17 Y desde Mileto mandó mensaje a Efeso(A) y llamó a los ancianos(B) de la iglesia.

Despedida en Mileto

18 Cuando vinieron a él, les dijo:

Vosotros bien sabéis cómo he sido con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que estuve[a] en Asia[b](C), 19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con lágrimas y con pruebas que vinieron sobre mí por causa de las intrigas de los judíos(D); 20 cómo no rehuí declarar a vosotros(E) nada que fuera útil, y de enseñaros públicamente y de casa en casa[c], 21 testificando(F) solemnemente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento(G) para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo(H). 22 Y ahora, he aquí que yo, atado en espíritu[d], voy a Jerusalén(I) sin saber lo que allá me sucederá, 23 salvo que el Espíritu Santo(J) solemnemente me da testimonio(K) en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones(L). 24 Pero en ninguna manera estimo(M) mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera[e](N) y el ministerio(O) que recibí del Señor Jesús(P), para dar testimonio(Q) solemnemente del evangelio de la gracia de Dios(R). 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes anduve predicando el reino(S), volverá a ver mi rostro. 26 Por tanto, os doy testimonio[f] en este día de que soy inocente[g](T) de la sangre de todos, 27 pues no rehuí declarar a vosotros(U) todo el propósito[h] de Dios(V). 28 Tened cuidado de vosotros y de toda la grey(W), en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos[i] para pastorear la iglesia de Dios[j](X), la cual Él compró[k] con su propia sangre(Y). 29 Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces(Z) entre vosotros que no perdonarán el rebaño(AA), 30 y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos[l] hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos(AB) tras ellos. 31 Por tanto, estad alerta, recordando que por tres años(AC), de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas(AD). 32 Ahora os encomiendo a Dios[m](AE) y a la palabra de su gracia(AF), que es poderosa para edificaros(AG) y daros la herencia entre todos los santificados(AH). 33 Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado(AI). 34 Vosotros sabéis que estas manos(AJ) me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo(AK). 35 En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: «Más bienaventurado es dar que recibir».

36 Cuando terminó de hablar[n], se arrodilló y oró(AL) con todos ellos. 37 Y comenzaron a llorar desconsoladamente[o], y abrazando a[p] Pablo, lo besaban(AM), 38 afligidos[q] especialmente por la palabra que había dicho de que ya no volverían a ver su rostro(AN). Y lo acompañaron(AO) hasta el barco.

Despedida en Tiro

21 Después de separarnos(AP) de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo(AQ) a Cos, al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara;

Footnotes

  1. Hechos 20:18 Lit., puse el pie
  2. Hechos 20:18 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
  3. Hechos 20:20 O, en los varios hogares privados
  4. Hechos 20:22 O, en el Espíritu
  5. Hechos 20:24 Algunos mss. agregan: con gozo
  6. Hechos 20:26 U, os llamo como testigos
  7. Hechos 20:26 Lit., limpio
  8. Hechos 20:27 O, consejo, o, designio
  9. Hechos 20:28 O, supervisores
  10. Hechos 20:28 Algunos mss. antiguos dicen: del Señor
  11. Hechos 20:28 Lit., adquirió
  12. Hechos 20:30 Lit., hombres
  13. Hechos 20:32 Un ms. antiguo dice: al Señor
  14. Hechos 20:36 Lit., Y diciendo esto
  15. Hechos 20:37 Lit., hubo un considerable llanto de todos
  16. Hechos 20:37 Lit., y echándose al cuello de
  17. Hechos 20:38 Lit., sufriendo dolor

Discurso de despedida de Pablo en Mileto

17 Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. 18 Cuando vinieron a él, les dijo:

Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, 19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; 20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, 21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. 22 Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; 23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. 24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera(A) con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. 26 Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; 27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. 28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. 29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. 31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. 32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. 33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

36 Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. 37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, 38 doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco.

Viaje de Pablo a Jerusalén

21 Después de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.