Add parallel Print Page Options

III.— TESTIGOS HASTA LOS CONFINES DE LA TIERRA (13—28)

Primer viaje misionero de Pablo y Bernabé (13,1—14,28)

Bernabé y Pablo enviados a misionar

13 Había en la iglesia de Antioquía varios profetas y maestros; a saber, Bernabé, Simeón, apodado el Negro; Lucio de Cirene, Manaén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo. Un día de ayuno, mientras celebraban el culto al Señor, dijo el Espíritu Santo:

— Apártenme a Bernabé y a Saulo para la tarea que les he encomendado.

Entonces, después de haber ayunado y haber hecho oración, les impusieron las manos y los despidieron.

Anuncio de la buena nueva en Chipre

Investidos de esta misión por el Espíritu Santo, Bernabé y Saulo llegaron a Seleucia, donde se embarcaron rumbo a Chipre. A su llegada a Salamina comenzaron a proclamar el mensaje de Dios en las sinagogas judías. Como colaborador llevaban a Juan. Recorrieron toda la isla hasta Pafos. Allí se encontraron con un mago judío llamado Barjesús, que se hacía pasar por profeta. Pertenecía al séquito de Sergio Paulo, el procónsul, hombre inteligente que había mandado llamar a Bernabé y a Saulo con el deseo de oír el mensaje de Dios. Pronto se les opuso Elimas, el mago (tal es el significado de su nombre), intentando apartar de la fe al procónsul. Por lo cual, Saulo, conocido también por Pablo, lleno del Espíritu Santo, lo miró fijamente 10 y le dijo:

— ¡Embaucador, embustero redomado, engendro del diablo, enemigo del bien! ¿Hasta cuándo vas a falsear la verdad limpia y llana del Señor? 11 Pues mira, el Señor va a castigarte: te dejará ciego y durante algún tiempo no verás la luz del sol.

Dicho y hecho: Elimas quedó sumido en la más completa oscuridad y se movía a tientas buscando una mano que lo guiara. 12 Cuando el procónsul vio lo ocurrido, no dudó en abrazar la fe, profundamente impresionado por lo que se le había enseñado acerca del Señor.

En Antioquía de Pisidia

13 Pablo y sus compañeros se dirigieron por mar desde Pafos hasta Perge, ciudad de Panfilia. Pero Juan se separó allí de ellos y regresó a Jerusalén. 14 Desde Perge continuaron su viaje hasta llegar a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. 15 Después de la lectura de la ley y los profetas, los jefes de la sinagoga los invitaron a intervenir:

— Hermanos —les dijeron—, si tienen algún mensaje que comunicar a los asistentes, pueden hablar ahora.

Discurso de Pablo

16 Pablo se levantó y, haciendo con la mano ademán de silencio, comenzó así:

— Escúchenme, israelitas, y ustedes los que, sin serlo, rinden culto a Dios. 17 El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros antepasados, engrandeció a este pueblo durante su estancia en Egipto y lo sacó de allí con su gran poder. 18 Los soportó durante cerca de cuarenta años en el desierto, 19 y aniquiló siete naciones en el territorio de Canaán con el fin de entregárselo como herencia a los israelitas. 20 Todo esto duró unos cuatrocientos cincuenta años. Después los guió por medio de caudillos hasta la época del profeta Samuel. 21 Luego solicitaron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis. Era Saúl miembro de la tribu de Benjamín, y reinó durante cuarenta años. 22 Después Dios lo destituyó y les puso como rey a David, acerca del cual manifestó: He encontrado que David, hijo de Jesé, es un hombre de mi agrado, que cumplirá todo cuanto quiero. 23 Y Dios, de acuerdo con su promesa, hizo surgir de su linaje un salvador para Israel, Jesús. 24 Previamente Juan, como precursor, proclamó un bautismo que sirviera como señal de conversión para todo el pueblo israelita. 25 Próximo ya el final de su carrera, decía Juan: “¿Quién piensan ustedes que soy? Por supuesto no el que esperan, pues ni siquiera soy digno de desatar el calzado a quien viene después de mí”.

