Hechos 2:1-21
Reina-Valera 1995
La venida del Espíritu Santo
2 Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos. 2 De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran.
5 Vivían entonces en Jerusalén judíos piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Al oír este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. 7 Estaban atónitos y admirados, diciendo:
—Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, los oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia, 10 Frigia y Panfilia, Egipto y las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
12 Estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros:
—¿Qué quiere decir esto?
13 Pero otros, burlándose, decían:
—Están borrachos.
Primer discurso de Pedro
14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: «Judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras, 15 pues estos no están borrachos, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16 Pero esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 »“En los postreros días —dice Dios—,
derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
vuestros jóvenes verán visiones
y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas, en aquellos días
derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré prodigios arriba en el cielo
y señales abajo en la tierra,
sangre, fuego y vapor de humo;
20 el sol se convertirá en tinieblas
y la luna en sangre,
antes que venga el día del Señor,
grande y glorioso.
21 Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”.
Copyright © 1995 by United Bible Societies