Discurso de Esteban

Y el sumo sacerdote dijo: ¿Es esto así?

Y él dijo: Escuchadme, hermanos y padres(A). El Dios de gloria(B) apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitara en Harán(C), y le dijo: «Sal de tu tierra y de tu parentela, y ve a la tierra que yo te mostraré(D)». Entonces él salió de la tierra de los caldeos y se radicó en Harán(E). Y de allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la cual ahora vosotros habitáis(F). No le dio en ella heredad, ni siquiera la medida de la planta del pie, y sin embargo, aunque no tenía hijo, prometió que se la daría en posesión a Él y a su descendencia después de Él(G). Y Dios dijo así: «(H)Que sus descendientes serían extranjeros en una tierra extraña, y que serían esclavizados y maltratados[a] por cuatrocientos años. Pero yo mismo juzgaré a cualquier nación de la cual sean esclavos» —dijo Dios— «y después de eso saldrán y me servirán[b] en este lugar(I)». Y Dios le dio el pacto[c] de la circuncisión(J); y así Abraham vino a ser el padre de Isaac, y lo circuncidó al octavo día(K); e Isaac vino a ser el padre de Jacob(L), y Jacob de los doce patriarcas(M).

Y los patriarcas tuvieron envidia de José y lo vendieron para Egipto(N). Pero Dios estaba con él, 10 y lo rescató de todas sus aflicciones, y le dio gracia(O) y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, y este lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.

11 Entonces vino hambre sobre todo Egipto y Canaán(P), y con ella gran aflicción; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Pero cuando Jacob supo[d] que había grano[e] en Egipto(Q), envió a nuestros padres allá la primera vez. 13 En la segunda visita, José se dio a conocer a sus hermanos(R), y conoció[f] Faraón el linaje de José(S). 14 Y José, enviando mensaje, mandó llamar a Jacob su padre y a toda su parentela(T), en total setenta y cinco(U) personas(V). 15 Y Jacob descendió a Egipto, y allí murió(W) él y también nuestros padres. 16 Y de allí fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que por una suma de dinero había comprado Abraham a los hijos de Hamor(X) en Siquem.

17 Pero a medida que se acercaba el tiempo(Y) de la promesa que Dios había confirmado a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto(Z), 18 hasta que surgió otro rey en Egipto que no sabía nada de José(AA). 19 Este rey, obrando con astucia contra nuestro pueblo[g], maltrató a nuestros padres, a fin de que expusieran a la muerte a[h] sus niños para que no vivieran(AB). 20 Fue por ese tiempo que Moisés nació. Era hermoso a la vista de Dios[i], y fue criado por tres meses en la casa de su padre(AC). 21 Después de ser abandonado[j] para morir, la hija de Faraón se lo llevó[k] y lo crió como su propio hijo(AD). 22 Y Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios(AE), y era un hombre poderoso en palabras y en hechos. 23 Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta años(AF), sintió[l] en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel(AG). 24 Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y vengó al[m] oprimido matando[n] al egipcio. 25 Pensaba que sus hermanos entendían que Dios les estaba dando libertad[o] por medio de él[p], pero ellos no entendieron. 26 Al día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz entre ellos, diciendo: «Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís[q] el uno al otro(AH)?». 27 Pero el que estaba hiriendo[r] a su prójimo lo empujó, diciendo: «¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros(AI)? 28 ¿Acaso quieres matarme como mataste ayer al egipcio(AJ)?». 29 Al oír estas palabras, Moisés huyo y se convirtió en extranjero en la tierra de Madián(AK), donde fue padre de dos hijos(AL).

30 Y pasados cuarenta años, se le apareció un Ángel(AM) en el desierto del monte Sinaí, en la llama de una zarza que ardía(AN). 31 Al ver esto, Moisés se maravillaba de la visión, y al acercarse para ver mejor, vino a él la voz del Señor: 32 «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob(AO)». Moisés temblando, no se atrevía a mirar. 33 Pero el Señor le dijo: «Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás es tierra santa(AP). 34 Ciertamente he visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus gemidos, y he descendido para librarlos(AQ); ven[s] ahora y te enviaré a Egipto(AR)».

