debemos hablar mal del jefe de nuestro pueblo.

Cuando Pablo vio que algunos de los judíos de la Junta eran saduceos, y que otros eran fariseos, dijo en voz alta:

—Amigos israelitas, yo soy fariseo, y muchos en mi familia también lo han sido. ¿Por qué se me juzga? ¿Por creer que los muertos pueden volver a vivir?

Apenas Pablo dijo eso, los fariseos y los saduceos comenzaron a discutir. La reunión no pudo continuar en paz, pues unos pensaban una cosa y otros otra. Los saduceos dicen que los muertos no pueden volver a vivir, y que no existen los ángeles ni los espíritus. Pero los fariseos sí creen en todo eso. Se armó entonces un gran alboroto, en el que todos gritaban. Algunos maestros de la Ley, que eran fariseos, dijeron: «No creemos que este hombre sea culpable de nada. Tal vez un ángel o un espíritu le ha hablado.»

10 El alboroto era cada vez mayor. Entonces el jefe de los soldados romanos tuvo miedo de que mataran a Pablo, y ordenó que vinieran los soldados y se lo llevaran de nuevo al cuartel.

11 A la noche siguiente, el Señor Jesús se le apareció a Pablo y le dijo: «Anímate, porque así como has hablado de mí en Jerusalén, también lo harás en Roma.»

El plan para matar a Pablo

12-14 Al día siguiente, unos cuarenta judíos se pusieron de acuerdo para matar a Pablo. Fueron entonces a ver a los sacerdotes principales y a los líderes del país, y les dijeron:

—Hemos jurado no comer ni beber nada, hasta que hayamos matado a Pablo. Que una maldición caiga sobre nosotros, si no cumplimos nuestro juramento. 15 Ahora bien, éste es nuestro plan: ustedes, y los demás judíos de la Junta Suprema, le pedirán al jefe de los soldados romanos que traiga mañana a Pablo. Díganle que desean saber más acerca de él. Nosotros, por nuestra parte, estaremos listos para matarlo antes de que llegue aquí.

16 Pero un sobrino de Pablo se dio cuenta de lo que planeaban, y fue al cuartel a avisarle. 17 Pablo llamó entonces a uno de los capitanes romanos, y le dijo:

—Este muchacho tiene algo importante que decirle al jefe de usted; llévelo con él.

18 El capitán lo llevó y le dijo a su jefe:

—El prisionero Pablo me pidió que trajera a este muchacho, pues tiene algo que decirle a usted.

19 El jefe tomó de la mano al muchacho y lo llevó a un lugar aparte. Allí le preguntó:

—¿Qué vienes a decirme?

20 El muchacho le dijo:

—Unos judíos han hecho un plan para pedirle a usted que lleve mañana a Pablo ante la Junta Suprema. Van a decirle que es para investigarlo con más cuidado. 21 Pero usted no les haga caso, porque más de cuarenta hombres estarán escondidos esperando a Pablo, y han jurado que no comerán ni beberán nada hasta matarlo, y que si no lo hacen les caerá una maldición. Ellos están ahora esperando su respuesta.

22 El jefe despidió al muchacho y le ordenó:

—No le digas a nadie lo que me has dicho.

Pablo ante el gobernador Félix

23-24 El jefe de los guardias llamó a dos de sus capitanes y les dio esta orden: «Preparen a doscientos soldados que vayan a pie, setenta soldados que vayan a caballo, y doscientos soldados con lanzas. Preparen también un caballo para Pablo. Quiero que a las nueve de la noche vayan a la ciudad de Cesarea, y que lleven a Pablo ante el gobernador Félix. Asegúrense de que a Pablo no le pase nada malo.»

25 Además, el jefe envió una carta con los soldados, la cual decía:

26 «De Claudio Lisias, para el excelentísimo gobernador Félix. Saludos.

