La sangre del nuevo pacto

11 Pero cuando Cristo apareció como Sumo Sacerdote(A) de los bienes futuros[a](B), a través de[b] un mayor y más perfecto tabernáculo(C), no hecho con manos(D), es decir, no de esta creación(E), 12 y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros(F), sino por medio de su propia sangre(G), entró al Lugar Santísimo(H) una vez para siempre(I), habiendo obtenido[c] redención eterna(J). 13 Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros(K), y la ceniza de la becerra(L) rociada sobre los que se han contaminado[d], santifican para la purificación[e] de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo(M), el cual por el Espíritu eterno[f](N) se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios(O), purificará vuestra[g] conciencia(P) de obras muertas(Q) para servir al Dios vivo(R)? 15 Y por eso Él(S) es el mediador(T) de un nuevo pacto[h](U), a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto[i], los que han sido llamados(V) reciban la promesa(W) de la herencia eterna(X). 16 Porque donde hay un testamento[j], necesario es que ocurra[k] la muerte del testador. 17 Pues un testamento[l] es válido solo en caso de muerte[m], puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador[n]. 18 Por tanto, ni aun el primer pacto[o] se inauguró sin sangre. 19 Porque cuando Moisés terminó de promulgar[p] todos los mandamientos a todo el pueblo(Y), conforme a la ley(Z), tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos(AA), con agua, lana escarlata e hisopo(AB), y roció el libro mismo(AC) y a todo el pueblo, 20 diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ordeno[q](AD). 21 Y de la misma manera roció con sangre tanto el tabernáculo(AE) como todos los utensilios del ministerio. 22 Y según la ley, casi todo(AF) es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón(AG).

El sacrificio definitivo

23 Por tanto, fue necesario que las representaciones[r] de las cosas en los cielos(AH) fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas(AI), con mejores sacrificios que estos. 24 Porque Cristo no entró en un lugar santo[s](AJ) hecho por manos, una representación[t] del verdadero(AK), sino en el cielo mismo(AL), para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros(AM), 25 y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote(AN) entra al Lugar Santísimo[u](AO) cada año con sangre ajena. 26 De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces[v] desde la fundación del mundo(AP); pero ahora, una sola vez(AQ) en la consumación de los siglos(AR), se ha[w] manifestado(AS) para destruir[x] el pecado por el sacrificio de sí mismo[y](AT). 27 Y así como está decretado[z](AU) que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio(AV), 28 así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez(AW) para llevar los pecados de muchos(AX), aparecerá por segunda vez(AY), sin relación con el pecado(AZ), para salvación(BA) de los que ansiosamente le esperan(BB).

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Notas al pie

  1. Hebreos 9:11 Algunos mss. antiguos dicen: bienes que ya han venido
  2. Hebreos 9:11 O, apareció por medio de
  3. Hebreos 9:12 U, obteniendo
  4. Hebreos 9:13 O, han sido contaminados
  5. Hebreos 9:13 O, limpieza
  6. Hebreos 9:14 O, su espíritu eterno
  7. Hebreos 9:14 Algunos mss. antiguos dicen: nuestra
  8. Hebreos 9:15 O, testamento
  9. Hebreos 9:15 O, testamento
  10. Hebreos 9:16 O, pacto
  11. Hebreos 9:16 Lit., se traiga
  12. Hebreos 9:17 O, pacto
  13. Hebreos 9:17 Lit., sobre los muertos
  14. Hebreos 9:17 Algunos mss. antiguos dicen: ¿no se pone en vigor...testador?
  15. Hebreos 9:18 O, testamento
  16. Hebreos 9:19 Lit., hablar
  17. Hebreos 9:20 O, diseñó para vosotros
  18. Hebreos 9:23 Lit., copias
  19. Hebreos 9:24 O, santuario
  20. Hebreos 9:24 Lit., copia
  21. Hebreos 9:25 O, santuario
  22. Hebreos 9:26 O, con frecuencia
  23. Hebreos 9:26 O, ha sido
  24. Hebreos 9:26 O, anular, o, quitar
  25. Hebreos 9:26 O, por su sacrificio
  26. Hebreos 9:27 Lit., establecido