35 Este Moisés, a quien ellos rechazaron, diciendo: «¿Quién te ha puesto por gobernante y juez(AS)?» es el mismo que Dios envió[t] para ser gobernante y libertador con la ayuda[u] del ángel que se le apareció en la zarza. 36 Este hombre los sacó(AT), haciendo prodigios y señales[v](AU) en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el desierto por cuarenta años(AV). 37 Este es el mismo Moisés que dijo a los hijos de Israel: «Dios os levantará un profeta como yo[w] de entre vuestros hermanos(AW)». 38 Este es el que estaba en la congregación[x] en el desierto(AX) junto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí(AY), y con nuestros padres, y el que recibió palabras[y](AZ) de vida(BA) para transmitirlas a vosotros; 39 al cual nuestros padres no quisieron obedecer[z], sino que lo repudiaron, y en sus corazones regresaron a Egipto(BB), 40 diciendo a Aarón: «Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moisés que nos saco de la tierra de Egipto, no sabemos lo que le haya pasado(BC)». 41 En aquellos días hicieron un becerro y ofrecieron sacrificio al ídolo(BD), y se regocijaban en las obras de sus manos(BE). 42 Pero Dios se apartó de ellos y los entregó para que sirvieran[aa] al ejército del cielo[ab](BF), como está escrito en el libro de los profetas: ¿(BG)Acaso fue a mí a quien ofrecisteis victimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años(BH), casa de Israel? 43 También llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella del dios Rentan, las imágenes que hicisteis para adorarlas. Yo también os deportaré más allá de Babilonia.

44 Nuestros padres tuvieron el tabernáculo del testimonio en el desierto, tal como le había ordenado que lo hiciera aquel que habló a Moisés, conforme al modelo que había visto(BI). 45 A su vez, habiéndolo recibido, nuestros padres lo introdujeron con Josué al tomar[ac] posesión de las naciones[ad] que Dios arrojó de delante de nuestros padres(BJ), hasta los días de David. 46 Y David[ae] halló gracia delante de Dios(BK), y pidió el favor de hallar una morada para el Dios[af] de Jacob(BL). 47 Pero fue Salomón quien le edificó una casa(BM). 48 Sin embargo, el Altísimo(BN) no habita en casas hechas por manos de hombres; como dice el profeta:

49 (BO)El cielo es mi trono,
y la tierra el estrado de mis pies;
¿que casa me edificaréis? —dice el Señor—
¿O cuál es el lugar de mi reposo?
50 ¿No fue mi mano la que hizo todas estas cosas?

51 Vosotros, que sois duros de cerviz e incircuncisos de corazón(BP) y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo; como hicieron vuestros padres, así también hacéis vosotros. 52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres(BQ)? Ellos mataron a los que antes habían anunciado la venida del Justo(BR), del cual ahora vosotros os hicisteis traidores y asesinos(BS); 53 vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles(BT) y sin embargo no la guardasteis.

Martirio de Esteban

54 Al oír esto, se sintieron profundamente ofendidos[ag](BU), y crujían los dientes contra él. 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo(BV), fijos los ojos en el cielo(BW), vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios(BX); 56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos(BY), y al Hijo del Hombre(BZ) de pie a la diestra de Dios. 57 Entonces ellos gritaron a gran voz, y tapándose los oídos arremetieron a una contra él. 58 Y echándolo fuera de la ciudad, comenzaron a apedrearle(CA); y los testigos(CB) pusieron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo(CC). 59 Y mientras apedreaban a Esteban, él invocaba al Señor(CD) y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60 Y cayendo de rodillas(CE), clamó en alta voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado(CF). Habiendo dicho esto, durmió[ah](CG).

