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Pablo y el comandante romano

22 Hasta aquí todos habían escuchado con atención; pero en ese momento comenzaron a gritar:

— ¡Fuera con él! ¡No merece vivir!

23 Como no dejaban de vociferar, de agitar sus mantos y de arrojar polvo al aire, 24 el comandante mandó que metieran a Pablo en la fortaleza y lo azotasen, a ver si confesaba y de esa forma era posible averiguar la razón del griterío contra él.

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