El nuevo sacrificio

11 Pero ya Cristo vino y se ha convertido en el Jefe de sacerdotes, y a él le debemos todo lo bueno que ahora nos pasa. Porque el santuario donde él es sacerdote, es mejor y perfecto. No lo hizo ningún ser humano, así que no es de este mundo. 12 Cristo no entró a ese santuario para ofrecer a Dios la sangre de animales, sino para ofrecer su propia sangre. Entró una sola vez y para siempre; de ese modo, de una vez por todas nos libró del pecado.

13 De acuerdo con la religión judía, las personas que están impuras no pueden rendirle culto a Dios. Pero serán consideradas puras si se les rocía la sangre de chivos y toros, y las cenizas de una becerra sacrificada. 14 Pues si todo eso tiene poder, más poder tiene la sangre de Cristo. Porque por medio del Espíritu, que vive para siempre, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha ni pecado. Su sangre nos purifica, para que estemos seguros de que hemos sido perdonados, y para que podamos servir a Dios, que vive para siempre.

El nuevo pacto

15 Así, por medio de Jesucristo, entramos en un nuevo pacto con Dios. Porque Jesucristo murió para que Dios nos perdonara todo lo malo que hicimos cuando servíamos al primer pacto. Y por medio de su muerte, también los que hemos sido elegidos por Dios recibiremos la salvación eterna que él nos ha prometido.

16-17 Este nuevo pacto es como un testamento.[a] Si la persona que hace un testamento no ha muerto todavía, ese documento aún no sirve de nada. 18 Por eso, cuando Dios hizo el primer pacto, se mataron varios animales. 19 Primero, Moisés anunció los mandamientos de la ley a todo el pueblo. Luego tomó lana roja y una rama de hisopo, y las mojó en agua mezclada con sangre de toros y de chivos. Después roció esa mezcla sobre el libro de la Ley, y con ella roció también a todo el pueblo. 20 Cuando terminó, dijo: «Esta sangre confirma el pacto que Dios ha hecho con ustedes.» 21 Moisés también roció con sangre el santuario y todas las cosas que se usaban en el culto. 22 La ley dice que la sangre quita el pecado de casi todas las cosas, y que debemos ofrecer sangre a Dios para que nos perdone nuestros pecados. 23 Por eso fue necesario matar a esos animales, para limpiar todo lo que hay en el santuario, que es una copia de lo que hay en el cielo. Pero lo que hay en el cielo necesita algo mejor que sacrificios de animales.

El mejor sacrificio

24 Porque Cristo no entró en el santuario hecho por seres humanos, que era sólo una copia del santuario verdadero. Cristo entró en el cielo mismo, y allí se presenta ante Dios para pedirle que nos perdone. 25 No entró para ofrecerse como sacrificio muchas veces, como aquí en la tierra lo hace el jefe de los sacerdotes, que entra una vez al año para ofrecer una sangre que no es la suya. 26 Si Cristo tuviera que hacer lo mismo, habría tenido que morir muchas veces desde que Dios creó el mundo. Pero lo cierto es que ahora, cuando ya se acerca el fin, Cristo se ha manifestado de una vez y para siempre. Se ha manifestado para ofrecerse como el sacrificio por el cual Dios nos perdona nuestros pecados. 27 Todos nosotros moriremos una sola vez, y después vendrá el juicio. 28 De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para que muchos seamos perdonados de nuestros pecados. Después él volverá otra vez al mundo, pero no para morir por nuestros pecados, sino para salvar a todos los que esperamos su venida.

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Notas al pie

  1. Hebreos 9:16 Testamento: Documento que la persona escribe mientras aún vive. En él la persona indica a quién o a quiénes dejará todo lo que tiene, una vez que haya muerto.