Footnotes

  1. Hechos 7:6 Lit., los esclavizarían y maltratarían
  2. Hechos 7:7 O, adorarán
  3. Hechos 7:8 O, un pacto
  4. Hechos 7:12 Lit., oyó
  5. Hechos 7:12 O, trigo
  6. Hechos 7:13 Lit., y fue manifestado a
  7. Hechos 7:19 Lit., nuestra raza
  8. Hechos 7:19 O, fueran echados fuera para morir
  9. Hechos 7:20 Lit., a Dios
  10. Hechos 7:21 Lit., expuesto
  11. Hechos 7:21 O, lo adoptó
  12. Hechos 7:23 Lit., surgió
  13. Hechos 7:24 Lit., tomó venganza por el
  14. Hechos 7:24 O, hiriendo
  15. Hechos 7:25 O, salvación
  16. Hechos 7:25 Lit., por mano suya
  17. Hechos 7:26 O, maltratáis
  18. Hechos 7:27 O, maltratando
  19. Hechos 7:34 Lit., y ven acá
  20. Hechos 7:35 Lit., ha enviado
  21. Hechos 7:35 Lit., la mano
  22. Hechos 7:36 O, milagros
  23. Hechos 7:37 O, como me levantó a mí
  24. Hechos 7:38 O, iglesia
  25. Hechos 7:38 Lit., oráculos
  26. Hechos 7:39 Lit., ser obedientes
  27. Hechos 7:42 O, adoraran
  28. Hechos 7:42 I.e., los cuerpos celestes
  29. Hechos 7:45 Lit., en la
  30. Hechos 7:45 O, los gentiles
  31. Hechos 7:46 Lit., Quien
  32. Hechos 7:46 Muchos mss. antiguos dicen: para la Casa; la Septuaginta en Sal. 132:5, dice: Dios
  33. Hechos 7:54 Lit., aserrados en sus corazones
  34. Hechos 7:60 O, expiró

Discurso de Esteban ante el Concilio

Entonces el sumo sacerdote le preguntó a Esteban:

—¿Son ciertas estas acusaciones?

Esteban dio la siguiente respuesta:

—Hermanos y padres, escúchenme. Nuestro glorioso Dios se le apareció a nuestro antepasado Abraham en Mesopotamia antes de que él se estableciera en Harán.[a] Dios le dijo: “Deja tu patria y a tus parientes y entra en la tierra que yo te mostraré”[b]. Entonces Abraham salió del territorio de los caldeos y vivió en Harán hasta que su padre murió. Después Dios lo trajo hasta aquí, a la tierra donde ustedes viven ahora.

»Sin embargo, Dios no le dio ninguna herencia aquí, ni siquiera un metro cuadrado de tierra; pero Dios sí le prometió que algún día toda la tierra les pertenecería a Abraham y a sus descendientes, aun cuando él todavía no tenía hijos. Dios también le dijo que sus descendientes vivirían en una tierra extranjera, donde serían oprimidos como esclavos durante cuatrocientos años. “Pero yo castigaré a la nación que los esclavice—dijo Dios—, y al final saldrán de allí y me adorarán en este lugar”[c].

»En aquel entonces, Dios también le dio a Abraham el pacto de la circuncisión. Así que cuando nació su hijo Isaac, Abraham lo circuncidó al octavo día; y esa práctica continuó cuando Isaac fue padre de Jacob y cuando Jacob fue padre de los doce patriarcas de la nación israelita.

»Estos patriarcas tuvieron envidia de su hermano José y lo vendieron para que fuera esclavo en Egipto; pero Dios estaba con él 10 y lo rescató de todas sus dificultades; y Dios le mostró su favor ante el faraón, el rey de Egipto. Dios también le dio a José una sabiduría fuera de lo común, de manera que el faraón lo nombró gobernador de todo Egipto y lo puso a cargo del palacio.

11 »Entonces un hambre azotó a Egipto y a Canaán. Hubo mucho sufrimiento, y nuestros antepasados se quedaron sin alimento. 12 Jacob oyó que aún había grano en Egipto, por lo que envió a sus hijos—nuestros antepasados—a comprar un poco. 13 La segunda vez que fueron, José reveló su identidad a sus hermanos[d] y se los presentó al faraón. 14 Después José mandó a buscar a su padre, Jacob, y a todos sus parientes para que los llevaran a Egipto, setenta y cinco personas en total. 15 De modo que Jacob fue a Egipto. Murió allí, al igual que nuestros antepasados. 16 Sus cuerpos fueron llevados a Siquem, donde fueron enterrados en la tumba que Abraham les había comprado a los hijos de Hamor en Siquem a un determinado precio.

17 »A medida que se acercaba el tiempo en que Dios cumpliría su promesa a Abraham, el número de nuestro pueblo en Egipto aumentó considerablemente. 18 Pero luego ascendió un nuevo rey al trono de Egipto, quien no sabía nada de José. 19 Este rey explotó a nuestro pueblo y lo oprimió, y forzó a los padres a que abandonaran a sus recién nacidos para que murieran.