26 Hermanos, los que son descendientes de Abrahán y los que, sin serlo, viven entre ustedes rindiendo culto a Dios: vean que a nosotros se nos ha confiado este mensaje de salvación. 27 Los ciudadanos de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús y lo condenaron, cumpliendo así los anuncios de los profetas, que todos los sábados se leen en la sinagoga. 28 Y sin hallar en él causa alguna de muerte, lo entregaron a Pilato para que mandara ajusticiarlo. 29 Y cuando llevaron a cabo todo lo que estaba escrito sobre él, lo bajaron del madero y lo depositaron en un sepulcro. 30 Pero Dios lo resucitó triunfante de la muerte. 31 Él después se apareció durante un buen número de días a quienes lo habían acompañado desde Galilea a Jerusalén. Ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.

32 En cuanto a nosotros, estamos aquí para anunciarles la buena nueva referente a la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados, 33 y que ahora ha cumplido en favor de nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo; hoy te he engendrado. 34 Que Dios lo resucitó triunfante de la muerte, de modo que jamás pueda ya experimentar la corrupción, está así afirmado en la Escritura: Les cumpliré las firmes promesas que hice a David. 35 Y en otro lugar lo confirma: No permitirás que tu fiel servidor sufra la corrupción. 36 Por lo que respecta a David, después de haber estado al servicio del plan de Dios durante su vida, falleció, se reunió con sus antepasados y experimentó la corrupción. 37 Pero aquel a quien Dios resucitó, no experimentó la corrupción. 38 Y deben saber, hermanos, que gracias a él se les anuncia hoy a ustedes el perdón de los pecados. Por la ley de Moisés no tenían posibilidad alguna de recuperar la amistad divina; 39 pero ahora, todo el que cree en él puede recuperar esa amistad. 40 Por tal razón, cuídense de que no se cumpla en ustedes aquella predicción profética:

41 ¡Contemplen esto, engreídos,
y que el estupor los haga desaparecer!
Voy a realizar una obra tal en este tiempo,
que ustedes no la creerán cuando se la cuenten.

Los judíos rechazan el mensaje mientras los paganos lo acogen

42 Cuando Pablo y Bernabé salían de la sinagoga, fueron invitados a volver el sábado siguiente para seguir hablando de estos mismos temas. 43 Se disolvió así la reunión; pero muchos judíos y prosélitos practicantes continuaron en compañía de Pablo y Bernabé, que trataban de convencerlos con sus exhortaciones a que permaneciesen fieles al don recibido de Dios.

44 El sábado siguiente se congregó casi toda la ciudad para escuchar el mensaje del Señor. 45 Pero al ver los judíos tal multitud, se llenaron de envidia y trataban de contrarrestar con insultos los razonamientos de Pablo. 46 En vista de ello, Pablo y Bernabé les dijeron sin miramientos:

— Era nuestro deber anunciarles primero a ustedes el mensaje de Dios. Pero ya que lo rechazan y ustedes mismos se descalifican para la vida eterna, nos dedicaremos de lleno a los no judíos. 47 Así nos lo ha indicado el Señor:

Te he puesto como luz de las naciones
y como portador de salvación
para el mundo entero.

48 Cuando los no judíos oyeron esto, se alegraron sobremanera y no cesaban de alabar el mensaje del Señor. Y todos los que estaban destinados a la vida eterna abrazaron la fe. 49 El mensaje del Señor se extendió por toda aquella región. 50 Pero los judíos excitaron los ánimos de las damas piadosas y distinguidas, así como de los altos personajes de la ciudad, y organizaron una persecución contra Pablo y Bernabé hasta conseguir arrojarlos de su territorio. 51 Estos, a su vez, sacudieron contra ellos el polvo de sus pies en señal de protesta y emprendieron la marcha hacia Iconio, 52 en tanto que los discípulos quedaban muy gozosos y llenos del Espíritu Santo.

13 Und in Antiochia waren in der dortigen Gemeinde einige Propheten und Lehrer, nämlich Barnabas und Simeon, genannt Niger, und Lucius von Kyrene und Manahen, der mit dem Vierfürsten Herodes erzogen worden war, und Saulus.

Als sie nun dem Herrn dienten und fasteten, sprach der Heilige Geist: Sondert mir Barnabas und Saulus aus zu dem Werk, zu dem ich sie berufen habe!

Da fasteten und beteten sie, legten ihnen die Hände auf und ließen sie ziehen.

Barnabas und Saulus verkündigen das Evangelium auf Zypern

Diese nun, ausgesandt vom Heiligen Geist, zogen hinab nach Seleucia und fuhren von dort mit dem Schiff nach Zypern.

Und als sie in Salamis angekommen waren, verkündigten sie das Wort Gottes in den Synagogen der Juden. Sie hatten aber auch Johannes als Diener.

Und als sie die Insel bis nach Paphos durchzogen hatten, trafen sie einen Zauberer und falschen Propheten an, einen Juden namens Bar-Jesus,

der sich bei dem Statthalter Sergius Paulus aufhielt, einem verständigen Mann. Dieser ließ Barnabas und Saulus holen und wünschte das Wort Gottes zu hören.

Doch Elymas, der Zauberer (denn so wird sein Name übersetzt), leistete ihnen Widerstand und suchte den Statthalter vom Glauben abzuhalten.

Saulus aber, der auch Paulus[a] heißt, voll Heiligen Geistes, blickte ihn fest an

10 und sprach: O du Sohn des Teufels, voll von aller List und aller Bosheit, du Feind aller Gerechtigkeit, wirst du nicht aufhören, die geraden Wege des Herrn zu verkehren?

11 Und nun siehe, die Hand des Herrn kommt über dich, und du wirst eine Zeit lang blind sein und die Sonne nicht sehen! Augenblicklich aber fiel Dunkel und Finsternis auf ihn, und er tappte umher und suchte Leute, die ihn führen könnten.

12 Als nun der Statthalter sah, was geschehen war, wurde er gläubig, betroffen von der Lehre des Herrn.

13 Paulus und seine Gefährten aber fuhren von Paphos ab und kamen nach Perge in Pamphylien; Johannes trennte sich jedoch von ihnen und kehrte nach Jerusalem zurück.

Die Verkündigung des Paulus vor den Juden von Antiochia in Pisidien

14 Sie aber zogen von Perge weiter und kamen nach Antiochia in Pisidien und gingen am Sabbattag in die Synagoge und setzten sich.

15 Und nach der Vorlesung des Gesetzes und der Propheten ließen die Obersten der Synagoge ihnen sagen: Ihr Männer und Brüder, wenn ihr ein Wort der Ermahnung an das Volk habt, so redet!

16 Da stand Paulus auf und gab ein Zeichen mit der Hand und sprach: Ihr israelitischen Männer, und die ihr Gott fürchtet[b], hört zu!

17 Der Gott dieses Volkes Israel erwählte unsere Väter und erhöhte das Volk, als sie Fremdlinge waren im Land Ägypten; und mit erhobenem Arm führte er sie von dort heraus.

18 Und er ertrug ihre Art etwa 40 Jahre lang in der Wüste;

19 und er vertilgte sieben Heidenvölker im Land Kanaan und teilte unter sie deren Land nach dem Los.

20 Und danach, während etwa 450 Jahren, gab er ihnen Richter bis zu Samuel, dem Propheten.

21 Und von da an begehrten sie einen König, und Gott gab ihnen Saul, den Sohn des Kis, einen Mann aus dem Stamm Benjamin, 40 Jahre lang.

22 Und nachdem er ihn abgesetzt hatte, erweckte er ihnen David zum König, von dem er auch Zeugnis gab und sprach: »Ich habe David gefunden, den Sohn des Isai, einen Mann nach meinem Herzen, der allen meinen Willen tun wird«.[c]

23 Von dessen Samen[d] hat nun Gott nach der Verheißung für Israel Jesus als Retter erweckt,

24 nachdem Johannes vor seinem Auftreten dem ganzen Volk Israel eine Taufe der Buße verkündigt hatte.

25 Als aber Johannes seinen Lauf vollendete, sprach er: Wer meint ihr, dass ich sei? Ich bin es nicht; doch siehe, es kommt einer nach mir, für den ich nicht gut genug bin, die Schuhe von seinen Füßen zu lösen!

26 Ihr Männer und Brüder, Söhne des Geschlechtes Abrahams, und die unter euch, die Gott fürchten, zu euch ist dieses Wort des Heils gesandt.

27 Denn die, welche in Jerusalem wohnen, und ihre Obersten haben diesen nicht erkannt und haben die Stimmen der Propheten, die an jedem Sabbat gelesen werden, durch ihren Urteilsspruch erfüllt.

28 Und obgleich sie keine Todesschuld fanden, verlangten sie doch von Pilatus, dass er hingerichtet werde.

29 Und nachdem sie alles vollendet hatten, was von ihm geschrieben steht, nahmen sie ihn vom Holz herab und legten ihn in ein Grab.