Cristo es el sacrificio perfecto

11 Entonces Cristo ahora ha llegado a ser el Sumo Sacerdote por sobre todas las cosas buenas que han venido.[a] Él entró en ese tabernáculo superior y más perfecto que está en el cielo, el cual no fue hecho por manos humanas ni forma parte del mundo creado. 12 Con su propia sangre—no con la sangre de cabras ni de becerros—entró en el Lugar Santísimo una sola vez y para siempre, y aseguró nuestra redención eterna.

13 Bajo el sistema antiguo, la sangre de cabras y toros y las cenizas de una novilla podían limpiar el cuerpo de las personas que estaban ceremonialmente impuras. 14 Imagínense cuánto más la sangre de Cristo nos purificará la conciencia de acciones pecaminosas[b] para que adoremos al Dios viviente. Pues por el poder del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio perfecto por nuestros pecados. 15 Por eso él es el mediador de un nuevo pacto entre Dios y la gente, para que todos los que son llamados puedan recibir la herencia eterna que Dios les ha prometido. Pues Cristo murió para librarlos del castigo por los pecados que habían cometido bajo ese primer pacto.

16 Ahora bien, cuando alguien deja un testamento,[c] es necesario comprobar que la persona que lo hizo ha muerto.[d] 17 El testamento solo entra en vigencia después de la muerte de la persona. Mientras viva el que lo hizo, el testamento no puede entrar en vigencia.

18 Por eso, aun el primer pacto fue puesto en vigencia con la sangre de un animal. 19 Pues después de que Moisés había leído cada uno de los mandamientos de Dios a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y las cabras[e] junto con agua, y roció tanto el libro de la ley de Dios como a todo el pueblo con ramas de hisopo y lana de color escarlata. 20 Entonces dijo: «Esta sangre confirma el pacto que Dios ha hecho con ustedes»[f]. 21 De la misma manera roció con la sangre el tabernáculo y todo lo que se usaba para adorar a Dios. 22 De hecho, según la ley de Moisés, casi todo se purificaba con sangre porque sin derramamiento de sangre no hay perdón.

23 Por esa razón, el tabernáculo y todo lo que en él había—que eran copias de las cosas del cielo—debían ser purificados mediante la sangre de animales; pero las cosas verdaderas del cielo debían ser purificadas mediante sacrificios superiores a la sangre de animales.

24 Pues Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos humanas, que era solo una copia del verdadero, que está en el cielo. Él entró en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios a favor de nosotros; 25 y no entró en el cielo para ofrecerse a sí mismo una y otra vez, como lo hace el sumo sacerdote aquí en la tierra, que entra en el Lugar Santísimo año tras año con la sangre de un animal. 26 Si eso hubiera sido necesario, Cristo tendría que haber sufrido la muerte una y otra vez, desde el principio del mundo; pero ahora, en el fin de los tiempos,[g] Cristo se presentó una sola vez y para siempre para quitar el pecado mediante su propia muerte en sacrificio.

27 Y así como cada persona está destinada a morir una sola vez y después vendrá el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez y para siempre, a fin de quitar los pecados de muchas personas. Cristo vendrá otra vez, no para ocuparse de nuestros pecados, sino para traer salvación a todos los que esperan con anhelo su venida.

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Notas al pie

  1. 9:11 Algunos manuscritos dicen que están por venir.
  2. 9:14 En griego de obras muertas.
  3. 9:16a O pacto; también en 9:17.
  4. 9:16b O Ahora bien, cuando alguien hace un pacto, es necesario ratificarlo con la muerte de un sacrificio.
  5. 9:19 Algunos manuscritos no incluyen y las cabras.
  6. 9:20 Ex 24:8.
  7. 9:26 En griego los siglos.

11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos,(A) y las cenizas de la becerra(B) rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto,[a] para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16 Porque donde hay testamento,[b] es necesario que intervenga muerte del testador. 17 Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. 18 De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. 19 Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, 20 diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.(C) 21 Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.(D) 22 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.(E)

El sacrificio de Cristo quita el pecado

23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. 27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

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Notas al pie

  1. Hebreos 9:15 La misma palabra griega significa tanto pacto   como testamento.
  2. Hebreos 9:16 La misma palabra griega significa tanto pacto   como testamento.