20 »En esos días nació Moisés, un hermoso niño a los ojos de Dios. Sus padres lo cuidaron en casa durante tres meses. 21 Cuando tuvieron que abandonarlo, la hija del faraón lo adoptó y lo crio como su propio hijo. 22 A Moisés le enseñaron toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso tanto en palabras como en acciones.

23 »Cierto día, cuando Moisés tenía cuarenta años, decidió visitar a sus parientes, el pueblo de Israel. 24 Vio que un egipcio maltrataba a un israelita. Entonces Moisés salió en defensa del hombre y mató al egipcio para vengarlo. 25 Moisés supuso que sus compatriotas israelitas se darían cuenta de que Dios lo había enviado para rescatarlos, pero no fue así.

26 »Al día siguiente, los visitó de nuevo y vio que dos hombres de Israel estaban peleando. Trató de ser un pacificador y les dijo: “Señores, ustedes son hermanos. ¿Por qué se están peleando?”.

27 »Pero el hombre que era culpable empujó a Moisés. “¿Quién te puso como gobernante y juez sobre nosotros?—le preguntó—. 28 ¿Me vas a matar como mataste ayer al egipcio?”. 29 Cuando Moisés oyó eso, huyó del país y vivió como extranjero en la tierra de Madián. Allí nacieron sus dos hijos.

30 »Cuarenta años después, en el desierto que está cerca del monte Sinaí, un ángel se le apareció a Moisés en la llama de una zarza ardiente. 31 Moisés quedó asombrado al verla. Y, cuando se estaba acercando para ver mejor, la voz del Señor le dijo: 32 “Yo soy el Dios de tus antepasados: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. Moisés tembló aterrorizado y no se atrevía a mirar.

33 »Entonces el Señor le dijo: “Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. 34 Ciertamente he visto la opresión de mi pueblo en Egipto. He escuchado sus gemidos y he descendido para rescatarlos. Ahora ve, porque te envío de regreso a Egipto”[e].

35 »Así que Dios envió de vuelta al mismo hombre que su pueblo había rechazado anteriormente cuando le preguntaron: “¿Quién te puso como gobernante y juez sobre nosotros?”. Mediante el ángel que se le apareció en la zarza ardiente, Dios envió a Moisés para que fuera gobernante y salvador. 36 Y, por medio de muchas maravillas y señales milagrosas, él los sacó de Egipto, los guio a través del mar Rojo y por el desierto durante cuarenta años.

37 »Moisés mismo le dijo al pueblo de Israel: “Dios les levantará un Profeta como yo de entre su propio pueblo”[f]. 38 Moisés estuvo con nuestros antepasados—la asamblea del pueblo de Dios en el desierto—cuando el ángel le habló en el monte Sinaí, y allí Moisés recibió palabras que dan vida para transmitirlas a nosotros.[g]

39 »Sin embargo, nuestros antepasados se negaron a escuchar a Moisés. Lo rechazaron y quisieron volver a Egipto. 40 Le dijeron a Aarón: “Haznos unos dioses que puedan guiarnos, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés, quien nos sacó de Egipto”. 41 De manera que hicieron un ídolo en forma de becerro, le ofrecieron sacrificios y festejaron ese objeto que habían hecho. 42 Entonces Dios se apartó de ellos y los abandonó, ¡para que sirvieran a las estrellas del cielo como sus dioses! En el libro de los profetas está escrito:

“Israel, ¿acaso era a mí a quien traías sacrificios y ofrendas
    durante esos cuarenta años en el desierto?
43 No, llevabas a tus dioses paganos,
    el santuario de Moloc,
    la estrella de tu dios Refán
    y las imágenes que hiciste a fin de rendirles culto.
Por lo tanto, te mandaré al destierro,
    tan lejos como Babilonia”[h].

44 »Nuestros antepasados llevaron el tabernáculo[i] con ellos a través del desierto. Lo construyeron según el plan que Dios le había mostrado a Moisés. 45 Años después, cuando Josué dirigió a nuestros antepasados en las batallas contra las naciones que Dios expulsó de esta tierra, el tabernáculo fue llevado con ellos al nuevo territorio. Y permaneció allí hasta los tiempos del rey David.

