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35 Siempre les enseñé, y ustedes lo aprendieron, que a los necesitados se les ayuda trabajando como he trabajado yo, y recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Hay más bendición en dar que en recibir.”»

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17 Dar algo al pobre es dárselo al Señor;
el Señor sabe pagar el bien que se hace.

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31 Oprimir al pobre es afrentar al Creador;
tener misericordia del pobre es honrar a Dios.

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14 La dádiva discreta calma el enojo;
el don disimulado apacigua la furia.

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El hombre bueno es compasivo y generoso;
todos sus negocios los maneja con justicia,
y por eso nunca tendrá tropiezos.
El hombre justo siempre será recordado;
vivirá sin temor a las malas noticias,
y su corazón estará firme y confiando en el Señor.
Su corazón estará tranquilo, sin ningún temor,
y llegará a ver la caída de sus enemigos.
El justo comparte con los pobres lo que tiene;
su justicia permanece para siempre,(A)
y con mucha honra puede ostentar su poder.

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Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón, y no debe dar con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama a quien da con alegría.

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»Más bien, el ayuno que yo quiero es que se desaten las ataduras de la impiedad, que se suelten las cargas de la opresión, que se ponga en libertad a los oprimidos, ¡y que se rompa todo yugo! Ayunar es que compartas tu pan con quien tiene hambre, que recibas en tu casa a los pobres vagabundos, que cubras al que veas desnudo, ¡y que no le des la espalda a tu hermano! Si actúas así, entonces tu luz brillará como el alba, y muy pronto tus heridas sanarán; la justicia será tu vanguardia, y la gloria del Señor será tu retaguardia.

»Entonces clamarás, y el Señor te responderá; lo invocarás, y él te dirá: “Aquí estoy. Si quitas de tu medio el yugo, el dedo amenazador, y el lenguaje hueco; 10 y si compartes tu pan con el hambriento y satisfaces el hambre de los afligidos, entonces tu luz brillará entre las tinieblas, y la oscuridad que te rodea será como el mediodía.” 11 Entonces yo, el Señor, te guiaré siempre, y en tiempos de sequía satisfaré tu sed; infundiré nuevas fuerzas a tus huesos, y serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas nunca faltarán.

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