Y Saulo estaba de completo acuerdo con ellos en su muerte(A).

Saulo persigue a la iglesia

En aquel día se desató una gran persecución en contra de la iglesia(B) en Jerusalén, y todos fueron esparcidos(C) por las regiones de Judea y Samaria(D), excepto los apóstoles. Y algunos hombres piadosos sepultaron a Esteban, y lloraron a gran voz[a] por él. Pero Saulo hacía estragos en la iglesia(E) entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los echaba en[b] la cárcel(F).

Predicación de Felipe en Samaria

Así que los que habían sido esparcidos(G) iban predicando[c] la palabra(H). Felipe(I), descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo[d]. Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales[e] que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, estos salían de ellos(J) gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados(K). Y había gran regocijo(L) en aquella ciudad.

Simón el mago

Y cierto hombre llamado Simón, hacía tiempo que estaba ejerciendo la magia(M) en la ciudad y asombrando a la gente de Samaria, pretendiendo ser un gran personaje(N); 10 y todos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención, diciendo: Este es el que se llama el Gran Poder de Dios(O). 11 Le prestaban atención porque por mucho tiempo los había asombrado con sus artes mágicas(P). 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios(Q) y el nombre de Cristo Jesús, se bautizaban(R), tanto hombres como mujeres. 13 Y aun Simón mismo creyó; y después de bautizarse, continuó con Felipe, y estaba atónito al ver las señales(S) y los grandes milagros(T) que se hacían.

Pedro y Juan en Samaria

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén(U) oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan(V), 15 quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo(W), 16 pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos(X); solo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús(Y). 17 Entonces les imponían(Z) las manos, y recibían el Espíritu Santo(AA). 18 Cuando Simón vio que el Espíritu se daba por la imposición de las manos de los apóstoles, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí esta autoridad, de manera que todo aquel sobre quien ponga mis manos reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le dijo: Que tu plata perezca[f] contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero(AB). 21 No tienes parte ni suerte(AC) en este asunto[g], porque tu corazón no es recto delante de Dios(AD). 22 Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón(AE). 23 Porque veo que estás en hiel de amargura y en cadena[h] de iniquidad(AF). 24 Pero Simón respondió y dijo: Rogad vosotros al Señor por mí, para que no me sobrevenga nada de lo que habéis dicho.

25 Y ellos, después de haber testificado solemnemente(AG) y hablado la palabra del Señor(AH), iniciaron el regreso a Jerusalén anunciando el evangelio(AI) en muchas aldeas de los samaritanos(AJ).

Felipe y el etíope eunuco

26 Un ángel del Señor(AK) habló a Felipe(AL), diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza(AM). (Este es un camino desierto[i].) 27 Él se levantó y fue; y he aquí, había un[j] eunuco etíope(AN), alto oficial de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba encargado de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar(AO). 28 Regresaba sentado en su carruaje, y leía al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo(AP) a Felipe: Ve y júntate a ese carruaje. 30 Cuando Felipe se acercó corriendo, le oyó leer al profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees? 31 Y él respondió: ¿Cómo podré, a menos que alguien me guíe? E invitó a Felipe a que subiera y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este:

(AQ)Como oveja fue llevado al matadero;
y como cordero, mudo delante del que lo trasquila,
no abre Él su boca.
33 En su humillación no se le hizo justicia[k];
¿quién contará[l] su generación[m]?
Porque su vida es quitada de la tierra.

34 El eunuco respondió a Felipe y dijo: Te ruego que me digas, ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe abrió su boca(AR), y comenzando desde esta Escritura, le anunció el evangelio(AS) de Jesús(AT). 36 Yendo por el camino, llegaron a un lugar donde había agua; y el eunuco dijo*: Mira, agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado(AU)? 37 [n]Y Felipe dijo: Si crees con todo tu corazón, puedes. Respondió él y dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carruaje; ambos descendieron al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. 39 Al salir ellos del agua, el Espíritu del Señor arrebató(AV) a Felipe; y no lo vio más el eunuco, que continuó su camino gozoso. 40 Mas Felipe se encontró[o] en Azoto[p](AW), y por donde pasaba, anunciaba el evangelio en todas las ciudades(AX), hasta que llegó a Cesarea(AY).