30 Gott aber hat ihn aus den Toten auferweckt.

31 Und er ist mehrere Tage hindurch denen erschienen, die mit ihm aus Galiläa nach Jerusalem hinaufgezogen waren, welche seine Zeugen sind vor dem Volk.

32 Und wir verkündigen euch das Evangelium, dass Gott die den Vätern zuteilgewordene Verheißung an uns, ihren Kindern, erfüllt hat, indem er Jesus erweckte[e],

33 wie auch im zweiten Psalm geschrieben steht: »Du bist mein Sohn, heute habe ich dich gezeugt«.[f]

34 Dass er ihn aber aus den Toten auferweckte, sodass er nicht mehr zur Verwesung zurückkehren sollte, hat er so ausgesprochen: »Ich will euch die heiligen [Gnaden-]Güter Davids geben, die zuverlässig sind«.[g]

35 Darum spricht er auch an einer anderen Stelle: »Du wirst nicht zulassen, dass dein Heiliger die Verwesung sieht«.[h]

36 Denn David ist entschlafen, nachdem er seinem Geschlecht nach dem Willen Gottes gedient hat; und er ist zu seinen Vätern versammelt worden und hat die Verwesung gesehen.

37 Der aber, den Gott auferweckte, hat die Verwesung nicht gesehen.

38 So sollt ihr nun wissen, ihr Männer und Brüder, dass euch durch diesen Vergebung der Sünden verkündigt wird;

39 und von allem, wovon ihr durch das Gesetz Moses nicht gerechtfertigt werden konntet, wird durch diesen jeder gerechtfertigt, der glaubt.

40 So habt nun acht, dass nicht über euch kommt, was in den Propheten gesagt ist:

41 »Seht, ihr Verächter, und verwundert euch und werdet zunichte, denn ich tue ein Werk in euren Tagen, ein Werk, dem ihr nicht glauben würdet, wenn es euch jemand erzählte!«[i]

Die Juden widerstehen dem Evangelium – die Heiden nehmen es an

42 Als aber die Juden aus der Synagoge gegangen waren, baten die Heiden darum, dass ihnen diese Worte [auch] am nächsten Sabbat verkündigt würden.

43 Nachdem aber die Synagogenversammlung sich aufgelöst hatte, folgten viele Juden und gottesfürchtige Proselyten dem Paulus und Barnabas nach, die zu ihnen redeten und sie ermahnten, bei der Gnade Gottes zu bleiben.

44 Am folgenden Sabbat aber versammelte sich fast die ganze Stadt, um das Wort Gottes zu hören.

45 Als die Juden jedoch die Volksmenge sahen, wurden sie voll Eifersucht und widersetzten sich dem, was Paulus sagte, indem sie widersprachen und lästerten.

46 Da sagten Paulus und Barnabas freimütig: Euch musste das Wort Gottes zuerst verkündigt werden; da ihr es aber von euch stoßt und euch selbst des ewigen Lebens nicht würdig achtet, siehe, so wenden wir uns zu den Heiden.

47 Denn so hat uns der Herr geboten: »Ich habe dich zum Licht für die Heiden gesetzt, damit du zum Heil seist bis an das Ende der Erde!«[j]

48 Als die Heiden das hörten, wurden sie froh und priesen das Wort des Herrn, und es wurden alle die gläubig, die zum ewigen Leben bestimmt waren.

49 Das Wort des Herrn aber wurde durch das ganze Land getragen.

50 Aber die Juden reizten die gottesfürchtigen Frauen und die Angesehenen und die Vornehmsten der Stadt auf, und sie erregten eine Verfolgung gegen Paulus und Barnabas und vertrieben sie aus ihrem Gebiet.

51 Da schüttelten diese den Staub von ihren Füßen gegen sie und gingen nach Ikonium.

52 Die Jünger aber wurden voll Freude und Heiligen Geistes.

Footnotes

  1. (13,9) lateinisch: »der Kleine / Geringe«.
  2. (13,16) Damit sind Heiden gemeint, die den Gott Israels verehrten, ohne zum Judentum überzutreten (vgl. V. 26).
  3. (13,22) vgl. Ps 89,21; 1Sam 13,14.
  4. (13,23) od. Nachkommen.
  5. (13,32) od. aufstehen ließ, vgl. Apg 2,30; 3,22. 26; 7,37.
  6. (13,33) Ps 2,7.
  7. (13,34) Jes 55,3.
  8. (13,35) Ps 16,10.
  9. (13,41) Hab 1,5.
  10. (13,47) Jes 49,6.