46 »David obtuvo el favor de Dios y pidió tener el privilegio de construir un templo permanente para el Dios de Jacob,[j] 47 pero fue Salomón quien lo construyó. 48 Sin embargo, el Altísimo no vive en templos hechos por manos humanas. Como dice el profeta:

49 “El cielo es mi trono
    y la tierra es el estrado de mis pies.
¿Podrían acaso construirme un templo tan bueno como ese?
    —pregunta el Señor—.
¿Podrían construirme un lugar de descanso así?
50     ¿Acaso no fueron mis manos las que hicieron el cielo y la tierra?”[k].

51 »¡Pueblo terco! Ustedes son paganos[l] de corazón y sordos a la verdad. ¿Resistirán para siempre al Espíritu Santo? Eso es lo que hicieron sus antepasados, ¡y ustedes también! 52 ¡Mencionen a un profeta a quien sus antepasados no hayan perseguido! Hasta mataron a los que predijeron la venida del Justo, el Mesías a quien ustedes traicionaron y asesinaron. 53 Deliberadamente desobedecieron la ley de Dios, a pesar de que la recibieron de manos de ángeles.

54 Los líderes judíos se enfurecieron por la acusación de Esteban y con rabia le mostraban los puños;[m] 55 pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios. 56 Y les dijo: «¡Miren, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios!».

57 Entonces ellos se taparon los oídos con las manos y empezaron a gritar. Se lanzaron sobre él, 58 lo arrastraron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Sus acusadores se quitaron las túnicas y las pusieron a los pies de un joven que se llamaba Saulo.[n]

59 Mientras lo apedreaban, Esteban oró: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». 60 Cayó de rodillas gritando: «¡Señor, no los culpes por este pecado!». Dicho eso, murió.

Footnotes

  1. 7:2 Mesopotamia era la región que ahora se conoce como Irak. Harán era una ciudad en lo que ahora se conoce como Siria.
  2. 7:3 Gn 12:1.
  3. 7:5-7 Gn 12:7; 15:13-14; Ex 3:12.
  4. 7:13 Otros manuscritos dicen José fue reconocido por sus hermanos.
  5. 7:31-34 Ex 3:5-10.
  6. 7:37 Dt 18:15.
  7. 7:38 Algunos manuscritos dicen a ustedes.
  8. 7:42-43 Am 5:25-27 (versión griega).
  9. 7:44 En griego la carpa del testimonio.
  10. 7:46 Algunos manuscritos dicen la casa de Jacob.
  11. 7:49-50 Is 66:1-2.
  12. 7:51 En griego incircuncisos.
  13. 7:54 En griego y crujían los dientes contra él.
  14. 7:58 Saulo es posteriormente llamado Pablo; ver 13:9.

Esteban ante la Junta Suprema

El jefe de los sacerdotes le preguntó a Esteban:

—¿Es verdad todo eso que dicen de ti?

Y Esteban respondió:

—Amigos israelitas y líderes del país, escúchenme: Nuestro poderoso Dios se le apareció a nuestro antepasado Abraham en Mesopotamia, antes de que fuera a vivir en el pueblo de Harán, y le dijo: “Deja a tu pueblo y a tus familiares, y vete al lugar que te voy a mostrar.”

»Abraham salió del país de Caldea y se fue a vivir al pueblo de Harán. Tiempo después murió su padre, y Dios hizo que Abraham viniera a este lugar, donde ustedes viven ahora. Aunque Abraham vivió aquí, Dios nunca le permitió ser dueño ni del pedazo de tierra que tenía bajo sus pies. Sin embargo, le prometió a Abraham que le daría este territorio a sus descendientes después de que él muriera.

»Cuando Dios le hizo esa promesa, Abraham no tenía hijos. Dios le dijo: “Tus descendientes vivirán como extranjeros en otro país. Allí serán esclavos, y durante cuatrocientos años los tratarán muy mal. Pero yo castigaré a los habitantes de ese país, y tus descendientes saldrán libres y me adorarán en este lugar.”

»Con esta promesa, Dios hizo un pacto con Abraham. Le ordenó que, a partir de ese día, todos los hombres israelitas debían circuncidarse para indicar que Dios los aceptaba como parte de su pueblo. Por eso, cuando nació su hijo Isaac, Abraham esperó ocho días y lo circuncidó. De la misma manera, Isaac circuncidó a su hijo Jacob, y Jacob a sus doce hijos.