Conversión de Saulo

Saulo (AZ), respirando todavía amenazas[q] y muerte contra los discípulos del Señor(BA), fue al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas(BB) de Damasco(BC), para que si encontraba algunos que pertenecieran al Camino(BD), tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén(BE). (BF)Y sucedió que mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció en su derredor una luz del cielo(BG); y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues(BH)? Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y Él respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues; levántate[r], entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer(BI). Los hombres que iban con él se detuvieron atónitos[s](BJ), oyendo la voz[t](BK), pero sin ver a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada(BL); y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco(BM). Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

Ananías visita a Saulo

10 Había en Damasco(BN) cierto discípulo llamado Ananías(BO); y el Señor le dijo en una visión(BP): Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso(BQ) llamado Saulo, porque, he aquí, está orando, 12 y ha visto en una visión[u] a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista(BR). 13 Pero Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus santos(BS) en Jerusalén(BT), 14 y aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender(BU) a todos los que invocan tu nombre(BV). 15 Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento[v] escogido(BW), para llevar mi nombre en presencia de los gentiles(BX), de los reyes(BY) y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto debe padecer(BZ) por mi nombre. 17 Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él(CA), dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista(CB) y seas lleno del Espíritu Santo(CC). 18 Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. 19 Tomó alimentos y cobró fuerzas.

Y por varios días estuvo con los discípulos(CD) que estaban en Damasco(CE).

Saulo predica en Damasco

20 Y enseguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas(CF), diciendo[w]: Él es el Hijo de Dios(CG). 21 Y todos los que lo escuchaban estaban asombrados y decían: ¿No es este el que en Jerusalén destruía a los que invocaban este nombre(CH), y el que había venido aquí con este propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes(CI)? 22 Pero Saulo seguía fortaleciéndose y confundiendo a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que este Jesús es el Cristo[x].

Saulo escapa de los judíos

23 Después de muchos días(CJ), los judíos tramaron(CK) deshacerse de él, 24 pero su conjura llegó al conocimiento de Saulo(CL). Y aun vigilaban las puertas día y noche con el propósito de matarlo(CM); 25 pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo sacaron[y] por una abertura en la muralla, bajándolo en una canasta.

Saulo en Jerusalén

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; y todos le temían, no creyendo que era discípulo(CN). 27 Pero Bernabé(CO) lo tomó y lo presentó a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino, y que Él le había hablado(CP), y cómo en Damasco(CQ) había hablado con valor en el nombre de Jesús(CR). 28 Y estaba con ellos moviéndose libremente[z] en Jerusalén, hablando con valor en el nombre del Señor(CS). 29 También hablaba y discutía con los judíos helenistas(CT); mas estos intentaban matarlo. 30 Pero cuando los hermanos(CU) lo supieron, lo llevaron a Cesarea(CV), y de allí lo enviaron(CW) a Tarso(CX).

31 Entretanto la iglesia(CY) gozaba de paz por toda Judea, Galilea y Samaria, y era edificada; y andando en el temor del Señor y en la fortaleza del Espíritu Santo, seguía creciendo.

Curación de Eneas

32 Y[aa] mientras Pedro viajaba por todas aquellas regiones, vino también a los santos(CZ) que vivían en Lida(DA). 33 Allí encontró a un hombre llamado Eneas, que había estado postrado en cama por ocho años, porque estaba paralítico. 34 Y Pedro le dijo: Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama. Y al instante se levantó. 35 Todos los que vivían en Lida(DB) y en Sarón(DC) lo vieron, y[ab] se convirtieron al Señor(DD).

