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28 pero Pablo le gritó:

—¡No te hagas daño! ¡Todos estamos aquí!

29 El carcelero le dijo a alguien que trajera luz, corrió adentro y temblando de miedo cayó delante de Pablo y Silas. 30 Entonces los llevó afuera y les dijo:

—¿Qué debo hacer para ser salvo?

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