27 »Los líderes judíos arrestaron a este hombre, y querían matarlo. Cuando supe que él es ciudadano romano,[b] fui con mis soldados y lo rescaté. 28 Luego lo llevé ante la Junta Suprema de los judíos, para saber de qué lo acusaban. 29 Así supe que lo acusaban de cuestiones que tienen que ver con la ley de ellos. Pero yo no creo que haya razón para matarlo o tenerlo en la cárcel. 30 Me he enterado también de que unos judíos planean matarlo, y por eso lo he enviado ante usted. A los judíos que lo acusan les he dicho que vayan y traten con usted el asunto que tienen contra él.»

31 Los soldados cumplieron las órdenes de su jefe, y por la noche llevaron a Pablo al cuartel de Antípatris. 32 Al día siguiente, los soldados que iban a pie regresaron al cuartel de Jerusalén, y los que iban a caballo continuaron el viaje con Pablo. 33 Cuando llegaron a Cesarea, se presentaron ante el gobernador Félix, y le entregaron a Pablo junto con la carta.

34 El gobernador leyó la carta, y luego preguntó de dónde era Pablo. Cuando supo que era de la región de Cilicia, 35 le dijo a Pablo: «Escucharé lo que tengas que decir cuando vengan los que te acusan.»

Después, el gobernador ordenó a unos soldados que se llevaran a Pablo, y que lo vigilaran bien. Los soldados lo llevaron al palacio que había construido el rey Herodes el Grande.[c]

Footnotes

  1. Hechos 23:3 Ley: Según la ley judía, ninguna persona acusada de hacer algo malo podía ser castigada antes de que se supiera si era culpable o no; cf. Levítico 19.15; Marcos 14.63-65; Juan 18.22-23. Véase Ley en el Glosario .
  2. Hechos 23:27 Ciudadano romano: Véase nota en 16.37.
  3. Hechos 23:35 Herodes el Grande construyó ese palacio, pero los gobernantes romanos en la región de Palestina lo usaron como residencia.

23 Pablo se quedó mirando fijamente al Consejo y dijo:

—Hermanos, hasta hoy yo he actuado delante de Dios con toda buena conciencia.

Ante esto, el sumo sacerdote Ananías ordenó a los que estaban cerca de Pablo que lo golpearan en la boca.

—¡Hipócrita,[a] a usted también lo va a golpear Dios! —reaccionó Pablo—. Ahí está sentado para juzgarme según la Ley, ¿y usted mismo viola la Ley al mandar que me golpeen?

Los que estaban junto a Pablo le dijeron:

—¿Cómo te atreves a insultar al sumo sacerdote de Dios?

—Hermanos, no me había dado cuenta de que es el sumo sacerdote —respondió Pablo—; de hecho, está escrito: “No hables mal del jefe de tu pueblo”.[b]

Pablo, sabiendo que unos de ellos eran saduceos y los demás fariseos, exclamó en el Consejo:

—Hermanos, yo soy fariseo de pura cepa. Me están juzgando porque he puesto mi esperanza en la resurrección de los muertos.

Apenas dijo esto, surgió un altercado entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles ni espíritus; los fariseos, en cambio, reconocen todo esto).

Se produjo un gran alboroto y algunos de los maestros de la Ley que eran fariseos se pusieron de pie y protestaron. «No encontramos ningún delito en este hombre —dijeron—. ¿Acaso no podría haberle hablado un espíritu o un ángel?». 10 Se tornó tan violento el altercado que el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo. Así que ordenó a los soldados que bajaran para sacarlo de allí por la fuerza y llevárselo al cuartel.

11 A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: «¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma».

Conspiración para matar a Pablo

12 Muy de mañana los judíos tramaron una conspiración y juraron bajo maldición no comer ni beber hasta que lograran matar a Pablo. 13 Más de cuarenta hombres estaban implicados en esta conspiración. 14 Se presentaron ante los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos y dijeron:

—Nosotros hemos jurado bajo maldición no comer nada hasta que logremos matar a Pablo. 15 Ahora, con el respaldo del Consejo, pídanle al comandante que haga comparecer al reo ante ustedes, con el pretexto de obtener información más precisa sobre su caso. Nosotros estaremos listos para matarlo en el camino.