Resurrección de Dorcas

36 Había entonces en Jope(DE) una discípula llamada Tabita (que traducido al griego es Dorcas[ac]); esta mujer era rica[ad] en obras buenas y de caridad que hacía continuamente. 37 Y sucedió que en aquellos días se enfermó y murió; y lavado su cuerpo, lo pusieron en un aposento alto(DF). 38 Como Lida estaba cerca de Jope(DG), los discípulos(DH), al oír que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: No tardes en venir a nosotros. 39 Entonces Pedro se levantó y fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron al aposento alto(DI), y todas las viudas(DJ) lo rodearon llorando, mostrando todas las túnicas y ropas que Dorcas solía hacer cuando estaba con ellas. 40 Mas Pedro, haciendo salir a todos, se arrodilló y oró(DK), y volviéndose al cadáver, dijo: Tabita, levántate(DL). Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó(DM). 41 Y él le dio la mano y la levantó; y llamando a los santos(DN) y a las viudas(DO), la presentó viva. 42 Y esto se supo en todo Jope(DP), y muchos creyeron en el Señor(DQ). 43 Y[ae] Pedro se quedó en Jope(DR) muchos días con un tal Simón, curtidor(DS).

Footnotes

  1. Hechos 8:2 Lit., e hicieron gran lamentación
  2. Hechos 8:3 Lit., entregaba a
  3. Hechos 8:4 O, anunciando las buenas nuevas de
  4. Hechos 8:5 I.e., el Mesías
  5. Hechos 8:6 O, los milagros
  6. Hechos 8:20 Lit., sea para perdición
  7. Hechos 8:21 O, enseñanza; lit., palabra
  8. Hechos 8:23 O, grillos, o, esclavitud
  9. Hechos 8:26 O, Esta ciudad está desierta
  10. Hechos 8:27 Lit., un hombre
  11. Hechos 8:33 Lit., su justicia fue quitada
  12. Hechos 8:33 O, describirá
  13. Hechos 8:33 O, familia, u, origen
  14. Hechos 8:37 Los mss. más antiguos no incluyen el vers. 37
  15. Hechos 8:40 O, fue hallado
  16. Hechos 8:40 En el Antiguo Testamento, Asdod
  17. Hechos 9:1 Lit., amenaza
  18. Hechos 9:6 Algunas versiones agregan al principio del vers.: El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate
  19. Hechos 9:7 Lit., mudos
  20. Hechos 9:7 O, el sonido
  21. Hechos 9:12 Algunos mss. no incluyen: en una visión
  22. Hechos 9:15 O, vaso
  23. Hechos 9:20 Lit., que
  24. Hechos 9:22 I.e., el Mesías
  25. Hechos 9:25 Lit., bajaron
  26. Hechos 9:28 Lit., entrando y saliendo
  27. Hechos 9:32 Lit., Y sucedió que
  28. Hechos 9:35 Lit., los cuales
  29. Hechos 9:36 O, Gacela
  30. Hechos 9:36 Lit., llena
  31. Hechos 9:43 Lit., Y sucedió que

Saulo persigue a la iglesia

Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.(A)

Predicación del evangelio en Samaria

Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad.

Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10 A este oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.(B) 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.

25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.

Felipe y el etíope

26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era este:

Como oveja a la muerte fue llevado;

Y como cordero mudo delante del que lo trasquila,

Así no abrió su boca.

33 En su humillación no se le hizo justicia;

Mas su generación, ¿quién la contará?

Porque fue quitada de la tierra su vida.(C)

34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

Conversión de Saulo

(Hch. 22.6-16; 26.12-18)

Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. 19 Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

Saulo predica en Damasco

20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios. 21 Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es este el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? 22 Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

Saulo escapa de los judíos

23 Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle; 24 pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. 25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta.(D)

Saulo en Jerusalén

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. 27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, 29 y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero estos procuraban matarle. 30 Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.

31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.

Curación de Eneas

32 Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida. 33 Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. 34 Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó. 35 Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.

Dorcas es resucitada

36 Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. 37 Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. 38 Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. 39 Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. 40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. 41 Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. 42 Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor. 43 Y aconteció que se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor.