Hechos 11
Reina-Valera 1995
Informe de Pedro a la iglesia de Jerusalén
11 Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. 2 Por eso, cuando Pedro subió a Jerusalén, discutían con él los que eran de la circuncisión, 3 diciendo:
—¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos y has comido con ellos?
4 Entonces comenzó Pedro a contarles de forma ordenada lo sucedido, diciendo:
5 —Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y tuve en éxtasis una visión: algo semejante a un gran lienzo suspendido por las cuatro puntas, que bajaba del cielo y llegaba hasta mí. 6 Cuando fijé los ojos en él, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, fieras, reptiles y aves del cielo. 7 Y oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come.” 8 Yo dije: “Señor, no; porque ninguna cosa común o impura entró jamás en mi boca.” 9 Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.” 10 Esto se repitió tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo. 11 En aquel instante llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea. 12 Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un hombre, 13 quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel que, puesto en pie, le dijo: “Envía hombres a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; 14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú y toda tu casa.” 15 Cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como también sobre nosotros al principio. 16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: “Juan ciertamente bautizó en agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.” 17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiera estorbar a Dios?
18 Entonces, oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo:
—¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
La iglesia en Antioquía
19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin hablar a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. 20 Pero había entre ellos unos de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. 21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.
22 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén, y enviaron a Bernabé para que fuera hasta Antioquía. 23 Éste, cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortó a todos a que con propósito de corazón permanecieran fieles al Señor. 24 Era un varón bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.
25 Después fue Bernabé a Tarso en busca de Saulo; y cuando lo halló, lo llevó a Antioquía. 26 Se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente. A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
27 En aquellos días, unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. 28 Y levantándose uno de ellos llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sobrevino en tiempo de Claudio. 29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar un socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
Atti 11
La Nuova Diodati
11 Or gli apostoli e i fratelli che erano in Giudea vennero a sapere che anche i gentili avevano ricevuto la parola di Dio.
2 E, quando Pietro salí a Gerusalemme, quelli che erano circoncisi contendevano con lui
3 dicendo: «Tu sei entrato in casa di uomini incirconcisi e hai mangiato con loro!».
4 Ma Pietro cominciando dall'inizio, spiegò loro per ordine come si erano svolti i fatti dicendo:
5 «Io stavo pregando nella città di Ioppe, quando fui rapito in estasi ed ebbi una visione: un oggetto, simile a un gran lenzuolo tenuto per i quattro capi, scendeva come se fosse calato giú dal cielo e giunse fino a me.
6 Guardandovi attentamente dentro scorsi e vidi quadrupedi, fiere, rettili della terra e uccelli del cielo.
7 E udii una voce che mi diceva: "Pietro, alzati, ammazza e mangia".
8 Ma io dissi: "Niente affatto, Signore, poiché non mi è mai entrato in bocca nulla di impuro o di contaminato".
9 Ma la voce mi rispose per la seconda volta dal cielo: "Le cose che Dio ha purificato, non farle tu impure".
10 E ciò accadde per tre volte, poi ogni cosa fu di nuovo ritirata in cielo.
11 In quello stesso momento tre uomini, mandati a me da Cesarea, si presentarono alla casa dove mi trovavo.
12 E lo Spirito mi disse di andare con loro, senza avere alcuna esitazione. Or con me vennero anche questi sei fratelli, e cosí entrammo nella casa di quell'uomo.
13 Egli ci raccontò come aveva visto presentarsi un angelo in casa sua e dirgli: "Manda degli uomini a Ioppe e fa' chiamare Simone, soprannominato Pietro.
14 Egli ti dirà parole, per mezzo delle quali sarai salvato tu e tutta la tua casa".
15 Avevo appena cominciato a parlare quando lo Spirito Santo discese su di loro, come era sceso al principio su di noi.
16 Mi ricordai allora della parola del Signore che diceva: "Giovanni ha battezzato con acqua, ma voi sarete battezzati con lo Spirito Santo".
17 Se dunque Dio ha dato loro lo stesso dono che abbiamo ricevuto noi, che abbiamo creduto nel Signore Gesú Cristo, chi ero io da potermi opporre a Dio?».
18 Udite queste cose, essi si calmarono e glorificavano Dio, dicendo: «Dio dunque ha concesso il ravvedimento anche ai gentili per ottenere la vita!».
19 Or coloro che erano stati dispersi a motivo della persecuzione iniziata con Stefano, arrivarono fino alla Fenicia, a Cipro e ad Antiochia, annunziando la parola a nessun altro, se non ai soli Giudei.
20 Or alcuni di loro originari di Cipro e di Cirene, arrivati ad Antiochia, iniziarono a parlare ai Greci, annunziando il Signore Gesú.
21 E la mano del Signore era con loro; e un gran numero credette e si convertí al Signore.
22 La notizia di questo pervenne agli orecchi della chiesa che era in Gerusalemme; ed essi inviarono Barnaba, perché andasse fino ad Antiochia.
23 Quando egli giunse, vista la grazia di Dio, si rallegrò e esortava tutti a rimanere fedeli al Signore con fermo proponimento di cuore,
24 perché egli era un uomo dabbene, pieno di Spirito Santo e di fede. E un gran numero di persone fu aggiunto al Signore.
25 Poi Barnaba partí per andare a Tarso in cerca di Saulo e, trovatolo, lo condusse ad Antiochia.
26 E per un anno intero essi si radunarono con la chiesa e ammaestrarono un gran numero di gente; e, per la prima volta ad Antiochia, i discepoli furono chiamati Cristiani.
27 In quei giorni, alcuni profeti scesero da Gerusalemme ad Antiochia.
28 E uno di loro, di nome Agabo, si alzò e per lo Spirito predisse che ci sarebbe stata una grande carestia in tutto il mondo; e questa avvenne poi sotto Claudio Cesare.
29 Allora i discepoli, ciascuno secondo le proprie possibilità, decisero di mandare una sovvenzione ai fratelli che abitavano in Giudea.
30 E questo essi fecero, inviandola agli anziani per mezzo di Barnaba e di Saulo.
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Copyright © 1991 by La Buona Novella s.c.r.l.