16 Pero cuando el hijo de la hermana de Pablo se enteró de esta emboscada, entró en el cuartel y avisó a Pablo. 17 Este llamó entonces a uno de los centuriones y pidió:

—Lleve a este joven al comandante porque tiene algo que decirle.

18 Así que el centurión lo llevó al comandante y dijo:

—El preso Pablo me llamó y me pidió que trajera a este joven, porque tiene algo que decirle.

19 El comandante tomó de la mano al joven, lo llevó aparte y le preguntó:

—¿Qué quieres decirme?

20 Él contestó:

—Los judíos se han puesto de acuerdo para pedirle a usted que mañana lleve a Pablo ante el Consejo con el pretexto de obtener información más precisa acerca de él. 21 No se deje convencer, porque más de cuarenta de ellos van a tenderle una emboscada. Han jurado bajo maldición no comer ni beber hasta que hayan logrado matarlo. Ya están listos; solo aguardan a que usted prometa concederles su petición.

22 El comandante despidió al joven con esta advertencia:

—No le digas a nadie que me has informado de esto.

Trasladan a Pablo a Cesarea

23 Entonces el comandante llamó a dos de sus centuriones y ordenó:

—Alisten un destacamento de doscientos soldados de infantería, setenta de caballería y doscientos lanceros para que vayan a Cesarea esta noche a las nueve.[c] 24 Y preparen cabalgaduras para llevar a Pablo sano y salvo al gobernador Félix.

25 Además, escribió una carta en estos términos:

26 Claudio Lisias,

a su excelencia el gobernador Félix:

Saludos.

27 Los judíos tomaron a este hombre y estaban a punto de matarlo, pero yo llegué con mis soldados y lo rescaté, porque me había enterado de que es ciudadano romano. 28 Yo quería saber de qué lo acusaban, así que lo llevé al Consejo judío. 29 Descubrí que lo acusaban de algunas cuestiones de su Ley, pero no había contra él cargo alguno que mereciera la muerte o la cárcel. 30 Cuando me informaron que se tramaba una conspiración contra este hombre, decidí enviarlo a usted enseguida. También ordené a sus acusadores que expusieran delante de usted los cargos que tengan contra él.

31 Así que los soldados, según se les había ordenado, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche hasta Antípatris. 32 Al día siguiente dejaron que la caballería siguiera con él mientras ellos volvían al cuartel. 33 Cuando la caballería llegó a Cesarea, entregaron la carta al gobernador y le presentaron también a Pablo. 34 Félix leyó la carta y preguntó de qué provincia era. Al enterarse de que Pablo era de Cilicia, 35 le dijo: «Te daré audiencia cuando lleguen tus acusadores». Y ordenó que lo dejaran bajo custodia en el palacio de Herodes.

Footnotes

  1. 23:3 Hipócrita. Lit. Pared blanqueada.
  2. 23:5 Éx 22:28.
  3. 23:23 esta … nueve. Lit. a la tercera hora de la noche.

23 Paul looked straight at the Sanhedrin(A) and said, “My brothers,(B) I have fulfilled my duty to God in all good conscience(C) to this day.” At this the high priest Ananias(D) ordered those standing near Paul to strike him on the mouth.(E) Then Paul said to him, “God will strike you, you whitewashed wall!(F) You sit there to judge me according to the law, yet you yourself violate the law by commanding that I be struck!”(G)

Those who were standing near Paul said, “How dare you insult God’s high priest!”

