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El príncipe de los sacerdotes, Ananías, mandó entonces a los que estaban delante de él, que le hirieran en la boca.

Entonces Pablo le dijo: Dios te herirá a ti, pared blanqueada; ¿y estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y contra la ley me mandas herir?

Y los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios maldices?

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