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34 Pero al darse cuenta el gentío de que Alejandro era judío, se pusieron a gritar de nuevo:

―¡Grande es Artemisa de los efesios!

Y la gritería duró dos horas.

35 Cuando al fin el alcalde pudo acallar a la gente lo suficiente para poder hablar, dijo:

―Varones efesios, todo el mundo sabe que Éfeso es la guardiana del templo de la gran diosa Artemisa, cuya imagen cayó del cielo. 36 Como esto es un hecho que nadie puede negar, ustedes no tienen por qué perder los estribos ni deben obrar precipitadamente.

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