Paul replied, “Brothers, I did not realize that he was the high priest; for it is written: ‘Do not speak evil about the ruler of your people.’[a](H)

Then Paul, knowing that some of them were Sadducees(I) and the others Pharisees, called out in the Sanhedrin, “My brothers,(J) I am a Pharisee,(K) descended from Pharisees. I stand on trial because of the hope of the resurrection of the dead.”(L) When he said this, a dispute broke out between the Pharisees and the Sadducees, and the assembly was divided. (The Sadducees say that there is no resurrection,(M) and that there are neither angels nor spirits, but the Pharisees believe all these things.)

There was a great uproar, and some of the teachers of the law who were Pharisees(N) stood up and argued vigorously. “We find nothing wrong with this man,”(O) they said. “What if a spirit or an angel has spoken to him?”(P) 10 The dispute became so violent that the commander was afraid Paul would be torn to pieces by them. He ordered the troops to go down and take him away from them by force and bring him into the barracks.(Q)

11 The following night the Lord stood near Paul and said, “Take courage!(R) As you have testified about me in Jerusalem, so you must also testify in Rome.”(S)

The Plot to Kill Paul

12 The next morning some Jews formed a conspiracy(T) and bound themselves with an oath not to eat or drink until they had killed Paul.(U) 13 More than forty men were involved in this plot. 14 They went to the chief priests and the elders and said, “We have taken a solemn oath not to eat anything until we have killed Paul.(V) 15 Now then, you and the Sanhedrin(W) petition the commander to bring him before you on the pretext of wanting more accurate information about his case. We are ready to kill him before he gets here.”

16 But when the son of Paul’s sister heard of this plot, he went into the barracks(X) and told Paul.

17 Then Paul called one of the centurions and said, “Take this young man to the commander; he has something to tell him.” 18 So he took him to the commander.

The centurion said, “Paul, the prisoner,(Y) sent for me and asked me to bring this young man to you because he has something to tell you.”

19 The commander took the young man by the hand, drew him aside and asked, “What is it you want to tell me?”

20 He said: “Some Jews have agreed to ask you to bring Paul before the Sanhedrin(Z) tomorrow on the pretext of wanting more accurate information about him.(AA) 21 Don’t give in to them, because more than forty(AB) of them are waiting in ambush for him. They have taken an oath not to eat or drink until they have killed him.(AC) They are ready now, waiting for your consent to their request.”

22 The commander dismissed the young man with this warning: “Don’t tell anyone that you have reported this to me.”

Paul Transferred to Caesarea

23 Then he called two of his centurions and ordered them, “Get ready a detachment of two hundred soldiers, seventy horsemen and two hundred spearmen[b] to go to Caesarea(AD) at nine tonight.(AE) 24 Provide horses for Paul so that he may be taken safely to Governor Felix.”(AF)

25 He wrote a letter as follows:

26 Claudius Lysias,

To His Excellency,(AG) Governor Felix:

Greetings.(AH)

27 This man was seized by the Jews and they were about to kill him,(AI) but I came with my troops and rescued him,(AJ) for I had learned that he is a Roman citizen.(AK) 28 I wanted to know why they were accusing him, so I brought him to their Sanhedrin.(AL) 29 I found that the accusation had to do with questions about their law,(AM) but there was no charge against him(AN) that deserved death or imprisonment. 30 When I was informed(AO) of a plot(AP) to be carried out against the man, I sent him to you at once. I also ordered his accusers(AQ) to present to you their case against him.

31 So the soldiers, carrying out their orders, took Paul with them during the night and brought him as far as Antipatris. 32 The next day they let the cavalry(AR) go on with him, while they returned to the barracks.(AS) 33 When the cavalry(AT) arrived in Caesarea,(AU) they delivered the letter to the governor(AV) and handed Paul over to him. 34 The governor read the letter and asked what province he was from. Learning that he was from Cilicia,(AW) 35 he said, “I will hear your case when your accusers(AX) get here.” Then he ordered that Paul be kept under guard(AY) in Herod’s palace.

Footnotes

  1. Acts 23:5 Exodus 22:28
  2. Acts 23:23 The meaning of the Greek for this word is uncertain.