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26 De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos(A). Al instante se abrieron todas las puertas(B) y las cadenas de todos se soltaron(C). 27 Al despertar el carcelero(D) y ver abiertas todas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar(E), creyendo que los prisioneros se habían escapado. 28 Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: «No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí».

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