»José fue uno de los doce hijos de Jacob. Como sus hermanos le tenían envidia, lo vendieron como esclavo a unos comerciantes, que lo llevaron a Egipto. Sin embargo, Dios amaba a José, 10 así que lo ayudó en todos sus problemas; le dio sabiduría y lo hizo una persona muy agradable. Por eso el rey de Egipto lo tomó en cuenta, y lo nombró gobernador de todo Egipto y jefe de su palacio.

11 »Tiempo después, hubo pocas cosechas de trigo en toda la región de Egipto y de Canaán. Nuestros antepasados no tenían nada que comer, ni nada que comprar. 12 Pero Jacob se enteró de que en Egipto había bastante trigo, y envió a sus hijos para que compraran. Los hijos de Jacob fueron allá una primera vez. 13 Cuando fueron la segunda vez, José permitió que sus hermanos lo reconocieran. Así el rey de Egipto conoció más de cerca a la familia de José.

14 »Al final, José ordenó que vinieran a Egipto su padre Jacob y todos sus familiares. Eran en total setenta y cinco personas, 15 que vivieron en Egipto hasta que murieron. 16 Todos ellos fueron enterrados en Siquem, en la misma tumba que Abraham había comprado a los hijos de Hamor.

17 »Pasó el tiempo, y a Dios le pareció bien cumplir la promesa que le había hecho a Abraham. Mientras tanto, en Egipto, cada vez había más y más israelitas.

18 »En Egipto comenzó a gobernar un nuevo rey, que no había oído hablar de José. 19 Este rey fue muy malo con los israelitas y los engañó. Además, los obligó a abandonar a los niños recién nacidos, para que murieran.

20 »En ese tiempo nació Moisés. Era un niño muy hermoso, a quien sus padres cuidaron durante tres meses, sin que nadie se diera cuenta. 21 Luego tuvieron que abandonarlo, pero la hija del rey lo rescató y lo crió como si fuera su propio hijo. 22 Moisés recibió la mejor educación que se daba a los jóvenes egipcios, y llegó a ser un hombre muy importante por lo que decía y hacía.

23 »Cuando Moisés tenía cuarenta años, decidió ir a visitar a los israelitas, porque eran de su propia nación. 24 De pronto, vio que un egipcio maltrataba a un israelita. Sin pensarlo mucho, defendió al israelita y mató al egipcio.

25 »Moisés pensó que los israelitas entenderían que Dios los libraría de la esclavitud por medio de él. Pero ellos no pensaron lo mismo. 26 Al día siguiente, Moisés vio que dos israelitas se estaban peleando. Trató de calmarlos y les dijo: “Ustedes son de la misma nación. ¿Por qué se pelean?”

27 »Pero el que estaba maltratando al otro se dio vuelta, empujó a Moisés y le respondió: “¡Y a ti qué te importa! ¿Quién te ha dicho que tú eres nuestro jefe o nuestro juez? 28 ¿Acaso piensas matarme como al egipcio?”

29 »Al oír eso, Moisés huyó de Egipto tan pronto como pudo, y se fue a vivir a Madián. En ese país vivió como extranjero, y allí nacieron dos de sus hijos.

30 »Pasaron cuarenta años. Pero un día en que Moisés estaba en el desierto, cerca del monte Sinaí, un ángel se le apareció entre un arbusto que ardía en llamas. 31 Moisés tuvo mucho miedo, pero se acercó para ver mejor lo que pasaba. Entonces Dios, con voz muy fuerte le dijo: 32 “Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”

»Moisés empezó a temblar, y ya no se atrevió a mirar más. 33 Pero Dios le dijo: “Quítate las sandalias, porque estás en mi presencia. 34 Yo sé muy bien que mi pueblo Israel sufre mucho, porque los egipcios lo han esclavizado. También he escuchado sus gritos pidiéndome ayuda. Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Así que prepárate, pues voy a mandarte a Egipto.”

35 »Los israelitas rechazaron a Moisés, y le dijeron: “¿Quién te ha dicho que tú eres nuestro jefe o nuestro juez?” Pero Dios mismo lo convirtió en jefe y libertador de su pueblo. Esto lo hizo por medio del ángel que se le apareció a Moisés en el arbusto.

36 »Con milagros y señales maravillosas, Moisés sacó de Egipto a su pueblo. Lo llevó a través del Mar de los Juncos, y durante cuarenta años lo guió por el desierto. 37 Y fue Moisés mismo quien les anunció a los israelitas: “Dios elegirá a uno de nuestro pueblo, para que sea un profeta como yo.”

38 »Moisés estuvo con nuestros antepasados en el desierto, y les comunicó todos los mensajes que el ángel de Dios le dio en el monte Sinaí. Esos mensajes son palabras que dan vida.

39 »Pero los israelitas fueron rebeldes. No quisieron obedecer a Moisés y, en cambio, deseaban volver a Egipto.

40 »Un día, los israelitas le dijeron a Aarón, el hermano de Moisés: “Moisés nos sacó de Egipto, pero ahora no sabemos qué le sucedió. Es mejor que nos hagas un dios, para que sea nuestro guía y protector.”

41 »Hicieron entonces una estatua con forma de toro, y sacrificaron animales para adorarla. Luego hicieron una gran fiesta en honor de la estatua, y estaban muy orgullosos de lo que habían hecho. 42 Por eso Dios decidió olvidarse de ellos, pues se pusieron a adorar a las estrellas del cielo.

»En el libro del profeta Amós dice: “Pueblo de Israel, durante los cuarenta años que anduvieron por el desierto, ustedes nunca me presentaron ofrendas para adorarme. 43 En cambio, llevaron en sus hombros la tienda con el altar del dios Moloc y la imagen de la estrella del dios Refán. Ustedes se hicieron esos ídolos y los adoraron. Por eso, yo haré que a ustedes se los lleven lejos, más allá de Babilonia.”

44 »Allí, en el desierto, nuestros antepasados tenían el santuario del pacto, que Moisés construyó según el modelo que Dios le había mostrado. 45 El santuario pasó de padres a hijos, hasta el tiempo en que Josué llegó a ser el nuevo jefe de Israel. Entonces los israelitas llevaron consigo el santuario para ocupar el territorio que Dios estaba quitándoles a otros pueblos. Y el santuario estuvo allí hasta el tiempo del rey David.

46 »Como Dios quería mucho a David, éste le pidió permiso para construirle un templo donde el pueblo de Israel pudiera adorarlo. 47 Sin embargo, fue su hijo Salomón quien se lo construyó.

48 »Pero como el Dios todopoderoso no vive en lugares hechos por seres humanos, dijo por medio de un profeta:

49 “El cielo es mi trono;
sobre la tierra apoyo mis pies.
Nadie puede hacerme una casa
donde pueda descansar.
50 Yo hice todo lo que existe.”»

51 Antes de terminar su discurso, Esteban les dijo a los de la Junta Suprema:

—¡Ustedes son muy tercos! ¡No entienden el mensaje de Dios! Son igual que sus antepasados. Siempre han desobedecido al Espíritu Santo. 52 Ellos trataron mal a todos los profetas, y mataron a los que habían anunciado la venida de Jesús, el Mesías, al que ustedes traicionaron y mataron. 53 Por medio de los ángeles, todos ustedes recibieron la Ley de Dios, pero no la han obedecido.

Esteban muere apedreado

54 Al escuchar esto, los de la Junta Suprema se enfurecieron mucho contra Esteban. 55 Pero como Esteban tenía el poder del Espíritu Santo, miró al cielo y vio a Dios en todo su poder. Al lado derecho de Dios estaba Jesús, de pie. 56 Entonces Esteban dijo: «Veo el cielo abierto. Y veo también a Jesús, el Hijo del hombre, de pie en el lugar de honor.»

57 Los de la Junta Suprema se taparon los oídos y gritaron. Luego todos juntos atacaron a Esteban, 58 lo arrastraron fuera de la ciudad, y empezaron a apedrearlo. Los que lo habían acusado falsamente se quitaron sus mantos, y los dejaron a los pies de un joven llamado Saulo.[a]

59 Mientras le tiraban piedras, Esteban oraba así: «Señor Jesús, recíbeme en el cielo.» 60 Luego cayó de rodillas y gritó con todas sus fuerzas: «Señor, no los castigues por este pecado que cometen conmigo.»

Y con estas palabras en sus labios, murió.

Footnotes

  1. Hechos 7:58 Saulo: Este joven es el apóstol Pablo, quien antes era conocido con el nombre de Saulo.